Capítulo 1: La selección (o rapto) de los primeros siete
Un nuevo año escolar se acercaba para muchas de las escuelas de magia del mundo, los alumnos llegarían a revolver a los maestros y superiores, un gran barullo se haría en el encuentro de varios amigos y amores, pero lo que no saben es que esta vez algunos de ellos, solo los mejores, serán llevados a un lugar aparte para un gran pero secreto evento donde ellos serían los integrantes de un gran equipo.
En algún lugar de Tokio, Japón
Sayuri Yahama bostezó al ver en su reloj digital "2:00 am", se apresuró a terminar de guardar el documento de su computadora, se dirigió a su recámara a prepararse a dormir, pronto regresaría al colegio en Irlanda, lejos de su hogar, miró el cielo estrellado por la ventana y se recostó esperando que el sueño le viniera antes de que un tercer bostezo saliera.
Sintió algo mas y se despertó con un sobresalto al ver que la ventana estaba abierta
-¿Quién esta ahí?- no hubo respuesta alguna, así que se levantó a cerrar la ventana y volvió a recostarse.
Una mano poderosa la tomó del antebrazo derecho, apenas pudo ver a su secuestrador, quien le puso una venda en los ojos y con un susurro le quitó la voz, ella trató de defenderse, pero un hechizo mas la dejó inconsciente, dando la oportunidad a sus captores de irse con ella a cuestas.
Casa Tanevski, en Turingia, Alemania
-Iván, a dormir ¡ya!- una señora con gran vozarrón le gritó a un joven que estaba sentado en la sala, casi durmiendo, pero que se negaba a ir a la cama.
-Ya voy...- Iván se levantó y se fue a su habitación, se puso la pijama y ya se iba a lavar los dientes cuando su mamá lo volvió a llamar.
-¿Podrías sacar la basura, está en el comedor, solo ponla en el contenedor de enfrente
-Ya voy...
Iván fue a la cocina y tomó las 2 bolsas de basura para llevárselas al contenedor
-¡Uf, que olor!- las bolsas eran grandes y olían muy mal, así que se apresuró para terminar ya.
Cuando las ponía en el contenedor, una ráfaga de aire se sintió, y en la obscuridad de la calle, se aparecieron 3 personas con túnicas negras, no se les podía ver la cara, pero Iván sabía que no estaban ahí de turistas. Las personas sacaron sus varitas y apuntaron a Iván, quien rápidamente se colocó detrás del contenedor donde momentos después, dieron todos los hechizos que iban dirigidos a él.
Iván salió dispuesto a pelear, y si podía, ir por su varita, ya que ya podía mas o menos llamarla con un hechizo, pero, al salir, se vio rodeado por mas magos que antes, quienes no dudaron en lanzar hechizos contra él, quien intentó esquivarlos, pero 2 dieron en el blanco, haciéndolo caer inconsciente.
En York, Texas
Kolna se dirigía, como cada año, a reunirse con sus amigas e ir de compras para el nuevo ciclo escolar que empezaría, ellas irían a la escuela del condado, pero ella se iba a Washington, a estudiar magia, pero ahora eso no le importaba, ella quería salir e ir a ver todas esas tiendas que parecían llamarla.
Se apresuró, ya que se le había hecho tarde, así que tomó una "desviación" para llegar mas rápido, pero dio una vuelta de mas y cuando se dio cuenta, estaba perdida.
-¡Demonios!- dijo cuando se percató de su error
Volteo a ver a todos lados, para darse cuenta de que no sabía como regresar, cuando se decidió a caminar por la derecha, se dio cuenta de que un señor con capucha negra la seguía, intentó no asustarse y hacer parecer que no lo estaba, el sujeto camino mas rápido y Kolna decidió meterse a una tienda para que hubiera mas gente, pero lo que no pensó, fue que el sujeto sacó una varita de su capa y le apuntó, ella corrió pero no lo suficiente, un hechizo la paralizó y lo único que vio fue como una venda le tapaba los ojos, después solo ajetreo, pero ninguna voz.
Edfú, Egipto
Varios libros cubrían la mesa, en medio de un cuarto con varios libreros llenos hasta el tope con ellos, de todos tipos, tamaños y materias, y en medio de ese desorden, un chico leía recostado en su cama un libro de historia de la magia, al terminar la última página, se levantó y miró la ventana, estaba amaneciendo, un hermoso día para salir a la librería, viendo que en pocos días regresaría a la escuela en Francia.
-¡Vuelvo en una hora!-se dirigió a su papá, quien sabía que serían 3 horas como mínimo si iba a la librería, así era Ymer, un chico que disfrutaba como nadie el aprender, y lo hacía como nadie.
Ymer salió a la librería, el dueño lo conocía, era un viejito de buen aspecto que siempre conseguía libros nuevos para Ymer, su cliente preferido. Llegó al centro, donde varios puestos ya estaban, pero la librería que el buscaba estaba escondida, ya que tenía cosas solo para magos e Ymer era uno de ellos, al pronunciar unas palabras a una pared, en esta se hizo visible una puerta por la que entró.
En la librería, todo estaba vacío, tranquilo, pero una tranquilidad que le dio mala espina a Ymer.
-¿Señor Saboo?- se acercó al mostrador, asomándose para poder ver si él estaba atrás, nadie contestó, Ymer pasó a la parte de atrás, pero no había nadie. De repente, una bolsa lo atrapó y lo dejó paralizado, un hechizo le quitó la vista y el habla, el trataba de zafarse, pero lo tomaron sin consideración y de repente, todo se obscureció.
Unas horas después en Yambol, Bulgaria
-¡GANÉ!- Kraven se regocijó ante sus atónitos amigos quienes sólo veían como rayos el había podido descifrar el código completo en 1 minuto.
-No es justo...- uno de ellos resopló y miró a Kraven con reproche
-Siempre ganas, ya ni sé por que sigo retándote- otro se tiró al suelo y con el las palomitas, todos estallaron en carcajadas, y Kraven lo miró con "superioridad"
-Simple, te dolió tu orgullo- todos volvieron a reírse y después de unas despedidas, se fueron a sus casas.
Kraven se quedó solo, sus padres habían salido de viaje por una semana y regresarían al día siguiente, fue a la cocina y empezó a preparar su cena, al terminar decidió ir a la tienda por un refresco, al salir, todo estaba oscuro y hacía un poco de viento, que le revolvía los cabellos al caminar. Cuando llegó, pidió su refresco y se sentó en la orilla de la acera en un parque.
Cuando iba a tomar el primer trago, algo lo paralizó, haciendo que la botella de refresco cayera y rodara hasta en medio de la calle, a sus espaldas entre los arbustos del parque dos sombras encapuchadas salieron con las varitas en alto para verificar los efectos de los hechizos que fueron lanzados hacia el joven. Kraven no podía moverse, nadie lo veía, pero el si podía ver a los 2 hombres que lo tomaron y le taparon los ojos, sin mas, Kraven perdió el conocimiento.
Río Madeira en Humaitá, Brasil
El río corría impasible por su lecho, Ama solo observaba como los peces iban con la corriente, sonrió y decidió irse a un lugar mas solo, quería tranquilidad, camino durante 1 hora, hasta que llegó a un claro donde había un tronco tirado, se sentó y se durmió.
Despertó al caerle una gota de agua en la cara, al levantarse, vio que el cielo dejaba caer una suave lluvia sobre ella; no se apresuró, le gustaba sentir la lluvia en su cuerpo, sentía que la limpiaba y la abrazaba. Al pasar junto a 2 árboles éstos se movieron, se quedó estática y miró con mucho cuidado, se dio cuenta de que 5 personas con túnica negra se dirigían a ella determinadamente y con varitas alzadas, Ama se quedó parada sabiendo que no podía escapar, 5 hechizos le dieron y ella cayó al suelo, el único testigo fue el silencio que inundó todo.
Laguna de Catemaco, Veracruz, México
El agua le refrescaba placenteramente los pies, suspiró, ahí si que hacía calor, el atardecer y sus colores la envolvían "me quedaré un rato más" pensó, sintió una cálida brisa y sacó los pies del agua. Eris sintió como el calor la volvía a envolver, se sentó en una silla de madera vieja en el que observó el resto del atardecer hasta que se empezaron a ver varias estrellas.
La gente empezaba a salir para ir a fiestas comunales o privadas, Eris no iba, sólo estaba ahí de paso, dentro de poco se iría a la frontera para llegar hasta Washington, tenía que ver a alguien ahí, le proporcionaría una nueva arma para su difícil trabajo.
Eris no era una ermitaña común, ella sólo tenía 16 años, pero se las arreglaba para pasar de 19, ella podía hacer magia pero nadie la detenía, pues no pertenecía a ningún país (o eso era la razón que ella pensaba), se dedicaba a ayudar a quienes podía como una constante vigilante nocturna, viajaba por todo el mundo buscando conocimientos y consolidándose como hechicera, era autodidacta y tenía constantemente relajarse para que sus poderes no salieran de control, así que ella aparentaba insensibilidad pero no era así ella era una adolescente que buscaba saber su verdadera identidad, todo lo que sabía antes y después de escapar del orfanato era que había sido encontrada en un árbol de cerezos en Japón con una nota que sólo decía un nombre: Eris Atuan.
Se paró y se dirigió a su hotel, pero en el camino, sintió como alguien la seguía, paró y escuchó, 5 personas con capucha salieron de la nada y le apuntaron con varitas.
-¿Me quieren? Atrápenme- diciendo esto, salió corriendo con una velocidad increíble, y cada vez que casi la atrapaban, una rama salía del suelo para cortar paso a su seguidor, o bien una roca lo aturdía, dándole tiempo a ella de escapar.
Se encontró en un callejón que parecía sin salida, porque varios hombres vestidos de igual manera, le cerraban el paso
-Con que quieren jugar duro ¿eh?- Eris sacó una vara de su cinturón y la blandió alrededor suyo con gran maestría, los hombres sacaron sus varitas y, cuando dispararon al mismo tiempo, ella saltó de forma de que varios cayeron aturdidos por sus compañeros, pero 2 de ellos no, y con gran velocidad aturdieron a Eris, haciéndola caer al suelo sin conocimiento, la levantaron y se desaparecieron, dejando atrás a los aturdidos compañeros, que minutos después, desaparecieron en medio de la noche.
