¡Hola a todo/as!

Aquí estoy de nuevo :-) Después de ver la "season finale" de Once Upon a Time, no he podido evitar ponerme a escribir sobre cómo va a desarrollarse la historia ahora que Regina se ha quedado sin su amor "verdadero" y que Elsa de Frozen va a aparecer en escena.

Espero que os guste. Os recuerdo que OUAT no me pertenece (más quisiera) y que todos los comentarios serán bien recibidos. Sin más, ¡os dejo leer!

¡Que lo disfrutéis!

-Tú lo has querido, Señorita Swan: Si yo no puedo estar con Robin, tú tampoco estarás con Garfio-, siseó Regina. Hizo un gesto y una nube de humo inundó el comedor. Cuando se disipó, una mujer había aparecido de la nada y, aún atada, se revolvía en el suelo, gritando improperios en contra de la Reina Malvada. –Tranquila, querida-, dijo la alcaldesa, soltando las cuerdas que la inmovilizaban. –Ya estás a salvo-, se giró hacía Emma con una enorme sonrisa. –Señorita Swan, le presento a…-.

-¡Milah!-, Garfio se levantó de un salto de su taburete y avanzó un paso. Se había puesto pálido y temblaba.

La mujer se levantó aturdida. Oía cuchicheos por todos lados. Consiguió enfocar el lugar del cual provenía aquella voz que había gritado su nombre. -¿Killian?-, preguntó antes de desmayarse.

-¿QUÉ LE HAS HECHO?-, reaccionó el pirata. Se acercó a Regina enfadado. –ELLA MURIÓ. ¡MURIÓ DELANTE DE MIS NARICES SIN QUE YO PUDIERA SALVARLA! ¿QUÉ LE HAS HECHO, REGINA?-, sollozó.

-Mi querida Reina ha vuelto a jugar con magia oscura-, dijo Rumplestinsky entrando en el bar con Bella de la mano. –Junto con el de viajar en el tiempo, el de resucitación es uno de los hechizos más complejos de realizar… Y solo funciona en el caso de que el corazón de la víctima haya sido pulverizado. Buena jugada, Regina-.

-Sabía que me vendría bien resucitarla y tenerla como rehén. Dadle la bienvenida de mi parte-, sonrió maliciosamente y salió del comedor dando un portazo.

Killian cruzó una mirada de preocupación con Emma, que con ayuda de David había sentado a la mujer en uno de los asientos. –No pasa nada-, susurró la Salvadora tristemente, cuando él le puso la mano en el hombro antes de acercarse a intentar despertar a su recién aparecida esposa.

-Milah…-, la llamó con dulzura. –Milah, despierta…-.

-Deberíamos llevarla al hospital…-, murmuró David. –No tiene buen aspecto…-.

-Tienes razón, compañero-, dijo cogiéndola en brazos. –Si no te importa…-.

-Para nada…-, David se adelantó y acompañó a Garfio hacia la puerta.


Emma se dejó caer abatida en el sillón cuando los vio marcharse. –Lo siento…-, Lady Marian se acercó a ella.

-Hablaré con Regina…-, se ofreció Robin. –Siento no haber intervenido… Esto me ha pillado de sorpresa. Llevo años pensando que Marian…-.

-Estás son las consecuencias de cambiar el pasado-, dos lágrimas cayeron por sus mejillas. –No quiero que le haga daño a Killian-.

-No es a Killian a quién va a hacer daño, hija. Es a ti…-, dijo Mary-Margaret con tristeza.

-No, no solo a mi…-, se limpió las lágrimas con el puño. –Han pasado trescientos años… Killian no es el mismo… Rumple no es el mismo… Baelfire ni siquiera está vivo. ¿Cómo crees que va a reaccionar esa mujer cuando se entere de todo lo que ha pasado?-.

-¿Acaso cree que le va a importar que el pirata se haya enamorado de usted?-, se sobresaltó al oír la voz de Gold a sus espaldas. –Milah quería a ese hombre con toda su alma: Se retirará si es necesario para que él sea feliz-.

-Killian la amaba. Y no ha dejado de amarla…-, agachó la cabeza. –La que debe retirarse soy yo. Mañana me vuelvo a Nueva York-, miró a su hijo con tristeza, que había observado todo lo ocurrido desde un rincón. -Henry, tú puedes quedarte con Regina. Ya apañaremos las visitas-.

Ni siquiera el niño protestó ante aquella decisión. Era consciente de que se habían producido cambios y que él no podía obligar a su madre a quedarse allí.


-Está deshidratada, pero con fluidoterapia y descanso, se recuperará en un par de horas-, explicó el Doctor Whale. –Cuando despierte no la atosiguen demasiado-.

Killian asintió y susurró un casi imperceptible "Gracias". Solo cuando el médico salió de la habitación se dejó caer en la primera silla que encontró. La cabeza le iba a estallar.

-Yo no contaba con esto, tío-, dijo a modo de disculpa. –Yo no contaba con esto-.

-¿Qué piensas hacer?-, preguntó David.

-Esperar que despierte, hablar con ella…-, se pasó la mano por el pelo. -Tengo que hablar con ella de millones de cosas, ponerla al día, explicarle dónde está…-, suspiró. –Contarle que Bae… Que Bae ya no está…-.

-Y, ¿qué pasa con mi hija?-, insistió David.

-Mis sentimientos hacia Emma son sinceros, David. Yo la quiero-.

-Pero…-.

-Pero no lo sé-, desvió la mirada. –No lo sé: Hasta que conocí a Emma, llevaba más de trescientos años buscando venganza, queriendo acabar con el asesino de Milah… Cuando me encontró con tu hija y me puso en mi lugar, algo cambió. Sé que no soy lo que esperabas para ella, Neal era mucho mejor que yo en todos los sentidos-.

-Tú aún no la has abandonado…-.

-Ni lo haré, David. Solo necesito poner cada cosa en su sitio…-.

Una débil voz los interrumpió. –Killian…-.

-Os dejo solos. Vuelvo a casa: Si necesitas cualquier cosa, no dudes en llamarme-.

-Gracias, socio-.