Aquí les dejo el primer cap de mi nueva historia.

Dejen Reviews, 5minutos de su tiempo valdrán para mí esa review que me gustaría recibir.

Disclaimer: J.K. Rowling en su totalidad, Escenarios y Personajes.

No me hago responsable por lo que haga mi cerebrito (:

Chapter 1.

Llovía. Era un día triste en Hogwarts y no solo el día estaba gris, sino también los estudiantes. Una castaña muchacha se encontraba en uno de los rincones más recónditos de todo el castillo. La tormenta ya había conseguido empaparla, y sobre todo estaba triste.

Un chico había jugado con ella, con sus sentimientos; nunca había sufrido tanto por un muchacho. Mientras que el chico le decía cosas bonitas y le decía que pronto dejaría a su estúpida novia, le decía eso mismo a otras dos. Ya sabía que algo así le sucedería con él, pues no era que fueran los mejores amigos, y no porque ella se hubiese enojado enormemente en primer año cuando la trataba mal, era porque sabía que muy dentro de él, ese era su verdadero yo; su verdadera personalidad.

Se sintió usada, y como le dolió. Como le dolió ser la que le ayudaba a pasar el rato. No podía hablarle a nadie del tema, pues no era muy sociable. Su mejor amiga vivía en el Londres muggle, pues era muggle, y llevaba dos meses esperando respuestas a la carta que le había enviado. Harry estaba entregado a su nueva novia, Katie Bell y al quidditch. Neville siempre la apoyaría, pero él casi siempre tenía cosas que hacer, o estaba ocupado.

Ron, él sí que era un idiota. Se había enojado cuando ella había estado saliendo con Viktor Krum tres años atrás, y ahora la había utilizado para un solo propósito: pasar el rato. Burlarse de ella, jugar con sus sentimientos, pensamientos, con su corazón. No solo para salir con Lavender, sino también con Luna.

Sus ojos eran grifos abiertos, así como las nubes que cubrían el cielo. La tormentosa lluvia seguía cayendo. Su corazón estaba roto en mil pedazos. ¿Cómo Ron se había atrevido a herirla de aquella forma?. Como deseaba no volver a ver esa cabellera asomarse por la escuela. Lo peor del caso, es que el muy descarado aun le hablaba, le pedía consejos de chicas, hacía lo posible por hablar con ella, por seguir con la amistad que había llevado hasta el año pasado.

Le entró un frío terrible, así que para ahorrarse alguna gripe, entró al castillo. Caminó por algunos pasadizos, directamente hacía su sala común, hasta que al doblar en una esquina, mojada por lo que parecía un charco de agua, resbaló. Antes de que pudiera recordar en donde estaba, unos brazos fuertes, con la piel más pálida que alguna vez había visto estaban sujetándola para que no se diera un golpe mayor. Levantó la vista agradecida, pero al ver de quién se trataba frunció el ceño y se dejó caer al charco, de igual forma ya estaba mojada. La ultima persona que le hubiera gustado ver antes de alejarse de ese lugar era a ese rubio pintado, falso, egocéntrico, millonario, atractivo, asertivo, odioso, y maldito, Malfoy. Su voz, como todo el tiempo, era áspera y arrastraba las palabras con sarcasmo.

-Mira por dónde caminas, Granger… El clima no está para carreras-

Ella logró levantarse bajo sus propios medios, negándose a tomar la mano que Malfoy le ofrecía.

-Se dice: GRACIAS- dijo modulando desmesuradamente, tratando de "enseñarle".

-Pues… no gracias- dijo ella y cuando iba a pasar por un lado de él, logró tomarla fuertemente del brazo.

-¡Suelta mi brazo, me lastimas!- exclamó ella. El rubio la miró fijamente con sus gélidos ojos directo a los cafés de ella, rojizos, hinchados y humedecidos aun.

-No seas necia, Granger… Llorabas por mí, acéptalo- dijo y echo una risita maliciosa.

-Aléjate- pidió con una voz un tanto suplicante, algo que no le gustó para nada porque se sentía sumamente indefensa con el rubio en ese momento. El rubio solo quería herirla con su lenguaje serpentino y su lengua viperina; ella se corrió a un lado pero él la tomó con más fuerza, y volvió a interponerse en su camino. El rubio bufó y ella volvió a forcejear con su agarre, sin lograr zafarse.

-¡Malfoy, me lastimas!- dijo y el reparó en que la tomaba con demasiada fuerza, soltó su brazo y vio la marca de color rosado intenso que tenía forma de mano sobre su muñeca. –No estoy de humor para tus jueguitos, así que déjame ir- pidió otra vez. Él reparó ahora en que ella estaba completamente empapada.

-¿Mis jueguitos?- dijo con cara de inocente -¿Qué jueguitos?; yo no estoy jugando- dijo con su rostro serio. Una seriedad que ni que viera a Harry Potter caer de un acantilado se le quitaría.

- Vamos, Malfoy… Ve a acostarte con alguna mocosa, vete- exigió y eso le crispó los nervios al muchacho. Su voz era melancólica, su mirada apagada y su labio inferior tiritaba de frío. Ojeras cubrían sus párpados y estaba muy delgada. Tomó su otro brazo con delicadeza y la arrastró hacia un banco. Tenía suerte de que el pasillo estuviese completamente desolado. La obligó a sentarse allí con la utilización de la fuerza bruta y del bolsillo se su pantalón saco su varita. Hermione pensó lo peor en ese momento, pesó que la lastimaría, la mataría o le echaría un maleficio. Cerró los ojos con fuerza y esperó a que el momento llegara, pero lo que recibió fue una débil ráfaga de viento tibio, abrió los ojos sorprendida y vio a Malfoy aun apuntándole, pero de su varita salía ese pequeño remolino de viento que en poco tiempo secó por completo todo su cuerpo. Sin más, el rubio al verla seca, detuvo el viento y devolvió su varita al bolsillo de su pantalón.

- Malfoy, déjame ir- susurró con un gesto de súplica. Malfoy la observó un rato y susurró:

-¿Quién te ha hecho esto?- preguntó sin hacer énfasis en nada, solo en toda ella.

-¿De cuándo a acá tu te preocupas por lo que me hagan o no?- preguntó retándolo, estaba harta de que no la dejara en paz.

-Aunque te odie a ti y a los de tu clase, esto no se le hace a una mujer- dijo señalando su delgada figura.

-Malfoy, yo…. –dijo ella, pero él la interrumpió de inmediato.

-Viene alguien, pero me debes una conversación- dijo y se fue corriendo, dobló en la esquina por donde ella había venido y desapareció en la oscuridad.

Ya había anochecido y en su riña con Malfoy no lo había notado. De repente, como había predicho Malfoy, de una esquina salió una pareja de tortolos enamorados que no hicieron más que repugnarle a la castaña. Ella se levantó y caminó en dirección al Gran Comedor, dentro de poco sería la hora de la cena, y caminaría poco a poco por los anchos pasillos del castillo. Recordó todo, todo lo que había pasado con Ronald Weasley. Sentía las gotas de lluvia salpicar sobre el suelo de rocas; Sentía la fría ventisca venir desde fuera, y agradecía traer suéter y estar seca. Aunque fuese gracias a Malfoy. Rememoró cada acción el primer día de clases, ese primero de Septiembre; cuando observó fugazmente ese compartimiento en donde Ronald y Lavender Brown se besaban entre otras cosas. Su "amigo" Harry también se sentía decepsionado pero pronto se pasó a su bando, dejándola sola la mayoría del tiempo. Hasta que ella decidió aplicarle la ley del hielo.

Era un verdadero patán. Y su amigo Harry, un manipulado.

Por primera vez, Hermione; nuestra castaña, necia, intensa, mojigata y rata de biblioteca tenía : Mal de Amores. Y lo aceptaba. Era más que obvio, o eso solo a sus ojos. Sus compañeras de cuarto, como siempre la miraban como a un bicho raro, eran indiferentes y hace mucho tiempo que se había vuelto reciproco. Usaban toneladas de maquillaje, la falda tan corta que se veía su ropa interior, medias por encima de la rodilla, corbata algo suelta, sin sueter y con la camisa blanca muy ajustada al cuerpo, los tacos negros altos; todo incitaba a los Gryffindorianos a darles una mirada y a hacer algunas otras cosas en privado. Pues eran unas zorras completas.

Le dolía sufrir por algo que nunca había sido suyo, pero sabía lo cerca que estuvo de serlo. Lloraba por alguien que en el pasado había sido su mejor amigo.

No tenía amigas.

Ginny siempre había sido esa niña materialista, infantil, estúpida, hipócrita y mala amiga. Igual que su madre, pues la señora Weasley tampoco había sido muy buena con ella.

Se msecó las mejillas cuando las lágrimas cesaron, y caminó un rato más. Por un momento pensó que se secarían sus ojos de tanto llorar, por estúpida. Nadie te mandó a enamorarte de un estúpido mujeriego, pensó.

Cruzó en un pasillo sin salida, a través de un pasadizo, y en la salida, se encontró con lo que llevaba meses viendo. El pelirrojo besándose con Luna. Si no era con la rubia, era con Lavender. Y Hermione decidió no decirles nada, que sufrieran como ella lo había hecho. Caminó con el mentón en alto, sin dirigirle ni una mirada y al doblar dos pasillos más, se encontró con Harry. Aplicó la misma, la mejor arma, la ignorancia. Pero él fue más rápido y la tomo del brazo.

-¿Podemos hablar, Hermione?- preguntó con un semblante serio.

Ella zafó el agarre y siguió su caminar.

-Por favor, Hermione- dijo con voz suplicante y ella se dio la vuelta para salir de una vez de esa estúpida discusión.

-No tengo mucho tiempo, Potter- dijo fría.

-No seas necia, Hermione. Necesito hablarte- pidió pero ella negó con la cabeza. Él tomó con delicadeza su brazo y la arrastró con él a un pequeño rincón más privado.

-He dicho que no tengo mucho tiempo- dijo ella exasperada, cruzó los brazos sobre el pecho.

-Hermione… tenías razón, ¿ok?; No solo Ron, Ginny es igual de venenosa… No lo sé… hice mal ¿sí?. Yo quiero que volvamos a ser los amigos de siempre…- dijo con semblante arrepentido.

-Harry, sé que te arrepientes y bla bla bla, pero yo necesito un tiempo; no se puede olvidar tan fácil algo tna doloroso… Yo te quiero, pero tu decisión de haberte pasado de su lado fue inmadura… Al ver que yo también sufría debiste decirle que me lastimaba… Pero estoy segura de que el no sabe nada..- dijo Hermione con dolor, y cuando Harry estuvo a punto de refutarle, ella salió corriendo de volada, con lágrimas en los ojos color miel.

Camino hacia el Gran Comedor, donde sabría que él no podría abordarla. Pues un mes atrás, cuando Harry había comenzado a salir con Katie, le había dejado claro sus celos hacia la relación que él había mantenido con Hermione, a él poco le importó dejarla a ella sola e irse con Katie y Leanne, su mejor amiga.

Se sentó en un rincón alejada de la multitud. Sola, acompañada por su pañuelo de color blanco, secando sus odiadas lágrimas. Sintió la gélida mirada altiva y suspicaz de Malfoy desde que se había aparecido en la entrada del Gran Comedor. Con ella la había seguido y cuando ella se sentó, y con la mirada hacia él, se miraron por un momento, y luego ella desvio la mirada cortando el contacto visual.

Comió rápido y luego salió de allí, con la cabeza gacha.

Dobló en dos pasillos y luego, se sentó en un banco, donde un rayo de luna iluminaba su rostro, se dejo bañar por la luz azuleja y respiró profundo. Con ganas de lagrimear.

-¿Tienes guardia esta noche, Granger?- preguntó con una voz devoradora, sensual y extrañamente forzada. Como si tratara de seducirla.

-No… ¿y tú, Malfoy?- preguntó ella, con una voz sumamente parecida, pero aterciopeladamente real, no sonaba forzada.

Le extendió su mano, y la guió hasta una sala abandonada a la vuelta de la esquina. Cerró la puerta y la invitó a pasar. Ella se sentó sobre un largo mesón y comenzó a mover los pies hacia adelante y atrás de manera infantil. El tomó una silla y la volteó, abrió sus largas piernas y se sentó en la silla, mirándole el rostro.

-Dime, ¿Quién te ha hecho eso?- preguntó mirándola directamente a las orbes cafés.

-No te lo diré…Malfoy; no nos tenemos esa confianza- dijo con voz calmada. Él se enfureció.

Se acercó a ella y le estampó un beso en los labios. Ella se había resistido por un momento, pero el embriagante sabor de sus delgados labios; menta, yerbabuena y un poco de madera, le quitaron el aliento.

Comenzaron un juego de besos y caricias por sobre la ropa, que ninguno de los dos pudo mantener por largo tiempo, sus respiraciones se mezclaban entre sus labios, mientras se besaban. Suspiraban de vez en cuando.

El rubio acarició la espalda de la chica bajo la ropa, y soltó el sujetador.

Siguieron con una batalla de quién tiene el control sobre el otro, con caricias en los lugares donde no les daba el sol, y en otras partes menos "interesantes". No basto mucho tiempo para que ambos estuvieran despojados de sus ropas.

Ella abrió sus piernas para que él se abriera paso dentro de ella, y cuando esperaba que fuera la mejor sensación del mundo; había sido todo lo contrario. Un dolor fuerte recorrió todo su cuerpo. Ella trato de resistirse, claro que lo hizo. Pero el chico la ceñia contra su cuerpo. La lujuria lo había cegado completamente y le estaba haciendo daño. Ella no gritó, se tragó su dolor. Se aferró a la espalda del rubio. No esperaba que su primera vez hubiese sido tan dolorosa.

Alguna vez lo había escuchado, de sus odiosas compañeras de cuarto. Hablar de sexo entre ellas no era extraño, y menos cuando relataban sus primeras veces, y que si. Si dolía.

Comenzaron a brotar lágrimas de sus ojos. Todo se volvió negro en un momento.

Cuando se desplomó sobre el cuerpo del rubio, fue cuando el tomo en cuenta que ella había sido virgen, hasta que llegó él.

Se fue, tomó su ropa, se vistió y se alejó por el pasillo. Dejandola sobre un frio mesón.

Despertó muerta de frio y se percató de que estaba desnuda. Era temprano en la mañana y le dolía enormemente la entrepierna. Con cuidado colocó su ropa, y arregló su cabello para salir de esa aula abandonada.

Caminó con cuidado porque con cada paso que daba, le causaba más dolor. Llegó algo tarde a su dormitorio, pues le tomó media hora llegar a este. Tomó su toalla y se movió con cuidado hasta el baño; se dio un baño caliente. Arrepintiéndose de todo, queriendo estar muerta para no padecer de aquel dolor y no tener que verle la cara. Avergonzada.

Le tomo dos minutos darse cuenta de que no era en la mañana sino la una de la tarde. Siguió con su baño, recordándose a si misma que era sábado, todos estarían por ahí, pasando su día libre con sus compañeros.

El frio se adueñaba de Hogwarts rápidamente.

Se colocó un pijama abrigado y unas pantuflas de conejo, para luego quedarse en su dormitorio encerrada hasta la cena. Cuando muerta del hambre decidió bajar al Gran Comedor. Y aunque sabía que se burlarían de ella por andar en pijamas por el castillo, poco le importaba. No había nadie que quisiera impresionar. No había nadie interesante en la escuela, y prefería sufrir su padecimiento, sola, que mal acompañada. Prefería debatir en su cabeza el poqué de que Malfoy se hubiera acostado con ella, y el porqué no se dio cuenta de que ella sufría.

Era obvio –pensó.- De seguro lo hizo porque su cita para esta noche no estaba disponible, maldita puta. ¿Porqué tenía que ser yo?;

Esa noche comió un buen tazón de cereales, pues no le apetecía nada que le cayera pesado. Algo pasaba, algo no estaba bien.

Malfoy no se había aparecido en toda la noche en el Gran Comedor.

Algo sí que andaba mal.


Reviews Please.

Semana siguiente, next cap.

Love; Peace; Happiness; Draco Malfoy.

VMCH