Asgard. El más importante de los nueve reinos. Todos celebran la llegada de Thor, el hijo de Odín, quien regresa de su misión: Recuperar a Loki. Odín, el padre de todo, se encargará de juzgarlo; Loki tendrá que responder ante la máxima autoridad de Asgard, considerado su hogar hasta hace poco tiempo.

Odín lo amó siempre como si fuera su hijo verdadero, pero tal vez se equivoco al no decirle la verdad. Thor aun seguía queriéndolo como su hermano y trataba de comprenderlo, pero sabía que tenía que responder por sus actos.

Loki, en cambio, estaba furioso. Miles de pensamientos y recuerdos pasaban por su cabeza. Regresar a Asgard, sentirse fuera de lugar, recordar los buenos momentos en compañía de su hermano…no, no era su hermano, jamás lo fue, así como Asgard jamás había sido su hogar. Siempre se había sentido diferente, que de alguna manera no encajaba en ese palacio, pero aunque lo negara, en el fondo Thor siempre seria su hermano y Asgard el lugar donde paso los mejores momentos de su vida.

-Loki, ¿Por qué?- dijo Thor y Loki no podía enumerar las veces que le había hecho la misma pregunta.

Pero se rehusaba a contestar. Thor insistía, quería ayudar a su hermano, pero él sinceramente no quería. Loki tampoco quería herir a Thor, su hermano, el fuerte de la familia, el que nació para ser rey. Odín los había crecido a ambos con la creencia de que estaban destinados a ser reyes, pero para Loki siempre fue una mentira.

Tal vez eso lo había orillado a hacer lo que había hecho. Tratar de apoderarse de Midgard. Gobernar a los seres humanos, a quienes él consideraba insignificantes, inferiores. Y saber que su hermano, quien podría tener lo que él quisiera y a quien quisiera, se había enamorado de una simple mortal, simplemente le resultaba desagradable.

El viaje hacia Asgard fue rápido. Con la energía del tesseract habían viajado incluso más rápido que con el antiguo Bifrost. Ahora, ambos hermanos esperaban en la antigua habitación de Loki.

Uno como custodio, el otro, como acusado.

Thor estaba de pie, mirando hacia el lago que se extendía frente a la ventana de la habitación. Loki, sentado sobre su cama, jugueteaba con las esposas que le habían colocado. Aparentemente la situación no le molestaba en lo más mínimo. Simplemente se dedicaba a esperar que pasara el tiempo. Siendo el dios de las travesuras y el engaño, algo habría tramado para lograr zafarse de esta. Tenía en su mente todos los escenarios posibles sobre su juicio y jugaba con todas las maneras posibles de escapar de cualquier castigo. Seguía jugueteando con las esposas cuando Thor pregunto una vez más "¿Por qué?". Loki levanto la vista, miró a su hermano, quien se notaba verdaderamente preocupado por la situación, como si fuera él a quien fueran a juzgar. Conocía a su padre, sabía que no iba a ser flexible y temía verdaderamente por él. Thor, el dios del trueno y dueño de Mjolnir, tenía un corazón noble y amaba verdaderamente a su hermano.

Loki sonrió pero seguía sin contestar.

Thor se dio por vencido y se sentó a su lado. Suspiró y estaba a punto de hablar otra vez cuando abrieron la puerta. El juicio estaba a punto de comenzar.

Thor había indicado que solo él era quien iba a custodiar a Loki, insistió en que no quería ningún guardia cerca de ellos. Él sabría hacerse cargo, pues lo que quería en el fondo era disuadir a Loki, hacerlo darse cuenta de sus errores y que todo volviera a ser igual que antes.

Pero nada iba a ser nunca igual. Ambos habían cambiado. Thor había comprendido lo que era ser un rey y ya no era el mismo niño en busca de problemas que Loki conocía tan bien. Ahora era más maduro, y aunque a Loki le costara reconocerlo, iba a ser un buen rey de Asgard. Loki, por su parte, también había cambiado. De ser el hermano menor de Thor, había pasado a ser su contrario, su enemigo en Midgard. Thor tratando de defender la tierra, Loki tratando de conquistarla.

El dios del trueno se incorporo y miro a su hermano, quien seguía con la misma expresión de tranquilidad.

-Es hora.

Loki se incorporó sin mirar a Thor y caminó al lado de él hacia su juicio.

El juicio fue rápido. Loki se mantuvo callado durante todo el proceso. Thor no se separó de su lado, defendiéndolo, hablando cuando él se rehusaba a contestar, incluso retando a Odín, quien se encontraba furioso y decepcionado.

¿Por qué lo defendía tanto Thor? Después de haber estado en su contra, de atacarlo y tratar de destruir su amada Midgard, seguía defendiéndolo como cuando eran niños. Tonto. Si él pensaba que Loki cambiaria su forma de pensar debido a esas acciones, estaba totalmente equivocado.

Odín se incorporó. Aun se encontraba desgastado por toda la energía que había utilizado para mandar a su hijo a Midgard, pero se mantenía firme e hizo callar a la gente que debatía sobre las acciones de Loki.

-Loki Odinson…- dijo Odín con su enérgica voz. Todos miraron atentamente, el destino de un dios estaba a punto de ser decidido.

-Laufeyson.

Fue la única palabra que había mencionado hasta el momento. Thor lo miro sorprendido. Estaba retando a Odín en la peor manera posible. Un breve murmullo recorrió la sala. Odín miro a Loki demostrando una profunda tristeza. Loki lo miraba, lo retaba con todo su ser. Sabía que después de pronunciar esa palabra, no había marcha atrás.

-Padre… -intentó decir Thor pero Odín lo hizo callar con un movimiento de su mano. Odín bajó lentamente a donde se encontraban ambos hermanos y se acercó a Loki, quien en ningún momento había dejado de mirarlo fijamente. El silencio reinaba en la sala, todos seguían sorprendidos por el atrevimiento del dios del engaño.

-Siempre serás hijo mío, aunque te rehúses a aceptarlo- dijo Odín con tranquilidad- pero tu condena es vivir en Midgard, sin tus poderes, como un simple ser humano. Para ti, vivir como algo que consideras insignificante, será el castigo suficiente. Asgard ya no es tu hogar.