Mi nombre es Alice Margatroid, y tengo, bueno, mi edad creo que no podría decírtela, por que soy un espíritu del bosque, aunque pocos saben una verdad, y es, que soy una humana de nacimiento, pero gracias al grimorio mágico de Maikai pude convertirme en una Yokai.
Mi hogar se encuentra dentro del bosque de la magia en Gensokyo. Hay muchos seres como yo hay en este mundo, fueron liberados por asares del destino y muchos tienden a pasear por aquí cerca, e incluso a vivir dentro los alrededores a solo unos pasos del templo Hakurei.
Tengo una gran colección de marionettas y son mis mejores amigas. No me gusta estar cerca de las humanos… duele. Alejo incluso a los de mi especie. No deseo la compañía ni la cercanía de nadie. La soledad es mi mejor amiga al lado de mis marionetas.
Hay un pequeño problema en mí. Bueno quizá sean varios, ya que tengo una serie de vicios que mucha gente podría tomar como "desagradables". El primero de ellos es que me encanta coleccionar cosas… de otros… sin devolverlas…. Extraño vicio ¿eh? Y otro es… el proporcionado por unas cositas, pequeñitas que consigo con ayuda de Eirin. Así que básicamente, uno provoca el otro, je je.
Bueno, pues esto que te contare es una de mis historias. Solo una pequeña parte de mi vida, y quizá la mas hermosa de todo este tiempo… y creo que la mas dolorosa. Han pasado ya más de cuatrocientos años de aquel entonces, y aun recuerdo su rostro como si fuera ayer y su nombre…
Marisa Kirisame
Curioso… hacia mucho que tu nombre no salía de mis labios…
~Ano hi no futari wa mou inai~
La pareja de aquel día no esta mas aquí
La primera vez que la vi fue en la batalla llamada "Mystic Square", en mi antiguo hogar el Maikai. En aquel tiempo mi madre Shinki cuidaba de mi, bueno después me dijeron que no era mi madre, pero ella siempre fue buena conmigo y me daba cariño, ya que si podría exagerar yo tendría algunos 10 años terrestres. Ella era la Diosa de todo el inframundo, de donde provienen los demonios, creo que en este mundo le llamarían "El diablo" pero contrario a las historias humanas que he escuchado de mi madre, ella es una persona muy dulce… al menos con nosotros.
En ese período yo luche contra ella, Marisa Kirisame, que se encontraba en Maikai haciendo investigaciones debido a unos sucesos que habían pasado en Gensonkyo. Yo me encontraba protegiendo la entrada que conduce al salón del trono de mi madre, y la tuve frente a mi, la batalla fue sin piedad, con ayuda de mis marionetas pude dejarla a tope, sin embargo en un ataque sorpresa, fui derrotada.
Al poco tiempo planeaba mi revancha, realmente quería ganarle a aquella chica de ojos dorados, ahora claro, con ayuda del grimorio que se encontraba en la biblioteca de mi madre, con el cual hui de allí.
De nuevo estuvo frente a mí y fui derrotada por segunda ocasión. Decidí entonces estudiar mas duro y algún día derrotarla, y le odiaría por siempre por aquellas humillaciones.
Como había escapado con aquel libro mágico de la biblioteca principal sin que nadie se diera cuenta, decidí quedarme a vivir en aquel bosque del llamado Gensokyo. Instale mi casa en medio del lugar, así nadie me buscaría y estaría en soledad.
Después de mucho tiempo en una de mis andanzas nocturnas acompañada de mi fiel Shangai, si, como la ciudad de China, es una costumbre mía, nombrar a mis muñecas con el nombre de ciudades del mundo, algunas las he visitado, otras solo las he visto por fotografías y me gustaría visitarlas.
Bueno pues entonces, encontré a una niña acostada boca bajo en un gran agujero. Me acerque a ver si estaba bien, no es que me interesara solamente pues no se, saber ¿no? Le ayude a incorporarse y note que tenia unas orejas de conejo, extrañada pregunte su nombre, el cual era Reisen, provenía de la luna, su amiga Twei, enfadada por que solo ella vendría a Gensokyo, a dejar una entrega, le puso una trampa y la hizo descender desde la luna hasta este punto. En agradecimiento me dio una bolista con unos cuantos ovalitos color verde y blanco, me dijo que las tomara y me harían sentir muy tranquila y relajada. Las guarde en una de mis bolsas y seguí mi caminata nocturna.
Seguía sin creer del todo que hubiera conocido al conejo de la luna, era algo extraño pero al final, que en Gensokyo no lo era. Abrí la bolsa que me habían dado y tome una de esas pastillas, debo admitir me sentí muy bien, y las características que esa chica había dicho realmente se sentían. Me senté en la base de un árbol y me puse a ver las estrellas. Hacia tiempo que no intercambiaba palabras con otro ser vivo desde mi llegada a la tierra, creo que la ultima había sido esa molesta hechicera vestida de negro.
Debo decir que las dichosas pastillitas me gustaron mucho y busque después de que se me acabaron a la conejita esa de la luna, aunque mi búsqueda fue un tanto inútil por un tiempo finalmente pude localizarle, le dije que deseaba mas de aquello que me había dado a lo cual me respondió alegremente
-Por supuesto, son dos mil yens por veinte pastillitas. Contesto Reisen
-¿Que? Respondí incrédula, es que ese precio era demasiado.
- Si gustas hablar con la encargada ella esta en la luna, su nombre es Eirin Yagokoro, quizá ella te haga precio, lo cual prácticamente imposible, nuestra princesa Kaguya nos exige cierta cantidad de dinero al mes, y hay que cubrirla de cualquier manera, ¡suerte! Dijo finalmente la conejita de la luna y se fue.
Realmente necesitaba esas pastillas, me sentía muy nerviosa sin ellas, así que me puse camino a la luna para hablar con la mencionada Eirin, después de muchos obstáculos, logre llegar con ella y le expuse mi problema y mi necesidad. Ella amablemente me respondió que el precio no variaba, así se lo pidiera personalmente a la princesa Kaguya, y que le hiciera como quisiera.
Regrese a Gensokyo decepcionada. Paso un tiempo y simplemente no podía conseguir el dinero para las pastillas esas. Así que volví a encerrarme en mi casa creando muchas mas muñecas, Kyoto, London, Tibet, poco a poco fueron naciendo muchas más para hacerles compañía a Shangai.
Un día alguien toco a mi puerta, extrañada por que nunca tengo visitas, bueno, nadie saber que vivo aquí algunos Yokai, pero saben que es peligroso acercarse a mis alrededores. Era la conejita de la vez anterior, Reisen.
-Hola Alice, bueno traigo tu ración mensual. Dijo
-¿Perdón de que hablas? y ¿Por cierto que haces en mi casa? Conteste muy intrigada
-Ah pues, eres clienta, y es nuestra obligación saberla dirección de cada una de nuestras fieles clientas para satisfacer sus necesidades.
-Que sepas, que yo no tengo ración mensual.
-Oh lo que pasa es que Eirin me dijo que habías ido a solicitarle, y como ahora estamos viviendo aquí en Gensokyo, las razones no importan, pero entonces ¡¡¡nuestros precios bajaron!!! Así que ahora no hay problema. ¿Tenias cuando?
-Ah pues solo tengo 500 yenes.
-Oh genial eso cubre la ración de este mes, así que toma.
-¿En serio?
-¡¡Claro!! Suerte y nos vemos el próximo mes. Y salió corriendo.
Debo decir que no me esperaba esto, si tenia necesidad de aquellas pastillas, simplemente que no podía conseguir dinero. Hacia tiempo que me dedicaba a coleccionar cosas ajenas, y mi casa estaba un poco llena de artículos mágicos, escobas, más libros y más libros. La cosa era donde venderlas y conseguir dinero de allí.
Por ahora eso no importaba. Abrí la bolsa de pastillas y mi sorpresa fue grande, ya que encontré cientos de ellas. Eso ¿se supone que me duraría un mes? Pero son demasiadas no creo terminarlas.
Cogí y me tome una. Estas tenían un efecto aun más relajante, me entro mucho sueño así que decidí ir a dormitar un poco.
En breves me desperté y tenia mucha ansiedad, así que volví a coger otra… bueno realmente fueron 3 de un golpe, como tenia tantas dije –Bueno nunca se me acabaran.
¿Sabes? El sentimiento de soledad al estar dormida no se sentía, simplemente estaba yo… pero sin el dolor de nadie a tú alrededor, y lo mejor… era no sentir nada.
Fin capitulo 1
