Los personajes de SCC pertenecen a CLAMP
Esta historia participa en el reto de la Comunidad Sakuriana: Lo que nos une.
Amoris, Memories
Touya
La luz natural me permitía poder verme en el espejo, ponerme el esmoquin no me había llevado demasiado tiempo y podría decirse que me sentaba bien, pero la sonrisa que se suponía debía tener en mi rostro no daba señas de querer aparecer, por más que me esforzaba no había manera de hacer que una sonrisa genuina apareciera. Dios bendito, se suponía que debía sentirme el hombre más feliz, el día de hoy era el día de mi boda, dentro de pocas horas uniría mi vida a la de la mujer que había amado desde siempre. Pero aun ante esos pensamientos no podía sentirme feliz de verdad, entre toda la maraña que tenía en mi cabeza, la respuesta a aquel fenómeno se abría paso pero yo aún no quería verlo, no podía ser lo que yo suponía, no había manera. Me senté en la cama y tome el portarretrato que había en la mesa de noche, en la foto estaba yo junto a quien sería mi esposa en nuestra fiesta de compromiso, sólo ver esa foto basto para que los recuerdos vinieran a mí. Desde un principio.
El día que la conocí tenía una reunión en casa de mi padre con motivo de la celebración del nuevo año, llegaba pasada la media noche y me encontraba nervioso por tener que encontrarme entre muchas personas, mi padre me recibió con una gran sonrisa y me llevo directamente hacia la sala y ahí la vi, a ella, con su hermoso cabello rojizo, sus ojos castaños y su piel blanca, era un placer celestial el poder observarla, mi padre hizo mención de algún novio de mi hermana pero no preste demasiada atención. Su nombre era Kaho y era alumna de mi padre pero esa información no era suficiente para satisfacer mi curiosidad. Esa misma madrugada intercambiamos números con la promesa de encontrarnos para conversar, después de dos días me anime a llamarla y lograr concretar nuestro encuentro. Con el tiempo los encuentros fueron aumentando y siendo más frecuentes, nos hicimos novios y luego comenzamos a vivir juntos, me sentí el hombre más feliz de la tierra al poder ser capaz de poder estar al lado de la única mujer que había logrado despertar la llama del amor dentro de mí, mi primer amor. Su delicadeza y sencillez me ayudaba a ser como ella, éramos felices y no nos faltaba nada, pero a veces tanta perfección nunca es buena, después de tres años de estar juntos y con los planes de boda a la vuelta de la esquina todo de destruyo, fue por algo tan estúpido que ahora me da risa, pero en ese tiempo significó el final de nuestra relación, el resultado fue simple. Kaho se fue del país y yo al enterarme moví cielo y tierra tratando de encontrarla, no era posible que mi primer y único amor se esfumara de mi vida como si fuera una simple brisa de otoño, agote tofos los medios y seis meses después me di por vencido, me hundí en una terrible depresión que no sabría decir cuánto tiempo me duro, no era capaz de olvidarla, ella me había enseñado todo lo que yo sabía, no había manera humana de poder olvidarme y sacarla de mí, Kaho era la mujer indicada para mí, ¿Quién más que mi primer amor? Me sentía tan vacío que me aleje de todo, luego de dos años de terapia intensiva y por la insistencia de mi padre y hermana fue que volví a acudir a una reunión que habían organizado, al pisar la casa de mi padre no me imagine que Cupido tendría planeado lanzarme una flecha suya directamente en el trasero, y no es algo literal realmente fue incómodo que al sentarme un alfiler se clavara en una de mis sentaderas, bonita forma de ser recibido en la casa de mi padre después de tanto tiempo, pero eso solo sería el inicio de todo.
Notas de Autora:
No me maten, les daré su final feliz :)
