Legolas, Thranduil y 13 enanos
Por lupitas
Legolas despertó con los primeros rayos del sol, casi no había dormido en espera del nuevo día; era una fecha esperada por muchos elfos tanto jóvenes como adultos.
El rey Thranduil organizó una fiesta esa misma noche para celebrar a los jóvenes guerreros por su victoria con la cacería de arañas.
El joven elfo se levantó de la cama al darse cuenta que no podría conciliar el sueño, se vistió con sus ropas castañas y verde seco; se recogió algunos cabellos de la frente con una trenza hacia atrás.
Salió de la habitación, camino por el pasillo, llegando al final del corredor se encontró con su padre hablando con el mayordomo Galion que estaba a cargo del vino y de los alimentos para esa noche.
El príncipe se quedó mirando al rey que resplandecía más que los otros elfos, su principal preocupación es el bienestar de su pueblo y de el su único hijo.
Thranduil termino de darle las últimas indicaciones a Galion. Se percató de que un hermoso elfo lo observaba al otro lado del pasillo. Galion hizo una pequeña reverencia al rey y se retiró.
Thranduil se acercó a su hijo y le beso la frente y de sus labios salió una hermosa voz:
-temprano te levantaste ion nin
-la emoción no me dejo dormir ada
Entro en ese momento Marion, una hermosa elfa que trabaja para el rey. Hizo una delicada reverencia y dijo con la mirada sobre Thranduil:
-Heru nin, unos elfos solicitan su presencia
-enseguida voy. Le contesto con una voz imponente
El rey miro a lugar donde se encontraba su hijo y se percató que ya no estaba a su lado, estaba dando vuelta a otro corredor a unos pocos metros donde se encontraba.
Legolas salió afuera de la gran cueva y miro a su alrededor. Había un par de elfos limpiando a loa caballos del establo cercano a las cuevas del rey.
Había una pequeña elfa de muy corta edad que jugaba entre las flores del pequeño jardín de su casa. Empezó a recordar cuando él tenía esa edad y el jardín parecía tan grande que creía que se perdería entre las flores y árboles y de todas formas era su lugar favorito para pasar el tiempo.
-¡Legolas! – una dulce voz interrumpió sus pensamientos. Un joven de su misma edad se acercaba; su cabello dorado brillaba con los débiles rayos de anor y vestía de un verde muy extraño. No tardo en reconocerlo era su mejor amigo Gildor; los padres de ambos eran amigos gracias a la amistad de los dos elfos por tan largo tiempo.
-¡Gildor! Creí que estarías durmiendo
-lo intente pero no pude, estoy tan emocionado
-yo también… ¿vas a ir así vestido?
-no tengo de otra, mi nana no lavo mi mejor traje
-yo tengo algo que tal vez te quede-dijo mirando su atuendo
Ambos entraron a la habitación del príncipe, Legolas se dirigió al armario y saco un traje café claro con castaño.
El elfo se puso el traje y se paró frente al espejo
-no está mal, me sigo viendo más guapo que tu
-¡en tus sueños con los valar!
Ambos rieron hasta el punto en que les dolía el estómago.
Anor ya no estaba en el cielo, en su lugar brillaban las estrellas. Todos los jóvenes guerreros se encontraban ahí y también algunos con más experiencia.
En el centro del valle resplandecía una gran hoguera, el silencio era rompido por el sonido de las arpas y voces de los mismos elfos y de vez en cuando se alzaba una carcajada, los elfos se sentaban en pequeños troncos cortados durante el día.
Ceso la canción y todos comenzaron a aplaudir. El rey Thranduil se levantó y con un ademan todos guardaron silencio. Tomo una copa con vino de uno de los elfos que comenzaban a repartirlas
- esta es una fiesta especial como todas las que se hacen, el día de ayer nuestros jóvenes guerreros victoriosos. Ya no son los que eran antes, si no que ahora son unos valientes guerreros y servidores a su pueblo, he por eso que hemos de brindar por ellos hoy.
Levanto la copa y todos lo imitaron diciendo ''por los jóvenes guerreros'' y bebieron un poco de su contenido.
Todos se sentaron incluyendo al rey; Legolas se sentó a su lado derecho y a su lado estaba Gildor; al otro lado del rey estaba Marion que a su lado estaba su hermana menor Marie, una joven elfa que había participado en la cacería.
Unos elfos vestidos de azul comenzaron a repartir platos con carne recién azada y reían.
Muy pronto se hizo un silencio, algo se acercaba hacia el valle, pronto aparecieron unos enanos que al entrar al claro cayeron dormidos bajo el encantamiento.
Todos se levantaron de golpe, unos elfos apagaron la hoguera y otros corrieron para apartarse. El rey dio la orden de que los ataran y los llevaran a la prisión de las cuevas.
Un grupo de elfos se acercaron a los bultos. Comenzaron a atar a un enano que era un poco gordo, se despertó y empezó a gritar ''suéltenme, suéltenme '' y otras cosas en el idioma de los enanos que los elfos no entendieron.
¡HAAAA! Se escuchó una elfa gritar que había caído al suelo y una araña negra y grande estaba arriba de ella.
El joven príncipe tomo su arco y lanzo una flecha a la repugnante criatura que cayó muerta sobre la elfa, un segundo después se levantó y corrió hacia su hermana mayor Marion.
Se empezó a escuchar un montón de patas que se acercaban. En pocos segundos ya estaban ahí; Thranduil dio la orden del que no estuviera armado regresara a las cuevas; la mayoría no lo estaba y casi todos salieron corriendo. Legolas seguía tirando flecha tras flecha a las arañas que se seguían acercando, sintió que alguien le sujeto por el brazo y voltio rápidamente y se encontró con su padre que le dijo:
-ve a las cuevas y ve que todo esté en orden yo iré cuando pueda
-pero…
-Es una orden
El príncipe quedo libre y corrió hacia las cuevas donde todos se encontraban
Continuara…
