Todos los personajes corresponden a sus respectivos dueños. No soy creadora de Harry Potter ni de su maravilloso mundo, y no pretendo hacer nada malo con la creación de esta historia.

Advertencia: Este fic está en proceso de re-edición. Evidentemente, a pesar de los errores que tenga, que presente por ahí conducta mary-suescas y pisotones en cuanto a narración, he intentado dejarlo lo mas presentable posible para que los lectores (en general, antiguos) puedan leerlo una vez mas. ¿Que quiero decir con esto? No haré modificaciones argumentales a una historia que ya está cerrada. No mas de los necesarios por lo menos. No es una cuestion de vagancia o desamor por la obra, sino que no hay tiempo para ello. Desde ya, agradezco a todos por su tiempo y por sus ganas de leer.

Los invito a comenzar esta aventura y espero que mi franqueza no los haya molestado.

*-*Grisel*-*


Capitulo 1

Se podría decir que este es el comienzo

― Pero profesor. ― Se quejó una chica bastante bajita de pelo negro violáceo algo enmarañado y de ojos grises, que en ese momento echaban chispas.― No voy a llegar a hacer todo esto para mañana. ― Segundos después se arrepintió de haber usado ese tono. Su profesor la taladraba con la mirada.

― No me interesa señorita Summers, y por su insolencia 20 puntos menos para Gryffindor. ― Exclamó esta vez el hombre.― Bueno, como les estaba diciendo... el extracto de..― Continuó dándose la vuelta.

La joven largó un profundo suspiro de resignación.

― Como se atreve, yo no tuve la culpa ― Comentó.

― Eso ya lo sabemos Avril, pero deja que gane sino va a seguir sacándonos puntos.― Dijo esta vez una joven de pelo negro y lacio que le llegaba hasta después de los hombros y de ojos negros, muy expresivos ― Ya veremos la manera de vengarnos.― Una sonrisa traviesa cruzo su blanco rostro.

― La venganza nunca es buena mata el alma y la envenena, Emily. ― recitó una chica un tanto más alta. Su cabello castaño caía a los costados en dos trenzas graciosas y despeinadas.

― Para eso tendríamos que tener una, Cristhy. ― contestó Avril con ironía. Cristhy la miró indiferente con sus ojos marrones.

― Bueno, tampoco es para tanto, Avril. ― Dijo Emily en un intento de calmar a su amiga, cosa que pareció funcionar. Avril volvió a su labor de tomar apuntes.

Todas las clases eran lo mismo, el profesor siempre les encontraba algún defecto para bajarles puntos. No se podía negar que en ocasiones tuviera razón, pero estas eran contadas con los dedos de las manos.

Lo único que querían estas tres chicas era pasar la materia sin problemas, por lo menos en su sexto año.

Por otra parte, los cuatros chicos que generalmente se sentaban en la otra punta del salón, pensaban que lo de menos era aprobar.

El más alto , de pelo negro azulado y ojos de un gris profundo que respondía a Sirius Black , era uno, sino el mas codiciado por la población femenina de Hogwarts; su increíble ego cautivaba de manera insólita a más de una. Le seguía un muchacho un poco más bajo de pelo negro azabache descontrolado, ojos marrones picaros que permanecían detrás de unos anteojos, aunque esto no le quitaba atractivo, respondía al nombre de James Potter.

Luego estaba un chico de pelo color arena, con una mirada dorada e intensa, igual de atractivo que los otros dos y se llamaba Remus Lupin. Por último estaba un muchacho de pelo castaño claro, ojos celestes, de personalidad bastante tímida cuando no estaban los otros tres y respondía al nombre de Peter Pettigrew. Ellos formaban el grupo de los merodeadores: los chicos más codiciados de toda la escuela. Sus bromas (muchas veces crueles) divertían a toda la masa superficial del colegio.

*―*―*―*―*

Al terminar la clase, Avril se dirigió a la biblioteca, por suerte, para ella, se encontró con su mejor amigo.

― No es justo, no voy a poder con todo esto.― Decía una aturdida Avril mientras cargaba flor de pilota de libros ― ¡moriré!― Por un momento la gran pila de libros se tambaleo peligrosamente.

― No seas exagerada ― Le dijo el joven, de ojos verdes y pelo castaño oscuro.

― No me digas eso Connor, ya quisiera verte a ti haciendo un ensayo de no se quien en no se donde para no sé cuando.― Exclamó Avril compungida.

― Se nota que estas perdida. ― Opinó Connor ayudándola a acomodar los libros sobre una de las mesas de la biblioteca. ― Pero no te preocupes, yo te voy a ayudar.― Le dedicó una sonrisa tranquilizadora.

― Por eso eres mi mejor amigo.― Le dijo Avril alegre.

― Solo por eso.― Preguntó éste un tanto molesto. Avril lo notó y aprovechando que el muchacho estaba desprevenido, se abrazo cariñosamente a él.

― Na... también porque me compras chocolates ― finalizó con una sonrisa más grande que la anterior.

Poco a poco le fue soltando.

― Dios, no tienes remedio.― Comentó Connor abriendo unos de los libros.― Y las chicas donde están – preguntó minutos después, refiriéndose a Cristhy y Emily.

― Dijeron que tenían algo que hacer. ― Avril se encogió de hombros.― Seguro que se aparecen dentro de un rato.

Comenzaron a investigar. Paso un tiempo hasta que la voz de alguien los distrajo.

― Miren quien está disfrutando de privilegios que no le corresponden. ― Exclamó un joven de ojos grises y pelo rubio junto con un grupo de Slytherin

― Por qué no te mueres Malfoy. ― Comentó Avril.

Malfoy se adelantó y posicionó frente a la pequeña.

― ¿Quien te crees que eres sangre.― Sucia para hablarme así?― Le respondió este con tono despectivo. Sus ojos brillaban de burla.

― Es mucho más que tu, Lucius.― Comentó Connor defendiendo a su amiga. Avril suspiró aliviada al recordar la presencia de su amigo.

― Todavía no puedo creer que perteneciendo a una de las más renombradas familias del mundo mágico, te pudieras juntar con semejante escoria, Rieman. ― Le contestó a Connor para después soltar una sira un tanto tétrica.

Sus seguidores lo imitaron.

― Eso no te incumbe – dijo Connor temblando de odio.― Y mejor ya váyanse, no creo que quieran problemas.

― Oblígame.― Le retó Malfoy.

Ambos jóvenes se miraron con profundo rencor.

― ¡VETE YA MISMO SI NO QUIERES QUE TE ROMPA LA CARA A PATADAS IDIOTA!― gritó Avril muy enfadada. ― Y ya que te jactas de tener mucha plata, cómprate un bosque y piérdete en el. ― La pequeña había perdido por completo la paciencia y de paso…la cordura.

Lucius la agarró del fuertemente del brazo produciendo un inaudible quejido de ella.

― Atrévete a hacerle daño y no me hago responsable de lo que pueda llegar a pasarte ¿te quedo claro Malfoy?― Amenazó el joven al ver la acción de Lucius.

Antes de soltarla el Slytherin se acercó a ella.

― No siempre vas a tener a tu amiguito cuidándote sangre sucia. ―susurró al oído. Avril se estremeció al escucharlo.

El rubio sonrió cínicamente y se alejó seguido por su grupo.

Ni bien estos se fueron, llegaron Emily y Cristhy; se las notaba bastante animadas, pero al ver las caras de sus amigos se tornaron serias.

― ¿Qué pasó?― preguntó Cristhy preocupada. ― No me digas que Malfoy volvió a molestarte.― La pequeña hizo una mueca de desagrado.

― Sí, pero no se preocupen no fue nada, lo mismo de siempre... por así decirlo.― Comentó Avril quitándole importancia. ― Y ustedes por que venían tan contentas.― Dijo ésta tratando de cambiar de tema

― Pues verán…― Emily notó que su amiga no quería hablar del tema.

No la culpaba, tener a una misma persona molestándote por seis años llamándote de maneras despectivas no es muy agradable, parecía que Lucius Malfoy tenía una pequeña obsesión con Avril. ― Ya nos vengamos de Phoel (ese era el nombre del profesor de pociones)

― ¿Y ahora que le hicieron? ― Preguntó Connor levantando la vista de los pergaminos.

Cristhy se sentó a su lado.

― Mañana lo sabrás, y creo que vas a ser uno de los primeros que lo vea, tú tienes a primera hora no.― comentó Emily con una sonrisa.

― Lo único que espero que no se les haya pasado la mano, sino todos los de séptimo la vamos a pagar. ― Trató de parecer serio al decírselo, pero fracasó olímpicamente.

Sus amigas rieron.

― No sé de qué te quejas, ya estás en el último año, no te puede hacer nada. ― Le dijo Cristhy divertida mientras que las otras dos seguían con un ataque de risa.

― No se crean... ― Le contestó Connor. ― Bueno basta de charla, tenemos que empezar el trabajo.

Avril y Emily se controlaron.

Así comenzaron con el bendito ensayo, aunque a decir verdad no les resulto pesado ya que entre bromas y comentarios absurdos se les paso el tiempo volando.

*―*―*―*―*

Ya era bastante tarde y los cuatro volvían de la biblioteca y con un hambre que se morían porque se les había pasado la cena. El sonido del estomago de alguien resonó por todo el pasillo.

― Tengo hambre.― Exclamó Avril angustiada. ― Mucha mucha muchaaaaaaaaaa hambre... mu...

― Bueno, ya entendimos el punto.― Le cortó Cristhy tratando de que su amiga parara con el lamento.

Después de unos minutos de silencio.

― ¿Y si vamos a la cocina?― Preguntó Avril, más que como una sugerencia parecía una súplica. ― ¿porfis?

― ¡Pero tengo mucho sueño!― Cristhy puso cara de mártir. ― Aparte mañana tengo que levantarme temprano porque tengo entrenamiento de Quidditch.―finalizó la chica que era una de las cazadoras.

― Y yo tengo pociones a primera hora chicas.― Comentó Connor tratando de justificarse.― Lo siento.

― No hay problema. ― Avril sonaba desilusionada. ― ¿Y tu Emily?― Le preguntó con una cara de corderito a medio morir.

― Yo si voy. ― Sonrió ampliamente.― Tengo mucha hambre también. ― Agregó.

― Hasta mañana. ― Se despidieron los chicos caminando hacia la torre de Gryffindor.

Cuando llegaron a las cocinas se pidieron de todo un...mucho, había mucha hambre y no iban a parar hasta saciarla. Al terminar se llevaron una gran bolsa de galletitas cortesía de los elfos domésticos que le tenían mucho cariño ya que generalmente ellas les traían nuevas recetas desde sus casas para que hicieran. "Intercambio proporcional alimenticio" le denominaba Cristhy.

Al otro día

Era lo único que se escuchaba en el cuarto de las chicas. Sin embargo una figura alta se metió sigilosamente en esta.

Tomó aire y...

― ¡DESPIRTEN VAGAS!― El grito resonó por toda la habitación.

― ¡Ahhhhhh! No por favor yo no me lo comí, fue Avril. ― Exclamó Emily levantándose torpemente de la cama.

― ¡¿Que yo qué?― Preguntó medio dormida la aludida.

― Nada. ― respondió una Emily ya despierta y medio magullada.

En eso se escucha un gran y estruendoso:

― Parece que a la que venias a despertar fue la única que no lo hizo.― Comentó Avril despabilada, se levantó y acomodó en la cama de Emily.

― Perdón. ― Dijo Connor. ― Pero igualmente tengo que, si no va a llegar tarde al entrenamiento.

― Y ahora que hacemos para despertarla. ― Preguntó ¨inocente¨ (nótese la ironía) Emily.

En seguida a los tres se les formo una sonrisita psicópata y en menos de un minuto ya estaban arriba de la victima... digo, de Cristhy pegándole con almohadas y gritándole.

― ¡Loca despierta! ya amaneció ¡los pajaritos cantan la vieja se levanta!― Cantaba Avril de manera desafinada.

― Te equivocaste ¡eso es para la lluvia bestia! ― Dijo una medio dormida Cristhy, destapándose lentamente.

― Es lo mismo.― Le contestó Avril avergonzada.

― JAJAJAAJAJAJA. ―

― ¡No sé dé que se ríen! ― Exclamó la pequeña en forma ofendida.

― De lo boba que parecías cantando eso. ― Le dijo Emily.

Un brillo peligroso apareció en los ojos grises de la pelinegra.

― Con que boba ¿no? ― Dijo Avril agarrando una almohada. ― ¡Yo te voy a enseñar lo que una persona como yo puede hacer!

Y así comenzaron una persecución por toda la habitación.

― ¿Deberíamos intervenir?― Cristhy miraba entretenida.

― Naaaaa... dejemos que se maten entre sí― Contestó Connor al ver a sus amigas de esa manera.

La situación era toda una escena. Emily y Avril corrían por toda la habitación, en piyamas y bien despeinadas. Agregándole a eso que gritaban y se tiraban todo lo que estuviera a su alcance (desde almohadones hasta ositos inocentes).

Sin darse cuenta, y presa de la desesperación por escapar de su amiga, Emily hace algo indebido en esa situación: salir de la habitación.

Cual fue la sorpresa de algunos despistados al ver llegar a este dúo gritándose cosas y tirándose con otras. Sin embargo, el susto del primer momento pasó rápidamente y a los minutos se hacían apuestas.

― La del pijama raro se va a quedar afónica antes de terminar. ― Propuso refiriéndose a Avril.

― Seguro que llega McGonagall y las expulsa. ― Exclamó otro.

― ¡Por ahí terminan en una lucha en el lodo!―

― ¿Eh?― Exclamaron los demás.

― ¿A poco no les gustaría?― Preguntó el que dijo semejante bestiada. ― No se hagan los inocentes.

Mientras tanto.

― ¡Te voy a matar!― Seguía gritando Avril al tiempo que esquivaba un tintero, cortesía de su amiga.

― Solo si logras atraparme.― Emily aceleró el paso y con sonrisa burlona miró a su amiga.

Con lo que no contó es que en ese mismo momento un chico de ojos dorados que entraba caminado y hablando con otro; y al no poder frenar a tiempo, cayeron los dos al piso. Milésimas de segundo después una almohada era estampada contra la cara del segundo joven, dejando a todos los que estaban presenciando la pelea mas mudos que cuando un profesor pregunta quien estudio para la lección.

― ¡Corramos!― fue lo único que dijo la masa jugadora y antes de que pudieran darse cuenta no quedaba nadie, excepto los cuatro chicos accidentados.

― Esteeeeeeee... perdón. ― Dijo una muy avergonzada Emily. Se levantó rápidamente.

― No hay problema preciosa pero la próxima vez te sugiero que busques otra forma de atraer mi atención. ― Le dijo con una voz seductora el muchacho.

― ¿Qué? ― Emily estaba confundida. ― ¿de qué hablas? ¿Acaso piensas que yo quería pedirte una cita; eso es lo que quieres decir?

― Y si, no sé qué otra cosa querría de mi una chica. ― Comentó Lupin.

― Jajajajajajajajajajajaja. ― Se puso a reír de repente de una manera descontrolada. ― Yo... pedirte...a ti... una cita...jajajajajajajajaja

Avril también se pone a reír con ella. Y los dos muchachos se le quedan viendo como si fueran locas.

― Que buena broma es esa.― Comentaba entre risas Avril. ― Jajaja tú pidiéndole una cita a él...jajaja

― No le encuentro la gracia, fueron ustedes las que se pusieron en ridículo.― Acotó Sirius neutralmente.

― Perdón, pero ¿desde cuándo pelearse con un amigo es cosa de ridículo?― Contraatacó Avril.

Sirius pasó de ella y con arrogancia le dejo con la palabra en la boca.

Y sin más ni más se fueron a su habitación.

― ¡Te odio quien quiera que seas!― Se escuchó por toda la torre.

― Eh...Avril, se llama Black― Le corrigió su amiga.

― Es lo mismo.― Contestó la pequeña disgustada.