Hola, esta es una historia de Victorius y The Walking Dead, un crossover, sólo que lo puclaré en esta sección igual. xDDDD. Así que si conocen a alguien que les agrade cualquiera de estas dos series pues no duden en decirle que se pasen por aquí :3. Se centrarán en los personajes Rick y Cat. Lo centraré más en el ambiente zombificado (xD)
Algo de Jade y Tori, luego será Jade y Shane o sino Daryl. Es que aún no me decido. xD
De camino al aeropuerto en el coche de Beck.
- Cat, ¿y quién es ese tío que vas a ir a visitar?.- Preguntó André. Un chico moreno.
- Se llama Rick... y creo que su apellido es Grimes.- Contestó dudosa.
- Pero si se apellida Grimes, ¿qué tiene que ver con el tuyo?.- Preguntó Jade. La gótica y malhumorada del grupo, también mejor de amiga de Cat. Aún no sabían cómo, dos personas tan diferentes, eran muy amigas.
- ¿Qué es lo que pretendes decirme?.- Preguntó.
- Nada Cat, sólo que es raro que tu apellido sea diferente al de él.- Respondió Tori en defensa de Jade.
- Ahhh... ¿Quieres decir que soy rara?.- Volvió a preguntar acusatoriamente.
- Sólo que no es algo común.- Esta vez respondió Jade, en defensa de Tori.
- Ahhhh... así sí... no lo sé. Pero no es un tío directo. Es el primo lejano de mi papá... creo...- Contestó dudosa.
- Debe ser por eso.- Dijo Beck mirando por el retrovisor.
- Cuéntanos más sobre ese tío.- Sugirió Robbie.
- Sí Cat, cuéntanos más.- Insistió Tori.
- Hace años que no lo veo, sé que vive en un pueblo del condado de Georgia y que su esposa me odia.-
- ¿Quieres que la mate?.- Preguntó Jade.
Cat rió y negó con la cabeza.
- ¿Y por qué dices que te odia?.- Preguntó Tori.
- Creo que porque mi tío y yo éramos muy unidos cuando era pequeña, cuando estaban saliendo yo era prácticamente una bebé y él me tomaba más atención a mí que a ella.- Respondió inocentemente.- Pero sinceramente no sé.
En el camino iban cantando y distrayéndose. Ya no verían a su amiga bipolar dentro de mucho tiempo.
Llegaron y Cat hizo sus últimos papeleos.
- Chaito chicos, los llamo cuando esté en la casa de mi tío.- Dijo eufórica mente agitando la mano.
- Cuídate Cat, que te vaya bien.- Dijo Tori.
- Chao tontita.- Despidió Jade.
Los demás despidieron de igual forma y vieron a su amiga rojita subir al avión, ella agitó la mano frenéticamente otra vez. Sonreía muy feliz, hace años que no veía a ese tío que tenía. Recordaba que la última vez que lo vio fue cuando tenía ocho años y no era tan bipolar como actualmente lo era. Su recuerdo fue interrumpido por un lindo cachorrito que cargaba una niña de diez años.
- ¡Qué lindo cachorro!.- Dijo emocionada.
- ¿Te gusta?.- Dijo la menor con aires de inocencia.
- Siiiii.- Respondió sentándose al lado de la ventana. La niña se sentó a su lado.
- Te dejo que lo cargues todo el viaje si me das cincuenta dólares y me cambias el asiento.- Sonrió maliciosamente pero con aire angelical. Al parecer la niña era toda una oportunista.
- ¡YAY!.- Sacó su bolso.
La niña no creía que sería tan fácil engañar a una adolescente de 16 años. Pero es que Cat no era cualquier adolescente de 16 años, ella era "especial".
- Toma.- Le extendió el dinero y le cambió de asiento.
- Me llamo Cat.- Se presentó.
- Y yo Jennifer.- Sonrió.
La niña le dio al perro. Cat se pasó la mitad del viaje jugando con el perrito y hasta cantándole para que se durmiera, y es que el perro era tan movedizo. De pronto el cachorro comenzó a llorar -gemir- y la pelirroja no sabía qué hacer.
- Ya cachorrito, no llores. A poco canto tan mal...- Dijo apenada. Últimamente no estaba tan bien de la garganta pero aún así conservaba su toque.
- Quiere orinar.- Dijo la niña.
- No creo...-
- Que sí.-
- Que no...-
- No seas terca mujer, el animal quiere orinar y si no lo llevas a algún lugar se va a hacer en ti.- Dijo exasperadamente.
- Noooo... no quiero que se haga pipí en mí.- Respondió Cat con voz de niña angustiada. Pero demasiado tarde, el perro ya se había hecho encima de su falda.
- Te lo dije.- Habló la niña con voz de reproche.
- Tu perro es un mal educado.- Se quejó y le dio el perro a su dueña.
- Hey, el trato era que lo cargaras todo el viaje.- Se quejó poniendo al perro en la falda de Cat, otra vez.
- Bien, pero sostenlo un rato. Me iré a cambiar de ropa.- Devolvió al perro y fue al baño del avión. Se cambió de ropa.
Cat salió del baño con un pantalón negro ajustado, blusa rosa y una campera de futbol americano roja y blanca con una "T" al costado, y unas ballerinas a juego con la blusa.
- Bien, dame al cachorro.- Extendió las manos, ya sentada, para poder cargar al animal.
La pequeña se sintió toda una timadora por aprovecharse de la bondad e ingenuidad de la adolescente así que no le dio al animal.
- No te preocupes, ya no es necesario que lo cargues. No sería justo que te vuelvas a ensuciar el atuendo.- Sonrió, pero esta vez sinceramente.
- Bueno... gracias.- Le devolvió la sonrisa.
Después de eso, la niña comenzó a jugar con su celular mientras que Cat jugaba con su perapod y publicaba tonteras por Slap.
- ¿Qué es eso?.- Preguntó Jennifer mientras señalaba la pantalla del aparato.
- Es Slap punto com.- Respondió sin mirarla.
- Oh...- Volvió a jugar con su celular.
"Cargué a un cachorro por cincuenta dólares
y para colmo me orinó."
Cat puso eso como estado y enseguida Jade la etiquetó en otro.
" Cat Valentine, ¿quién fue el que te estafó? ¬¬"
" Una niña, se llama Jennifer, pero no me estafó."
" Sí claro. Acepta la video llamada."
" Está bien."
La pelirroja aceptó la vídeo llamada de Jade.
- ¿Quién es la mocosa?.- Preguntó agresivamente.
- Sé más amable, Jade.- Cat respondió avergonzada porque la niña estaba a su lado.
- ¿A quién le dices mocosa?.- La niña se acercó más al perapod. Sabía que había hablado por ella.
- A tí mo-co-sa.- Recalcó más el insulto.
- No peleen, por favor.- Dijo Cat.
- Ella comenzó.- Dijo Jennifer.
- Comenzaste tú al tomar por tonta a Cat.-
- Ella aceptó.- La niña se defendió.
- Devuelve le sus cincuenta dólares.- Exigió.
- No quiero.-
- ¿Qué sucede, Jade?.- Alguien preguntó al otro lado de la línea.
- ¿La psicópata está de mal humor?.- Esa voz era inconfundible, era Trina y el de en antes era André.
- ¿Quieres verme de mal humor, Trina?.- Jade preguntó agresivamente.
- Chicos dejen de pelear...- Pidió suplicante Cat.
- ¡NO!.- Respondieron todos ante el pedido de la pelirroja.
Cada vez que alguien peleaba delante de ella, la rojita se asustaba y entraba como en una especie de shock y acto seguido se desmayaba. Sus amigos ya se habían acostumbrado a ello.
- Chicos, creo que me va a dar algo...- Se quejó pero nadie le hizo caso ya que seguían discutiendo por el perapod.
Cat se tapó los oídos, cerró fuertemente los ojos y se inclinó para no escuchar más.
- Hmmm... creo que a Cat le dio algo.- Avisó la niña.
- Todo es tu culpa, enana.- Acusó la mejor amiga gótica.
- Creo que ya es suficiente, Jade.- Dijo Tori, que se incluyó en la "conversación" al ver tanto alboroto.
- Como sea.- Puso los ojos en blanco.
- Ya me aburrieron. Está bien, le devolveré sus cincuenta dólares pero sólo porque ya no quiero discutir.- Habló Jennifer. Sacó de su bolsillo el dinero de Cat, lo enseñó ante la cámara del perapod y trató de despertar a Cat.- Hey, chica, hey Cat despierta.
La pelirroja despierta y la niña le da los cincuenta dólares.
- Lo siento Cat, no debí aprovecharme de tu...- No encontraba la palabra correcta para describir aquello.- ¿inocencia?.- Dijo por fin, dudosa claro.
- No te preocupes, gracias.- Respondió muy alegre como si nada hubiera pasado y abrazó a la niña.
- Ok...- Fue lo único que dijo, muy confundida.
- ¿Todo bien, por fin?.- Preguntó Tori a través del perapod.
- Sí.- Dijeron ambas, la niña y la pelirroja.
- ¿ Y yo dónde quedo?.- Preguntó Jade, muy molesta.
- No molestes Jade.- Interrumpió Trina con ganas de molestar a Jade.
- No hagas que te clave mis tijeras nuevas, Vega "vieja".- Listo, con eso de decirle "vieja" a Trina, ella se quedaría callada.
- Hey...- Fue lo único que dijo, se calló y se fue.
- Jadey, gracias, ya no es necesario que seas tan mala.- Habló Cat.
- No me digas "Jadey", no me gusta. Como sea, hablamos cuando llegues a la casa de tu tío.- Finalizó la vídeo llamada sin dejar que Tori y André se despidieran de su amiga.
- ¿Ella qué es de tí?.- Preguntó curiosa ante la actitud de la gótica.
- Es mi mejor amiga.- Respondió la pelirroja.
- Ah...- Fue lo único que dijo.
"Por favor, tomen sus asientos y abrochen sus cinturones. En pocos minutos vamos a aterrizar en el aeropuerto de Atlanta."
Se escuchó a través del portavoz. Ordenes del capitán.
Todo ese tiempo, Cat y Jennifer estaban en silencio. El avión aterrizó salieron del avión y se despidieron.
- Un gusto haberte conocido, Cat.- Dijo sinceramente.
- Igualmente, Jenni. Siento mucho que Jade te haya tratado de esa manera.- Se disculpó por su amiga.
- No te preocupes, creo que en parte fue mi culpa. ¿Y ahora, a quién esperas?.
- A mi tío, pero no sé si se acuerde que tiene que recogerme.
- Oh... Bueno, espero que llegue.
- ¿Y tú?.
- Yo tengo que ir a mi casa, ya conozco.- Se rió al ver la preocupación de la pelirroja.
- Bueno, que no te pase nada. Buscó algo en su bolso y sacó un papel y un lapicero.- Toma mi número.- Apuntó y le entregó el papel.
- Gracias.- Cogió el papel y lo guardó.
- Llámame a penas llegues a tu casa, quiero saber que llegaste bien.
- Lo haré.- Le dio un beso en el cachete y se fue con su maleta.
Cat la vio irse poco a poco y ahora buscaba con la mirada a su tío, Rick. El tiempo pasaba; diez minutos, quince minutos, veinte minutos, media hora, una hora... hasta que pasaron dos y Rick aún no llegaba.
Ella se desesperaba hasta que vio, a lo lejos, un hombre con uniforme policial y un cartel que rezaba "Cat Valentine". Ella sonrió de oreja a oreja, su tío no había cambiado mucho desde la última vez que lo vio. Corrió dejando sus cosas tiradas y se lanzó a los brazos del hombre.
- ¡Tío!.- Gritó animadamente mientras se colgaba del cuello de él.
- ¿Cat?.- Preguntó dudoso al ver cuán grande se encontraba ella.
- Sí, soy yo.- Respondió mientras lo soltaba un poco.
- Has crecido mucho, ya no eres una niñita.- Dijo muy impresionado. De hecho, habían pasado muchos años.
- Tú no has cambiado que digamos. Sigues igual de joven.- Habló mirándole a los ojos.
Ambos se conectaron en ese instante, claro que sin saberlo. Hasta que una tos muy fingida, seguido de un carraspeo de garganta muy molesto, los interrumpió.
Era Lori, la esposa de Rick. Ella miraba muy recelosa aquella escena. Aunque sabía que su marido era incapaz de traicionarla, algo le decía, en su interior, que no debía descuidar a Rick.
- Hola Valentine.- Saludó muy seca y arrastrando las palabras.
- ¡Holis!.- Contestó muy animadamente sin percatarse del arisco en la voz de la esposa de su tío. Pero éste sí se dio cuenta y miró muy serio a su mujer. A esto, ella sólo alzó las cejas con expresión de: "Ups".
Hubo un silencio incómodo por más de dos minutos hasta que un empleado del aeropuerto se acercó con las maletas de la joven, maletas que ella misma había dejado a un lado por ir a donde se encontraba Rick.
Salieron del aeropuerto.
Iban caminando y hablando. Rick reía ante las ocurrencias de su sobrina, pero Lori, por su parte, estaba fastidiada. Nunca le había caído bien la chica pelirroja loca y bipolar,a como la describía.
- Creo que eso es todo, vayámonos a la casa.- Dijo autoritariamente Lori.
- Así ordena, aveces, mi hermano. Parece un ogro cuando lo hace.- Opinó muy inocentemente sin saber que Lori estaba a punto de explotar.
- ¿Puedes callarte de una vez?.- Gritó un poco desesperada.- Me estás hartando, niñata.
Rick miró demasiado molesto a su esposa y Cat hizo un puchero. Se abrazó a su tío como si fuera una niña pequeña como cuando antes le gritaban.
- Es todo.- Rodeo a Cat con sus brazos.- Tienes que ir a recoger a Carl de la casa de tu madre.
- Como quieras.- Finalizó una Lori demasiado molesta mirando la escena estupefacta. Tomó un taxi y se fue de ahí dejando a Cat y a Rick solos en el camino.
- ¿Estás bien, pequeña?.- Preguntó preocupado.
- Eso creo...pero no importa.- Contestó al principio triste para luego perderse en la vitrina de una heladería.
- ¿Quieres un helado?.- Preguntó al dirigir la mirada hacia donde su sobrina miraba.
- Sí, por favor.- Contestó, aún abrazada a su tío.
- Vamos.- Dejó de abrazarla pero sin soltarla, rodeaba, con un brazo, la cintura de la joven pelirroja.
Entraron y pidieron el helado de Cat. Él no quería nada.
- Un helado triple con cubierta de chocolate y chispas de colores, por favor.- Pidió a la mesera. Quién por cierto, miraba muy coquetamente a Rick.
- ¿No deseas algo más, guapo?.- Ok, digamos que aquella mesera era muy aventada.
- No, gracias.- Respondió firmemente y siguió mirando a Cat.- Luego vamos de compras, si quieres.- Sugirió un poco avergonzado una vez que la mesera se fue a traer el pedido.
- ¡YAY!.- Dio un brinco de alegría en el asiento.- Gracias, tío.- Agradeció y se sentó al costado de él. Lo abrazó muy fuertemente, otra vez.
- De nada pero no me estrujes.- Aquello hizo que Cat riera mucho.- Pero no me digas "tío" que me siento viejo.- Otra vez hizo que Cat riera.- Llámame por mi nombre.
- Ok, Rick.- Lo soltó pero antes, le plantó un delicado beso en la mejilla.
Rick se quedó un poco atontado por ello pero luego siguió normal. Llegó la orden de Cat, comió el helado y se fueron de ahí rumbo a las tiendas.
