-Transferí cierta suma a tu cuenta-. Mantiene la espalda recta y el rostro en alto; luce fuera de lugar sin su uniforme. Tiene que hacer un esfuerzo para controlarse y no llevar las manos al vidrio y apoyarse y buscarla como si tuviese diez otra vez, la bata quemada, la cara sucia. Realmente quiere hacerlo pero estaría mal, por invitadora que la sonrisa de su hermana luzca.

Se siente ansiosa.

(Y es otro esfuerzo para recordarse que no, no tiene diez años)

- Debería bastar para cubrir tus gastos por el siguiente par de años-. Juega con el pliegue de su falda y Lana suspira, no como cuando está molesta, no como cuando está cansada. Piensa que ese vidrio no debería estar ahí, no realmente, porque Lana no necesita un vidrio para comportarse, mantener distancia.

-¿Ema?-

Y quizás ande con algo encima que pueda encargarse de eso.

- Ema, ¿Me estás escuchando?-
- ¡S-si! Uhm. Lo siento-.

O quizás no.

-¿Tienes todos tus documentos listos?-. Quiere abrazar a su hermana. Está ansiosa y quizás un poco asustada y quizás feliz, también. Posiblemente feliz. Y triste.

(No tiene diez años)

- Ando con el pasaporte encima-. Se acomoda una inexistente imperfección en su cabeza. Puede ver desde donde está la línea blanca de su cicatriz y se encuentra sujetando el pliegue de su falda con más, más fuerza.

No es que esté asustada o algo.

... Quizás-- sólo un poco. Científicamente hablando, es perfectamente entendible si lo está, de cualquier forma. Lo es. Es entendible. Y es correcto.

Puede que esté mal, pero es correcto.

(Esto será lo más lejos que han estado nunca)

- Lana-. Lleva sus manos al vidrio. Se siente frío y delgado y está segura de tener algo en el bolso que podría ocuparse de él, está segura. Los guardias giran sus rostros. Lana gira su rostro. Quizás no debió hacer esto. No tendría que haber hecho esto. Esto no es lo que su hermana necesita ahora, realmente, esto ni siquiera lo necesita ella. Está mal.

(Es tonto)

- Ema-. Puede ver la línea blanca de su cicatriz desde donde está; cómo se curva cuando acomoda sus dedos sobre el vidrio, cómo desaparece bajo los suyos. Parpadea, recién entonces reparando en el ardor en sus ojos; el aire acondicionado, seguramente.

Acomoda su otra mano y su hermana hace lo mismo.

(Y están conectadas)

- Te enviaré el horario de llamadas. Tú también debes darme el tuyo, cuando tus clases comiencen-. Puede sentir el calor de sus manos a través de esto separándolas y puede oír su voz, puede ver su rostro. Lana sonríe, paciente, y Ema está segura de que nunca se va a cansar de ver su sonrisa.

(No está molesta, no aparta sus manos. En esta habitación están solas)

- Voy a estar bien.
- Por supuesto que vas a estarlo.
- ¡No necesitas preocuparte!
- No causes problema, y ten cuidado.
- No voy a causarlos.
- Por supuesto que no.
- Tú también— tienes que cuidarte mucho.

(Conectadas)

- Por supuesto.