Pretendía estar dormida, pretendía que nada sucedía, me levante muy a mis pesares, era cierto que los demonios deambulaban por las noches, pero esas dulces noches estaba yo una chica de 25 años, mis ojos que denotaba un color azul cristalino al ver a mis familiares para después regresar en aquel color café rojizo, deseaba estar más tiempo con mi familia, pero debía saldar unas cuentas, con aquel que era mi dueño desde tiempos inmemorables, tal vez era el destino, tal vez yo me lo había buscado de algún modo, por leyes de metafísica lo había atraído a mí, no sabía por qué esta era mi condena, mi salvación.
Me dispuse a irme sigilosamente como si mis padres o mi hermano inclusive el perro y los gatos despertasen, sabía perfectamente que mi poder había sido suficiente y no despertarían hasta que yo regresara y dispusiera de ello.
Me puse un pantalón cualquiera y una blusa roja de manga corta, brincaba entre cada casa, para llegar a la montaña solitaria, para encontrarme como cada mes con aquel que era mi dueño, sabiendo que su nombre real volvía a usar en la actualidad, como en el momento que le conocí, aquel que era mi dueño, era ese ser que se hacía llamar Kamijo, o más bien realmente regresaba a su nombre de nuevo.
Por fin llegas amor – me miro con una ternura incontrolable.
Ya estoy aquí Kamijo – respondí avergonzada.
Tanto tiempo sin verte Rosa – me miro detenidamente – o más bien Rosette – mostraba una leve sonrisa - ¿no te falta algo? – pregunto irónico.
Lo siento – me acerque a él para darle un beso en la mejilla, que termino siendo en los labios con gran pasión tras su abrazo por retenerme.
Te extrañe tanto mi querida rosa – sonaba melancólico, yo olfateaba su cuello, sabía perfectamente lo que deseaba – todo a su tiempo querida, todo a su tiempo, tú tienes la culpa por no venir antes – repuso con tranquilidad- además si – fue interrumpido por mí.
Sabes que no beberé sangre de humanos ni de animales, no deseo lastimarlos – repuse con gran valentía.
A pesar de ser una bestia como yo, sigues poseyendo ese corazón tan noble – me miraba con cariño y ternura- no podrás aguantar si sigues así, quizás solo yo puedo ser tu salvación – su voz era certera y tierna.
Lo eres – respondí secamente, sin tanteo mientras seguía sosteniéndome en su cuello, mirándole a los ojos, me tenía atrapada, él era mi verdugo, era quien me maldijo y es quien me salva de no ser una vil bestia.
Sabes amor – me miraba decidido- ya es momento en que regreses conmigo – sonaba severo.
Esto- me quite de su agarre- no quiero- le voltee a ver decidida- quiero seguir con mi familia – repuse con gran valentía.
Entiende, si no lo deseas yo los despertare del sueño que creaste en ello – sonaba su voz con decisión.
Solo déjame 10 años más – repuse con temor.
No puedo dejarte tanto tiempo cariño, mírate a ti misma, tienes los eterno 18 años y a pesar de ello aparentas menos edad – sonreía con malicia.
Pero – fui interrumpida.
Solo 5 años más te dejare jugar a la familia feliz – se tocaba la frente algo enojado.
Gracias – al escuchar su ironía solo deseaba estrangularlo, pero que más podía hacer si jamás moriríamos, éramos eternos.
¿Lista?– dijo como si fuera necesaria la respuesta.
Espera – me amarre el cabello, me puse una peluca rubia y me fui con él.
Sabes que no es necesario, de igual forma podemos borrar sus memorias – suspiro ante su respuesta.
Lo sé, pero por si las dudas – me encogí de hombros.
Te he demostrado lo poderoso que puedo ser, soy el rey de nuestra raza, eso no te dice algo – sonaba irónico.
Lo siento – respondí en modo de súplica.
Sabia perfectamente lo que íbamos al hotel, sabía perfectamente lo que deseaba el, y lo que yo buscaba con ello, el que esta sed insaciable se quitara de mi cuerpo, que este ardor en mi garganta cesara por el momento, temía lastimar a un ser humano, temía el matar a un animal, estaba en contra de mí el lastimar a otro ser vivo y él lo sabía perfectamente bien, por esa razón el trato estaba hecho, desde que él me puso esta maldición llamada eternidad.
Desvístete- me dijo Kamijo juguetonamente, mientras él estaba acostado en la cama, hice caso omiso, hice lo que me pidió- ven a mí – completamente desnuda estaba en la cama, para después ser jalada salvajemente en la cama, él estaba encima de mí, nos besábamos apasionadamente, hasta llegar al clímax, entre besos y acaricias- Te amo Rosette- dijo en un leve suspiro al terminar, mientras me acerque a él y mordí su cuello con desdén – vamos cariño, se gentil con tu víctima- bebía con desdén de su cuello hasta saciar mi sed , mientras el acariciaba mi cabello – que bueno que dejaste crecer tu hermoso cabello negro – dijo con avives- recuerdas amor, tienes aquel flequillo recto, como cuando te conocí – yo no ponía mucha atención, sacie mi sed, me separe de él.
Gracias mi señor – me separaba de él, cuando me tomo de la cintura para retenerme.
Solo dime Kamijo amor, tanto tiempo y no se te quita esas mañas después de beber – beso mi cuello, abrió una pequeña herida y bebió un poco dándome más sed de nuevo – quería recordar ese sabor – volví a morderlo, para luego separarme al terminar para vestirme e irme a casa, casi amanecía y no sería bueno que la gente sospechara al no verlos despiertos- espero mi proyecto te guste- dijo algo entusiasmado.
No lo negare Kamijo, pero si tienes talento, desde tu primer proyecto hasta este, ha sido bueno- seguía vistiéndome.
Eso me alegra – sonrió con franqueza- por cierto ¿no se te olvida algo amor? – preguntaba mientras me miraba como terminaba de vestirme para irme.
Si Kamijo – respondí sin entender, se acercó a mí y me beso.
Esto amor- siguió con el beso- espero te vaya bien, ya sabes solo 5 años más – repuso el para verme retirar por la ventana, regrese a casa quite aquel poder de las mentes de mis mascotas, despertando de aquel sueño, lo mismo con mis hermanos y padres, acostándome rápido, fingiendo sueño.
