Good Night queridos lectores, hace mucho tiempo que no me digno en publicar un fic y suena terrible decir que los que he escrito antes los he dejado en stand by para siempre (¿) irónico, pues quiero empezar desde cero, esta vez con un Naruhina, esperando opiniones positivas y por supuesto críticas constructivas.

Naruto y personajes secundarios no me pertenecen, propiedad de Masashi Kishimoto.

MITAD DE UN CORAZÓN

CAPITULO PRIMERO

LA MITAD DE UN CIELO AZUL

.Cuando sientas los labios de ella, ya...ya en el ayer, sentirás besos de recuerdos, dándote aliento en el recuerdo triste.

— ¡¿Dónde vas?!—

La puerta emitió un sonoro estruendo al cerrarse y en la sala principal rostros lucían desconcertados.

No importó que los demás hayan volteado para verle marchar furioso, no importó que ella le haya hablado tratando de detenerle, su voz ya no calaba en su interior, era cansina, irritante, le producía ira.

Como antes, supo que no la amaba y al bajar por las escaleras pateó con fuerza los pequeños motes de las bellotas, ya era tarde, ya era otoño y formulándose la pregunta levantó el pálido rostro al cielo.

¿Por qué había tomado aquella decisión?, ¿Por qué había roto con Hinata?

Revolviéndose el cabello trató de conservar la calma.

El otoño traía consigo la caída de las hojas y también el dolor de haber perdido. Sí, haber perdido, no se puede tener lo que se quiere cuando ya hubo una oportunidad para quedarse con ello y simplemente haberlo dejado ir en cuestión de segundos, respiró hondo levantando la vista hacia el cielo para aguantarse las lágrimas y no tener que bajar el rostro al suelo, donde se encontraba su corazón.

Su hermosa, su dama, su perfecta.

Ella quiere ser madre, quiere sentir la dicha de amar con pureza. Un amor de verdad. No como el amor que el le profanó, contaminado y egoísta. El amor de un hijo que nunca sería suyo.

—Pescarás un resfriado—

—No necesito de tu lástima— Respondió con sorna.

Traidor, una vez más, traidor. Mil veces traidor. El podía borrar la estupidez de la tristeza y reemplazarla por sentimientos más oscuros.

Sí, ese bastardo nuevamente, aquel que ha osado hablarle de banalidades será el padre de ese niño, el que prontamente su perfecta llevará por nueve meses en su vientre.

—Hinata se ha sentido mal y Neji nos acaba de mandar a volar… —

—Te lo mereces—

Frente contra espalda, Naruto mecía su vista de reojo, esperando alguna reacción de Sasuke pero este no se movía más que para abrir la boca.

—Que parte de que "nos acaba" no entendiste… ¿Tonto? —

Afirmativo tonto, tonto a la enésima potencia. No era pregunta.

—Naruto, nos vamos ya—

Naruto se recargó con pesadez sobre los troncos mohosos del cercado, un suspiro suyo se transformó en el halo espeso del tóxico humo de un habano.

Otra vez la voz cansina. Los dedos se encresparon a la madera al sentir a Sakura tomarlo de la capucha de la leñadora*. Sasuke ya había desaparecido como el viento.

—Voltea cuando te hablo, he dicho que nos vamos, dame las llaves del auto que parece que no quieres moverte de allí, no quiero viajar en sola en metro y con este frío—

A dónde más fijaría la vista sino es a los botines de piel de Sakura destrozar las quebradizas hojas al caminar hacia los demás amigos, separando exageradamente las piernas, clásico comportamiento de ira. Naruto corrió un poco para alcanzarla.

No podía aparentar caras que no son aunque allí en ese lugar ya no haya nada más que hacer que felicitar a la futura madre y él no estaba tan loco como para hacerlo.

—Pues, vaya que ha terminado mal… y yo que tenía ganas de ese té, Hinata es la mejor cuando se trata de té, y que decir de los rollos de canela, gracias por cortarme el apetito—

Chouji simuló abrazarlo pero sólo restregó su desdicha, y como todos siguió su camino despidiéndose a su vez de Sakura con una reverencia, Ino le destrozaría los tímpanos si no se apresuraba con la sudadera de piel de venado que Shikamaru tanto odiaba. Violación a la fauna silvestre según el.

—Nosotros iremos a la capital, nos espera una San Bernardo a punto de alumbrar a sus bebés—

—Que tengas suerte, ya sabes, me envías a uno de esos chiquitines aunque sea por correo—

Kiba el veterinario de la familia y el mejor amigo de Hinata había sonreído resignado ante las palabras de Naruto y al codazo que había recibido por parte de Sakura.

—Iré a despedirme de Hinata y casi olvido los bocetos, hay una pasarela que montar y no pondré retazos sobre mis modelos, ¿Me acompañas Sakura-san?, Hinata tiene esa mala costumbre de dibujar en tamaño estándar— Las mujeres caminaron hasta la puerta entreabierta.

—Lo de adentro fue solo show… ¿verdad? —

Kiba pareció descolocar a Naruto con su repentino argumento, sin embargo el muchacho no mostró señal alguna de asombro, sus ojos azules seguían postrados sobre la puerta donde Sakura y TenTen desaparecieron segundos atrás.

—Por supuesto—

—No pareces convencido—

—No puedo decirte todo lo que haré o te me adelantarás—

Rio ante su propio comentario y el chico de los perros se sonrojó, recordaba vagamente que ebrio le había confesado el haber estado enamorado de su mejor amiga, pero Naruto olvidaba que aquellos recuerdos pertenecían a la secundaría, ahora ya de profesionales parecía un simple y viejo cortometraje con esa polilla que aparecía como puntitos en la película.

—Naruto, seré padre dentro de dos meses… Hinata dentro de poco cargará con una felicidad igual a la que yo sentí cuando me enteré de que había procreado, ¿y tú? Pues tú la has cagado, cegatón, tremendos ojos… para nada—

—Gracias—

—Sé que lo lograrás, lo sé… sin embargo… la tienes difícil—

—Podré, podré, podré… de veras que lo haré, la amo, no la perderé…no de nuevo—

— ¡Ten Ten amor, no estoy acostumbrado a esperar!—

Y como un rayo TenTen apareció junto a Sakura cargando unos tubos de papel.

—Amamos a muchos Naruto, valoramos a pocos creo que eso lo sabes a la perfección— Kiba socorrió a TenTen de inmediato.

—Es que como tú no eres quien carga con esta panza, mejor no opines a menos que quieras que uno de estos valla a parar sobre tu cabeza recuerda que fui bastonera en la secundaria— Hizo alusión a los bocetos enrollados en las manos de su esposo sonriendo con ironía.

—Nos vemos, Naruto, Sakura-san—

— ¡Vallan con cuidado!—

Kiba y TenTen caminaron tomados de la mano, él le abrió caballerosamente la puerta y depositó los rollos en el capó del auto.

—Gracias por el espectáculo de allá adentro—

Habló ella finalmente, sus amigos ya no estaban, todos se habían ido, al menos los que fueron.

—No fue mi intención, no sé que sucedió—

Sí, lo sabía pero no tenía intenciones de darle explicaciones a ella precisamente.

—Estoy cansada de tu ignorancia, lo sabes y no lo superas… siempre te he visto fuerte ¿Qué sucedió hoy?, pudiste haberme dicho que no aquella vez… y tanto tú como yo me estaría evitando estos malos ratos… te espero en el auto— Y sin más Sakura no lo volvió a mirar, sólo se dirigió al jeep.

¿Cómo pudo haberle dicho que sí?, o mejor planteado… ¿Por qué le dijo sí? Un monosílabo puede cambiarte la vida. Apretarte hasta hacerte sufrir. Una mujer en ropa interior y una molestia en la entrepierna también pueden hacerte causar el mismo efecto, tanto las palabras como los actos tienen poder sobre una persona.

Vislumbró una vez más a la ventana de la planta alta de la casa de Hinata, tras ella la cortina lucía impoluta cayendo como una fría cascada que no le permitió ver más que la misma seda blanca separando ambas realidades. Ella no aparecería, no se fijaría en su dolor y tampoco le perdonaría. No insistiría, no la buscaría y no la detendría de ser lo que siempre había querido. Tan sólo como siempre sabría que hacer en el momento adecuado.

— ¿Estas segura de lo que vas a hacer?—

Sentada sobre la cama se hacia la misma pregunta internamente, sus hombros parecían más delgados desde el reflejo en el espejo.

—Pues… sí, con Naruto-kun o sin Naruto-kun seré madre—

Respondió tanto para sí misma como para el espectador. ¿Totalmente convincente?, no lo sabía a ciencia cierta, pero estaba dando lo mejor de sí para aparentarlo.

Llevó una mano a su vientre, tendrá lo que anhela, no del hombre que anhela, pero lo tendrá y alguien ya se había ofrecido, sin tapujos ha aceptado y ya no había marcha atrás.

—El no se dará por vencido, lo sabes Hinata, si hablamos de testarudos Uzumaki se lleva el premio gordo del costal, he visto su reacción durante la plática, lo ha tomado para mal—

—También puedo ser testaruda Neji-niisan, sólo… déjame serlo—

Neji apretó el puente de su nariz recargado en el marco de la puerta.

—Hace siete meses y hace menos no fui testarudo, y no de la manera que tú pretendes ser, no puedo decirte nada más…sólo no te conviertas en alguien como yo—

Soledad.

Neji emanaba soledad, y para Hinata aquello fue como una maldición, un solitario hermano dedicado al trabajo.

No sería como Neji, eso le entristecía más, ella tendría alguien con quien compartir su vida, una razón más para estar parada sobre el mundo y él no tenía a nadie, más que a ella misma, su hermana, pero no eran lazos familiares los que el deseaba formar, aquellos ya estaban forjados y sujetos desde el nacimiento, él al igual que cada ser humano que nace no deseaba estar sólo, la mujer que amaba no era suya, y el hijo que ella esperaba tampoco.

Descalza caminó hasta la ventana y separando ambas cortinas estiró los brazos para aflojar la cerradura que le impedía respirar el aire puro del otoño, el cielo parecía más azul que de costumbre, entrecerró los ojos para probar un punto, pero no lo logró, todas parecían deformes tumultos de gas.

Sólo era la mitad del cielo, la mitad que los demás veían y tristemente ella se encontraba en ese grupo. El cielo completo que ella recordaba tenía nubes gordas en formas de ositos y flores, estrellas fugaces y una vía láctea esperando a ser devorada por Naruto, él había inventado todo eso, entre beso y beso le había armado un cuento, una historia y una ilusión, él lo había inventado, era su imaginación, y como dueño de ella se había desecho de la misma. Sin importarle el hecho de que ella ya había escuchado aquella historia. Dolía, como nunca había tenido idea, el daño que le había hecho era herida viva en su corazón, ¿Para qué llorar?, ya había tenido suficiente.

No se pueden borrar los recuerdos de las otras personas, no importa si aquellos son dulces o amargos.

Capitulo uno terminado :P, si les gustó por favor no se olviden los reviews ^^ ¡! Ja ne!