La conversación con su padre había sido como siempre, desmotivante. Gabriel Agreste drenó su energía y le hizo cuestionarse si estaba haciendo lo correcto al buscar un permiso que desde el principio sabía que no conseguiría.

Lo hago por tu bien, solía decir el hombre antes de pedirle que fuera a su habitación y practicara piano, chino o cualquier otra tarea. Y aunque Adrienne creía en sus palabras porque aun recordaba la persona que su padre era antes de la desaparición de su madre, eso no significaba que le fuera fácil aceptar todas esas restricciones.

Adrienne cerró la puerta de su habitación, abrió una de las ventanas y se recargó en el filo del metal, dejando que el aire frío golpeara su rostro mientras suspiraba y miraba el cielo nocturno.

Sí, sabía que Alya podía ser una chica muy... curiosa, pero eso no significaba que le brindara su amistad con la esperanza de sacarle algo de información sobre los nuevos diseños de su padre, ni mucho menos que intentara inmiscuirse en el despacho del hombre para filtrar la información.

La chica solía olvidarse por completo de que su padre era un diseñador de prestigio, aunque esta justificación era pobre según la perspectiva de Gabriel.

Ahora, tenía que decirle a Alya que aunque lo habia intentado, era imposible tener una pijamada, fuera en su casa o en la propia. Aunque no tenía demasiado ánimo para eso.

Por su parte, el gato negro que solía esconderse en su bolso la observaba con las orejitas gachas, a través de los meses que llevaba a su lado se había dado cuenta de lo difícil que era para ella la vida en su casa. Siendo completamente consciente de que algunas noches ahogaba su llanto en la almohada cuando pensaba que él estaba dormido. Aunque quiso suspirar con fastidio en esas ocaciones, nunca lo hizo, sintiendo que algo dentro de él se oprimía al saber que no tenía ni la menor idea de cómo hacerla sentirm mejor.

Quizás, hubiese sido mejor que Fu dejara a esa chiquilla con Tikki en lugar de él. Al menos la kwami rojiza era más... sentimental a diferencia suya.

Para su desgracia, era él quien estaba metido en ese dilema.

El gato negro voló hasta acomodarse sobre la cabeza de la chica, la escuchó suspirar y después sentir sus dedos regalándole una caricia que casi lo hizo ronronear.

-Tu padre es un pesado -soltó de pronto, provocando una risa en la fémina.

-Sí, lo es.

-Creo que siente que la vida es como ese juego que te gusta.

-¿60 segundos? -Cuestionó, al ser el juego con el que últimamente estaba viciada a pesar de lo poco estimulante que podía ser.

-No, ese donde puedes dejar a los personajes encerrados en la cocina y quemarlos.

-¿Los sims?

-¡Ese! Quiere tener todo bajo control aunque no sea su decisión -La chica subió la mirada, encontrándose con el gato que la veía curiosa mientras se afianzaba a su cabello.

-¿Quieres decir..?

-Sabes lo que quiero decir -Adrienne sonrió de lado, pensando en que después, se encargaría de darle a su kwami todo el queso que quisiera.

-Plagg, ¡Transformame!

La habitación se llenó de una luz verdosa y Chat Noir salió del lugar dejando que sus preocupaciones se perdieran por el camino.


Mayo es el mes marichat. Esta el mermay (mes donde se dibujan muchas sirenas) y tmb se dibuja mucho a Danny Phantom aunque sea una serie ya muy olvidada. Me encantaría hacer todo eso, pero por lo menos, quiero acabar este compendio de drabbles. Dibujar diario ya es otro tema. XD

Como el año pasado, los drabbles estarán conectados en una misma historia, solo que ahora Adrien es una chica y Marinette será un chico.

Sí, Adrienne se va a llamar Chat Noir. No me gusta demasido Kitty Noir ni Princesse Noir.

Marion será Lordbug.

Esta vez no seguiré la lista oficial, ya que no me ayuda demasiado para hacer una historia completa. Ya sabrán que el año pasado tuve problemas para utilizar la lista. XD

Espero que les guste esta historia.

Gracias por leer, votar y comentar.