Disclaimer, todo lo aquí nombrado no me pertenece, todo es propiedad de la fantabulosa JK y su infinita imaginación.
1.
Hacía un calor infernal, sentía el cabello pegado en su espalda y como las gotas de sudor que se formaban en su cuello se perdían entre sus senos. La temperatura había subido de una forma desmesurada en ese último mes y a pesar de estar de noche y a unos pocos metros del mar, ni una gota de aire corría por el puerto. Despegó levemente los labios y dejó escapar un inaudible sonido, era regla de oro hacer el menor ruido posible en una situación como esa. Miró su reloj pulsera un momento chequeando los pocos minutos que faltaban para dar el golpe, luego observó a lo lejos del mar, como una luz suave parpadeaba una, dos y tres veces.
Esa era la señal.
Despacio tomó el arma que había dejado apoyada junto a su pierna y colocó el cargador haciendo que este emitiera un leve clic, luego quitó el seguro y volvió a mirar hacia la luz, un segundo, dos, y comenzó a parpadear.
- Vamos…- susurró lo suficientemente audible para que sus compañeros se pusieran de pie y corrieran hacia la orilla resguardándose en las sombras de la noche.
En ese momento pasaron muchas cosas a la vez, los disparos, los gritos, el ruido del agua. Ella se vio rodeada de sus colegas y estos de forma rápida, con apenas dos bajas, se ocuparon de eliminar a todos los hombres que llevaban la carga.
- Bien hecho- dijo la mujer poniendo el seguro a la pistola para luego colocarla en la cinturilla de su pantalón-. Ahora debemos trasladar la carga a nuestro camión- ordenó acercándose a las lanchas que había en la orilla, rápidamente abrió una de las cajas y sacó una bolsa del tamaño de su mano llena de un polvo blanco, sonrió abiertamente arrojándosela a uno de sus compañeros, el cual la abrió de una de las puntas y la olió como si fuera un perro.
- Es de la buena- la mujer rió de forma cantarina tomando una de las cajas.
- Mi hermano va a adorarme, tendrá que pagar mis próximas vacaciones en un hotel cinco estrellas- comentó divertida alejándose de la orilla-. Apurémonos, en cualquier momento los Potter podrían llegar.
En ese instantes todos los hombres comenzaron a trabajar y en menos de cinco minutos ya estaban dispuestos a marcharse cuando el ruido de unos vehículos acercándose llamaron la atención de los atacantes.
- Demonios, son esos malditos ingleses…- la mujer chasqueó la lengua ante el comentario de su aliado rubio.
- Debemos irnos- susurró ella subiéndose a una de las camionetas del lado del acompañante-. Tu maneja, Draco…- ordenó sacando la pistola de su cinturilla.
- Sé prudente…- le dijo él arrancando el motor.
- Prudencia es mi segundo nombre- le respondió ella arrodillándose en el asiento y abriendo la ventanilla superior de la camioneta. De forma automática sacó el cargador aun totalmente cargado de la pistola y volvió a colocarlo sin importarle ser cuidadosa esa vez.
Dos camionetas con sus hombres pasaron por delante y aceleraron al igual que Draco haciendo que la mujer se golpeara con la ventanilla.
- ¿Podrías ser más cuidadoso?- sin embargo Draco no le prestó atención y se dispuso a fijar su vista al frente al igual que a su espejo retrovisor.
- Demonios- masculló cuando se comenzó a sentir el ruido de los disparos chocar contra el metal de la camioneta.
- Que comience la fiesta- susurró ella asomando su cuerpo por la ventanilla superior, de forma inmediata bajó un instante cubriéndose de una oleada de disparos y comenzó a tirar ella directamente al parabrisas de las camionetas que los perseguían.
o0o0o
Ginny se dejó caer sobre el enorme sofá que decoraba la sala de su hermano, el brazo le escocía, y el cuerpo le pedía a gritos un descanso.
- Eres una inconsciente- le dijo su hermano pasándole un vaso de whisky a Draco-. Te podrían haber matado, deberías haber llevado más hombres.
- ¿No me ves aquí en tu sala, hermano?- sonrió ella.
- Veo tu brazo herido, y eso es suficiente. Cuando nuestro padre se entere pondrá el grito en el cielo- Ginny rodó los ojos.
- Dile que no se queje porque le hemos conseguido cien kilos en un abrir y cerrar de ojos- sonrió-. Aunque sea un vuelto para él, a mi me alcanza con haberle estropeado ese pequeño regalo para la puta nueva de Potter.
- Eso no lo justifica.
- Me gustaría verle la cara a esa arrastrada cuando él le diga que no va a recibir el dinero que esperaba de vender estos cien kilos, pobrecita…- rió suavemente aceptando el vaso de brandy que su hermano le pasó-. Por cierto, feliz cumpleaños hermanito, espero que te guste mi regalo.
Ron sonrió negando con la cabeza, luego su vista se posó en la mujer que entraba a la sala con un paquete de gasas y antisépticos en sus brazos. De inmediato su mirada severa se volvió cálida y observó como ella se acercaba a su hermana y comenzaba a higienizar la herida que tenía en el brazo.
- No te va a quedar ninguna marca- dijo la mujer, su cabello era castaño, ni muy claro ni muy oscuro, lo llevaba rizado, pero controlado en un simple moño que ataba en su nuca.
- Mejor así, porque de otra forma se lo haría pagar- cerró los ojos cuando el ardor se hizo presente y apretó fuerte las manos sobre la mullida almohada del sofá.
- No deberías hacer este tipo de cosas, sabes que tienes personas a cargo que podrían hacerlo perfectamente.
- Lo sé, pero no puedo evitar hacerlo yo misma- siseó un momento por el dolor.
- A tu padre un día le dará un infarto.
- Mi padre ya se ha retirado así que no me puede decir nada- la mujer de cabello castaño colocó una gasa rodeando su brazo y lo ajusto lo suficiente pegándolo con una cinta de tela. Ginny se puso de pie y caminó hacia Draco dedicándole una sonrisa, luego sacó la caja de cigarros del hombre del bolsillo de su camisa.
- Espero que esto te sirva de lección…- le dijo él.
- No empieces tú también- susurró sacando un cigarro, se lo llevó a la boca y lo encendió con una cerilla, luego aspiró una bocanada de humo-. Porque no te vas con Astoria y la llevas por ahí y me dejas por una vez en paz.
- Porque me preocupo por ti.
- No me jodas Draco- espiró el humo y bebió lo que le quedaba de Brandy observando como Ron abrazaba a su mujer por la cintura mientras ella juntaba las gasas manchadas con sangre. Internamente sintió una leve punzada, aquella llamada celos, sin embargo así como vino, rápidamente se fue. Ella amaba a su hermano y estaba aprendiendo a amar a su cuñada, una mujer con mucho para dar y que por primera vez estaba recibiendo.
Hermione había sido criada en un prostíbulo que había cerca del puerto, desde pequeña había visto como su madre y sus hermanas se entregaban a hombres a cambio de dinero. Su primera experiencia había sido una violación siendo aún una adolescente que se negaba a seguir el camino de su madre, trabajaba y estudiaba, mientras que por las noches se escondía en su habitación tratando de tapar sus oídos al escuchar los gemidos exagerados de sus hermanas y de los hombres que a diario la visitaban.
La suerte no estuvo con ella el día que fue brutalmente golpeada por uno de los hombres que el clan de los Weasley tenía bajo su mando, su hermano Ron lo encontró abusando de la chica, e inmediatamente lo mandó a matar.
Había dos cosas que estaban prohibidas en el clan de los Weasley.
Primero la traición, era imperdonable.
Y luego el maltrato a una mujer, eso era motivo de asesinato.
Sin mediación Hermione fue atendida, y en pocos días ya estaba de vuelta en la calle. Ron sin embargo, no pudo quitar de su memoria su mirada aterrada y su labio partido cuando la tomó en brazos para llevarla al hospital. Él apenas era un chico que recién estaba por cumplir los veinte años, y ella una joven de dieciséis que no había terminado sus estudios.
Cuando le ofreció un trabajo por la tarde en una de las oficinas de la empresa familiar, dándole un horario amplio para poder estudiar, Hermione no se pudo negar. Y luego, a los pocos años, cuando él, mediante flores y salidas románticas la convenció de que sea su novia, ella no pudo decir que no. Ese hombre le había salvado la vida, y le había dado un motivo para seguir adelante, y finalmente se había adueñado de su corazón.
- Creo que me iré a dormir- dijo Ginny apagando el cigarro en el cenicero.
- Que descanses- le dijo Draco observándola subir las escaleras hacia su habitación.
o0o0o
Las fiestas de verano en aquella zona de la costa eran famosas por la estrafalaria cascada de alcohol y diferentes manjares que se les ofrecían a los invitados. Su hermano había preferido quedarse en la casa encerrado con su novia en su habitación, y ella se había visto obligada a ser acompañada por Draco, el cual ella sabía perfectamente, prefería estar disfrutando de una noche romántica, al igual que Ron, con su novia.
Ginny sin embargo no se iba a quedar sin ir a esa fiesta, estaba mortalmente aburrida desde que su padre le había prohibido participar de otro asalto armado, y para colmo muchos de sus amigos habían caído presos por una mala pasada que les había jugado la policía local. Su clan se había salvado por poco al igual que el de los Potter, y eso había expandido sus horizontes de una forma inigualable.
- Sólo a ti se te ocurriría arruinar mi maldita noche- murmuró Draco tomándola de la cintura.
- Eres libre de irte, no le diré nada a mi hermano.
- Lo que quieres es que tu hermano me corte los testículos- Ginny tomó una copa de champaña que uno de los mozos le ofreció.
- De todas formas no creo que te aburras, me he ocupado de invitar a tu noviecita- movió la cabeza en dirección a la entrada y Draco pudo ver a una mujer de cabello rubio y ojos claros entrar al salón vestida con un vestido blanco de seda-. Anda, ve con ella, prometo portarme bien- le sonrió a Draco-. Eso sí, trata de ser discreto.
Draco la observó caminar con aquel movimiento oscilante de sus caderas que tanto la caracterizaba, su andar tranquilo, y animalmente sensual que atraía a los hombres como abejas a la miel. Pronto la mujer pelirroja ataviada en aquel vestido azul de gasa casi transparente se vio rodeada por unos cuantos hombres que le hablaban para divertirla.
Ginevra Weasley era reconocida por aquellos lados no sólo por ser la única hija del clan Weasley, sino también por su inigualable belleza, por su carisma, y su sorprendente habilidad en los negocios, que claramente había heredado de su padre.
Ginny rió suavemente de un chiste privado que uno de los hombres le había susurrado a su oído, movió su cabeza para darle un beso en los labios haciendo que sus aros de piedras chocaran contra su largo y níveo cuello.
- Tú si que eres un encanto- le dijo Ginny-. Sin embargo guapo hoy no tengo ganas de escabullirme en una de las habitaciones de esta casa- dejó su copa vacía sobre la mesa que había a su lado-. Y si me disculpas, tengo unos asuntos que no pueden esperar.
Había visto entrar a Potter del brazo de esa insípida zorra, aquella con senos de plástico y labios de silicona.
Bufó y cruzó los brazos bajo sus senos haciendo que estos parecieran más llenos, y con aquel movimiento grácil que la caracterizaba se dirigió hacia los recién llegados con una ensayada sonrisa.
- Mira a quien tengo el gusto de ver- comentó de forma despreocupada, estirando el brazo hacia una bandeja, tomando otra copa de champaña-. Si es Potter y su nueva puta.
La mujer del brazo de Potter hizo un intento de abalanzarse sobre Ginny sin embargo Harry la detuvo por el brazo.
- Acércate perra, y te aseguro que mañana por la mañana una linda daga va a haber tatuado tu rostro- la amenazó la pelirroja.
- No amenaces a mi chica- dijo Harry ocultando a su acompañante detrás de sí.
- ¿Tu chica?- rió de forma burlona-. Vamos Harry, tu chica es la chica de más de la mitad de los hombres que hay en esta fiesta- acotó abriendo los brazos abarcando todo el lugar-. Y la otra mitad, o bien están realmente enamorados de sus esposas o les da asco acostarse con una puta como ella.
- ¿Hablas por experiencia propia, o…?- Ginny sonrió de forma gatuna.
- Saca tus propias conclusiones, cariño- se acercó despacio a él y lo abrazó por el cuello apretando sus senos contra la camisa de él-. Hoy estás muy guapo, sería una lástima que…- sin titubear vació la copa de champaña en la cabeza del hombre. La acompañante de Harry chilló, y él miró a la pelirroja con furia.
- Pagarás por esto…
- Es que hace tanto calor que pensé que te haría falta refrescarte un poco- hizo una mueca-. Y ahora si me disculpan…- se dio la vuelta e hizo unos pasos, sin embargo volvió a girarse acercándose a Harry-. Me estaba olvidando de algo…- susurró acercando su rostro al de él-. Lamento mucho haberte echado a perder el regalo de tu nueva novia la otra noche, sin embargo debo agradecerte porque me he ganado una merecidas vacaciones en el caribe- le sonrió-. Disfruta de la velada.
o0o0o
Mojó una vez más la toalla de mano bajo el agua fría que caía del grifo. Draco tenía razón, sólo alcanzaban unas pocas copas de champaña para ponerse alegre, por eso cuando estaba nerviosa y cansada solía tomarse un trago de brandy, eso la hacía dormirse más rápido y más tranquila. Escurrió el agua sobre el lavabo y pasó la toalla húmeda por su rostro y cuello, refrescó su pecho y sus brazos. El verano estaba tardando en irse, y aquel inusual calor en ese lugar ya la estaba fastidiando.
Se observó en el espejo y recorrió su vista por su vestido de etiqueta y por su peinado casi desecho. De forma rápida se soltó el cabello y volvió a recogerlo en lo alto de su cabeza quedando tirante. Luego sacó de su cartera su lápiz labial y se retocó los labios. Conforme con el resultado salió del baño y caminó hacia el mismo lado por donde había llegado, sin embargo una mano cubrió su boca y la sensación de pánico se apoderó de ella.
- Shhh…- susurró una voz contra su oído, enviándole una ráfaga de calido aliento a su cuello que hizo que su piel se erizase.
- ¿Quién eres?- alcanzó a decir ella mientras el hombre la empujaba por detrás volviéndola a meter en el baño.
- ¿Sabías que eres una zorra?- indagó el hombre quitándole la mano de la boca y cerrando la puerta para luego apoyar la espalda de la mujer sobre ella.
- Harry…- gimió ella al sentir como las manos de él se posaban en su cintura.
- Sabes que no me gustan las escenas de celos en lugares públicos como estos- susurró él notando como ella se relajaba al reconocerlo-. Y menos aún que me vacíen una copa de champaña en la cabeza.
- Yo no te hice ninguna escena- murmuró ella deleitándose del cuerpo que la aplastaba contra la puerta del baño.
- ¿Ah no?- inclinó su cabeza hacia el cuello femenino y comenzó a besarlo suavemente y a acariciar las caderas de la chica por encima del vestido.
- No…- con desesperación buscó los labios del hombre que inmediatamente le respondieron con un hambriento beso que sólo hizo subir más la temperatura del lugar.
- No te voy a perdonar que me hayas hecho quedar como un idiota con mi novia, nena..
- Los idiotas se atraen…- cruzó los brazos en el cuello de Harry apretándose más a él-. ¿Qué diría ella ahora si se enterara que te estás tirando a la mujer que te robó el cargamento que le habías regalado.
- A ti no te interesa- susurró contra sus pechos tomándola ahora por las piernas, las cuales ella rápidamente se apresuró a enroscar en la cintura de Harry, él con una mano desabrochó su pantalón, tiró de la braga de ella haciendo que esta se desgarrara y de un sólo movimiento estuvo dentro de ella colmándola por completo.
- Dios…- masculló ella, luego se mordió los labios y apretó la cintura de Harry más fuerte mientras él se movía contra ella.
Con él nunca se podía negar, era entrar como en un remolino de sabores y sensaciones exóticas de las que no quería salir, algo que la atrapaba y la retenía no dejándola escapar. Muchas emociones juntas fundiéndose en su vientre, corriendo por sus venas como si fuera electricidad, hasta hacerla rogar por más-
El orgasmo no tardó en llegar, y ambos saciaron las ganas del otro en aquel baño oscuro y a escondidas.
Harry dejó caer las piernas de Ginny y ella tomó su braga rota del suelo guardándola en su bolso de mano. Él le tomó el rostro con ambas manos y la besó de forma apasionada.
- Vámonos de aquí- le dijo él sobre los labios, aun jadeando-. Tengo mi auto aparcado cerca de una de las ventanas de este baño, y en unos cien kilómetros hay un hotel alojamiento bastante decente para lo que tengo pensado hacerte.
- ¿Y tu novia que dirá?
- No sé ni me interesa, al igual que tampoco me interesa lo que diga el rubio que siempre te acompaña- Ginny se lo pensó unos segundos, para luego asentir con la cabeza.
- ¿De verdad tenemos que salir por una ventana?- indagó la pelirroja frunciendo el seño, aunque él no lo pudo ver.
- ¿Acaso Ginny Weasley tiene miedo?- ella arqueó una ceja a modo de escepticismo, e inclinándose sobre sus piernas se sacó las sandalias.
- No digas tonterías- se acercó a él-. Lo único que espero es que lo que tienes pensado para mi valga la pena- Harry ya había abierto la ventana y estaba sentado en el alfeizar de ella.
- ¿Alguna vez no he cumplido?- ella le sonrió sensualmente y se sentó a su lado, dejándose caer ambos al vacío que los conducía al auto que estaba esperándolos.
Hola a todos si es que hay alguien ahí. Excusas para darles no tengo, sé que tengo cosas por terminar aquí, pero sin embargo las ganas no estaban conmigo. En este tiempo me he ido alejando poco a poco de este lugar que tan lindas cosas me dio, y a pesar de continuar siguiendo algunas viejas historias, no he vuelto a leer nada nuevo. No sé por qué será, sin embargo era algo que tenía que decirles.
Esta historia sé que no se parece en nada que haya escrito hasta el momento, sé que es violenta, y lo seguirá siendo. Los personajes no son buenos, pero sí apasionados en lo que hacen, y sinceramente la historia ha surgido en un momento de inspiración esta noche mientras miraba una novela sobre narcotraficantes y no he podido evitar querer publicarla. Tal vez con la presión de haber publicado nuevamente pueda continuar escribiendo, además esa novela me puede así que creo que inspiración tendré para lo que queda de mis vacaciones, por lo menos a lo que esta historia respecta.
En fin, puede que sea mi última historia, puede que sea un reseteo y un volver a empezar, no lo sé. Pero de todas formas los espero en este nuevo proyecto que no será muy largo, pero espero que sí sea intenso.
Les dejo un beso, y hasta pronto.
Jor.
