Exoneración: La leyenda de Korra, The Walking Dead y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Michael DiMartino y Bryan Konietzko (Korra) y Robert Kirkman (TWD). Tampoco la imagen de portada es de mi propiedad.

"Este fic participa en el 'Mes de Avatar y Zombis' del Foro ¡El Cometa de Sozin!"

Advertencias: Universo Alterno en el caso de Korra, y síp, OoC. Oh, está situado en la primera temporada de The Walking Dead.


Una simple mordida podía transformarte en uno de ellos, o sea, en un ser sin sentimientos que gusta de comer carne humana, en palabras sencillas: un zombi. Pero aún existían personas que sobrevivieron a ellos y a sus peligrosas mordeduras.

—Lee —una pequeña dijo en un susurro para llamar la atención del hombre que estaba a su lado.

—¿Sí, cariño? —contestó con la misma calidez que siempre le daba, mirándola de reojo para saber si se encontraba bien o no. Aunque no vio algo extraño, más que los nervios que siempre aparecerían cuando salían de su zona segura, el temor de ser devorada y no poder ver a sus padres de nuevo, o a el sujeto que la cuidó desde que la catástrofe inició—. No tengas miedo, nada te pasará —comentó al no escuchar respuesta alguna.

La niña detuvo su andar y él también. Ahora la observaba fijamente por su acción, aunque antes miró a sus lados por si acaso, en ese tiempo todo podía ser posible. Y la seguridad era primero.

—Vi algo moverse entre los arbustos. Allá —dicho eso dio una vuelta y señaló un lugar no muy lejano a ellos. Y efectivamente, algo se estaba moviendo.

—¿Crees que sea un caminante? —ella asintió con un poco de duda—. Al parecer no estás completamente segura, cariño —revisó otra vez a su alrededor—. Quédate aquí, iré a ver.

—Ten cuidado —la niña dijo con preocupación en su voz, no quería más muertes en su corta vida. Él rió de una manera suave antes de contestar otra vez.

—Lo tendré, no te preocupes —replicó mientras revolvía un poco su cabello, y se dirigió al sitio del que Clementine le habló.

Trató de no hacer ruido para que, si es que había muertos vivientes cerca, no lo advirtieran; eso era lo que deseaba menos en ese momento, y en cualquier otro, realmente.

Se sorprendió de lo que vio, algo extraño, demasiado. Parpadeó varias veces. Pero se acercó a la persona que en ocasiones se movía, aunque no parecía que tuviese mordidas o que fuera una come humanos.

No sabía si dejarla ahí y decirle a la niña que solamente era un pequeño animal atrapado en las ramas o ayudarla, con su presencia habría menos comida de la que tenían y desconocía si ella se podía valer por sí misma. Todo el tiempo pasaba eso.

«Eventualmente Clementine sabrá la verdad, ¿no?», se dijo a sí mismo. Soltó un respiro de resignación y actuó lo más rápido que pudo, podría ser que su protegida comenzara a sospechar.

Movió a la chica morena para despertarla de su posible pesadilla.

—Despierta, despiértate. No tenemos mucho tiempo. Los caminantes pueden aparecer en cualquier momento —la llamó, esperando que despertase. Abrió los ojos, dejando ver que, ciertamente, no era un zombi.

—¿Qué? ¿Quién eres? —preguntó mientras se levantaba lentamente.

—¿Quién eres tú? —replicó con rudeza.

—¿Crees que le voy a decir mi nombre a un extraño?

—Me sucede exactamente lo mismo —manifestó alzando una ceja.

—Soy Korra —soltó con brusquedad—. Ahora dime quién eres.

—Lee. ¿Tienes mordidas? —interrogó, era mejor estar seguros, pero antes de que la muchacha contestara, se escuchó que alguien se acercaba, él se giró rápidamente y observó a la niña—. Clementine.

—Te tardaste mucho —advirtió la existencia de la mujer de ojos azules—. ¿Qué pasó?


Bueno, aún no lo termino.

Y pues, sé que hay errores.

¡Saludos y pasen un excelente año!