Notas: esta es mi primera historia. Al final me atreví a subirla porque estoy enamorada de esta pareja y no pude evitarlo. Va a ser una historia bastante larga, espero que no aburra y que os guste.

Es AominexKagami principalmente, aunque se centrará bastante en las relaciones entre los equipos, que me gusta que se lleven bien, casi siempre ^^

No me pertenecen ni el manga ni el anime de Kuroko no Basket, si no cambiaría un par de cosillas (bueno unas cuantas) y lo haría de capítulos infinitos =)

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Si alguien en este momento le dijera a Kagami Taiga quién y qué cosas se convertirían en lo más importante de su vida, llamaría loco o algo peor a esa persona.

Si alguien en este momento le mencionara siquiera a Aomine Daiki los sentimientos hacia cierta persona que tarde o temprano descubriría (y sí, que hasta él era capaz de sentir), ignoraría a ese alguien por completo como hacía siempre con casi todo.

Todo tiene una razón de ser, incluso las cosas que no puedes evitar que sucedan. Y todo tiene un comienzo.

Hacía frío. Era normal, era enero y el invierno había llegado con ganas ese año. Habían pasado ya unas pocas semanas desde la final de la Winter Cup, pero Kuroko aún se sentía como si su equipo y él hubieran ganado el campeonato ayer. Al menos el sabía que se sentía así. Si alguien se parase a mirar a Kuroko a la cara pensaría… no pensaría nada, no podría seguramente ni sospechar que en realidad el chico estaba muy emocionado. La verdad era Kuroko podía contar con los dedos a las personas que siquiera notarían que había pasado por su lado. No era nada malo, él era así y lo sabía, además había aprendido a utilizar su poca "presencia" en situaciones no sólo útiles sino que algunas las consideraba divertidas.

Imaginando una de esas situaciones, se le vino a la mente cierto pelirrojo con mal humor al que no había visto en unos cuantos días. Kagami había viajado a América para pasar la Navidad con su familia, mientras que Kuroko había disfrutado de las vacaciones con la suya. Era viernes y había estado tranquilo en su casa terminando los deberes que tendría que entregar el lunes al volver a clase, cuando su móvil sonó. Algo extrañado se estiró para agarrarlo y vio que era un mensaje de Kise. Lo primero que pensó era que no sería nada importante, seguramente sólo el modelo deseándole un feliz año por enésima vez. Suspirando y dando a su antiguo compañero de Teiko otra oportunidad leyó:

Kurokocchiiii! :P hable cn Momoicchi y s ns ocurrio vernos n la cancha d siempre hoy a las 4 ^^ ven andaaaa :( dile a quien quieras así podremos jugar un partido ;P feliz año nuevoooooo! 33

Kuroko sonrió para sí al leer el mensaje, pues quería pensar que esto podría convertirse en algo normal y que, después de lo ocurrido el año anterior, podría tener una buena relación con sus ex-compañeros de la escuela media, además de con la gente nueva que había conocido gracias al basket.

No se lo pensó dos veces, se puso ropa de abrigo, dijo a sus padres donde iba y que no le esperasen para cenar, y tras enviar dos mensajes, uno a su entrenadora, y otro a su "luz" y mejor amigo, sí, podía llamarle eso a estas alturas, salió a la calle (acompañado de Nigou, que había insistido en acompañarle), para dirigirse a la cancha pública que habían pintado entre todos como voluntarios el año pasado.

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En ese momento, no muy lejos de allí, otro móvil sonó.

Kagami había regresado de América la noche pasada. Habían sido unas Navidades como cualquier otras, su padre había tenido que trabajar todo el tiempo y había tenido que acudir a cenas de empresa, así que el pelirrojo se había encontrado sólo la mayoría del tiempo. Hubiera preferido quedarse en Japón, pero todo el mundo iba a celebrarlo con sus familias y eso sólo le haría sentir peor.

Pero ya estaba de vuelta, así que no iba a pensar más en ello, no serviría de nada, ya estaba acostumbrado, además había hecho cosas interesantes con Alex y había podido entrenar más, jugando en la calle con la gente que recordaba de hace unos años, así que había vuelto con más ganas de jugar que nunca, sobre todo porque volvía a Seirin con su equipo, y el ganar la Winter Cup sólo le había servido para querer repetir o llegar a más con ellos.

Había dormido toda la noche, cansado del viaje, había ordenado y limpiado su apartamento, y se había encontrado pensando qué hacer cuando vio una luz en su móvil. Era un mensaje de Kuroko:

Buenos días Kagami-kun, espero que hayas tenido buen viaje de vuelta. Hemos quedado en esa cancha a las 4. Nos vemos pronto.

¡¿En serio Kuroko, qué es eso?! Vale se interesa por mi viaje, muy agradecido – pensó Kagami – ¿pero y la información importante? No se puede avisar a alguien de un plan tan de repente diciendo tan poco. A las 4… ¡Eso es en 10 minutos! ¡¿Y quiénes son "hemos quedado"?!

No teniendo tiempo para contestar siquiera, se tragó su enfado y preparó su bolsa de deporte, pues tenía muchas ganas de jugar al baloncesto, y sí vale, también quería ver a Kuroko. Salió corriendo pues se tardaban unos 15 minutos en llegar a la cancha desde donde vivía. Por suerte no había nevado.

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"Satsuki, dime otra vez por qué tengo que ir yo"

"Dai-chan, otra vez no, ¿es que no quieres ver a tus amigos?"

Aomine miró a su amiga de la infancia como si le hubiera hablado en ruso, pero no tardó en volver a su gesto de aburrimiento, que hoy tenía un toque de exasperación en los ojos del adolescente.

"No nos hemos visto apenas desde que terminó la Winter Cup, y los de tercero con sus exámenes casi no pueden salir. Además, quiero ver a Testu-kun y tú hace mucho que no juegas al basket con alguien, ¡tienes que morirte de ganas!" – dijo Momoi ignorando la mirada de Aomine.

"Bah, no es para tanto, y además no tengo interés de jugar con Kise, es muy pesado"

"No sólo va a estar Ki-chan, también estarán Midorin, Takao-kun…"

"Lo mismo da, les ganaría a todos"

"…igual también viene Kagamin" – probó Momoi mirando de reojo al peliazul.

"¿Ah? Qué si viene ese idiota, no tiene nada que hacer, le destrozaría en un momento como la última vez" – soltó el jugador estrella de Too con el dedo meñique metido en su oreja y una clara falta de interés.

"Mmm, espero que recuerdes lo que pasó en cierto partido hace unos meses cuando…"

"Sí, sí, ya sé, ya sé" – cortó Aomine – "No es como si pudiera olvidarlo"

Lo último lo había dicho en voz baja para que sólo lo oyera él, no quería tocar ese tema en ese momento, ni siquiera con Satsuki. Había pasado ya más de un mes, pero a veces todavía seguía viendo imágenes de aquel partido contra Seirin en el que había perdido. No es que quisiera pensar en ello pero no podía evitarlo, especialmente cuando soñaba con ello. Cuando lo recordaba, su mente entraba en un conflicto algo irritante, pues no sabía si enfadarse o alegrarse al pensar en aquel día de Noviembre. En el fondo sabía que ese partido había sido lo mejor que le había podido pasar entonces. Sabía que se había comportado como un capullo con mucha gente, y que en realidad tampoco iba a cambiar mucho como persona, así era él, con esa manera de ser y de vivir, y ya está. Pero haber perdido después de tanto tiempo resignado, después de haberse dado por vencido en encontrar a alguien que se enfrentara a él como su igual, sin rendirse nunca, haber encontrado a una persona así, le había ayudado a darse cuenta de muchas cosas, de errores que había cometido. Aomine no había sido siempre así y nunca había querido serlo, no había querido hacerle daño a Satsuki o a Tetsu, pero lo que pasó en Teiko le superó. Fue como si se fuera hundiendo en un pozo muy profundo. Cada vez que jugaba un partido y veía que nadie peleaba con él por considerarle un monstruo que no se podía derrotar, se hundía más y más en agua y oscuridad. En cierto modo era como la sensación de estar en la Zona. Él era el único que estaba ahí, no veía a nadie más, no encontraba a nadie más, esperaba que apareciera alguien pero el tiempo acabó por desesperarle, y la tristeza dio paso a la convicción y la arrogancia de que siempre estaría solo y por tanto era único, el más fuerte. El único que podía vencerle era él mismo.

Y eso pensó por mucho tiempo. Dejó de importarle el resto, no tenía en cuenta los sentimientos de los demás, quería humillar a todos esos jugadores contra los que jugaba, dejo de preocuparle su equipo… y prácticamente todo lo demás. Le dijeron que sólo necesitaba ganar, que no hacía falta que hiciera nada más. A veces había una parte de él que le dolía, como si sufriera, pero no le importaba, sólo pensaba en ganar. Ah, pero era tan aburrido, no sentía motivación en nada, casi se podría decir que no sentía. Y aún así no fue capaz de dejar de jugar a ese dichoso deporte. No podía, significaba demasiado para él. El cambio que experimentaron todos los Milagros no ayudó. Así les llamaron, Generación de los Milagros. Y no perdieron nunca. Pero no podían jugar juntos más, sólo podían enfrentarse uno contra otro para que algo tuviera sentido. Eran demasiado fuertes para ser un equipo, así que se separaron.

En Too, la cosa no cambió. No iba a casi ninguna práctica, no tenía motivo para ir, como mucho para comer el almuerzo de Sakurai, pero si eso iba a servir para que se pelease con Wakamatsu, pasaba por completo. Momoi estaba con él, pero casi siempre la ignoraba y simplemente veía pasar el tiempo en la azotea, durmiendo o con sus revistas de Gravure Idol.

Un día escuchó que Tetsu había ganado a Kise y a Midorima, con su nuevo equipo y gracias a quien le dijeron era su nueva "luz". No podía negar que sintió algo de curiosidad, y eso fue lo que le llevó a enfrentar a Kagami aquel día en el que se conocieron por primera vez. Si hablamos de malas primeras impresiones, Aomine sabía que la que había tenido el pelirrojo de él era la "mejor" del mundo. Pero en aquel momento le daba igual ser un completo cabrón, casi ni le importo la decepción que fue Kagami como jugador. Ya se lo esperaba, en qué estaría pensando teniendo una pizca de esperanza, Tetsu se había equivocado. Daba igual que tuviera una pierna mal, no le importó cuando lo supo, simplemente no tenía lo que hacía falta.

En el primer partido contra Seirin, al que llegó tarde sin preocuparse por ello, notó algo antes de que sacaran a Kagami al banquillo, le pareció ver algo distinto en él. Pero tampoco le dio importancia y pensó que era otra idea estúpida, para después aplastar y humillar a Seirin, con Kagami observando furioso e impotente.

Después de eso, Aomine fue a peor, en el partido contra Kaijo, aunque se sintió amenazado por la copia de Kise, consiguiendo que no sólo se enfureciera por plagiarle sino por creerse capaz de ganarle, tuvo que esforzarse más y ganar de manera agresiva a Kise. Ver esforzarse tanto al rubio y acabar así de derrotado le dejó un sabor amargo, pero no quería perder y no quería preocuparse por nada más aunque le molestase, así que le ignoró. Después, el que no le dejaran jugar más partidos por sus lesiones no hizo más que empeorar la situación. Su actitud fue a peor, más arrogante, más desagradable, incluso con Momoi.

Así fue hasta aquel partido. Casualidades de la vida les había tocado enfrentarse contra Seirin en el primer partido de la Winter Cup después de haberles derrotado de esa manera. Kagami y Kuroko le habían retado en el balneario en verano, y aunque sólo le había parecido divertido, en la mirada de Kagami había vuelto a notar algo de nuevo. Cuando le volvió a ver antes de que empezase el juego, lo notó aún más, algo había cambiado en el diez de Seirin. Y definitivamente, con esos movimientos más calmados y precisos, los saltos con esos bloqueos, esa velocidad de reacción, algo era completamente distinto. Y Aomine se sintió de una manera que no creía posible, estaba eufórico, la adrenalina le estaba consumiendo como nunca, igual que la intensidad de esos ojos rojos a los que se enfrentaba. Salvajes, agresivos, con una fuerza que hizo que el peliazul sacara todo lo que tenía dentro y jugase como no había jugado nunca. Y en él momento en el que supo que la estrella del otro equipo había entrado en la Zona, no pudo seguir burlándose de él. ¡Era el mejor! Así lo sentía y así se lo dijo. Lo que sintió en esos pocos minutos pensó que no era capaz de sentirlo. Nunca había querido ganar tanto como entonces, a pesar de que en el fondo no quería que terminara. Pero tenía que ganar, estaba seguro de que ganaría, no era posible que Kagami fuera mejor que él, él era el más fuerte. Pero esos ojos rojos le hicieron dudar por momentos, casi le hacían temblar de un modo que desconocía por completo. Iba a ganar, deseaba ganar con todas sus ganas…

La sensación de perder fue como si le hubiera atravesado un rayo, al principio. Por unos instantes estaba en shock y no podía creerlo. Luego no supo que sentir, estaba relajado de alguna manera pero no estaba feliz, ni triste, nada. Apenas recordaba esa sensación así que no sabía exactamente lo que sentía, aunque había una parte de él que sentía alivio, como si el perder fuera lo que quería. En cierto modo fue algo bueno. Sí, no le gustó perder, pero definitivamente fue algo bueno. O eso le hizo ver el tonto de Kagami cuando le dijo que no pusiera la cara que tenía, que se enfrentaría a él en cualquier momento. Incluso Tetsu cuando le pidió el choque de puños que no le debía.

A partir de ahí, se fue dando cuenta de pequeños detalles de él que cambiaron, o que él había querido cambiar. Quería jugar al baloncesto con más ganas de las que había sentido en años. Le estaba muy agradecido a Tetsu por lo que había hecho, aunque su orgullo y algo de arrepentimiento le impidieron decírselo, e incluso sentía algo parecido a gratitud hacia Kagami, pero por supuesto que no le iba a decir nada, por nada del mundo se rebajaría a hacer una cosa así, antes desaparecería. Ah bueno le regaló las botas de baloncesto. ¡Sólo porque las necesitaba y nada más! Ah y también le enseñó los trucos para entrar en la Zona. ¡Pero sólo porque quería ver si era capaz de derrotar a Akashi y nada más! Además Seirin ganó a Rakuzan así que todo perfecto.

Tras finalizar la Winter Cup, con los exámenes y las vacaciones de Navidad, es verdad que apenas había visto a los otros jugadores, pero tampoco es que lo echara de menos o lo necesitara tanto. Había estado acudiendo a todos los entrenamientos al fin y al cabo. Bueno a casi todos. A la mayoría al menos, alguna vez obligado, pero eso no es importante.

No podía negar por completo que no quisiera enfrentarse al idiota de cejas raras (¡¿En serio, qué son esas cejas?! ¡Parecen una broma, son como pinzas de cangrejo!), pero tampoco es que fuera tan interesante. Bueno… al menos no tan importante.

"¿No estás pensando demasiado Dai-chan, estás bien? – preguntó de repente Momoi, sacando de golpe a Aomine de sus pensamientos. – "Si te sientes tan mal que tienes que pensar te dejaré ir a casa, aunque ya casi llegamos"

"¡Oy Satsuki, no sé por qué pero no me gusta cómo has dicho e…!"

"¡Momoicchiiiii! ¡Aominecchiiiii! – le interrumpió una voz demasiado aguda para el gusto del peliazul.

"¡Ki-chan, cuánto tiempo sin vernos!" – dijo alegre Momoi al rubio que se acercaba desde el interior de la cancha, más rápido de lo necesario para saludar. Aomine vio sus intenciones y se apartó justo antes de que Kise se le tirase encima, poniéndole la zancadilla y casi consiguiendo que el escandaloso adolescente se estrellase contra el suelo.

"¡Eres cruel Aominecchi, sólo te iba a dar un abrazo! ¡Momoicchi! – gritó Kise haciendo pucheros mientras abrazaba a Momoi.

Ignorando al modelo, Aomine se dirigió hacia la cancha, donde vio a más personas de las que se pensaba encontrar hoy, así que saludó con un simple "yo".

"Me cuesta creer que hayas venido Aomine. Aunque Oha Asa dijo que hoy me encontraría con un Virgo, y no sé de muchos nanodayo" – empezó Midorima, quien por alguna razón sostenía en su mano izquierda una muñeca de porcelana pelirroja. Daba algo de miedo.

"Oh es normal que conozcas a poca gente Shin-chan, hay que abrirse más a las personas, pero con esa actitud… Feliz Año Nuevo Aomine – siguió Takao, riendo e ignorando el ¡Cállate Takao! del peliverde.

Aomine sólo le hizo un gesto a Takao y a Kasamatsu, que se encontraba a su izquierda, para luego girarse hacia cierto compañero de clase y su senpai con gesto algo molesto. Sakurai pareció ver la mueca como algo que tampoco era porque empezó a disculparse sin parar por haber venido, por no haber preguntado antes, incluso por haberse atrevido a salir de casa.

"¿No deberías estar estudiando `senpai´? Pensaba que la universidad era algo serio – preguntó Aomine ignorando los muchos "lo siento" de su compañero.

"¿Ohya? Yo también merezco un descanso, mmm aunque me hace feliz que pienses en mi futuro Aomine-ya" – contestó Imayoshi sonriendo pícaramente y mirando por encima de sus gafas al menor.

"Sí, sí, vete a estudiar. ¡Ryou calla de una vez!" – Sakurai no dijo nada más, aunque pareció como si se escondiera un poco detrás de Imayoshi. Mientras tanto más a la derecha.

"Vaya, ¿cómo es que vosotros también habéis venido? Ha pasado tiempo ¿qué tal las vacaciones? – preguntó Momoi, que se había acercado con Kise, a Riko, Hyuuga e Izuki, que acababan de llegar. Pareció educada pero el tono con el que se dirigió a la entrenadora de Seirin dejó ver una parte un poco "mala" de Momoi. No podía evitar querer sentirse algo superior a Riko.

"Hmmph, 'Kuroko-kun' me envió un mensaje personalmente para que viniera con quien quisiera. Y las vacaciones han sido normales, gracias por preguntar" – Riko sonrió maliciosamente cuando vio el gesto molesto de Momoi, aunque su cara también se volvió de enfado cuando vio que Hyuuga e Izuki estaban "observando" a la pelirrosa.

"Ah, entonces Kurokocchi va a venir, aunque debería haber llegado ya" – dijo Kise, al lado de Kasamatsu – "¿Debería llamarle?"

"Estoy aquí" – sonó una voz al lado de Midorima. Todos se volvieron para ver a un chico de pelo y ojos azul claro, con un perro de ojos iguales en sus brazos, ambos muy abrigados. – "Hola"

Fue un milagro que nadie tuviera que llamar a una ambulancia por algún ataque al corazón. También fue bueno que no acabaran todos encima de Aomine, quizás el menos sorprendido, ya que todos saltaron gritando en su dirección pero pudo apartarse. Fue mejor aún que conocieran la situación y pensaran en ello como algo común, o en otras circunstancias alguien hubiera intentado acabar ahí mismo con lo que podría ser un fantasma.

"¡KUROKO NO HAGAS ESO! ¡¿De dónde has salido!? – gritó Hyuuga intentando no hiperventilar mientras zarandeaba a Izuki, sin saber éste muy bien por qué y sin poder soltarse.

"He llegado casi al mismo tiempo que vosotros capitán. Estaba esperando a que dejaseis de hablar para no interrumpir" – comentó el once de Seirin con cara de no haber roto nunca un plato, Nigou imitándole para que no se enfadaran con él por no haber ladrado.

La mayoría se limitó a soltar un largo suspiro para tranquilizarse, Momoi y Kise se lanzaron sobre Kuroko regañándole con cariño, mientras que Takao estalló al no poder aguantar la risa, y Sakurai volvía a pedir perdón sin parar, esta vez por no haberse dado cuenta de que Kuroko estaba a su lado y por haber gritado, como si hubiera sido el único.

"Bueno, ¿no vendrá nadie más verdad? Pues a jugar que hay que entrar en calor… ¡calor así no Kise, quítate!" – Kasamatsu intentaba enfadado zafarse del rubio que se había abrazado a su senpai para que no tuviera frío.

"En realidad todavía falta que llegue Ka…" – empezó Kuroko, pero Nigou ladró y saltó de sus brazos para ir corriendo ladrando contento hacia la entrada de la cancha.

Todos se volvieron a mirar al perro y Kuroko iba a ir a buscarle cuando por una esquina de la calle apareció corriendo Kagami. Se detuvo jadeando y peleándose con su bufanda, que ahora le sofocaba por la carrera desde su apartamento. Cuando por fin se la quitó alzó la vista para ver a todos dentro de la cancha mirándole. Se sorprendió al ver a tanta gente, y se extrañó un poco cuando supo quienes eran alguno de ellos. Le alegraba ver a sus amigos de Seirin, y había sospechado que Kise estaría allí también, pero no se había esperado encontrar a Midorima, y a los de Too. Fue entonces cuando vio a Aomine y sus miradas se cruzaron. El pelirrojo no sabría explicar muy bien lo que ocurrió, fue como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo, haciendo que se pusiera alerta, igual que en aquel primer partido de la Winter Cup cuando estaba frente al peliazul y esperaba un ataque suyo. Fue como si al tomar contacto sus ojos, saltaran chispas que prometían un buen desafío y mucha adrenalina. En ese momento Kagami sintió que sus ganas de jugar al baloncesto se multiplicaban por mil.

Aomine diría que le pasó algo similar. Cuando vio aparecer a su rival tan rápido y sin avisarle nadie, sintió un ligero cosquilleo en las manos, y al cabo de unos segundos, cuando se miraron a la cara, sintió como todo su cuerpo se tensaba con la sensación de que iba a atacar al otro jugador en cualquier momento. Esos ojos rojos producían en Aomine sensaciones que no había conocido nunca antes. Pero no encontraba ninguna razón lógica para ello, así que el peliazul pensó que eran sólo sus ganas de jugar y puso una mueca arrogante en su cara de aburrimiento.

"¡Kagami, Feliz Año Nuevo!"

"¡Kagamicchiiii!"

"Bienvenido de vuelta, Kagami-kun"

"Kagamin, se te ve bien, ¿te has cortado el pelo?"

"¡Bakagami, más te vale haber estudiado en América!"

Abrumado, no sabiendo donde meterse ni a quién responder primero, el pelirrojo optó por saludar con un simple "yo, ya he vuelto" e ignorar las múltiples variaciones de su nombre.

¿América? – pensó Aomine - ¿por qué ha estado allí? Espera… ¿BAKAGAMI? La entrenadora de Seirin le había llamado ¿Bakagami? ¡Esa si es buena! Al peliazul por poco se le escapa una carcajada, pero consiguió mantener su expresión y nadie notó la diversión que el apodo del otro le produce. Pensaba que ya estaba disfrutando suficiente de ese momento, cuando Aomine vio como Kagami gritaba y corría a un lado de la cancha, pues Nigou, al que no había visto, había ladrado y saltado de repente hacia él, y ahora corría detrás del ala-pívot mientras éste intentaba huir del perro. Muchos se estaban aguantando la risa, pero Takao y Kise estaban casi por los suelos y a Aomine le faltó muy poco para unirse, aunque tuvo que agarrarse el estómago para no soltar varias carcajadas. ¿Le tiene miedo a un perro?

"A Kagami-kun no le gustan demasiado los perros, creo que uno le mordió cuando era un niño" – dijo Kuroko como si le hubiera leído el pensamiento a Aomine.

"¡Kuroko, quítamelo de encima, YA! ¡Por favor!" – gritó Kagami poniéndose detrás de su amigo, mientras éste cogía en brazos a Nigou, que sacaba la lengua y movía la cola contento.

"Ja, ¿qué clase de blando eres para tenerle miedo a un perro como ese Bakagami?" – se burló su rival a su izquierda con una sonrisa torcida.

"¡¿Cómo que Bakagami?! ¡No soy ningún blando! ¿Y qué si no me gustan los perros?" – Kagami estaba enfadado. Sabía un poco como era el peliazul, pero no por ello iba a dejar que se burlase de él. Además no era normal que lo primero que le dijera el otro después de tanto tiempo fuera aquello, ¿verdad?

"No eres el más indicado para echar en cara algo así Dai-chan. Tú le tienes miedo a las abejas porque te picó una cuando eras pequeño"

Ahora casi se reían hasta Midorima y Kasamatsu. "¿Jaja es eso cierto… pfft Aominecchi Jajaja?"

"¡Cállate Kise! ¡Satsuki no tenías que haber dicho nada de…!"

"Ja, ¿es verdad? Entonces tú eres el blando A-ho-mi-ne" – le cortó Kagami sonriendo triunfalmente y feliz por su gran ingenio repentino.

"¡Oy!

Takao ya casi no podía mantenerse en pie así que estaba agarrando a Midorima para no caerse. El peliverde a su vez miraba hacia otro lado para que nadie viera sus labios ligeramente curvados hacia arriba. Kasamatsu también quería sonreír, pero estaba más ocupado en patear el trasero de Kise para que dejara de ser tan ruidoso.

"¿Has hecho los deberes que nos mandaron Kagami-kun?" – preguntó la sombra de Seirin, que temblaba ligeramente y tenía un brillo sospechoso en sus ojos claros.

"¡Ah, mierda! ¿Me podrías prestar los tuyos Kuroko? ¡No ha sido queriendo, es que no pude acabarlos porque me deje aquí un par de libros!

"Detesto los libros de texto" – Izuki…

De nuevo sucedió el milagro de no tener que llamar a una ambulancia, esta vez por otra clase de ataque. Takao estaba en el suelo, Midorima se había girado por completo y se tapaba la cara con una mano, ahora era Kasamatsu el que se apoyaba en Kise, Momoi abrazaba a Kuroko y escondían la cabeza temblando, y el resto se reían de una manera casi normal. Por una vez Sakurai no tenía nada por lo que disculparse. Esto duró al menos 10 minutos.

Aomine no había podido aguantar más tampoco, se había dejado llevar y se había reído como un niño de 8 años. Pensaba que había olvidado la manera de hacerlo, pero al ver a todos estallar, con Kagami a su lado partiéndose escandalosamente, lo había soltado todo. La risa del pelirrojo era contagiosa.

Lo que no sabían los dos ala-pívot es que ambos pensaron por un breve instante que nunca habían visto reírse así al otro. Pero desecharon el pensamiento sin darle ninguna importancia. O casi.

"Entonces, ¿vamos a jugar o no? Lo único que hemos hecho ha sido perder el tiempo nanodayo"

"Oh vamos Shin-chan pero si te estabas riendo, admítelo, tu gran tsundere" - ya no podía reírse más, pensó Takao ignorando otro ¡Takao cállate!

"¿Tenéis pensados los equipos?"

"Yo no quiero estar en el mismo equipo que él" – dijeron al mismo tiempo Aomine y Kagami, señalándose el uno al otro y fulminándose con la mirada.

"¿Ah, y por qué tienes tú que decir eso Bakagami? ¡Conmigo en el equipo es mucho más fácil ganar!"

"Porque para mí lo más emocionante es jugar contra ti Ahomine"

Kagami dijo esa frase inocentemente, sin ningún segundo significado, sólo con la verdad de que quería enfrentarse al peliazul. Pero Aomine sintió como se llenaba, un poquito, de orgullo y algo más que no supo qué era. Y eso no pasó desapercibido para los demás allí presentes.

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Notas: igual más adelante introduzco más parejas ejem MidoTaka ejem pero no sé si me dará la cabeza y mis ideas. El rating podría cambiar a M si me atrevo a hacer una escena mmm "picante", no sé qué tal se me dará. Intento hacer esta historia lo más realista posible, como veo yo la relación.

Mi español es de España así que igual es un poco tosco y hay cosas que gente no entenderá, pero haré todo lo que pueda. Espero no tardar en subir mucho el siguiente capítulo.

Agradezco siempre cualquier review, mi novata interior los necesita para mejorar si puedo, pero que la crueldad sea superable =P