Hola! Buenas noches a todos! Es mi primer fic de Shingeki no Kyoujin así que estoy muy nerviosa . Quisiera dar las gracias al grupo de Facebook LeviHanji fans por darme ese empujoncito que me faltaba para escribirlo! Es el primero que publico aquí, sean gentiles conmigo :3
Bueno antes de nada debo decir que Shingeki no Kyoujin ni los respectivos personajes me pertenecen.
Ahora sí, ojalá les guste!.
Según contaba la leyenda…la humanidad fue casi exterminada hace 100 años atrás.
Nadie sabía por qué esos monstruos atacaban a los humanos, pero tampoco importaba demasiado…el instinto de supervivencia bloqueaba cualquier pregunta que se almacenase en tu cerebro el momento en el que sientes la adrenalina recorrer tu cuerpo…
Titanes.
Sangre.
Destrucción.
Sangre.
Titanes.
Repite el ciclo hasta que pierdas la cordura.
Eso fue lo ocurrido, muchas personas, supervivientes de la masacre. Perdieron la cordura.
Otras tantas, no soportaban el hecho de ver hasta que abismo se había visto encerrada la humanidad.
La especie que alardeaba de ser superior ante otras tantas.
Ahora diezmada.
Ser Humano.
Animal.
Racional.
Vegetal.
Todas las mañanas desde esos cien años hacia delante fueron tranquilas dentro de las grandes murallas de un tamaño dantesco. Cincuenta metros. Otorgadas por el Todopoderoso según la Iglesia.
La gente se olvidó de ellos por completo. Seguían sus vidas, tan monótonas como brillantes.
Viendo a una nueva vida llegar al mundo.
Dando el último adiós a un ser querido.
Perdiendo todo contra ellos.
Volviendo diezmados otra vez.
Pero sin rendirse jamás.
Un brillo de odio aparece en sus ojos.
Sus mandíbulas cerradas aguantan el dolor.
Amarga derrota.
Destrozado luchador.
La Legión de Reconocimiento. La única institución que tenía el permiso para salir fuera de las Sagradas Murallas. Según había llegado a reportar Erwin Smith, más del treinta por ciento de los soldados que salían de las murallas no volvían con vida. Y seguía incrementando. Dejando a la Humanidad otra vez en una desventaja tan desoladora como en un filo.
El filo manchado con su sucia sangre.
¿Te atreves a adivinar a cuanta gente habrá sesgado del mundo antes de morir?
No, mejor ni lo preguntes.
Contén tu aliento.
Míralos con odio.
Míralos con rencor.
Grita hasta que giren sus cabezas hacia ti.
Demuestra que es capaz de lograr la humanidad.
La unión hace la fuerza…dicen.
Los Equipos de Maniobra Tridimensionales no dejaban de funcionar en ningún instante. Soldados saltando de un sitio hacia otro. Tejado tras tejado. Esquivando sus grandes guadañas. Con una precisión abrumadora.
-Oh mierda… ¡No! ¡Suéltame monstruo!
-¡No!-Uno de ellos estaba a punto de ser devorado. Entre sus sucios dientes manchados de la vida de incontables personas. Miró alrededor del titán. Cuatro más se acercaban en distintas direcciones. Tres por la derecha. Uno por la izquierda.
-Tsk… ¿Nunca os cansáis?-Su pelo negro danzaba a la vez que todos los músculos de su cuerpo se movían en un baile desenfrenado, en el que, el acompañante…era un Titán.
En menos de un segundo, el titán cayó al suelo, el soldado logró escabullirse un poco de ese infierno en el que había estado segundos atrás.
Sus ojos analizan cualquier inicio de otras aberraciones.
Que se atrevan a manchar su espada.
Su filo más fino que un bisturí.
Suelta un suspiro de resignación.
Está cansado.
Pero las ordenes de Erwin…
Son órdenes…
Suspiró con pesadez, mientras comandaba a dos que fuesen a por aquellos tres de la derecha y el iría a por el de la izquierda.
Sus ojos verdes se perdían con el azul del cielo. ¿Y si volvían? No, para nada, la humanidad se había adormecido tras esos cien años de tranquilidad. La Guardia Estacionaria no hacía más que emborracharse una y otra vez tras la jornada. La gente rica solo alardeaba de su estatus en Wall Sina. Todo era un desvarío. Cerró los ojos…
Muralla destruida.
Sueños rotos.
Toque de queda destruido.
Ilusiones desmenuzadas.
Corre antes de que tu propio miedo paralice tus piernas.
Sus ojos no se apartan el Titán.
Mide más que la propia muralla.
"Oh, Señor, ¡Acógenos en tu seno!"
Pues no, somos más que eso…
~Corderos tan libres, que están hambrientos como lobos, sedientos de venganza.
