"Prologo"

Pocos eran los sonidos que reverberaban en el despacho de la alcaldía en ese momento de la jornada laboral. El zumbido ininterrumpido del ordenador en el escritorio, los ecos de los pasos del personal administrativos al otro lado puerta doble de madera enmarcada por acero pulido, la amena brisa que se filtraba por una de las ventanillas abierta del mirador a espaldas del escritorio. Entre este y la vidriera se interponía una silla, sobre la cual se encontraba una oveja, portaba un vestido azul marino estampado por una sucesión de puntos turquesa, en su pata derecha portaba un brazalete que hacia juego con su indumentaria, sobre el cuello reposaba un collar de pequeñas esferas metálicas cromadas coronadas por un singular cascabel. Su rostro estaba enmarcado por unos anteojos de armazón café achocolatado, en cuyos espejuelos se reflejaba la pantalla del computador donde se exponía un informe sobre el prototipo que mando diseñar apenas tomo el cargo público por interinado. El documento detalla los pormenores del coste de producción, así como especificaciones de funcionamiento. El informe terminaba con una anotación del remitente:

"Sra. Alcaldesa, se le informa que un prototipo del llamado Collar Domesticador le será enviado a su despacho para una demostración, esperando así satisfacer sus estándares de calidad y eficiencia, permitiéndonos llevar a cabo la producción en masa. Nuestro empleado enviado llegara la tarde del 18 de abril de presente. Sin más le mandamos una cordial despedida y buenos deseos para su administración.

Atte. Louis P.

C.E.O. Prey Technology-Electronic's".

Sonrió con satisfacción, la entrega se realizaría en tiempo y forma si todo seguía con la marcha actual. Anoto en su agenda personal una futura rueda de prensa para dentro de dos semanas, en la cual daría a conocer sus medidas de seguridad para prevenir más ataques de los denominados depredadores salvajes. Sabía perfectamente que el pánico y la desconfianza se estaban propagando como el fuego en la ciudad, pero era demasiado pronto para dar a conocer una medida tan radical sin que los afectados aceptaran voluntariamente los términos, había que hacer más presión, con 36 incidentes no era suficiente para ella, quería que la cifra se duplicara para el final del mes.

Cerro el documento y tomo una bocanada de aire para, después, soltarla en un suspiro con el fin de calmar su estrés. Le habían informado que el siguiente ataque ocurriría en poco más de 45 minutos; el ansia de ver la nota en los noticieros de toda la ciudad siempre le causaba una gran expectación. Había acordado con su socio indicar la especie del pobre infeliz poco antes del ataque. Tomando su teléfono del escritorio busco en su directorio el nombre "Doug". Escucho el pitido de espera sonar en dos ocasiones antes de que se tomara la llamada.

-¿Si? Habla Doug ¿Cuál es el blanco?

Su mente maquino rápidamente sin pensarlo mucho en realidad -Que sea un guepardo... en Plaza Sahara. -Dicto con una sonrisa mientras veía la ciudad a través del mirador.

-Guepardo en la Plaza Sahara... anotado.

-Recuerda que son ágiles.

-¿Ensero? -Dijo con evidente sarcasmo- Si, sé que son veloces. Puedo hacerlo. -Previniendo una reiteración por parte de la oveja continuo- Oye le di a una pequeña nutria por la ventana de un auto en movimiento.

Frotándose el puente de la nariz contesto -Bien, solo procura notifícarme cuando termines, queda claro.

-Sí, te aviso cuando termine o lo veras en las noticias, no sé, lo que pase primero. -Aparento escuchar lo que la oveja quería decirle, pero estaba más atento a las llamadas de la puerta por parte de sus colaboradores. -Bueno Walter y Jesse volvieron, tengo que irme, adiós.

Escucho como se cortaba la llamada. Sonrió con alegría al saber que en poco daría otro pequeño paso para poder hacer su sueño realidad. Sintió el deseo que comer algo ligero para mitigar el hambre hasta después de la prueba del collar, la cual sería esa misma tarde, alrededor de las 5:00 pm. Bajo de la silla y camino hacia la puerta de la oficina, cerrándola tras de sí al salir por completo. Alcaldesa Bellwether ¿Necesita algo? Pregunto mecánicamente su secretaria, una castor con un traje formal grisáceo y corbata guinda. Nada, solo quería salir un momento de mi oficina y caminar, es todo. Le respondo con una sonrisa mientras comenzaba a caminar en dirección a los elevadores del ayuntamiento. A cada paso que daba su cascabel emitía un campaneo que a ella le encantaba, siempre le recordaba a las muchas campanas de viento que había en su antigua casa, las cuales amaba de niña. Oprimió el botón para llamar al elevador, este se encontraba en los pisos inferiores por lo que tardaría en llegar, con molestia miro a los otros tres elevadores junto al que escogió, la situación era la misma: en los primeros pisos. Con claro rostro de molesta emprendió el camino de vuelta a su oficina no sin antes decirle a su secretaria: Que me traigan un par de barras integrales rellenas de piña. Sin esperar respuesta entro nuevamente en su oficina. Camino hacia el dispensador de agua, tomo uno de los muchos vasos de papel cónicos, lo lleno con el traslucido líquido y lo bebió. Mientras pasaba el agua por su garganta callo en cuenta ¿Por qué no pidió por el comunicador a su secretaria que le trajeran el bocadillo desde un principio? Se justificó a si misma diciendo que la confirmación del ataque la había alegado mucho. Una vez bebida toda la sustancia tiro el trozo de papel en un bote de desperdicios. Miro hacia la vidriera de la oficina mientras acariciaba su cascabel con cariño. Solo un poco más Bawn... Se dijo a si misma mientras emprendía rumbo a su escritorio, siendo interrumpida por una llamada entrante. El nombre del contacto decía Doug. Tal suceso no le sentó bien, esperando que la llamada fuera para notificarle un pormenor de la operación que se les paso por alto, contesto:

-¿Qué quieres Doug?

-Tenemos un incidente en el laboratorio. -La voz proveniente del otro lado la reconocía, pero no era Doug, era Walter. Estuvo a punto de contestar cundo fue interrumpido de improvisto -¡Y ya empeoro!

Tal respuesta no hizo más que preocuparle y enfurecerla. Numerosas operaciones con éxito total, aun y con ese dúo molesto merodeando cerca de algunas. No iba a permitir que todo su trabajo, su tiempo de planificación se fueran por el drenaje así de fácil. Menos aún por causa de un trió de carneros imbéciles que lo único que tienen que hacer es jalar un gatillo. Intentando recuperar la compostura pregunto:

-¿Qué fue lo que paso?

-Me empujaron fuera del vagón y cerraron la puerta con seguro. -Esta vez fue Doug quien respondo, se le notaba ansioso por el tono de su voz, ya no tan serio.

-¿Dónde están Walter? -Cuestiono con el fin de saber por qué ahora estaba él al teléfono y no Walter.

El carnero trago en seco, sabía cuál era el objetivo de Bellwether al preguntar eso. En un tono casi agudo contesto -Fue tras el vagón...

Un tic era perceptible en el ojo izquierdo de la pequeña oveja. No era para menos, ese vagón era un modelo utilizado en el metro hace más de 15 años, se encontraba oxidado cuando lo designaron cono laboratorio de producción. Por cuestiones de seguridad ella proporciono la financiación necesaria para hacerlo mínimamente operable, en caso de que comenzara a haber sospechas y tuvieran que moverse.

Visiblemente furiosa se limitó a preguntar -¿Quiénes fueron y hacia dónde va la vía?

-La vía está conectada con el sistema de transporte de mercancía y contenedores. Yo no vi quienes fueron, pero Jesse dijo ver una coneja y tras ella una mancha rojiza. -Dijo mientras comenzaba a correr en dirección contraria a sus colegas, iba por su equipo de emergencia.

Hubo silencio como única respuesta. -¡Carajo! ¡Esos malditos...! ¡Agghh! -Grito en la oficina pasados unos segundos en lo que procesaba la información, terminando por pateaba el contenedor de basura. ¿Qué carajo hacían la coneja y el zorro otra vez juntos? ¡¿Y hurtando su laboratorio de aulladores?! Corrió en dirección a la gaveta del escritorio. Al abrirla tomo un manojo de documentos ya minuciosamente ordenados en una carpeta mientras sostenía el teléfono entre la oreja y el hombro. -Quiero que tomes todos los documentos que tengas, recoge tu equipo de reserva y ve directo a Plaza Sahara, el plan sigue ¡¿Entendido?! -Exigió al tiempo que guardaba los documentos en bolso y tomaba su laptop para encenderla.

-Entendido -Repitió el carnero al tiempo que llegaba a la ubicación de su kit de respaldo. Un escape roto del alcantarillado que pasaba a la par de las vías. Metido la pata en la hedionda abertura, palpo la pared del otro extremo con las pesuñas y comenzó a buscar un agujero en esta. -Pero Bell... ¿Qué pasa con el vagón? -Pregunto con reserva a su interlocutora.

-Yo me encargo de eso. Tu concéntrate en tu tarea. -Dijo en el momento que su laptop mostraba el fondo de escritorio. Rápidamente tecleo en la terminal de la computadora "Tráfico Mercantil". La computadora mostró varias carpetas con un icono sobre ellas. -Una última cosa, si sucede algo que pueda comprometerme y dejarme expuesta quema los documentos y ponte a salvo ¡No quiero más errores! Uno más y yo misma te trasquilare frente a un espejo.

La ultima oración dejo frió al carnero. Conocía de tiempo a Bellwether y sabía que era capaz de eso y más, mucho más, con tal de obtener lo que quería. Se limitó a decir un monosílabo Si... como ordene. Encontró su kit de emergencia y procedió a sacarlo del drenaje, abrió la maleta con una capa de impermeabilizante. Dentro estaba un rifle francotirador con el caño, la culata y la mira desmontados, un total de 8 proyectiles dentro de viales sellados y un par de guantes negros. Cerciorándose que no tendría que adquirir nada más para realizar su misión, salvo ir a su departamento por los documentos que le menciono Bellwether, cerro la maleta y comenzó a quitarse su traje de laboratorio amarillo al tiempo que decía: Tengo que colgar, la llamo cuando termine la misión. Corto llamada, se deshizo del traje de látex, lo lanzo al alcantarillado, tomo la maleta y comenzó a correr en dirección al andén frente al cual se encontraba el vagón. Por su cabeza cruzo el por qué no tenía el maletín en un lugar más cercano como su departamento, se respondió de inmediato recordando su propia manía de apartar su labor delictiva con su vida mundana así con el hecho de que en donde vivía era una zona un tanto vigilada por el alto nivel económico que en ella se respiraba, después de todo ganaba bien y la oveja era su mejor cliente. Subió las escaleras en dirección a la salida, al llegar al último peldaño y se cercioro que no hubiera nadie en las cercanías. Una vez corroboró que estaba solo, salió rápido del acceso en dirección a su auto a un par de cuadras del lugar.

De vuelta en la oficina, la oveja ya había accedido a la carpeta "Trafico Ferroviario" la cual mostraba en tiempo real los viajes que realizaban los trenes, así como sus horarios. Haber sido la "secretaria" de Leonzález y por, ende, hacer todo el trabajo burocrático por él tuvo al final sus ventajas, así como el cursar una licenciatura en administración y computo. Tenía acceso por su posición de vice-alcaldesa a toda la información que requiriera para su trabajo, incluyendo cámaras de seguridad, datos de inversión y recursos, contratos con empresas y movilidad de productos. Al subir de cargo pudo enlazar su computadora portátil con la base de datos de Zootopia con total libertad bajo la excusa Me facilitara el trabajo. En la pantalla se mostraban estadísticas sobre la compra y venta de productos a través de trenes, sus cargamentos, así como procedencias y destinos. En una de las pestañas de interface se mostraba la posición actual. Al abrirla se mostró un mapa de Google Maps donde cada tren que pasaba por la ciudad era mostrado como un circulo amarillo con un intermitente parpadeo. La ruta que conectaba con el vagón-laboratorio indicaba un tren en dirección de colisión. Sabiendo el posible destino del vagón y sus odiosos ocupantes paso a cerrar la laptop y tomar su bolso al tiempo que se comunicaba con su equipo de seguridad personal.

-Necesito transporte de inmediato en dirección al Museo de Historia Natural ¡Ahora! -Conocía la ciudad de años y sabía que la plaza al lado del museo daba una excelente panorámica de la intersección vial, además de que en esa dirección se encontraba la única salida para el par de mamíferos. Habiendo ignorado a su secretaria salido corriendo de la oficina y encontrándose finalmente con los ascensores libres, entro en el más cercano, presiono el botón PB. Para ella fueron momentos de infernal ansia, se sentía inútil en esa caja de aluminio, quería estar en la entrada del museo ya. Llegando a la planta base salió disparada del ascensor recibiendo varios saludos por parte del personal, saludos que ignoro con creces. Al mirar por el vidrio de la entrada y para su alivio, se encontró con una patrulla del ZPD en frente y recargados sobre ella dos corderos que la duplicaban en tamaño. Salió de la alcaldía y sin esperar llegar a la puerta del auto dijo: ¡Vayámonos ya! Por la mueca que mostraba en su rostro los oficiales decidieron guardarse la cortesía de abrirle la puerta, entraron velozmente y encendieron el motor al tiempo que escuchaban la puerta trasera cerrarse fuertemente. Sin mediar parada emprendieron marcha al museo. En el trayecto Bellwether cerro sesión en todos los dispositivos donde estuvieran activas todas sus cuentas y perfiles en el sistema. Copio todos sus mails con Prey Technology-Electronic's. Una vez los respaldo y subió a la nube de con un software de encriptación procedió a eliminar todo de su portátil; lo mismo hizo con la carpeta, poniéndola en una bolsa negra que le proporción uno de los policías. Guardo la bolsa bajo el acolchado del asiento trasero, logrando pasar desapercibida.

-Alcaldesa, llegamos al lugar. -Esa oración la saco de sus cavilaciones, miro por la ventana, hay se encontraba el museo. Una edificación de techos altos, aun para las jirafas, coronado en la cima de su cúpula central por un par de astas de reno hechas de mármol reforzado. Procedió a observar el puente que sostenía las vías del tren. La cola de la mole de acero se encontraba en movimiento ordinario, claramente no había colisionado con otro vehículo. Como fue posible, lo ignoraba, pero eso no era importante, lo importante era que el zorro y la coneja estaban dentro del edifico y debía detenerlos a toda costa.

Bajaron los tres de la patrulla y entraron por un acceso secundario para evitar ser vistos directamente por los entrometidos, una fortuna que el lugar estuviera en remodelación. Una lona traslucida permitía "ver" el vestíbulo del edifico. Había silencio en el lugar. Se adentraron más en el museo, llegaron a una intersección en T. Iban a desviarse al acceso del andén del metro en el momento que escucharon pisadas provenientes de esa dirección. Los oficiales tomaron el mango de sus pistolas de dardos sin sacarlas de la funda. Pasaron a ocultarse en las sobras causadas por los soportes y tablas de los pasillos altos del personal de remodelación. Cuando los que subían las escaleras finalmente llegaron al último escalón de estas, la oveja sonrió con satisfacción, efectivamente eran Judy Hopps y Nick Wilde. Doblaron en dirección a la salida, Bellwether y sus policías los siguieron al vestíbulo. Cuando estos iban a medio camino bordeando una exhibición bajo el nivel de suelo, Bawn se aclaró la garganta y oculto su fastidio hacia ellos.

¡Judy! -La nombrada y su colega se detuvieron volteando a verla, Bellwether se tranquiliza por su acción, ya no escaparían. - ¡Judy! -Volvió a decir acercándose a ellos franqueada por los oficiales.


Central del ZPD. 18 de abril. 01:32 pm.

-Jefe Bogo aquí está el informe que pidió. -Dijo el oficinista al tiempo que tomaba el papel de la impresora al lado de su computador, era un jabalí en cuyo gafete de presentación decía Harlan.

El búfalo tomo el documento entre sus pesuñas. El informe trataba sobre los índices de asaltos a pata armada ocurridos en la ciudad durante el último trimestre. Aunque actualmente esa era una de sus preocupaciones menores en estos momentos. La última semana había sido agitada sin aparentarlo, habían pasado 8 días desde el último incidente de un depredador salvaje. Pero este tiempo de "paz" no había aminorado los ánimos en la ciudad en lo absoluto. Las señales de desconfianza y racismo se veían todos los días, las presas comenzaban a apartarse de sus "enemigos naturales" con un descaro francamente hiriente, se podía ver que el ánimo de algunos comenzaba a mermar o volverse sulfúreo dependiendo de en qué trinchera estuvieran. Algunos incluso comenzaron a perder sus empleos. Esto último lo sabía Bogo por el trato que estaban sufriendo sus oficiales depredadores y las anécdotas que estos le contaba en un intento de que parasen, pues si el jefe del ZPD no podía darles seguridad a sus subordinados, nadie lo haría.

-Bien, eso sería todo. -Dijo Bogo en el tono más neutro posible, cosa sencilla para él. Era costumbre suya el pedir ese informe en específico cada trimestre, más por cuestiones personales que otra cosa. Siempre podía mandar a alguien que le llevara el documento, pero estar encerrado en esa diminuta oficina para su enorme tamaño comenzaba a sofocarlo, buscaba cualquier excusa para salir de ella. Hoy el informe seria esa excusa. Comenzó a caminar en dirección a la salida de las oficinas cuando el jabalí le dijo: Jefe, si busca más información sobre los asaltos le aconsejo ir a archivos, el sistema está saturado y la conexión se cae. No importándole la información brindada salió.

Al llegar al vestíbulo principal, miro al lugar donde se encontraba el recepcionista. Un cordero con una lana ridículamente crecida se encontraba allí. En varias ocasiones le dijo que debía cortarse la lana, pero el oficial se negaba alegando que era maltrato laboral. La excusa era patética e ilógica para todos, menos para la alcaldesa. Bogo no entendería jamás la obsesión de las ovejas y corderos con su lana. Estaba a punto de subir las escaleras a su despacho cuando la intersección de las palabras archivos y recepcionista le hizo recordar al oficial Benjamín Garraza. En un par de ocasiones lo visito en su lugar de trabajo para ver su estado de ánimo, tal vez no era oficial de campo ni tenía que tratar con la discriminación en todo momento, pero si era alguien muy impresionable, fácil de alterar su estado anímico y de personalidad normalmente risueña y alegre. Todo esto le era perjudicial en estos momentos. Aferrándose a toda oportunidad de no ir a su oficina y de paso ver como se encontraba uno de sus oficiales más eficientes en su labor, tomo el pasillo a derecha junto de las escaleras y doblo en una esquina quedando a unos metros de la entrada a los archivos. Conforme caminaba noto que no se escuchaba ruido proveniente del interior, cosa lo que extraño mucho, Benjamín siempre tenía música en su teléfono, varias veces se escuchaba en el vestíbulo música de Gazelle, hoy parecía no ser el caso. Tomo el pomo con la pata y lo giro. La puerta no emitió chirrido, estaba bien lubricada.

El interior de los archivos era monótono. Una ventana al fondo por la que se miraba la cochera de la estación, un sinnúmero de archiveros uno al lado de otro, estos eran un poco más altos que Bogo. A la derecha de la puerta estaba un escritorio que para el búfalo era pequeño. Sobre este estaban desperdigados algunos papeles junto con una caja de donas casi llega. El guepardo con sobrepeso se encontraba sentado en una pequeña silla que apenas podía mantenerse. Tenía una dona en la pata, jugueteaba perezosamente con ella. Su rostro reflejaba completo aburrimiento.

-Garraza. -Lo nombro para llamar su atención. Cosa que consigue dada la falta de ruido

-¡Oh! Hola Jefe. -Respondió el guepardo apartando la mirada de la dona y enfocándola en su superior. - ¿Necesita algo?

-Ah... ¡Sí! Los informes de asaltos del último trimestre e igual los del último año. -Respondió para tener una justificación de su presencia.

-Claro. Deje los busco. -Se levantó de su silla causando que esta crujiera. Camino hacia los archiveros sin prestar mucha atención a su entorno, con el tiempo memorizo la ubicación de todos los documentos. -Jefe, usted siempre manda a alguien por cosas como esta ¿Por qué vino? -Cuestiono, conocía bien los modus operandi de su jefe.

-Quería caminar un poco, además todos está muy ocupados en estos días. -Dijo mientras se acercaba al escritorio y tomaba una dona. -¿Por qué no escuchas música? Siempre lo haces -Pregunto para saber mejor como estaba.

-No lo sé, simplemente no tengo ganas. En realidad, ni siquiera tengo hambre. -Se escuchó como habría y cerraban un cajón. De entre los archiveros se veía a Garraza caminar de vuelta al escritorio. Tenía la cola al nivel del suelo, aun sin siquiera la sombra de una sonrisa en el rostro. -Aquí tiene. -Dijo entregándole la carpeta a Bogo, quien la tomo con su pata libre.

-Gracias Garraza. -Tomo la carpeta y procedió a dar una mordida al bizcocho que había elegido. Cuando termino de masticar y tragar el trozo de pan dulce pregunto. -¿Dónde las compraste? Son muy buenas.

-En una pastelería cerca de la estación principal. Si quiere puede llevarse la caja. No creo que me de hambre.

-Así está bien. Solo quería probarlas. -Termino de comerla y se encamino a la salido. -Benjamín. -Lo llamo antes tomar el pomo de la puerta. El guepardo se limitó a mirarlo. -Este puesto es temporal.

-Lo se Jefe. -Respondió con un atisbo de sonrisa en el rostro.

Finalmente salió de ese grisáceo cuarto. Benjamín estaba peor que la última vez que lo vio, aunque él no podía hacer mucho. Fue una orden de arriba la que le indico que moviera a Garraza. Nunca creyó que le afectaría tanto. Sacudió todos esos pensamientos de su cabeza y se movió en dirección a su oficina. A mitad de las escaleras fue llamado por el recepcionista. -¡¿Qué quieres?! -Pregunto irritado.

-Jefe tenemos el reporte de un zorro salvaje en el Museo de Historia Natural. Ademas, dijeron también que "la oficial Hopps está herida." -Respondió con preocupación el cordero.

La noticia lo puso en alerta. Sabía que tarde o temprano habría otro ataque, pero la mención de Hopps lo saco de balance. ¿Qué hacia ella en la ciudad? ¿Cómo es que termino atacada por un zorro salvaje? No valía la pena cuestionarse. Debía actuar ya antes que Hopps pudiera morir. Prácticamente corrió hacia el recepcionista, la situación lo ameritaba, tomo el radio comunicador y lo encendió.

-A todas las unidades, tenemos el reporte de un zorro salvaje en el museo de historia natural. ¡Vallan a ese lugar de inmediato! -Apenas escucho la confirmación de varios oficiales dejo el dispositivo. Algunos oficiales que pasaban por el vestíbulo escucharon parte del comunicado y se quedaron expectantes a la espera de instrucciones.

Utilizando su voz capaz de atravesar muros, el Jefe Bogo grito -¡Atención! ¡Hay un reporte de un depredador salvaje en el museo! -Capto la atención de todos en la estación. -¡Tomen las patrullas que estén disponibles! ¡Hay que evitar otra tragedia! -Decidió que él personalmente se encargaría de la situación.

Aquellos que no estaban ocupados trasladando detenidos o que pudieran dejar sus puestos lo siguieron camino a la cochera. La mayoría de los oficiales se encontraban fuera. Por lo que no fueron muchos los que lo siguieron; la mayoría era depredadores grandes.


En la avenida frente a la cual se edificó el complejo policíaco yacía estacionado un automóvil tamaño mediano. Dentro se encontraban una cebra acompañada de un hurón color canela. Ambos portaban un conjunto de ropa genérico: pantalones de mezclilla, camisa abotonadas a cuadros, rojiza la del hurón y azul rey la de la cebra. Cada uno portaba un vaso de café que hacía ya un rato dejo de emitir vapores. Sus alimentos consistían en una ensalada de pepino y lechuga por parte de la equina y un sándwich de soya saborizada para el hurón.

-Natalia. -Llamo el mustélido en busca de atención, cosa que obtuvo. - Admito que al principio el quedarnos frente a la policía a esperar que sucediera otro ataque resultaba interesante. Pero ahora veo que es aburrido.

-¿Enserio? Nadie te obliga a estar aquí. Puedes irte, solo déjame las llaves del auto. -Le respondió mientras dejaba su café en el porta-vaso del auto.

-Tal vez lo aria... Si no fueras la única que no me mira despectivo. -Dijo mostrando una mueca de hastío. - Únicamente no me despiden porque soy de los mejores camarógrafos de toda la televisora. Si dejo este puesto a tu lado en poco tiempo me correrían.

-¿No te estas contradiciendo? Te está hartando que te discriminen por ser depredador y estas aquí esperando que otro de tu "clase" ataque.

-Estoy aquí porque me gusta documentar los hechos, viéndolos directamente y grabándolos, para luego mostrarlos al público. Creo que así hago más que estando tratando de ser bueno con personas que me escupirán de todas formas.

-Tu plan funcionaria. -La cebra menciono al tiempo que dejaba de ver la comisaria para enfocarse en su acanelado amigo. -Pero nuestros jefes solo nos dejan mostrar lo que lo que les genere más audiencia Lenin. Me temo que no podrás hacer mucho.

Sonriéndose sínicamente sin despejar la mirada de la edificación símbolo del orden le respondió. -¿Y fuera del sistema podre hacer mucho? Además, si no trabajo aquí ¿De dónde comeré?

-Siempre están los vagabundos de Little Rodentia.

-Que sádica. Preferiría comer pasto.

-¿Es un insulto?

-Si así lo sientes... -Calló por unos instantes, cosas que provoco el desvió de la mirada de la cebra en dirección al parabrisas. - Creo que hay esta nuestra nota del día.

Ambos observaron como un convoy de 4 patrullas salían en simultaneo del estacionamiento del ZPD en dirección al centro. Dentro de ellas, a través de los parabrisas, pudieron ver la silueta de un búfalo que manejaba la unidad cabecilla. Sin perder tiempo el hurón encendió el vehículo y habiendo pasado un tiempo prudente comenzó a seguir a los azulados. El sonido de una notificación provino del bolsillo de la cebra, esta saco su móvil para ver de qué se trataba.

-Creo ya sé por qué salieron tan aprisa. Casi hubo un choque entre dos trenes en el paso elevado del centro. -En su teléfono se observaba un vídeo amateur que capto el momento desde lo bajo, no se observó mucho del acontecimiento.

-Claro y algo así saco al jefe de la policía de su oficina ¿No? -Él no se creía esa hipótesis. -Puede que esté relacionado con ese tren, pero debe ser algo más grava para haberlo hecho subirse a una patrulla.

-Lo sabremos al llegar.

-¿Puedes revisar que este todo en orden? No quiero que perdamos algo importante porque el micrófono o las lentes se cayeron bajo los asientos.

-Estoy en ellos. -Dijo al momento que se volteaba para inspeccionar el equipo de trabajo de ambos.


Si bien iban al límite permitido de velocidad, no encendieron las sirenas, no tenían pensado llamar en demasía la atención del público, querían que se percatara la menor cantidad de civiles posible. Todos estaban armados con pistolas de dardos y eléctricas, además de una jaula grande sellada únicamente con un puñado de orificios en la base, un bozal y una red para inmovilizar. No dejarían nada a la suerte.

Nadie sentía necesaria de la comunicación entre unidades, sabían su destino y la situación se había puesto tan tensa que cualquier comentario resultaría de sobra. La respiración pesada y acompasada de Bogo era todo lo que se escuchaba en la unidad cabecilla. Meditando la situación mientras sorteaban el tráfico en dirección al museo, decidió tomar la radio-comunicador en su pata derecha mientras con la otra sostenía el volante.

-Brown ¿Quién fue el que realizo la llamada? - Dijo para saber la información solicitada.

-El mamífero no se identificó jefe, colgó muy rápido. Pero podría jurar que era la voz de la alcaldesa. -Respondió el cordero desde la recepción.

Bellwether. El búfalo ya estaba cansado de escuchar ese apellido en todo. - Comunica a las demás unidades que ya estamos en camino, puede que necesitemos apoyo. - Sin más colgó el comunicador ¿En realidad necesitaba tantos elementos para someter a un simple zorro fuera de razón? A su ver rayaba en lo absurdo. Pero no permitiría que otro mamífero terminara lastimado; y sabiendo que Hopps era ese otro mamífero sentía que debía cumplirlo cabalmente. Verla salir de esa oficina hace una semana dejando su placa sobre el escritorio, le sorprendió, quizá hasta lo apesadumbro. Justo cuando se había ganado su respeto tira la toalla por algún sentimiento de deber platónico que cree no cumplió. Eso no era importante ahora, había un civil en peligro y como policías era su deber mantenerlo a salvo.

Llegando a la acera frente a la edificación académico-divulgativa notaron la presencia de una unidad policial un tanto más reducida que las que ellos montaban. Alguien había llegado antes. Eso los tranquilizo un poco más no bajaron la guardia.

Sin esperar la orden de Bogo, apenas la última patrulla coloco su freno de pata. Los uniformados salieron en sincronía de sus vehículos para encaminarse hacia la entrada del museo. De las patrullas tercera y cuarta salieron los policías cagando la jaula, la red y el bozal. En el momento que pisaron el primer escalón para subir al acceso otro par de unidades aparecieron por una de las esquinas, estas rápidamente se estacionaron frente a las escaleras. Ambas, como había indicado Bogo, no usaron la sirena en su camino al lugar de reunión. Procedieron a dividirse en dos grupos, uno subiría al edificio mientras los demás resguardaban la entrada para evitar el acceso de civiles o la prensa en caso de que esta llegara.

Ya frente a la enorme puerta de madera que daba la bienvenida al museo, Bogo y Rinowicks la franquearon. Al mirar dentro del vestíbulo divisaron tres siluetas, pudieron distinguir la inconfundible lana capilar de la alcaldesa, ella estaba custodiada por dos oficiales lanudos. Mientras preparaban la jaula y los demás aditamentos para la captura del mamífero salvaje, los que vigilaban los accesos alzaron la ceja en intriga al ver a la oveja levantar una pistola similar a que ellos portaban. La observaron abrir el cargador, en este se encontraban pequeñas esferas azuladas. Los oficiales miraron a su superior en busca de instrucciones, este les indico en señas que mantuvieran silencio; lentamente abrieron las puertas entrando en el recibidor. Los ovinos se encontraban en demasía concentrados mirando al suelo, pues no notaron la intromisión del cuerpo policíaco. Los citados comenzaron a caminar lentamente hacia la oveja. Cuando entraron y gracias a los altos techos del edifico lograron captar una frase cortada de la voz de Bellwether.

-...culpe a Leonzález, puedo hacer lo mismo con ustedes. Es mi palabra contra la suya.

- En realidad... - Una voz femenina conocida por Bogo emergió del suelo, en efecto era Hopps. Se escuchó el ruido de la rebobinarían de un audio sucedido por la frase: "Usare a todo depredador de Zootopia si hace falta." -Es su palabra contra la suya... Es una treta tesoro ¡Boom!


Una sensación que solo podía definirse como arcadas mentales era lo que martirizaba a Dawn. Su mente solo podía pasar a cámara rápida el escenario que sus ojos no captaron ni captarían: una coneja siendo masacrada por un carmesí zorro al tiempo que los policías llegaban al "rescate" de la pobre servidora pública. Una incómoda vigilia la invadió, miro el cargador de su pistola, las moras seguían hay en lugar del suero. Dio un paso atrás al tiempo que volvía la vista en dirección la arena donde se debido darse el sangriento espectáculo. La coneja seguía con esa expresión ladina y altanera mientras sostenía en su pata la grabadora con motivo de zanahoria a la vez era sostenida por el vulpino, quien tenía un bulto esférico en el bolsillo de su camisa hawaiana. Sabía que tenía que salir de ahí lo más rápido posible, llamo a la policía y esta no tardaría en hacer aparición.

Se giró para dar inicio a su escapada cuando un muro azulado la asusto. Mirando fugazmente hacia arriba pudo notar la inconfundible cornamenta de Bogo siendo franqueado por una docena de grandes mamíferos quienes posaban sus vistas en la ovina. Por acto reflejo esta se volteo rápidamente, se estaba hiperventilando, respiraba con avidez y comenzaba a sudar copiosamente. Usando todo su raciocinio y notando que sus escoltas comenzaban a acariciar el mango de sus armas, se tragó su desorientación, volteo hacia Bogo y lo encaro con una mueca casi grotesca que pretendía ser una sonrisa de alivio.

-Jefe Bogo, q-que bueno que llego. - Respondió a la vez que intentaba idear un método para escapar del lugar.

Con una expresión de roca el búfalo respondió. -Me informaron que quien hizo la llamada colgó rápido, pero que su voz sonaba como la de la alcaldesa. Dude que en verdad fuera usted.

-S-sí, vera... -Su mente maquinaba cualquier respuesta a la vez que ocultaba la pistola cruzando sus patas en su espalda. -Vine a revisar cómo se encontraba la remodelación del museo... debe ser entregado pronto y la oficial ¡Ex oficial Hopps! Entro siendo perseguida por un zorro salvaje. - Los nervios la carcomían por dentro.

Bogo se limitó a asentir lentamente. - Y ¿Dónde se encuentra ese zorro salvaje?

-Escapo

-¿Y por qué Hopps esta hay abajo?

-Escapando del zorro se resbalo y callo en la exhibición.

-¡Tu matón nos empujó! -La voz de Judy se escuchó desde lo bajo.

-Por cierto, Zanahorias ¿Dónde está? -Dijo Nick mientras ponía su pata en la frente mientras fingía mirar al horizonte en busca de algo.

Maldito cobarde ¿Por qué no me aviso...? Susurro Dawn por lo bajo.

-¿Cómo dice?

-Nada Jefe Bogo.

-Supongo que también podrá decirme porque hay un zorro junto con Hopps hay debajo ¿No?

-Es empleado de remodelación y le pedimos que nos ayudara a subir a Hopps. - Comenzaba a decir palabras antes que pensarlas. Bogo a pesar de "disfrutar" del nerviosismo de la oveja podía notar como sus guardias tenían las pesuñas cerca de sus armas. Tendría que ser directo ya.

-Cuando entramos me pareció escuchar que usted hablaba con ellos ¿Podría decirme que les decía?

-Ehhh... les decía que no se preocuparan, que la policía llegaría pronto.

-¿Enserio? Yo recuerdo que usted quería que atacara a esta coneja. -El vulpino dijo mientras sonreía con mofa y mostrando todos los dientes al tiempo que apoyaba su codo en la cabeza de la leporina, provocando que esta bajara las orejas.

-Y nos decía que nos inculparía como lo hizo con Leonzález. -Dijo Judy tratando de quitarse la pata de Nick de la cabeza.

- Están nerviosos por el susto Jefe, no los tome enserio. - Bawn ya se estaba desesperando, quería salir de ahí.

- Y esto también es producto del "susto" alcaldesa ¿Verdad? -Nuevamente el sonido de una grabación rebobinada de escucho: "Usare a todo depredador de Zootopia..."

-Alcaldesa ¿Puede mostrarme sus pesuñas?

Visiblemente nerviosa la oveja replico. -¿Por qué tendría que hacerlo?

-Cuando entre puede ver que tenía un arma en las patas. -Dijo extendiendo su pesuña al nivel de la oveja. -Déjese de estupideces, entréguela y dígame que está pasando aquí.

-Le digo que el zorro salvaje escapo. Mire si revisamos las cámaras... - La voz de Dawn se fue silenciando conforme contemplaba la inflexible miraba de Bogo, quien no retraía su pata, continuaba teniéndola extendía hacia la pequeña mamífera.

La nula cooperativa de la hembra provoco que Bogo decidiera caminar hacia ella para personalmente arrebatarle el arma, después de todo era casi imposible que fuera un arma de fuego. Estas eran de uso exclusivo de las fuerzas especiales, los SWAT's, y el ejército, ningún servidor público ni unidad de seguridad privada tenia permitido usar o transportas esas armas a no ser que solicitaran al ZPD un permiso el cual demoraba en demasía siendo tramitado y certificado, sin mencionar el arduo y cansino examen psicológico y prácticas de tiro que debían de pasarse para poseer una. Bogo estaba confiado en que la oveja se dejaría catear, pues ¿Qué podía hacerle una oveja que evidentemente estaba asustada? Tenía experiencia negociando y sometiendo criminales armados de tu talla y mayores (que sorprendente mente había), no por nada se ganó su puesto a pulso. Las orejas de búfalo y sus subordinados escucharon el inconfundible sonar de armas siendo desenfundadas, por el rabillo del ojo noto que los guardias que acompañaban a Bellwether empuñaban su arma y velozmente apuntaban a Bogo. El jefe de policía se lanzó de espaldas hacia atrás al tiempo que los dardos salían disparados en su dirección, solo logro ver un par de fugaces líneas azul grisáceas mientras aterrizaba silenciosamente en el pulido suelo. Rápidamente saco su pistola eléctrica y apunto al celador situado a la derecha. Los demás oficiales rápidamente sacaron sus armas y direccionaron los cañones hacia el trió de ovinos.

-¡Háganlo! -Chillo Bellwether mientras comenzaba correr hacia el interior del edifico. Los ovinos indumentados de azul retiraron el seguro de sus granadas lacrimógenas.

Disparos erráticos provenían del lado lanudo, disparos que en poco fueron engullidos por una ráfaga de proyectiles en dirección contraria. Las masas lanudas cayeron de bruces produciendo un sonido seco. A pesar de ser una docena de oficiales contra dos guardias, todos estaban en alerta y no era para menos, de los cinturones tácticos de los corderos comenzaba a emerger un vapor blanco. El espacio a pesar de ser enorme, carecía de ventilación y circulación de aire, el lacrimógeno no se iría pronto si lo dejaban expandirse en la estancia. Un lobo grisáceo decidió tomar la iniciativa. Rápidamente fue hacia los corderos, los ojos y la nariz comenzaban a arderle con creces, más eso no lo hizo flaquear, como pudo retiro los seguros que unían las cargas aturdidoras a los cinturones tácticos; el resto de los oficiales, Bogo, Judy y Nick por inercia retrocedían ante la creciente masa vaporosa, las narices de todos comenzaban a irritarse por la agria neblina.

De entre la nube blanca emergió un grimoso lobo, sus ojos enrojecidos cuales faros de emergencia, su nariz seca, irritada, casi agrietada en su piel. Corrió entre jadeos y estornudos grasientos hacia la salida. Al atravesarla comenzó a toser con preocupante intensidad. Los oficiales en las escaleras solo lo vieron arrollarse en frente a la puerta. Mucosidad y lágrimas provenían con esmero de sus cavidades respectivas.

Momentos después se encontraban las ganadas dentro de un basurero publico sellado mientras terminaban de descargar su contenido. Un rinoceronte y un tigre se encarnaba de cuidar a su compañero quien producía chillidos de dolor recostado en el suelo.

-Tranquilo amigo, vas a estar bien. -Le dijo Colmillar en un intento por consolarlo, sentado a su lado y posando una pata en su hombro.

Cuando el lobo salido del interior del museo, un trió de oficiales fueron tras él para ayudarlo o por lo menos procurar que no terminara muy afectado por el gas.

El vapor comenzaba a disiparse en el interior del lugar. Nick resguardaba a Judy al otro extremo de la exhibición protegiendo su nariz y boca con el pañuelo donde guardo hace momentos sus moras. Bogo logro ver a través del lacrimógeno, contemplo una azulada silueta coronada por un ovoide blanco y esponjoso desparecer por una esquina.

-¡Arresten a esa Maldita! -Bramo el búfalo a punto de expeler humo de su hocico y nariz al momento que se incorporaba e iniciaba la persecución. Como guiados por un titiritero habilidoso, el cuerpo de uniformados comenzó a correr al unísono junto con su superior. A medio camino de la desviación dos oficiales, un elefante y león frenaron en seco, ambos miraron hacia el receptáculo infraterrano, cruzaron vistas y decidieron en silencio quedarse a cuidar la entrada e informar a los otros policías sobre lo ocurrido en caso de que entraran, cosa que sucedió casi de inmediato.

La persecución podría decirse ser desproporcionada. Cinco grandes mamíferos: un búfalo, un oso polar, un hipopótamo, un rinoceronte y un elefante a la "caza" de una pequeña oveja. Pero para Bogo era algo ya personal. No solo el hacerle la vida imposible con sus absurdas medidas y políticas de seguridad pública, la humillación silenciosa de sus elementos acolmillados, el cambio de imagen que ella quería darle a la comisaria, la entrada descarada de elementos ovejunos a la estación. Todo se le había estado acumulando en las últimas semanas, lo sentía a diario en el aire de la estación, el ánimo de Benjamín era el mejor ejemplo; por lo que el haber sido atacado por la seguridad de la oveja, el que uno de sus elementos terminara siendo víctima del lacrimógeno y su evidente intento de deshacerse de Hopps y el zorro lo terminaron por enfurecer. Desde su llegada al poder Bogo no hizo más que pagar los platos rotos de cada nueva tropelía.

Bellwether corría con esmero entre los pasillos del edifico. Las sombras proyectadas por algunas exhibiciones producían obscuras quimeras en las paredes y techo. El sorteo de pasillos no duro mucho, al poco la oveja sintió temblar el piso tras ella, miro un instante hacia atrás: siluetas borrosas encapsuladas en un manto azul la perseguían, la conglomeración era encabezada por una sombra obscura con cuernos que no despegaba su mirada de ella. Bawn corrió una decena de metros más hasta que sintió el aire en su nuca ser perturbado: la pata de Bogo casi la toma por el cuello, para ella era una sombra negra que se mezclaba con el tono de las paredes.

-¡Bellwether! -La citada sintió su pata ser fuertemente apretada en un agarre apenas doloroso. Bawn chillo cual roedor al sentir la presión en el brazo. Se volteo en un parpadeo encarando a Bogo, posteriormente realizando el sueño de muchos capos y criminales.

Un chasquido de lengua acompañado de un quejido vino del hocico del búfalo, una mora fue disparada a presión entre sus cejas, dando muy cerca de su ojo izquierdo. Aproximo su pata libre hacia su cara con el fin de saber con qué lo habían "inoculado", sentía el ardor en la zona ocular, una sustancia casi pastosa fue lo que emano del proyectil. En su rostro se podía ver la mora destrozada, convertida en puré. El impacto fue tan fuerte que aun siendo blando el proyectil dejo un anillo rojizo bajo el pelaje de Bogo, el cual en algunas áreas carecía de piel, sobre las cuales se formaban pequeñas gotitas de sangre.

Bellwether aprovecho la distracción de Bogo para liberarse y seguir corriendo. Los oficiales que seguían a Bogo se sorprendieron por la insolente gallardía de la oveja. Por un segundo se encontraron indecisos sobre si seguir a la alcaldesa o cerciorarse que su superior estuviera bien. El oso polar y el rinoceronte continuaron la persecución de Dawn mientras los otros dos se quedaban con Bogo esperando que no le afectara lo que le dispararon.

El disparo si lo afecto, pero no el modo esperado. Un gruñido gutural provino de su garganta, con la pesuña retiro el molesto fluido de su rostro, bufo con ira haciendo que sus aletas nasales se dilataran sobre manera. En tiempos remotos antes del raciocinio mamífero, los depredadores sabían que había ciertas presas con las que tener cuidado cuando se les cazaba o se enfurecían: los hipopótamos, elefantes, algunos carneros de montaña y ciertos bovinos. Un miedo fugaz se apodero de los oficiales cuando escucharon a Bogo proferir sonidos "primitivos": bufo con venencia mientras comenzaba a correr intensamente tras la oveja. Ya no le irritaba Bellwether, la odiaba.

Bawn doblo en un pasillo solo para ser frenada y sometida por un oso polar.

-Esta arresta por agresión a un oficial... resistirse a un cateo... e... intento de incriminación a civiles. -Jadeo el oso mientras recuperaba el ritmo de la respiración. Mientras respiraba mostraba los colmillos, hilos de saliva unían las mandíbulas superior e inferior. El cuadro solo alarmo y asqueo a Bellwether.

-¡Aléjate de mí asqueroso depredador! - Usando sus pesuñas presiona con fuerza la nariz del oso. Apretó con el filo de sus pesuñas haciendo pequeñas perforaciones en la nariz del albino.

-¡ARRGHH! -Apretó el agarre en que tenía a la oveja antes de soltarla en un empujón lejos de él. Por la fuera del apretón Bawn soltó la nariz antes ser lanzada un par de metros. Ella se miró la pesuña con la que hirió al oso. Las puntas de estas tenían manchones rojizos. El otro oficial estaba por dispararle con su pistola de dardos, pero se detuvo al sentir vibraciones viniendo detrás de él. Al girar la cabeza directamente a sus espaldas esta posado un búfalo. Este contraía y expandía su pecho al ritmo de su pesada respiración, su ojo izquierdo enrojecido, alrededor de este había manchitas azules, tenía la vista fija en la alcaldesa. De un empujón aparto al rinoceronte con firmeza, giro la vista hacia el oso, el cual miraba a la ovina con rabia mientras se cubría la nariz.

Bogo camino estoico hacia la oveja, está en un intento de intimidación fallido apunto el arma hacia el jefe policial. Sin medir fuerza, de un manotazo despojo a Bawn de su arma, la cual salió disparada lejos chocando con la pared. La pata le dolía a Bellwether, el golpe que le dio Bogo fue muy fuerte, con la otra pata trato de cubrir la lastimada. Esto nunca se logró. Fue violentamente puesta contra la pared. Frente a ella esta Bogo arrodillado para estar a su altura. Solo vio ira en su mirada, le produjo más miedo que el hocico del oso.

-¡U-usted no entiende! - Trato de decir. -Lo hago por las presas Jefe, debe comprender... -Su hocico fue sellado por una enorme pata con pesuñas. Fue tomada con brusquedad del hombro por el búfalo. Trato de soltarse del agarre, pero le fue inútil, no tenía la fuerza necesaria, además de estar agotada por correr. -¡Escúcheme idiota! ¡Las presas debemos unirnos, ello son el enemigo! ¡Hay que...!

-¡CIERRE EL MALDITO HOCICO! - Grito Bogo mientras la levantaba del suelo elevándola al nivel de sus ojos. A pesas estar al otro lado del edificio, los oficiales que retiraban a los ovinos inconscientes junto con Judy y Nick escucharon el grito de Bogo con toda nitidez; la acústica del lugar solo ayudo a prolongarlo. La coneja y el zorro se miraron con complicidad. Alguien tendrá problemas. Canturreo Nick con una sonrisa burlona. Judy solo rió por el comentario. ¡Hey! ¿Necesitan ayuda? Voltearon ambos al escuchar el llamado.

Unos sollozos anuncian el regreso de los oficiales que fueron en persecución. Su superior arrastraba a una lagrimosa y desesperada oveja. Judy y Nick estaban siendo sacados el hoyo donde fueron lanzados: la leporina siendo cargada cual bebe por un tigre y pasada a patas de un hipopótamo, el vulpino siendo luego levantado tomado por las axilas por un el mismo tigre, más él fue colocado de seco en el suelo. Quedo en el piso sentado, paso a levantarse para ir con Judy y dejar espacio a una elefanta para ayudar a subir al tigre. Todos en el vestíbulo volearon a ver la patética escena, Bellwether soltaba patadas y arrastra todo su peso contra la dirección a donde Bogo la llevaba, sus ojos ya enrojecidos por la desesperación y las lágrimas de ira e impotencia.

-¡Suélteme Bogo! ¡No puede hacer esto!

-¡Disparar el jefe del ZPD, herir a un oficial, intento de fuga, conspiración política, intento de incriminación! ¿No son razones suficientes? -Dijo Bogo con sarcasmo. Su ira inicial no había disminuido, pero ahora podía controlarla, siempre y cuando la oveja no lo hartara más, cosa que no estaba pasando. Era un claro insulto a su inteligencia el que ella dijera semejantes idioteces. Lo mejor era ignorarlas. Sin inmutarse ante los constantes chillidos de la aun alcaldesa, Bogo se aproximó al recién subido Colmillar quien estaba al lado Francine, la elefanta.

-Trasladen a Bellwether a la comisaria en calidad de detención preventiva. Digan a administración que levante un acta de investigación contra ella por actos de corrupción a servidores públicos, agresión a policías, incriminación y... -Busco un par de segundos las palabras correctas- Terrorismo de Estado. -Sentencio mientras entregaba a la oveja a la dupla.

-Entendido Jefe. -Dijeron los dos al unísono mientras franqueaban a Bawn; Colmillar procedió a esposarla, tenía esposas para animales pequeños. La oveja dejo de oponer resistencia, parecía estar abstraída, perdida en su mente, pero la frustración y el miedo seguían plasmados en su cara.

-¿Cómo se encuentra Wolfheims?

-Está fuera de peligro señor. La ambulancia llego hace poco, lo están atendiendo. Solo tiene muy irritados los ojos y la nariz, además está un poco desorientado. -Respondió Colmillar.

-¿Hopps o el zorro están heridos?

-Solo Hopps señor, tiene una cortada en la pata derecha, el zorro esta ileso.

-Que venga un médico a atenderla, estaremos aquí un tiempo.

-¿Por qué señor? -Interrogo Francine a Bogo antes de emprender camino hacia la puerta.

-Seguramente hay ya una multitud fuera del museo, verán a la alcaldesa salir esposada, no dejaran de hacer ruido y los reporteros llegaran en masa. Será más fácil que me diga Hopps que paso estando aquí que tratando de quitarnos a los reporteros que nos seguirán todo el camino.

-Entiendo señor. Nos retiramos. - Dijo Francine y remato Colmillar saliendo ambos escoltando a una incrédula oveja.

En su camino a la salida se toparon con un par de paramédicos que iban a atender a Hopps y cualquier otro herido. Bogo se aproximó al par de entrometidos: Nick ayudaba a subir a Judy a una tabla elevada de construcción para no tener que usar sus piernas ni estar al ras del suelo.

-Bien, digan qué diablos hacían aquí y que paso. -La coneja y el zorro quedaron eclipsados por el búfalo, con los paramédicos a su espalda.


Inmediaciones del Museo. 01:56 pm.

-Tal parce que somos los primeros.

-Si. Solo queda esperar. -Dijo Lenin mientras terminaba de montar el lente de su cámara. Se encontraba subido en una banca pública para asemejar la altura de la equina monocromática.

La gente comenzaba a acumularse al pie de la entrada del museo, los uniformados ya habían levantado un cerco para evitar el acceso, un par de ambulancia ya se encontraban entre la docena de patrullas. Una veintena de patas alzaban sus teléfonos tratando de captar algo.

Lenin encendió la aparatosa cámara, se encontraba en una zona elevada del parque, pudiendo ver todo el frente del edifico sin que la gente les bloqueara la vista. Paso a apoyarla en su hombro y la apunto hacia la entrada del museo.

-¿No vas a esperar a que me prepare yo? - Dijo Natalia con burla mientras ella se acomodaba la camisa y tomaba el micrófono junto con el auricular.

-Bueno, el noticiero comenzara en 4 minutos y ya tienen el programa planeado. No creo que lo cambien por una no... Mejor que callo, esto valdrá la pena. -De la puerta del edifico salía un par de oficiales cargando cada uno a otro uniformado, estos se encontraban esposados y parecían estar inconscientes. Los "detenidos" eran ambos corderos. Alejo el enfoque de la cámara para poder captar la entrada y a los oficiales bando por las escaleras a la vez.

-Debieron ser los que dejaron así al lobo -Natalia se colocó al lado de Lenin mirando al museo.

El lobo estaba siendo atendido en una ambulancia. De la entrada del museo emergieron una elefanta un tigre. Ambos se encontraban serios, estaba escoltando a una pequeña figura hacia una patrulla blindada.

-¡No puede ser...! Carajo. -La sorpresa se plasmó en los rostros de todos los conglomerados en la entrada del museo. La mandíbula de muchos quería caerse al suelo. El frió reflejo de las lentes de todos los teléfonos y la cámara de TV proyectaba en espejo el descenso de la oveja quien miraba anonadada todo a su alrededor. Se negaba a aceptar la realidad, los pensamientos racionales hace minuto ya parieron de su cabeza. Su respiración era acompasada pero densa. Las patas le temblaban. Podía verse reflejada en las pupilas de todos los presentes, quien la miraban expectantes, con sus irritantes smartphone's apuntando hacia ella. Noto como estaba cateando la patrulla en que ella y sus guardias llegaron. Solo quería despertar en su oficina, que todo esto fuera un sueño, que en el noticiero dijeran que un zorro desmembró a una coneja y un guepardo ataco en el centro de Plaza Sahara. Solo le quedaba caminar sin oponer resistencia... antes de entrar en el vehículo que la llevaría a la comisaria pudo ver como un león rebuscaba en el asiento trasero y sacaba una bolsa negra. De todas formas lo encontrarían en mi oficina. Un eco etéreo dentro de su cabeza trato de consolarla.

El lente de la cámara de TV capto como la patrulla comenzaba a moverse, llegaba a una glorieta, doblaba en una desviación y emprendía camino al ZPD.

-Llamare a Edward, esto tiene que salir si o si al aire. -Natalia tomo su móvil y marco un numero en él.

-Hay que entrevistar a un policía sobre lo que paso... o al menos intentarlo.

Los reporteros comenzaron a caminar hacia la multitud, la equina comenzó a discutir con alguien al otro lado de la línea mientras el mustélido enfocaba la mayor cantidad de cosas posible. Todos estaban igual de impactados. No todos los días (al menos en Zootopia) se veía a un servidor público siendo arrestado, pero con Leonzáles y Bellwether parecía se estaba volviendo costumbre.


Centro turístico de Plaza Sahara. 02:09 pm.

Doug terminaba de armar su rifle francotirador, estaba nervioso, a pesar de ser un excelente tirador, la amenaza de Dawn lo dejo preocupado. Recargo contra la pared el arma ya lista cerca de una ventana. Camino hacia el maletín donde estaban guardadas la municiones y tomo un cartucho, antes de cerrarlo metió el montón de papeles que había sacado de su departamento. Como era una operación en una zona en extremó transitada, se colocó un pasamontaña. Tomo el rifle, lo cargo. Ya no le importaba mantener el capricho de Bellwethe de que el afectado fuera un guepardo. Para ese monto mientras tuviera garras y colmillos sería perfecto para sus fines.

Coloco el soporte del arma en el marco de la ventana. La avenida peatonal del centro turístico estaba atiborrada de mamíferos, tanto presas como depredadores. Podría decirse que no había rastros de desconfianza o racismo en esa escena. Todos los comercios y tiendas tenían un flujo constante de gente, había pequeños espectáculos callejeros en cada esquina. El Sol iluminaba todo desde su cenit. Como faro flamígero brillaba el hotel-casino "The Palmer". La mole de metal con motivo de palmera era visible desde todos los puntos, los decorados de hoja proporcionaban sombra a una parte de la calzada. Doug busco un objetivo entre la multitud: como maquinado por ente jocoso, lo que Bawn le pidió estaba ante él. En la avenida se encontraba un guepardo ofreciendo un espectáculo callejero. Portaba un traje color caqui ya deshilado en las costuras, tenía franjas de color morado cocidas en las mangas y rodeando los botones de cierre, unos guantes negros sin cerrar en la yema de los dedos, una corbata roja con puntos multicolor y una decena de botones variopintos colocados a lo largo de la solapa; traía puesto un sombrero de copa negro, así como anteojo sin espejuelos, a todas luces parecía un mago callejero. Una multitud pequeña estaba mirando su espectáculo. Al parecer tenía un asistente el cual era un camello con ropas más comunes.

Frente a él había una pequeña mesa con barajas, dardos, dados y otro monto de objetos llamativos. Usando la prestidigitación extrajo de sus mangas un puñado de pequeñas flores amarillas las cuales repartió entre los niños que miraban el show con un brillar en sus ojos. Tenía experiencia en el negocio, se le notaba. Algunos mamíferos grababan su acto. Sin perder más tiempo Doug tomo una bocanada de aire, contuvo el pulso y apunto a la frente de mago vagabundo. Sin el placer que le produjeron los otros trabajos jalo el gatillo.

Los presentes lograron ver como una efímera línea azul se dirigió al cráneo del animado guepardo. Dio un gruñido de dolor al tiempo que retrocedía y quedaba de espalda contra el muro de una tienda. Por la fuerza del retroceso su sombrero y lentes cayeron al suelo. Se llevó las patas a la cabeza mientras se arrodillaba y comenzaba a gruñir. Su colega se próximo a él preocupado.

-Larry ¿Estas bien?

Un rugido vino de la garganta del felino. Se incorporó lentamente, comenzó a caminar a cuatro patas mientras veía su entorno, todos enfocaban sus cámaras hacia el felino. Sobre su frente había una mancha azul que poco a poco se combinaba con sangre. Un grito de terror vino de la multitud, en un parpadeo todos los presentes comenzaron a correr. La gente que caminaba ignorando el espectáculo noto entonces que de nuevo otro depredador se volvo salvaje. Algunos llamaron a la policía mientras corrían. Larry comenzaba a caminar, pero parecía no tener destino, el ruido lo desorientaba. Dio un rugido que solo alarmo más a los transeúntes. Su vista se enfocó en una familia de venados que estaba cerca, un par de crías y los padres. Se acercaba a la familia a paso lento y firme, los intimidados en ningún momento apartaron la mirada del guepardo, algo muy dentro de ellos, su instinto de sobrevivencia, les decía que hacerlo era muerte segura.

De un momento a otro la calzada sé quedo desierta, Larry se aproximaba demasiado a los venados quienes se estaban quedando sin espacio para retroceder, los padres ocultando tras ellos a sus hijos. Con cada paso el felino se movía más al ras del suelo, preparándose para saltar... ¡Hey! ¡Larry! Grito el camello mientras le lanzaba uno de los tantos objetos de la mesa a su irracional amigo. El objeto, una caja con estampado de estrellas golpeo a Larry en el hombro; giro y comenzó a caminar hacia el dromedario con ira labrada de su mirada, el camello no cedió ni un centímetro, estaba bien plantado en el suelo. ¡Corran!... ¡AHORA! Le grito a los venados, estos comenzaron a retroceder poco a poco hasta que a 10 metros los padres tomaron cada uno a sus hijos, una hembra y un macho y emprendieron la huida sin mirar atrás. Para que Larry no siguiera a la familia el camello seguía lanzando cosas.

-Vamos amigo, sé que me recuerdas. Soy yo: Héctor... ¡Reacciona! Carajo - Héctor no pudo ver algún atisbo de razón en la mirada del felino.

La distancia entre ambos era mínima. El camello tomo de la mesa un par de pinos de boliche de madera, los cuales usaban en malabarismo. Comenzó a retroceder, empuñando con firmeza los pinos. El sonido de sirenas se escuchaba en las proximidades

Solo necesito distraerte por un minuto... -¡Larry reacciona puta madre!- Como única respuesta el guepardo se lanzó hacia el dromedario. Al tiempo Héctor esgrimió un pino golpeando a Larry en el hocico, ambos cayendo en el suelo por la fuerza del salto de Larry. Se miraron uno al otro por un instante. El guepardo volvió a saltar hacia su presa.

Doug vio como al otro lado de la vía venían un par de patrullas, continúo conduciendo sin pretensión de volver a su departamento. Mientras guardaba su equipo en el maletín recibió una notificación de Walter: Nos largamos. Toma el dinero que puedas y las tarjetas de crédito. Esto se fue al diablo, nos vemos ya sabes dónde. Adjunto al mensaje había un vídeo grabado en un móvil donde aparecía Bellwether esposada y siendo metida dentro de una patrulla, varios policías eran visibles en la toma. Doug no supo que pensar, se quedó de pie frente a la puerta del cuarto. Más pronto que tarde tomo el pomo de la puerta y salió del edifico, tomo su auto y manejo lo más rápido posible hacia el Distrito Nocturno al otro lado del "rió-lago" que dividía la ciudad. Walter tenía razón en algo: todo se fue al diablo. No servía de nada tratar de encontrarle sentido a como Bell termino arrestada. Ahora solo importaba salvar su lana.


Museo de Historia Natural. 02:22pm.

El oso polar, ahora con una curita en la nariz, le entrego a Bogo una bolsa de evidencias además de un paño húmedo. Se paso el paño por el ojo izquierdo para retirase los restos de mora, así como aminorar el ardor. En un principio estuvo a punto de romperle el cuello a Nick. Cuando Bogo se puso frente a ellos, al zorro se le hizo gracioso que en su ojo hubiera restos de mora. No puedo evitar hacer un mal chiste al respecto, pero Judy los acabo callando. Termino por devolverle el paño usado al oso y extendió su pata a Hopps para que esta le diese el bolígrafo-zanahoria, saco del pañuelo que Wilde le entrego el proyectil con la droga y lo metió dentro de la bolsa de evidencia.

-Con esto será suficiente para hundir a esa oveja. -Dijo Bogo mientras cerraba la bolsita, la unía con un gancho a su cinturón táctico, guardaba el bolígrafo en otro compartimiento y devolvía a Wilde su pañuelo.

-¿Y que pasara ahora Jefe? -Pregunto Judy.

-Lo que sigue es que ustedes vendrán conmigo al ZPD a hacer su declaración y testificarán mañana en el juzgado para meter a esta rastrera en prisión.

-De todas formas, no tenía nada que hacer hoy y mañana. -Dijo Nick encogiéndose de hombros recibiendo una mirada acusatoria por parte de Judy. -¿Qué? Es cierto Pelusa, tu viste que estaba haciendo hoy. -Se rió divertido por el enojo de la coneja.

-Como sea... -Tomo aire y suspiro. Al fin se sentía libre de culpa, atrapo junto con Nick a la responsable del caso de los depredadores salvajes. Solo quedaba hacer la declaración y todo terminaría. Los tres comenzaron a acercarse a la salida cuando Judy recordó algo.

-¡La camioneta! -Un par de oficiales y Bogo volearon a verla. - Jefe, p-podría mandar a una patrulla por la camioneta de mis padres... -Bogo la miro sin expresión. - Es en lo que vine a la ciudad... y se quedó cerca de la parada abandonada del metro en los suburbios.

Bogo miro a Hopps por un par de segundo. Se volteo y siguió caminado hacia la salida. Judy y Nick lo siguieron al ver que no contesto a la pregunta de la coneja. Cuando atravesaron la puerta, un tumulto de gente los recibió. Decenas de mamífero, tanto civiles como reporteros tomaban vídeo de todo. Varios oficiales detenían a los reporteros; una cebra y un hurón estaban entrevistando a Rinowicks. Bogo lo reprendería por ello luego. Se acercaron a una patrulla sobre la que se recargaban un venado y un cerdo.

-Bien ¿Cómo es la camioneta de tu familia? - Judy miro extrañada a Bogo; rápidamente reacciono y comenzó a describir la camioneta de sus padres: su color, la matrícula y el logo que tenía en las puertas. Una vez termino de describirla. Bogo le dijo a los oficiales que se comunicaran con una grúa y fueran por la camioneta para llevarla al estacionamiento del ZPD.

Nick y Judy subieron luego a una patrulla manejada por Simak, un jabalí. Bogo les dijo que irían al ZPD y que comenzaran a redactar su declaración; él tenía que quedarse a esperar la llegada del equipo forense e ingenieros para que revisaran el vagón estrellado y confirmaran que no había peligro de que hiciera más daños.

-Jefe, Lobato quiera hablar con usted. Un guepardo se volvió salvaje en Plaza Sahara. - Dijo Gruñes, un león, a Bogo extendiéndole el comunicador. Como si no fuera suficiente con Bellwether, ahora en verdad un depredador se volvió salvaje. Cuando menos parece que ya sus mamíferos lo tenían controlado. Bogo fue hacia él y tomo el dispositivo mientras se recargaba en el capote de la patrulla.

-¿Qué paso Lobato? - Exigió saber a la brevedad.

-Señor, un guepardo que hacia un espectáculo público se volvió salvaje. Cuando llegamos la avenida estaba vacía y un camello estaba... peleando con el guepardo. Según nos dijo para evitar que su amigo atacara a una familia de venados.

-¿Un camello? Explícate.

-Si vera, cuando llegamos Trompaez y yo, el guepardo estaba atacando al camello, ya lo había mordido en un brazo y tenía varios arañazos en el pecho y la cara. De inmediato le disparamos para dormirle, llamamos a una ambulancia y una unidad blindada para que los trasladaran.

-¿El camello de identifico?

-Si señor, se llama Héctor Jordán Shapiro, estudia historia y artes en la Universidad de Zootopia. También nos dijo la identidad del guepardo: se llama Larry B. Hesse, estudia en el mismo lugar que él. -Miro hacia el camello que era subido a la camilla por un par de dingos. -Nos dijo que ellos estaban dando un espectáculo de magia para recaudar fondos para sus estudios.

-¿Es todo?

-N-no señor. Cuando nos acercamos al guepardo notamos que tenía el impacto de un proyectil en la frente, era de color azul.

Bogo sintiendo ya el tiempo encima le resumió lo que procedería.

-Escucha Lobato, van a llevar a ese guepardo con los demás salvajes. A los depredadores los han estado drogando. Quiero que apenas el camello este dispuesto nos diga todo lo que pudo ver.

-Si señor... pero ¿Cómo que los han estado drogando?

-Se les informara cuando lleguen a la comisaria. Dense prisa, hoy será un día muy largo. - Se despido Bogo con una sonrisa. Finalmente disfrutaría de su trabajo como no lo había hecho en días e incluso meses.

Lobato colgó el comunicador. Trompaez estaba al lado suyo, escucho toda la conversación. Notaron como camionetas de los noticieros empezaban a llegar al lugar junto con más elementos de apoyo. La camioneta que trasportaría el guepardo había llegado. Lobato y Trompaez fueron a ponerle el bozal de seguridad el felino; llamando a refuerzos y la ambulancia no pudieron amordazarlo.

-¡Oigan! -Grito Héctor desde su camilla. - No sean duros con él por favor. Él no es así, alguien le disparo algo que lo volvió loco. -Los paramédicos comenzaron a trasladarlo en dirección a la unidad médica.

-¡Lo tendremos en cuenta! -Dijo Lobato al camello ahora lleno de gazas. -¡Descuida, al parecer esto va a terminar hoy!

-Quiero creer eso. - Dijo el dromedario riendo un poco, cosa que le provoco dolor.

La ambulancia se abrió camino entre la multitud y entro a las calles en dirección al hospital. Lobato, junto con Trompaez y los elementos de apoyo llevaron Larry a la camioneta blindad; emprendieron después la marcha al ZPD.


-Como podrán ver nuestros espectadores, la entrada del Museo de Historia Natural se ha vuelto todo un espectáculo, decenas de policías y otros elementos de seguridad han cerrado el edifico. Además, tal parece que el tren que casi choca hace ya casi hora tiene relación con lo sucedido aquí, así como el ataque ocurrido en Plaza Sahara hacer unos minutos.

-Natalia ¿Algún elemento policíaco ha dicho que sucedió exactamente?

-Sí y no Harey. Al parecer la alcaldesa está relacionada con los casos de depredadores salvajes que han sucedido este ultimo mes. Lo único que se nos dijo es que trasladaran a la alcaldesa Bellwether a la sede del ZPD en calidad de detención preventiva. Además, tal parece que se comenzara una investigación en la alcaldía. No tenemos más información por el momento.

-Una última pregunta Natalia ¿Se sabe por qué la ex oficial Judith Hopps se encontraba en el lugar junto con el mismo zorro con que se le vio en otras ocasiones?

-No lo sabemos en realidad, pero suponemos que ella junto el zorro descubrieron los presuntos planes de la alcaldesa.

-Bien, gracias por la información Natalia. Esperemos para la nota nocturna puedas darnos más detalles.

-Con gusto lo haremos Harey. Nos despedimos: Natalia Oesterherld micrófono, Vladimir Bulichev camarógrafo, ZNN.


Central del ZPD. 07:48 pm.

Tal y como el Jefe Neithan Bogo dijo, la tarde fue muy ajetreada, pero no por eso menos divertida... para algunos.

Apenas Bogo fue notificado de que ya no había peligro por el tren estrellado y que solo quedaba registras las cámaras del museo y hacer recabación de evidencias, paso a retirarse e ir directo al ZPD por la orden de cateo de todo inmueble o espacio de trabajo de Bawn Bellwether. Los abogados de esta no se hicieron espera en el despacho de la comisaria. Pero estos no lograron hacer mucho: la reproducción de la grabación de Bellwether junto con las cámaras de seguridad del museo y los proyectiles azules fueron más que suficiente para dejarlos sin argumentos y vías legales en le momento. Apenas Harlan termino de redactar e imprimir la orden de cateo. Un convoy de oficiales y juristas del ZPD arribo a la alcaldía con fin de revisarla a fondo; hoy iniciarían con la oficina de Bellwether. En el lugar los principales sospechosos de colaborar con la oveja fueron el secretario de economía, el de salud y el de administración interna. A los primeros dos se les relaciono con los actos de Bellwether gracias a los documentos que se encontraron en el asiento trasero de la patrulla. Bogo paso una hora leyendo los documentos en su despacho. Sonrió con cada implicado que aparecía, de muy pocos se mencionaba su nombre, la mayoría tenían seudónimos. El secretario de administración interna fue toda una peculiaridad. La liebre blanca con un peculiar patrón de rayas negras en su cabeza y orejas si había manejado algunos trámites que Bellwether hizo. Pero Johan Jack Savage en realidad estaba limpio. Estuvo en interrogación por más de dos horas, siempre con una estoica actitud, respondiendo a cada pregunta que le hacían sin mostrar titubeos. Todos los que presenciaron la entrevista llegaron a la misma conclusión: él si llego a ser una especie de intermediario de los negocios de Bellwether, pero nunca estuvo enterado de nada. Se defendió diciendo que todo el día debía de manejar una oficina llena de imbéciles que no saben colocar ni un clip, por sus patas pasaban no menos de 60 documento diarios, por lo que no podía leerlos a fondo, todo lo que podía hacer era cerciorándose que los documento no tuvieran una falta burocrática, ese era su trabajo. Al final lo dejaron ir, pero tendría sobre él una investigación Solo por si acaso, le dijo quien lo entrevisto antes de salir. Jack solo salió de la sala de interrogatorios, camino fuera del ZPD, ignorando al mar de reportero que tomaban foto de todo, incluyéndolo, camino hacia su poco discreto Maserati Quattroporte color negro, subió a él y partió lejos del recinto.

Unas cuantas cabezas más rodaron esa tarde en la alcaldía. Una alerta hacia un ovino conocido solamente como Doug fue lanzada a los medios: era el responsable de los ataques a depredadores, su "nombre" aparecía demasiado en los documentos confiscados. La rueda de prense inicio a eso de las 06:20pm, fuero 40 minutos en los que Bogo junto con Hopps (y como decorativo de fondo Nick) explicaron la situación actual de la ciudad. Informaron que todo apuntaba a que el llamado ahora caso de "Los Aulladores" fue una estratagema de Bellwether para realizar un fin ideológico personal: la opresión de los depredadores. La rueda de prense siguió como cualquier otra, si se puede decir eso.

Para el final del día, alrededor de las siete quince de la tarde, tanto el ZPRC (Centro de Investigación Farmacéutica de Zootopia) como las Facultades de Medicina y Bioquímica de la Universidad de Zootopia fueron provistas con muestras de los proyectiles que Nick entrego a la policía, para que comenzaran con la búsqueda de una cura o antídoto, mejor dicho, contra la droga.


La noche ya estaba cayendo en Zootopia, los faroles públicos comenzaban a brillar con su típico resplandor amarillo, frente al ZPD se encontraban bastantes patrullas, muchas con constante atraque y zarpe del estacionamiento, entre todas ellas una pequeña camioneta azul con la pintura un poco gastada.

Judy estaba en vídeo llamada con sus padres mientras Nick tomaba un café y un pan dulce de la cafetería del recinto, cargaba un par también para la coneja.

-¡Si papá! Estoy bien, también lo está la camioneta. Pero tendré que quedarme esta noche en Zootopia y todo mañana tal vez igual. De todas formas, el Jefe Bogo pidió que me consiguieran un departamento cerca del recinto. Estaré bien.

Suspirando con resignación, Stu Hopps respondió. -Está bien cariño, solo cuídate, llámanos en la mañana y también en la tarde ¿Si?

-¡Claro papá! -Dijo con optimismo. -Enserio perdón por asustarlos e irme así.

-Bueno Judy... -Esta vez Bonnie hablo. -Lo importante es que estas bien y por lo que nos dices, todo en la ciudad igual.

-Exacto.

-¿También volverás a ser policía Judy-Dudy? ¿Cierto? -Dijo Stu sin tapujos.

-Bu-bueno... -La pregunta la tomo desprevenida. -Puede... puede que sí, aunque Bogo no me ha dicho nada, en realidad hice más trabajo policíaco hoy que cuando tenía el uniforme.

-Tómalo con calma cariño, nos dirás luego que decides ¿Okey? -Menciono Bonnie para calmar a su hija.

-Okey mamá. Bueno, tengo que despedirme: voy a instalarme en el departamento. Los llamo mañana ¡Los amo!

-Nosotros igual pastelito ¡Descansa!

Judy colgó y sonrió. Todo había salido bien hoy.

-¿Café, Pelusa? -Le pregunto Nick a sus espaldas.

Judy gustosa tomo el café y el pan en sus patitas. Los siguientes 20 minutos se la pasaron conversando sobre lo que había pasado en el día, bromeaban sobre todo lo que les sucedió. Una vez terminaron los tentempiés se encaminaron a la salida. Hace ya un tiempo los reporteros habían partido, todo volvía a su ritmo normal.

-Bueno Zanahorias, mañana nos veremos aquí ¿No?

-Tenemos que Nick. Nosotros descubrimos los planes de Bellwether y hay que testificar en su contra mañana.

-Sí, eso ya lo sé Pelusa. -Metió las patas en los bolsillos mientras llegaba al final de las escaleras. -Bien, nos vemos mañana. Adiós Zanahorias. -El vulpino comenzó la partida.

-¡Nick! -La voz de Judy lo llamo.

-¿Qué pas...? -La coneja se lanzó a él en un estrecho abrazo. Podía sentir las algodonadas patitas de la coneja estrujado su pecho.

-Enserio, gracias por perdonarme y ayudarme hoy. Significo mucho para mí.

-No hay de que. -Comenzó a palmear su cabeza. Rió un poco. -Enserio ¿Por qué los conejos son tan sentimentales?

-Perdón. -Fue la respuesta de Judy.

-¿Cómo dices?

-Perdón Nicholas, en verdad perdón por haberte herido en la conferencia la semana pasado. Fui muy imprudente. Y de nuevo gracias por ayudarme hoy. -Judy se despegó del pecho del vulpino rebelando su rostro. Para sorpresa de Nick no lloraba, pero si tenía la voz un poco quebrada.

Nick la miro con una sonrisa empática. -Bueno, todos merecen otra oportunidad. Y para que una pequeña conejita buscara a un apuesto zorro en los barrios más peligrosos de Zootopia... eso dice mucho Zanahorias.

-No me digas pequeña. -Judy le recrimino juguetona mientras se separaba por completo de él. - Bueno, adiós zorro astuto.

-Adiós torpe coneja.

Cada uno camino en direcciones opuesta de la banqueta.


10:12pm.

Bogo estaba bajando las escaleras del recibidor, por ahora (para sorpresa del él) todo lo importante había sido hecho ya. Se detuvo a los implicados y había unidades de investigación por toda la ciudad. Los de turno nocturno se encargaría de coordinar todo. Además, aunque no lo quiera admitir: estaba un poco cansado. Llegando al pie de la escalera se topó con Garraza ¿Qué hacía aun aquí?

-Hola jefe.

-¿Garraza porque estas aun aquí? Tu turno termino hace 3 horas.

-Cuando salí al baño por mi descanso vi que todos estaban muy ocupados, luego me entere de lo que paso y como pensé que habría mucho papeleo y llamadas que hacer decidí ayudar; además fue muy entretenido, no me sentía tan bien desde que me asignaron archivos. -Dijo con su ya conocida sonrisa infantil, la que no hacía más que acentuar sus redondas mejillas. Bogo sonrió un poco pues el Garraza que conocía parecía volver.

-Tengo mucho papeleo que hacer mañana. Tú me ayudaras.

-Pero ¿Y archivos Señor?

-Mañana asignare a alguien. -Le dijo con desinterés. - Llega temprano mañana Garraza.

Bogo comenzó a caminar hacia la salida dejando a Benjamín detrás. El guepardo regordete sonrió con entusiasmo.

-¡Claro Jefe! ¡Pase buena noche! -Bogo solo levanto la pata derecha en señas de despedía.

Garraza camino entonces a su auto, encendió el motor y partió hacia su hogar, particularmente risueño.


Bellwether se encontraba despojada de su traje, así como de su cascabel, hace más de 5 horas que terminaron de interrogarla. Ahora estaban en una "celda" del ZPD, era una habitación con cama, un lavabo, así como un inodoro, carente de ventanas o ruido. Vestía un conjunto anaranjado. Quería escuchar el campaneo de su cascabel, pero este solo vibraba en su cabeza. El sonido de la ventanilla de la puerta siendo levantada y cerrada con rapidez llamo su atención. Le habían entregado (con notorio retraso) su cena. Una pasta amarilla junto con un poco de vegetales apenas cocidos. Bajo de la cama y tomo la charola. La comida ni siquiera estaba tibia. Tomo un trozo de brócoli y lo mordió. Escupió la verdura apenas la probo; en realidad no sabía a nada, pero eso solo hacia su sabor inexistente peor. Lanzo su cena contra la pared, lo que no logro, callo a medio metro del muro de concreto. Se llevó las pesuñas a las cienes, le dolía la cabeza, quera estar en su casa, quería que todo terminara... quería su cascabel. Recordaba bien al bastardo que se lo quito: un corzo en cuya placa decía Frank Garton. Intento conciliar el sueño: no podía. Irónicamente el silencio del cuarto la estaba desquiciando. Comenzó a escuchar su subconsciente, algo que no deseaba. Trato de gritar para callarlo, grito por más 10 minutos hasta desgarrarse la garganta, sin silenciar a la voz de su cabeza. Antes de entrar en un estado casi narcoleptico dejo al silencio reinar de nuevo. Pero este tenia voz, una voz que los se dirigía a ella y no podía ignorarla, después de todo pocos eran los sonidos que reverberaban.

Espero les gustara. Seria de ayuda que dejaran su opinión.

Gracias por leer.