No lo puedo evitar. MK ocupa mi todo mi cerebro últimamente ;_; Solo quiero escribir y escribir pendejadas de esto (?)
Esto será algo asi como una recopilación de One shots de parejitas que me gusten. Porque YOLO y ya. (?)
Disclaimer: Si Mortal Kombat me perteneciera sería un grado más arriba todavía. (?)
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ADVERTENCIA: Este capítulo contiene boyxboy (osea chico y chico) y probablemente escenas hard. Si no te gusta, sal de aquí.
Capítulo 1: Paraíso en el infierno.
— Kabal, Stryker — Algunos meses luego de la caída de Shinnok y Quan Chi. —
Todo era distinto desde que Liu Kang y Kitana se convirtieron en los nuevos gobernantes del infierno. Al principio todo marchaba de maravilla, ya que siempre juraron protegerse como una "familia". Pero luego de un tiempo, a la perfecta pareja del inframundo se les comenzaron a subir los humos del liderazgo, y la supuesta familia se comenzó a dividir.
Querían mandar en todo y soltar ordenes al por mayor.
Inclusive Sindel se alejó de ellos. Sobra decir que Kabal y Stryker menos estaban de acuerdo, y después de una pelea absurda, terminaron yéndose por su lado. Después de todo, era el infierno, y lugares para vivir sobraban por doquier.
Aveces, Stryker reaccionaba más que su compañero enmascarado; como si quisiera recordar cosas. Pero al final, eran solo destellos de flashbacks que terminaban convertidos en polvo. Eso no quita que entre los dos, el rubio fuera el más sensato, si se le puede llamar así.
Esos "recuerdos" seguían insistiendo en su cabeza, pero no encontraba el significado.
Se refregó la cara y dejó la taza de café latte que tomaba en la mesita de centro. Nada de estas cosas que tenían en su "casa" era real. Era más como una ilusión. Ya que realmente, no necesitaban nada de eso para vivir de la manera en que ellos vivían. Era meramente superficial. Pero el par de ex policías se sentían más cómodos sobreviviendo de esa manera.
—Lord Raiden planea un ataque. Y como siempre, Liu Kang y Kitana no hacen más que discernir.
Venía llegando el de los hookswords. A pesar de sus palabras, ni inmutó a su compañero rubio.
Se acercó hasta donde estaba y pasó una palma por en frente del contrario.
—¡Hey! ¡Te estoy hablando! ¿Qué te pasa Stryker?
—¿Eh? Nada, nada pasa.
En realidad si pasaba algo, estaba pensando. Y eso ya era mucho. Desde que se volvieron guerreros no-muertos, pensar era un lujo que casi no se podían dar. Pero desde la división de Liu Kang y los demás, parecía que el rubio quisiera reaccionar.
—Ah. Perfecto. Porque vengo de malas a causa de encontrarme con Liu Kang. Y ya sabes lo que significa.
Sin decir nada más, el ex dragón negro se aproximó bastante a su mejor amigo, al sofá donde estaba sentado y ahí lo arrinconó.
Comenzó a introducir sus manos por debajo de la camisa contraria, acariciando ese abdomen que tanto le encantaba. Sin embargo, el más bajito seguía distante, como si nada de esto estuviese pasando o no quisiera poner atención.
Eso no le gustaba a Kabal. Le gustaba oír gemir, oír deseoso a su pareja.
Así que, sin más preámbulos, lo tomó de las muñecas hasta empujarlo duramente contra una pared. De un tirón le rasgó la camisa y con sus dedos presionaba sin piedad los pezones de su amigo.
—¡Ahhh! ¡Kabal!
—¿Qué? Vaya, hasta que gritas. — Sonó bastante hostil.
—¿Como no voy a gritar? Eso me dolió.
—¿Vas a empezar con eso ahora? ¿Qué rayos te pasa?
La ira de Kabal solo crecía, y aumentó la fuerza en el agarre.
—N-nada. Solo, suéltame un momento por favor.
Sin más remedio, así lo hizo el enmascarado. Algo confuso, Stryker tomó la máscara y se la quitó. Al no estar vivo, no le afectaba el no traerla.
—Ahora si. Hazme tuyo.
Sonrió lascivo y con malicia, sonrisa que fue correspondida por su compañero y actualmente amante.
No tardaron ni cinco minutos en trasladarse a la cama que había en aquella casa de fantasía. No había centímetro de piel que Kabal no hubiese recorrido ya. De todas formas, cada vez que lo hacía suyo, le gustaba reivindicar con mordidas y chupetones que le pertenecía por completo. Dejarlo marcado como de su propiedad.
A Stryker nunca le molestó, al contrario, a su poseída alma le encantaba ese trato. Pero especialmente hoy, se sentía extraño.
No se sentía del todo bien haciendo esto, aun así...
—¡A-aaaah!
El mayor había llegado a su sensible entrepierna, comenzando a lamer como solo él sabía hacerlo. ¡Maldita sea esa experiencia de Kabal! Aveces se sentía en vergüenza respecto a eso, anteriormente se sentía bastante bueno en el sexo.
Hasta que se acostó con Kabal. Nada era igual después de haber dormido con Kabal.
Su miembro palpitaba dentro de la boca del pelinegro, mientras que sus manos se aferraban a las sábanas como si eso ayudara en algo. Estaba seguro que no tardaría en correrse, y así lo hizo.
Kabal disfrutaba de la gran vista que tenía: su gran amigo respirando jadeante y sonrojado, y él engullendo con gusto la dulce semilla.
En un movimiento rápido, el mayor volteó al otro dejándolo boca abajo.
Normalmente se le veía ansioso, gritando vulgaridades como que ya entrara en él o cosas por el estilo. Pero esta vez, se sentía incómodo, a disgusto. Igual ni tuvo tiempo de pensar mucho. Ya podía sentir el endurecido miembro del contrario acariciando su trasero.
Por lo cual, se giró otra vez, lo más rápido que pudo.
—¿Qué? ¿Qué ocurre esta vez? — Preguntó algo enojado, ya que lo detuvo en la mejor parte.
Al rubio le temblaban los párpados y los labios. ¿Qué le pasaba? Ni él mismo sabía que rayos le ocurría. Solo, sentía ganas de sacar ciertas palabras de su pecho. Tomó un poco de aire antes de poder hablar, y lo miró. Lo miró directamente a ese rostro que para él era lo mas bello del mundo.
—Kabal. Yo... te amo, Kabal.
Esbozó una tierna sonrisa, dejando que el rubor se apoderara de su rostro.
El otro, se quedó en silencio por unos segundos. Su atrofiado cerebro poseído no encontraba que responder a eso. Era como una especie de shock.
Solo, tomó las piernas del ex policía y las enrolló en su cintura, para después, introducirse de una sola estocada dentro de él.
El dolor físico se había vuelto nada para Stryker. No tenía idea de como, de porque. Pero sentía que muy dentro de él, dentro de su perdida alma, algo se había roto. ¿Porqué hizo esa confesión tan estúpida solo para pasar esa vergüenza?...
Lloró. No lo pudo evitar, sus ojos se humedecieron casi al instante de no recibir ni un "yo también", ni una sonrisa.
Casi al momento de comenzar con las embestidas, Kabal vio esas lágrimas. ¿Porqué le dolían? ¿Porqué le dolían a él también? ¿Él las causó? Pero es que... su cerrada mente, no le daba para entender, que es lo que tenía que responder a esas palabras.
Pero, no quería ver más lágrimas, de eso estaba seguro.
Se detuvo un poco, y entonces, besó sus lágrimas. Besó cada parte de la carita del rubio que él amaba. Por último, sus labios. Pero este beso era diferente, y Stryker lo sintió.
Era lleno de ternura, de amor, de la manera única en que Kabal encontraba para demostrar su cariño.
También quería decirle algo hermoso, pero no sabía como, no sabía que. A diferencia del menor, Kabal no se encontraba "queriendo reaccionar".
—Kurt... tú... haces de este infierno un paraíso...
Fue lo único que pensó, porque así lo sentía. Aun así, fueron las palabras más hermosas para el rubio ex policía. Lo hicieron llorar mas, ahora de felicidad. Y lo volvió a besar. Lo besó con tal intensidad, abrazando su espalda, enterrando sus uñas mientras continuaba siendo penetrado por su amigo, compañero, amante, y amor de por vida.
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