Nunca creí que un día como cualquier otro podría cambiar mi vida tan drásticamente. Tan solo pensar que ser una chica normal como cualquier otra, cariñosa y un tanto extrovertida que de un momento a otro cambiar completamente.

Todo comenzó un día como cualquier otro, un jueves para ser exactos.

Me levante temprano ya que tenia clases a las diez, lo primero que hice fue dirigirme al baño a tomar una ducha.

- Bella ¿qué haces levantada tan temprano? – ese era mi papá, Charly.

- ¡Tengo clases! ¿Por qué otro motivo estaría madrugando?- conteste con voz de sueño.

- Come algo antes de salir – esa ahora era mi mamá, Renne.

- Si, en eso estoy.

Como cualquier día normal, bueno, hoy no era tan normal, lo que pasaba es que generalmente mis clases comenzaban a las ocho de la noche, pero hoy tendría una jornada extraordinaria porque iban a estar lo de la constructora o algo así. No estoy muy informada de eso, pero no tendría clases en la noche y para no perder nos cambiaron a la jornada de la mañana.

Y esa es la razón por la que estoy ahora madrugando a las casi nueve de la mañana un día jueves que perfectamente podría estar durmiendo en mi amada camita.- soy una perezosa, debo de renocer-.

Cuando salí ya de mi casa eran las nueve y diez minutos, estaba bien con la hora. Camine los diez minutos que me toma llegar al parada del bus con paso ultra tortuga y me dirigí al centro de la ciudad. Hasta ese momento todo parecía normal, la mismas personas de la ciudad peleando por un asiento.- "digo yo como las personas pueden ser tan desesperadas por algo inerte"- en mi fuero interno bufaba.

Cuando me baje en mi destino ya eran veinte para las diez, espere que el semáforo cambiara a verde para poder cruzar. Después de dos bostezos supongo… no los conté, pero supongo que eran más, cruce.

Estaba tan solo a una cuadra de mi instituto cuando de repente se acerco un señor no era tan viejo pero olía bastante desagradable para que voy con cuento, en resumen era un vagabundo con su barba larga gris, era alto bueno… más que yo supongo que un metro ochenta, y se acerco a mí, lo primero que hizo fue mirarme de arriba abajo – viejo baboso, me dije internamente- por lo que preferí seguir caminando. Cuando iba a cruzar los escasos metros que me quedaban al instituto me agarro un brazo. Lo primero que atine a hacer fue tratar de zafarme y lo encare para abofetearlo pero él me sujeto el otro brazo, mire a mi alrededor pero no había nadie y me asuste. El vagabundo me miro a los ojos antes de sonreír, aunque parezca ilógico e irreal me sonrió, creo que para ese entonces yo estaba en shock, el tipo me afirmo los dos brazos con una sola mano y saco de unos de sus bolsillos de su pantalón todo asqueroso por decirlo, un frasco, adentro por lo que alcance a ver había un tipo de polvo verde o algo así, lo destapo con sus dientes, saco un poco y lo soplo por mi rostro.

Y eso fue lo último que recuerdo de ese episodio, cuando desperté estaba en la enfermería de mi instituto y a mi alrededor estaban mis amigas Alice, Ángela, Rosaly y la Esme. Al principio estaba demasiado desorientada vi la hora y eran exactamente las once y doce minutos.- wow pensé internamente- había estado inconsciente por más de una hora, era primera vez que me pasaba y comencé a recordar lo del vagabundo y el polvillo.

- Bella, ¿Qué fue lo que te paso? Te encontramos inconsciente en la puerta del hall, fue Jasper quien te trajo hasta acá, pero se tuvo que marchar a la clase a entregar un trabajo.- me dijo Alice preocupadísima.

- Eh… no se… - quede pensando, hasta donde sabia tuve que haber estado a una cuadra del instituto no en la puerta.- lo último que recuerdo es que venía hacia acá y apareció un tipo señor que parecía un vagabundo y saco algo…- ya en este punto cinco pares de ojos me estaban observando como si hubieran visto un fantasma o algo por el estilo- era como no se un polvillo, podríamos llamarlo así, y lo soplo en mi rostro, de ahí ya no recuerdo nada mas.- concluí mi relato.

- Voy a tener que hacerte una muestra de sangre, no me agrado para nada esa cosa que te dieron.- dijo la enfermera seriamente.

- Ok… - odio admitir pero le tengo fobia horrible a las jeringas.

Mientras la enfermera me hacia ese examen exprés las chica se disculparon diciendo que tenían que entrar a su siguiente clase, por eso me quede sola observando el techo… era blanco, habían veinte y cuatro tablones de plumabil y muchos chicles pegados. Estaba muy pero muy aburrida, supongo que me abre quedado dormida un rato.

Cuando llego la enfermera vi mi reloj y eran la una de la tarde, me miro con una expresión rara y estaba con una mascarilla. A los pocos segundo después entraron tres jóvenes de unos veinte o veinte y dos años por ahí, los tres inconscientes, la enfermera dejo de mirarme y fue donde los chicos, yo por mi parte me levante de la camilla y me disponía a salir por la puerta cuando entraron unos tipos demasiado frikkis por decirlo, hasta que mire el logo del traje anti-bacteriana la calavera que ponen en los lugares donde hay desechos tóxicos o cosas así.

Los tipos me tomaron por los brazos y me volvieron a la camilla, luego como si fuera una carpa gigante nos encerraron… cuarentena… eso fue lo que logre escuchar antes de desmállame.

Hola a todos, soy nueva en esto... espero que les haya gustado el primer capitulo y perdonen si hubo errores de redacción :)