Una fuerte tormenta azotaba el pequeño pueblo de Rodrio y el santuario, hacia unos instantes acababan de inhumar los restos de los caballeros dorados caídos en la batalla de las doce casas, era como si el cielo también llorara la perdida de aquellos valientes guerreros al igual que sus queridos compañeros.
Los santos restantes incluidos los de bronce, su diosa y las amazonas presentaron uno a uno sus respetos a sus finados amigos antes de retirarse al interior del templo del patriarca donde Athena les daría indicaciones, solo dos personas se quedaron en el pequeño camposanto bajo la lluvia contemplando la tumba del ser que ambos amaron más que a nada en este mundo.
Milo y Hyoga pasaron horas en silencio contemplando la última morada del caballero de los hielos eternos como esperando que todo aquello que estaban viviendo fuera una pesadilla de la cual esperaban poder despertar pronto ese fatídico día.
El caballero de escorpión le dedico algunas fugaces miradas a su acompañante, sabía que fue él quien de cierta manera provoco la muerte de su amado y que en sus manos tuvo la oportunidad de detenerlo y evitar esa tragedia pero no lo hizo, no lo culpaba pues conocía muy bien a Camus y los sentimientos que tenía el cisne por la pérdida de su maestro.
Milo coloco su capa sobre el menor para cubrirlo del aguacero, le dedicaron un último vistazo a la última morada del aguador para luego posar sus manos en los hombros de Hyoga y forzarse a volver ambos al interior de las casas del santuario aun sin dirigirse una sola palabra.
Athena dispuso que los caballeros de bronce durmieran en las casas zodiacales con los santos dorados y realizo mucho énfasis en el hecho de que no debían dormir en los templos solos, incluso Shina y Marín dormirían con ella en el templo del patriarca de modo que el acomodo quedaría de la siguiente forma:
*Shyriu dormiría con Mu en su templo al no estar presente su maestro.
*Seiya dormiría en el templo de Aldebarán al estar vacio el de sagitario.
*Ikki dormiría con Aioria por tener el mismo signo al igual que Shun y Shaka.
*Milo acogería en su templo a Hyoga durante el tiempo que estuviera en Grecia.
El velo de la noche pronto cubrió el santuario, la lluvia no había cesado desde aquella tarde y aunque aparentemente todos parecían dormir plácidamente en el templo de escorpio su dueño no dormía. Se revolvía en la cama sin lograr conciliar el sueño y de cuando en cuando el llanto acudía a él, no podía dejar de pensar en Camus pues todo en ese lugar se lo recordaba incluso podía verlo y escucharlo al cerrar sus ojos.
Pasaron varias horas en las que Milo sostenía una lucha interna contra sus emociones, hasta que en medio de la lluvia decidió ir al cementerio. Salió de su dormitorio y se detuvo unos segundos frente a la puerta de Hyoga, controlo el impulso de abrir la puerta que sentía y se encamino a la cocina para tomar una vieja lámpara de los cajones de la alacena antes de salir.
Ataviado con botas, sombrilla, lámpara y abrigo llego a la última morada de su amado y detuvo su avance al contemplar en la oscuridad una silueta recostada en el piso. Intrigado se acerco a paso lento hacia aquella persona iluminándola con la luz de la lámpara de mano, "Hyoga" fue el nombre que escapo de sus labios mientras su rostro se deformaba en una mueca de sorpresa.
