Make You Smile

(Por Danae A. Lise)

Mi propósito es simple: hacerte sonreír.

Hacerte sonreír y que esa sonrisa, sea causada por mí. Como también, vaya dirigida a mí. ¿Ves? Es algo muy simple. Pero también muy complicado.

¿Por qué muy complicado? Me atrevería a preguntarme. La respuesta también es muy simple y sencilla. Solo dos palabras conformadas por siete sencillas letras.

Me odias.

Exacto, completamente correcto. Porque me odias con todo tu corazón. Justamente como yo te odiaba antes de enamorarme locamente de ti. Antes de obsesionarme contigo, de saber que la sangre no importaba ya en el mundo. Antes de dejar de ser un Malfoy hecho y derecho. Antes de ser yo mismo y de poder y querer llamarme Draco, ya no ser más la copia prefabricada de Lucius.

Cambié y en parte, lo hice por ti. Por una vez en mi vida no he actuado de forma egoísta. Pero tú tienes un efecto en mí que me hizo cambiar, de un chico frío y arrogante, ahora solo soy un Slytherin que casi se atrevería a arrodillarse a tus pies para que solo le sonrías.

Soy patético.

Hoy, sentado en mi lugar en la mesa de Slytherin en el Gran Salón, te espero pacientemente. No es que te hable o algo parecido, pero me gusta tan siquiera poder verte con aquella brillante sonrisa, aunque no vaya dirigida a mí.

- Hey, Malfoy¿te vas a comer ese pollo?- Crabble se acercó a mí y señaló con la vista hacia mi plato. Yo solo miré el pollo asado que se mantenía en éste y negué con la cabeza sin decir palabra alguna.

Crabble solo tomó el plato y lo dejó fuera de mi vista, después de eso, comencé a mirar de nuevo donde la entrada del Gran Salón se encontraba.

Sus ojos se iluminaron a verte. Pero sin embargo, noté muy tarde como un chico te mantenía tomada de la cintura con una de sus manos. Me enfurecí al reconocerlo.

- Potter.-pensó casi escupiéndolo.- Ella está con Potter.

Hermione, su Hermione con San Potter.

Te miré y me di cuenta de la manera única en la que le sonreías y comenzabas a susurrarle cosas en el oído. Sentí envidia, pura y sucia envidia.

Nunca pude ganarle a Potter en el Quidditch, tampoco en conquistarte.

El dueño de tus sonrisas era él, y yo, ni lo fui, ni lo seré.

Se me oprimió el pecho al darme cuenta de eso. lo único que podré sacarte es un insulto y una sonrisa irónica, no lo que yo quiero.

Una sonrisa sincera.