Disclaimer: Percy Jackson y sus personajes son propiedad de Rick Riordan
Capítulo 1 de 4: Percy/Anfítrite
Palabras: 2375
Aviso: Este fic participa del reto "Griegos, Egipcios y Nórdicos" del foro El Monte Olimpo.
Sin importar lo que sus hermanas u otras personas piensen, Anfítrite no es estúpida. Casarse con Poseidón fue la mejor, y peor, decisión que ha tomado en su inmortal vida. Sí, tal vez es la fuente constante de algo cercano al dolor, y de vez en cuando un corazón roto, pero la diosa no puede encontrar una razón en su corazón que la hiciera lamentar su elección. Ella ama a su esposo, para bien o para mal, y todos estos años de estar al lado de él como su reina le han enseñado a adaptarse a sus costumbres.
Costumbres extra maritales
Sally Jackson no era la primera mujer por la que Poseidón dejaba a un lado su matrimonio para ir a la cama. Siempre supo que pasaría, tarde o temprano, pacto o no pacto. Estaba en la naturaleza del dios del mar, al igual que sus hermanos. Cambiar su actitud era como tratar de cambiar al mar―y al mar no les gusta ser restringido, o al menos eso es lo que Poseidón siempre dice. Él no sería el dios que ella ama si eso pasara, e incluso si cada engaño le hace sentir enfado, no lo cambiaría por nada del mundo.
Por supuesto, eso no significaba que tienen que agradarle sus amantes mortales y, peor, el producto de estas relaciones. No, ella no iba a quedarse sentada de brazos cruzados y dejarle hacer lo que él quiera.
No, Anfítrite no es estúpida y no dejaría que piensen que lo es. Ni siquiera el mismísimo dios del mar.
Al principio, no le sorprendió cuando Poseidón empezó a desaparecer ya tarde en la noche, sin decir palabra alguna. Ella lo miraría, tratando de encontrar alguna pista o indicio, pero al final siempre lo dejaba ir sin reclamar nada. El dios desaparecía por unas horas, para después regresar al palacio con una gran sonrisa plasmada en su rostro.
Anfítrite no estaba contenta.
Siempre se hace la ciega cuando pasa una o dos veces, pero cuando se convierte en un hábito sabe que debe tomar cartas en el asunto. Poseidón podía acostarse por todas partes, con quién se le de la gana, con tal de que su corazón siempre le pertenezca a ella; Anfítrite vaporizaría a cualquiera que se atreviera a desafiar o cambiar eso. Sus desapariciones, no tan seguidas pero siempre a la misma ahora, no la complacían para nada.
Así que, cuando su esposo desapareció una noche, Anfítrite esperó...y de ahí lo siguió. Al principio fue difícil seguirle el paso. Poseidón no había vivido por tantos años sin ser capaz de evitar ser detectado, después de todo. Pero Anfítrite sabía sus trucos, algunos que se había tomado la molestia de aprender, y eso le ayudó a encontrarlo.
La hermosa mujer alzó una ceja al notar a dónde había llegado: un restaurante pequeño en el centro de Manhattan. Entró.
"¿Mesa para uno, señora?" Un mesero preguntó, sonriendo educada mente.
El muchacho esperó por un respuesta, con su sonrisa amable pero forzada que todos los empleados usan de vez en cuando, mientras Anfítrite miraba el lugar. Era desordenado, para decirlo de una forma sutil. El restaurante se veía sucio; posters de bandas y fotos de paisajes industriales adornaban las paredes, colocados como si un niño hubiera hecho el trabajo. Las pálidas luces del techo, de un color amarillo fluorescente, parpadeaban de vez en cuando sobre su cabeza. El aire se sentía sobrecargado, pegajoso. Al principio, la comida que alcanzó a observar le hizo considerar la idea de abandonar al dios del mar en el horrible lugar y dejar que, por lo menos, se torture así mismo con la pobre comida. Pero, algunas de las camareras poseían hermoso rostro y figura, así que decidió quedarse para averiguar cuál de ellas había conseguido la atención de Poseidón.
Anfítrite rechazó la mesa. Rechinó los dientes cuando encontró a un hombre de cabello negro y ojos verde mar: su esposo. El dios estaba vistiendo una camiseta hawaiana, pantalones caqui y un par de sandalias―Hasta ahora, la diosa realmente no entiende el sentido de moda de su esposo. El dios estaba sentado en una mesa al fondo del lugar, riendo a rienda suelta. Una mesera, que parecía estar tomando la orden, no dejaba ver quién era la acompañante.
Cuando la muchacha se retiró, los ojos de la reina se abrieron de sorpresa. No era ningún mujer, en realidad, era un adolescente. Desarreglado cabello negro, ojos verde mar, camiseta azul que hacía resaltar sus facciones. Pero, lo que más resaltaba, era la facilidad con la que sonreía; al igual que su padre.
Percy Jackson.
La diosa fulminó al chico con la mirada. Era una acción un tanto infantil, ella lo sabe, pero no pudo evitar hacerlo. Finalmente, al darse cuenta de que ninguno de los dos notaba su presencia, suspiró. Ajustó su chaqueta, sonrió forzada mente y, rechazando otra vez la invitación de un mesero, salió del restaurante.
"¿Qué tiene tan molesta, mi reina?" Poseidón preguntó, desde su trono, besando con delicadeza los nudillos de su esposa. Anfítrite soltó un resoplido, removiendo su mano de un solo golpe. El dios del mar la miró, alzando una ceja.
"No estoy enojada, mi rey" La diosa contestó, con cierto reproche en su voz. "Simplemente..." Paró tratando de encontrar las palabras adecuadas. Unas que, por supuesto, no delataran que había seguid a su esposo hasta la reunión secreta que tenía con su hijo. "Simplemente no estoy complacida con ciertos asuntos que han acontecido" La hermosa nereida cruzó los brazos y miró a su esposo. "¿Tienes alguna de idea de que asuntos estoy hablando?"
Poseidón la miró: esa tierna expresión, cejas juntas, labios un poco abiertos, de no saber algo apareció en su rostro. Anfítrite alzó una ceja, esperando su respuesta. El dios tomó su mano y le sonrió.
"Amor, entiendo que de vez en cuando te enojes por haberme encaprichado con la idea de que fueras mi esposa. Y por Delfín. Honestamente no sé que te habrá dicho, pero..." Si Anfítrite no respetara tanto a su esposo, ya hubiera soltado una carcajada. El dios del mar ladeó la cabeza. "¿No estás enojada por eso, verdad?"
"Por supuesto que no, mi rey"
Poseidón soltó un suspiró. "Entonces, ¿qué sucede?"
"Podrías haberlo invitado a cenar, ¿sabes?" La diosa susurró; tal vez demasiado bajo como para el oído de un mortal, pero sabe que el dios podrá escucharla. Sus ojos, de un color azul marino, evitaron mirar al rey, concentrándose en una de las paredes del palacio. Color verde mar, conchas de diversos tamaños y colores resaltaban, así cómo también brillantes perlas.
"Invitarlo.." Poseidón repitió, pensativo. Arrugó los labios. "Oh, ya veo te refieres a..."
"Sí" La nereida le interrumpió. "Me refiero a él" Sus ojos se volvieron oscuros. El dios tosió, un tanto abrumado por el enojo de su esposa.
"¿En verdad quieres que lo invite?" Anfítrite parpadeó.
Ni siquiera estaba segura por qué había dicho lo anterior. Tampoco estaba segura si resistiría cenar con Poseidón, Tritón, el cual según recordaba no le agradaba su hermanastro, y Percy Jackson, el hijo favorito de su esposo. Ella sabe que es su favorito; el dios siempre sonríe con orgullo cuando hablaba sobre él y los increíbles sacrificios que hizo para salvar al Olimpo. Le molesta, no la existencia del muchacho―Solo lo ha visto una vez, cuando vino de visita en tiempos de guerra, y a pesar de eso nunca se encontró odiándolo o deseándole la muerte. Una mujer, una madre como Sally Jackson, no merece que su hijo sufra a manos de su madrastra inmortal.
Pero, lo que sí le molesta, es la conexión que el dios del mar tiene con Percy. El recuerdo de la primera vez que llegó a la Atlántida nunca se borraría de su cabeza. El reino, al igual que la apariencia de Poseidón, se encontraba triste, devastado, débil. Viejo enemigos de las profundidades se alzaban. Tyson, otro hijo de su esposo; un cíclope en realidad, tampoco le sorprendió, se encargaba de la fabricación de armamento. Ella, junto con Delfín y su hijo Tritón, se encargaban de las alineaciones que utilizarían en el campo de batalla. El dios, mientras tanto, se encargaba del enemigo más poderoso.
Su encuentro fue rápido, ni siquiera fue propiamente uno. Anfítrite lo miró, él le devolvió la mirada. Y, dioses, ¿por qué tenía que parecerse tanto a Poseidón?: cabello negro, piel bronceada, ojos verde mar. Su esposo la presentó, la nereida asintió en forma de saludo. La diosa miró a Tritón, el heredero al trono estaba concentrado en el mapa claramente tratando de ignorar al vástago. Con tono educado, se excusó con su esposo y, antes de desaparecer nadando tan rápido le permitiera su cola, vio por el rabillo del ojo la sonrisa del dios. Dolió: Anfítrite no había logrado hacerlo sentir ni remotamente mejor esa semana.
"Sí" La reina dijo en voz baja. Aclaró su garganta. "Sí, invítalo"
Era un desastre, enserio. La cena no podría ser más rara. Poseidón estaba sentado en la silla de la cabecera principal; era tan hermosa como su trono. Majestuosa, de color bronce con perlas brillantes incrustadas en los rodeabrazos. La sonrisa en el rostro bronceado del dios del mar le recordó a Anfrítite a la del mesero del restaurante: una perfecta sonrisa feliz fingida. Era comprensible; Tritón y Percy no dejaban de mirarse el uno al otro como si fueran enemigos desde nacimiento.
"La comida está deliciosa, ¿no Percy?" Poseidón preguntó, mirando a su hijo. El muchacho dejó de comer, puso a un lado sus cubiertos, y sonrió.
"Sí, por supuesto" respondió. Luego, sus ojos verde mar miraron a la mujer que estaba sentada en silla de enfrente. Anfrítite lo miró. "¿Lo hiciste tú?...Quiero decir, eh, yo.." El rostro del hijo de Poseidón se tornó rojo, mientras balbuceos brotaban de su boca. Tritón tosió, tratando de ocultar su risa. Percy le dedicó una mirada letal. Finalmente, el chico suspiró y con voz decidida dijo:
"¿Cocinaste la cena,..reina?" La última palabra fue dicha con tanta incomodidad y gracia que hizo que Anfítrite mordiera su lengua: no había heredado tan solo el aspecto de su padre sino también la personalidad.
"No, Percy, yo no cociné. Usualmente sólo elijo la vajilla, copas, todo lo que se necesita para para preparar la mesa. Los ayudantes de la cocina son los que cocinaron esta deliciosa cena para nosotros"
El rostro del héroe del Olimpo se volvió más rojo. "Oh, lo siento. Mi mamá suele cocinar, así qué solo asumí lo más lógico" En un susurro, agregó: "Esto es totalmente la culpa de Annabeth"
Anfítrite había oído mucho sobre Annabeth Chase. Al principio, eran solo quejas. Poseidón solía hablar horas y horas de lo incómodo que era la situación sobre la sorprendente amistad que su hijo había entablado con la rubia―Al dios no le agrada Atenea, pero no es enemigo de la diosa. Además, su esposo ya no le guarda rencor a los inexpertos habitantes de la vieja Atenas, como Poseidón los suele llamar, por haber elegido el olivo en vez de la fuente que hizo brotar con su tridente. Después, cuando los semidioses empezaron a salir, el dios se veía genuina mente feliz aunque, de vez en cuando, volvía a quejarse por lo insistente que era Atenea al querer separarlos o por los discursos de 'Annabeth claramente puede encontrar a alguien mejor'.
"Percy, ¿te gustaría ir a caminar?" La esposa del dios del mar, preguntó, levantándose con gracia de su silla. El muchacho abrió los ojos como platos.
"¿Caminar?"
"Sí" contestó la diosa de vuelta. Miró a su esposo y de ahí a su hijo. "Si no recuerdo mal Poseidón y Tritón tenían cosas que hablar, ¿verdad?" Su mirada se volvió más profunda. Poseidón carraspeó, un tanto incómodo.
"Sí, claro"
Anfrítite le sonrió a su hijo, a su esposo y le dio un corto beso en los labios. Empezó a caminar, Percy la seguía a una distancia bastante prudente para los estándares del semidiós: tal vez piensa que lo va a pulverizar o algo así. La diosa ladeó la cabeza, pero igualmente siguió caminando. Recorrieron un largo pasillo, en silencio, hasta llegar a las puertas que los llevarían al exterior. Dos hombres con cola, armaduras y espadas, la saludaron. Anfrítite correspondió al saludo.
Llegaron a un jardín, lleno de corales de diversos colores y tamaños. Varios peces nadaban alrededor.
"Así qué.." Percy dijo, mirando hacia el suelo, con las manos metidas en los bolsillos de sus jeans. "Lo que pasó en el comedor, ¡juro que no quise hacerlo!"
Anfrítite sonrió, mirando hacia el jardín. De ahí, fijó su vista en el semidiós. "No necesitas disculparte, Perseus" Un sonido salió de la garganta de Percy; probablemente quería quejarse sobre el uso de su nombre completo. La diosa continuó. "No te odio, Percy Jackson. Si eso es lo que piensas.." El hijo de Poseidón la miró sorprendido. Pues, eso era algo nuevo. "Pero tampoco me agradas"
Sí, era demasiado bueno cómo para ser verdad.
"..¿Lo entiendo?" Percy dijo, sonando un tanto inseguro. Sacudió los hombros. "Soy un hijo ilegítimo y todo eso.." Anfrítite negó con la cabeza, sonriendo tristemente.
"Va más allá de eso, Perseus" le interrumpió. "¿Te das cuenta de cuan importante eres para tu padre? En el pasado ha tenido muchos hijos: Teseo, Atlante, Neleo, pero tú eres su máximo orgullo. Riptide te fue especialmente entregada a ti. Cada vez que alguien te menciona sonríe mucho, puede hablar horas y horas sobre ti y nunca cansarse. Tú eres su fuente de felicidad"
"Pero, él te ama…y a Tritón también"
"Obviamente, pero tú, Percy, tú eres como una parte de él" Ojos verde mar miraron a la nereida. Anfrítite solo miró de vuelta: no había nada más que decir. Tal vez, ella podría decirle que sería un honor que él le llame 'mamá' o algo parecido, pero eso era algo estúpido; su relación estaba bien tal como está. A veces, los cambios pueden empeorar las cosas y, por amor a su esposo, Anfrítite quería que la relación con Perseus prosperara, sin importar en qué nivel se hallara.
La diosa carraspeó. "Así que, Perseus, por favor no hagas nada riesgoso si realmente amas a tu padre"
Percy sonrió. "No lo haré" Y, por primera vez, la diosa le sonrió de vuelta.
N/A: Siempre quise que, aunque sea en uno de los libro adicionales, Rick nos expandiera un poco sobre la relación que tenía Percy con Anfrítite o Nico con Persephone. Me intriga; es obvio que estas dos no odian a los hijos semidioses de sus esposos. Hera, en cambio, no comparte esta actitud(Este será mi más grande reto. El tercer capítulo será uno con Hera todavía no sé si elegir a Thalia o Jason..Posiblemente elija a Thalia. La temática será diferente, obviamente)
Espero haber capturado a la esposa de Poseidón de una manera correcta.
Siguiente capítulo: Nico/Persephone
"Estar al lado de tu padre tantos años me ha enseñado algo: Puedes dejar que la muerte te consuma o aprender de ella. Así que, dime, ¿cuál elijes?"
