Digimon no me pertenece, ni sus personajes ni su historia. Estos es solo por hobbie.
Esperanza
Perseguidos
Las noticias de la desaparición de Takeru en las noticias de Francia fueron solo un escándalo momentáneo. Su representante desmintió su desaparición y dio el comunicado que se encontraba de vacaciones, sin mencionar que no perdió la oportunidad de hacer dinero con la noticia, y es que bueno, ese es su trabajo. Ya tenía fuera de Europa alrededor de cuatro meses en lo que hubo viajado por los Estados Unidos en busca del famoso y nada conocido Doctor Yeoj. Logrando pasar desapercibido más por mis habilidades que porque no le reconozcan; había mejorado en su poder mental que puedo borrar recuerdos de corto plazo de las personas. Hikari —Aria para otros— estaba histérica con la forma en que estaba siendo de irresponsable con mis nuevos dones.
El día brillaba como ninguno otro, cada mañana algo nuevo sorprendía al rubio que con su percepción aguda captaba lo que jamás en su vida hubiera hecho. Se encontraban en un motel de segunda clase en alguna carretera que los llevaría a Boston. Hasta el momento las pistas de la localización del doctor los llevaron a Carolina, Nueva York y Búfalo. Descansando en el suelo miraba su celular notando como esta no tenia señal, era obvio siendo que estaba a miles de kilómetros de su hogar. Se incorporo y noto en una de las camas individuales a Hikari que le miraba con los brazos cruzados; se notaba pensativa. La relación entre ellos no era como hace unos meses cuando se conocieron — donde un sentimiento mas allá de la amistad emergía — se encontraban algo distanciados. Eso no quitaba que el sentimiento siguiera en ellos.
¿Cómo te sientes? Pregunto la castaña por telepatía en un intento de no despertar a Tai quien descansaba a s derecha en su respectiva cama; el era conductor designado. Al viajar en un auto rentado el único que estaba en condiciones para manejar era el catedrático quien paso la noche anterior manejando y desvelando.
Excelente.
Me preocupas, lo que hay en ti esta evolucionando muy rápido. Hikari se notaba, por la voz mental, no enojada ni mucho menos furiosa; se escuchaba preocupada.
Ya van cuatro meses y no me ha pasado nada. Pudiera que el cambio no se notara a simple vista, pero, el comportamiento del rubio era totalmente diferente a como se le conocía. El no lo notaba, pero era más vivas, fresco sin preocupaciones. Creo que te alteraste por algo que ni tu estabas segura que sucedería.
Créeme, no estas bien.
Venga, Hikari, no hay de que preocuparse.
La castaña no dijo nada mas solo se acostó y se tapo con las cobijas. Para esas fechas en ese punto del mundo el frío era crudo e intenso. Según el termómetro del celular de la castaña se encontraban en esos momentos a unos menos tres grados centígrados. Bienvenidos a Boston, se dijo así misma. Takeru se volvió al suelo solo tapado con un par de colchas en el suelo y un par de cobijas para taparse, lo curioso es que no sentía frío. Quizá fuera por la ayuda del termostato de la habitación del motel. Volvió a su celular el cual marcaba de hora las siete de la mañana — solo había dormido dos horas — sus energías estaban al máximo. Una necesidad de salir corriendo, hacer ejercicio o simplemente respirar aire fresco era lo que mas deseaba. Coloco sus brazos tras su cabeza para recargarse en ellos y comenzó a recordar lo que hasta el momento les había ocurrido.
La travesía comenzó hace cuatro meses cuando huyeron de Nek y Sivad en el tren que los conducía a Londres. En su camino a la ciudad no tuvieron problema alguno de sus perseguidores. Para Takeru, el fui quien los ahuyentó con su gran poder y por tal motivo los dejaron de perseguir. Estuvo de lo más equivocado. A los pocos días de llegar a Londres tuvieron un nuevo encuentro con Nek y Sivad. De nuevo no fueron rivales para Takeru que el hubiera podido solo con los dos, pero recibió ayuda de la castaña. Las grandes habilidades del rubio no hicieron más que despertar un mayor interés en la castaña por saber exactamente lo que ocurría con su compañero.
Logrando abordar un avión, volaron directo a Nueva York donde se suponía que encontrarían a su nuevo amigo, el doctor Yoej. No es que fuera necesario, aun cuando ya supiera el idioma, pero el rubio y la castaña gracias a sus habilidades no les costo comunicarse en el idioma del país con la gente del lugar. Siendo esto de mucha ayuda lograron dar con la dirección que el padre de Hikari le otorgo para encontrar al doctor. Para su mala fortuna ya no vivía allí, los nuevo dueños del departamento —ubicada en uno de los mejores puntos de la ciudad — les informaron que hace ya unos meses que el antiguo dueño se retiro de aquel edificio. Frustrada Hikari se la paso aquel día no muy amable con cuanta personase le acercara, no se supo si era por la misión que se complicaba ó la preocupación de lo que corría dentro del rubio. Taichi soltó esa cuestión en su mente, y siendo un entrometido el escritor lo escucho.
La castaña no ser rindió fácil y comenzó a indagar los días siguientes, hasta que dio con una pista. Un par de ancianos Eraba, amigos del doctor, fueron su pista inicial para dar con el hombre. Viviendo e Nueva Jersey los tres amigos fueron en su búsqueda; ellos seguían viviendo en su hogar. No fue fácil demostrar que iban con buenas intenciones, y es que en esos tiempos y con las noticias que corrían entre la gente de la castaña ya no se podía confiar en otros aun cuando fueran de los tuyos.
Los ancianos eran dos personas muy sabias, alegres y espontáneas, ya cuando estos confiaron en ellos. La castaña tenia ese no se que, que le ayudaba a dar confianza; talvez seria su habilidad que una vez mencionó Sivad. Como fuese, entre Erabas quizá no surtía efecto. El anciano les revelo que el doctor desapareció un día sin previo aviso, sin despedirse ni decir a donde iban, pero, por lo que una vez les platico el tenia enemigos y debía estar en constante movimiento. Como ayuda les sugirió que fuesen a Carolina donde vivía un familiar del doctor, el quizá podría ser de mas ayuda. Sin peder tiempo compraron boletos de avión hacia la ciudad del hermano del doctor. Fue entonces cuando llegaron a Carolina que volvieron a verse cara a cara con Sivad; solo que en esta ocasión Nek no se encontraba con el. Esa ocasión iba con otros tres Eraba de edad cercana a la de Taichi, por su pinta no eran nada amigables. Nek estaba reclutando personal para perseguirlos, y de pasada no ponerse mas en riesgo al luchar contra el rubio quien era muy superior a cualquier Eraba en el planeta. El numero no mostró ser un factor, Takeru cada vez era mas fuerte y sin problemas logro derrotar a los vasallos de Nek, con excepción de Sivad que por algún motivo no participo en la batalla; solo se limitó a mirar. Huyendo de nuevo de sus captores Taichi tuvo la idea de que lo mejor seria viajar por carretera, ya que los aeropuertos eran un punto peligroso para sus encuentros. Por fortuna el anterior se llevo acabo a las afueras del aeropuerto en un punto de aviones privados donde no se encontraba gente.
Por lo que vivieron supieron que su búsqueda no seria para nada fácil y menos con dementes tras ellos. El escritor se preguntaba que tendría entre manos Nek, ahora que convenció de alguna forma a otros como el a buscarlos. Ese movimiento no se ajustaba mucho a su plan.
Los días pasaron para convertirse en meses. Carolina solo fue otra pista para ir a otra ciudad. El hermano del doctor cambio su residencia a Búfalo y era momento de ir con el y por fin dar con su paradero. El tiempo era poco. Por la buena fortuna no tardaron en dar con Nish— Nombre del hermano del doctor—, por supuesto que no fue fácil ganarse su confianza. No fue si no hasta que entre Hikari y Nish compartieron lo que conocen los de su raza como la Interacción que el hermano del doctor supo que ellos eran buenos. Y el fue quien los mando a Boston, era el lugar donde se escondía el doctor y la perfecta ciudad para mantenerse escondido y continuar con sus actividades. Al parecer el doctor como el padre de la castaña estaban buscando como mantener a los Eraba aun en existencia y evitar quedarse en el mito. Nish les compartió información secreta sobre Yeoj, el era buscado por un grupo conocido como los Ooda. Dicho grupo era un puñado de sujetos que, según ellos, mantenían el orden entre los suyos. Al enterarse de los experimentos del doctor estos lo amenazaron de que se detuviera — temiendo que en realidad el buscaba el poder absoluto — a pesar de que Yeoj les dijera sus motivos a beneficio de los suyos. Los Ooda condenaban aquel que buscara el poder absoluto ya que la búsqueda de aquellos los llevo al punto en que se encontraban; la extinción. Viendo que Yeoj no se detendría, y por su gran temor a que no fuera cierto lo que les compartió de su investigación fue marcado como traidor y comenzó a ser perseguido. No le quedo más que triangular, yendo de una ciudad a otra, para perder a sus perseguidores. Al final logro encontrar refugio en Boston, ciudad que por sus condiciones era perfecto para el doctor.
Al dar las dos de la tarde — ya descansados —los tres compañeros decidieron emprender de nuevo el viaje, estaban a un par de horas de la ciudad. Siendo que su equipaje era lo mas liviano posible no se demoraron en abordaron el vehiculo; solo un llevaban consigo un par de maletines. Pronto y sin importar el clima frío, nublado y con tintes de querer nevar emprendieron el viaje. De nueva cuenta era Tai el que conducía, Takeru seria el copiloto y Hikari iria en los asientos de atrás. Ya cada quien se sabia su posición.
— Estoy ansioso por saber todos los secretos que guarda de la pulsera — Comentó el castaño de treinta años al ver por el retrovisor a Hikari perdida en su muñeca.— Estoy seguro que tu padre ha logado algo magnifico para que tu gente siga prosperando.
Hikari no dijo nada, solo levanto su rostro y le sonrío a su amigo. Por su lado el rubio solo miraba por la ventana de su lado y miraba el cielo cerrado por las nubes tan blancas como una perla. Si había algo que admitir era que ahora con sus nuevas habilidades su carácter tuvo un cambio, y el no interesarle ya los misterios del brazalete era uno de ellos. Pudiera que su anterior forma — interior, ya que físicamente no hubo cambio — estuviera preocupado e interesado en aquella situación. Ahora no. Si seguía abordo en ayudar a Hikari en encontrar al doctor solo era por ella y que lo obligaba a ir con ellos; según ella estaba muriendo. El no lo creía, para nada. Se sentía de maravilla, sus ojos podían alcanzar distancias de vistas inimaginables para el hacia meses atrás, su olfato era agudo, sus oídos lograban percibir sonidos que antes ignoraba y no estaba de menos las habilidades telepáticas y de telequinesia. Era alguien mejorado, un ser superior. Miro de reojo hacia los asientos traseros, sentía la mirada pesada de la castaña sobre el. Quizá estuviera leyendo su mente en ese momento; aun no lograba bloquear a tiempo completo sus pensamientos.
¿Husmeando en mi mente?, lanzo la pregunta al sentir a Hikari en su cabeza. En eso si estaba mejorando ahora, lograba percibir con mayor rapidez a quien quisiera entrar en su mente. Aunque eso no evitaba que lograran ver en su interior.
Veo que no logras aun bloquear tu mente, su voz sonaba como molesta. Aunque no era de extrañar en esos días; siempre estaba molesta con el. Tienes mucho que aprender aun de tus nuevas habilidades.
Bueno, yo no nací con ellas.
Me preocupas. Dicho aquello, la voz y presencia de Hikari se esfumaron de su cabeza como si nada. No podía negar que aun aquella jovencita — solo de apariencia — aun lograba hacer efecto en el. Aun tenía ese sentimiento arraigado en su interior.
— No me agrada cuando mantienen sus conversaciones "especiales".
— Lo siento, Taichi — Hikari se levanto de su lugar y le planto un beso en la mejilla a su amigo. Takeru no pareció agradarle.
Las emociones en el eran mas intensas y lo que antes pudiera ser un simple malestar ahora era ira. Eso era una desventaja. Aun cuando lograba controlarse, debía admitir que al paso de los días le resultaba más difícil y molesto. Se controlo, disimulo que no se percato del beso y se volvió a perder en la vista que le ofrecía la carretera. Y así controlándose pasaron unos veinte minutos donde solo la musca del radio del automóvil sonaba. No se pronunciaba palabra alguna ni mucho menos las miradas se cruzaban. Para el escritor era de lo mejor, aquel silencio lo tranquilizaba y permitía estar solo con sus pensamientos. Observaba los árboles que se teñían de amarillo y otros tantos de naranja — Casi estaban pelones —, el invierno estaba cerca al igual que diciembre. Navidad pensó el rubio quien reconocía que aquella época era su favorita. El recordar los años de niño cuando se juntaba toda la familia le saco una sonrisa; sus padres, los abuelos, tíos, primos todos presentes en el hogar de los patriarcas. ¡La cena!. Recordar el pavo que su abuelo preparaba, la sopa de espagueti de la abuela, las tazas de chocolate y la primera vez que tomo vino. Todo era exquisito. Aquellos recuerdos le hicieron añorar esos tiempos donde todo era felicidad y armonía; quiso regresar a Paris para ver a su hermano, cuñada y sobrina. Anhelaba poder hacer un muñeco de nieve con su sobrina, pasar tiempo con su hermano y poder pedirle algún consejo. Todo eso por el momento se le era negado.
El tiempo siguió su paso y el rubio no despegaba su atención del paisaje que se pintaba de su lado. Paso su mirada hacia el retrovisor exterior y noto algo peculiar; ya lo había notado un par de kilómetros atrás. Un automóvil Neon rojo les venia siguiendo desde que partieron de una gasolinera. Se notaba sospechoso. Vio al conductor que iba con una gorra y lentes que no permitía ver su rostro — eso solo bastaría para sospechar — el copiloto iba con una bufanda que le cubría la parte inferior del rostro e igual que su colega traía consigo unos lentes. Los dos sujetos en los asientos traseros no lograba divisarlos aun con su visión mejorada. Algo no estaba bien con esos sujetos.
— También lo note — Soltó Taichi que se percato de lo que miraba el rubio.
— Han de ser seguidores de Nek.
— No lo dudes.
Hikari cerró sus ojos ignorando la conversación de los sujetos; se concentraba para meterse en la mente de los sujetos tras ellos. La castaña era especial, una elite superior de los Eraba. Sus habilidades eran superiores a cualquier otro de los suyos, y una de sus especialidades es en la infiltración de la mente de otros sin problemas ni ser detectada. Les conocían como rastreadores. El escritor los supo cuando fue capturado por Nek y Sivad en su hogar, ellos no fueron crueles al introducirse en su mente — tampoco es que hubieran sido dóciles de poder — por lo que le dañaron al querer entrar en las profundidades de su cerebro. No tenían esa habilidad. Según Hikari como ella había pocos y hoy día solo quedaba ella.
— En efectiva, son de su gente.
La confirmación de la identidad de los sujetos por parte de la castaña hizo ponerlos en alerta. Les resultaba muy extraño que no les atacasen, pudieron aprovechar el momento en que se descuidaron. Buscaban algo más.
— No podemos llevarlos a donde vamos —Taichi miraba por el retrovisor de la puerta de su lado al automóvil que se mantenía a una distancia relativamente segura.
— Pues debemos deshacernos de ellos — Soltó Takeru.
— ¿Qué sugieres? — La expresión en la castaña detonaba precaución.
Takeru sonrío, levanto su mano a la altura de su nariz y abrió su mano mostrando la palma. Hikari abrió los ojos al comprender lo que el rubio pretendía hacer. No reacciono a tiempo para detenerlo. Cerró su puño y el automóvil tras ellos se comprimió al tiempo que cerraba su mano en un puño. Al terminar y dejaron su mano en un puño bien cerrado el automóvil quedo hecho una bola de puro metal y platico arrugado. Taichi no se detuvo pero pudo ver por el retrovisor la impactante escena que dejaban tras ellos. Por su lado, Hikari se giro para ver lo que el rubio había hecho con sus perseguidores; le aterraba. Lento se volteo a mirar al rubio que no mostró signos de arrepentimiento. Estaba mal, necesitaban llegar pronto con Yeoj.
¡Bienvenidos!
Que mejor que recibir este 2014 con el inicio de esta continuación de mi historia "LUZ". Por cierto, ¿Qué tal recibieron este nuevo año? Espero que de la mejor manera y con la mejor actitud. Pero bueno, no les quito mas su tiempo y ojala les gustara este capitulo inicial.
