Tabla: ~Sentimenti~
Titulo: 05. Oler.
Autor: Ferni-senpai.
Personaje/s/Pareja: Alemania x Italia. Ludwig x Feliciano.
Advertencias: ¿Demasiada ternura? Sucede en Gakuen.
Notas: Cof, cof necesito mucho GerIta. Planeaba hacerlo Germancest, pero como necesito GerIta… Esto me va a ayudar para mí otro fic, así que bueno, esto quedará un poco rarito :'D.
Lo de los aromas son los aromas que a mí me encantan. Me gusta entrar a la biblioteca porque amo el aroma de los libros, de sus páginas y de la tina –toda loca-. Y el del caramelo así es como yo apesto cada mañana xD. El sudor… ahm, eso es aportación de mí papá xD cuando regresa del trabajo, huele rico, como a barco (¿?) pero, no sé, su sudor hasta eso no me molesta xD, supongo que es porque es mí padre e,e.
Disclaimer: Los personajes aquí usados no me pertenecen. Son todos de Hidekaz-sama. Cualquier demanda, que vaya hacía mi abogado: léase Gilberto xD.
Feliciano tenía un pequeño secreto respecto a su nariz. Él podía detectar cualquier aroma, con tan sólo aspirarlo.
Desde la pasta, con su pasta recién hecha y la salsa de tomate que la bañaba, hasta el aroma de quien era su compañero.
Ludwig tenía un aroma curioso, delicioso y extravagante. Por las mañanas, el aroma de Ludwig era como el del caramelo que se enfría sobre las manzanas. Un aroma dulzón, que se arremolinaba por toda la alcoba, haciendo que el italiano no pudiera dejar de imaginar cómo sería besar la piel del alemán.
Al pasar el horario de clases, y después de hacer tarea, Ludwig soltaba un aroma a libro. El aroma de un libro viejo y nuevo. Fresco, pero a la vez viejo. Y cuando salían de educación física, a pesar de estar sudando, destilaba un aroma que Feliciano podía llegar a adorar. No era el aroma salado que todos sus demás compañeros soltaban. No, era un aroma acartonado, que te dejaba un curioso sabor en la boca: sabor a cerveza. El aroma amargo, pero a la vez viciante de la cerveza.
Y por último, cuando ambos estaban por dormir, el italiano podía encontrar su aroma favorito: el del Ludwig. Ese aroma que no podía describir, que sólo podía oler en él, y que le hacía levantarse en la noche para oler la piel de su compañero. Ese aroma que podía dejarlo noqueado por horas, y del que jamás se acabaría.
Porque Feliciano tenía una nariz muy aguda, y podía decir quién era quién por su aroma.
Un review para dominarlos a todos,
y en la oscuridad atarlos.
