Y aquí traigo el primer two-shot yaoi que voy a hacer, es un fic de mi OTP favorita, el R27.
Disclaimer: Estos bellos personajes no me pertenecen a mí, sino a Akira Amano.
Sufrimiento
Ya había pasado un año desde que su tutor encontró una cura para volver a su forma adulta gracias a una búsqueda que realizó junto con los arcobalenos y también habían pasado dos meses desde que él se había ido encantado a una misión que le había pedido Nono porque ya no tenía ningún problema para realizarlas.
Tsuna todavía tenía marcado a fuego el momento en que vio a todos los arcobalenos adultos por primera vez, sorprendiéndose de ver a aquel que le había ayudado dos veces, pero no era capaz de reconocer a ninguno de ellos, solo se dio cuenta cuando Reborn le golpeó con su Leon bastón, provocando que junto con un grito reconociera a los presentes y de la impresión se cayó al suelo, causando así que todos los presentes empezaran a reír excepto Reborn que soltó un suspiro de molestia.
Desde ese momento, Reborn siempre era más distante y le gustaba tomar misiones para volver a sentirse como cuando no era un arcobaleno, como si eso nunca hubiera existido. Por esa razón, a veces, se sentía más y más alejado de él. Porque sabía que Reborn fue tutor solo durante el tiempo de la maldición, por eso él quería olvidar ese tiempo, causando un dolor a su alumno, Tsuna. Aunque lo entendía, le dolía sentir eso.
Tsuna se encontraba en su habitación, intentando hacer sus deberes otra vez, de forma inútil, porque le costaba entender todo lo que en se explicaba en clase, y tampoco entendía como sus amigos lo explicaban.
Ya había deseado lanzar los libros mil veces por la ventana de su habitación, pero aún así no se podría librar de ellos, porque tenía miedo de enfadar a su tutor.
Con lentitud se levantó y empezó a deambular por la casa pensando sobre todo lo que le rondaba por su cabeza, primero fue a la cocina a tomar algo y vio que se encontraba Bianchi preparando algo que sería comida venenosa, así que para no ser él la rata de laboratorio, decidió abandonar la casa.
Con tranquilidad avanzó por silenciosas calles de Namimori a esas avanzadas horas de la noche, sorprendiéndose de que había pasado tanto tiempo desde que se había puesto enfrente de esos libros que no lograba entender, porque si su memoria no le fallaba se había puesto después de comer, sobre las dos de la tarde, pero ahora parecían las diez.
Sin preocuparse de la hora ni nada siguió avanzando en solitario, solo iluminado por las farolas de la calle y las luces de las casas, que cada vez se volvían más escasas porque estaba acercándose al bosque de Namimori.
No sabía porque sus piernas se dirigían hacia ese lugar, aunque tampoco le importaba porque en este mismo momento se sentía vacio y no conseguía encontrar la causa de esa gran dolencia que le afligía, día sí y otro también.
— ¿Pero qué me pasa? —Se preguntaba a sí mismo en repetidas ocasiones, como un susurro, para ver si era capaz de comprender por fin.
Solo podía escucharse a los grillos que tocaban armoniosas melodías que solo le provocaban más tristeza, con paso lento entraba en las profundidades del bosque, mirando con cada vez más dificultad al suelo para no tropezarse con alguna raíz.
—Maldito Reborn, maldita maldición, maldita mi suerte, ¿por qué soy un simple inútil que no es capaz de hacer nada? Solo soy capaz de mostrar mi valentía cuando Reborn me da palabras de ánimo, porque quiero que se sienta orgulloso de tenerme como alumno… No quiero ser un jefe de la mafia, es una tontería, pero ahora me esfuerzo para proteger a mis amigos y para escuchar alguna palabra que no sea un insulto.
Se sentó en el suelo y cogió una piedra que había cerca y la lanzó a las profundidades más oscuras.
—Desde que volvió a su forma adulta solo hace que ignorarme y eso me frustra ¿por qué…—No pudo terminar esa pregunta porque un disparo resonó por el bosque junto con unas voces que gritaban.
— ¿Quién puede estar a estas horas en ese bosque tan lejos de la civilización? Voy a atravesar la cabeza de la persona que con esta piedra me ha golpeado, sabrá lo que es el infierno.
Al escuchar eso, Tsuna se le heló la sangre y empezó a correr para escapar de ellos y del posible destino que iba a tener si lo encontraban, mientas huía pensaba en como librarse de eso y pedía a al cielo que Reborn lo encontrara y lo salvara de las garras de esos que lo perseguían, pero por desgracia tropezó con una raíz y cayó al suelo, eso provocó que soltara un pequeño grito, pero lo suficiente audible para que los que lo buscaran aparecieran con rapidez.
— ¿Eres tú quién ha tirado la piedra? ¡Contesta maldito niño!—Exclama enfadado dándole una patada en el estómago, haciendo que tirara tosiera y le cayera un hilo de sangre por la boca—Veo que no quieres contestar… Entonces te convertirás en mi mascota, pero ya te digo que todas mis mascotas han muerto.
—Re-reborn sálvame por favor, te necesito a mi lado… no me ignores ahora—Susurró Tsuna como última plegaria antes de volver a recibir una patada en el estómago y también recibir un golpe en la cabeza.
— ¿Dijiste alguna cosa mascota? No, yo creo que no.
—Bas-basta—Tsuna intentó levantarse para poder enfrentarse a esos mafiosos.
Iba a invocar a Natsu que iba a poder ser el único que podría combatir o dar indicios de autoridad por su llama el que le había golpeado le empujó hacia atrás con un toro de llamas tormenta haciendo que se chocara contra un árbol y cayera inconsciente.
No sabía cuánto tiempo había pasado desde que se había perdido la consciencia pero cuando por fin consiguió despertar se encontraba en una habitación cerrada, sin ventanas y la puerta de hierro estaba cerrada. Dentro de la habitación solo había una cama sin mantas ni cojín y un pequeño lavabo.
Él se encontraba sentado en una silla amarrado solo por los pies así que con dificultad debido a su estado pero después de un rato lo consiguió. Después de soltarse se sentó en la cama y no pudo evitar que sus lágrimas salieran de sus ojos.
— ¿Dónde estás Reborn? Quiero que estés a mí lado… Me han quitado mi anillo pensando que era un simple juguete y no tengo fuerzas para pelear. Desde que volviste a ser adulto solo me ignoras una y otra vez, no sabes cuánto me duele… Porque desde que vi por primera vez tu rostro después de curar la maldición mi pecho se llenó de un calor desconocido…
No pudo terminar porque la puerta se abrió de golpe y apareció el hombre que le había dejado inconsciente previamente en el bosque, y ahora con la poca luz que había podía ver mejor los rasgos de su rostro, en la mejilla derecha tenía una cicatriz y sus ojos eran de un color verde mar y su cabello era negro como el carbón y se podía notar el aura de peligro que emanaba a gran distancia.
De reflejo Tsuna se subió encima de la cama y retroceder hasta que se chocó contra la pared, y un escalofrío recorrió su espalda al ver la sonrisa que aquel hombre tenía dibujada en su rostro, sabía que algo malo iba a suceder.
El hombre dio un paso dentro de la habitación y cerró la puerta, colocó su diestra en su bolsillo y sacó el Gear de Tsuna y lo observó unos instantes para después lanzarlo a la cama para ver la reacción del joven, el cual se acercó con desconfianza para después cogerlo.
—Así que Vongola, veo que mi nueva mascota es alguien muy interesante… Me gustaría saber qué pensará el actual jefe y el asesor externo cuando vean tu cabeza como un regalo, o incluso el próximo jefe… No, porque ese eres tú, ¿me equivoco acaso, mocoso entrometido?
—N-no te tengo miedo, así que si no quieres conocer el dolor lo mejor es que te apartes y me dejes ir, no seas un necio—Soltó el décimo Vongola en un intento en huir del lugar, pero sabía que no iba a ser posible cuando vio como el contrario sacaba una pistola y le apuntaba a la sien.
— ¿Sabes? Por culpa de Vongola y sus aliados mi famiglia ha quedado relegada al olvido, así que tu muerte es la mejor compensación posible… Sí, para que una muerte lenta, si puedo causar destrucción en una de las mafias más influyentes.
El color de piel del moreno había cambiado de forma drástica para convertirse en un blanco fantasmal porque sentía que su muerte estaba cerca y no iba a poder decirle a su tutor aquello que había descubierto ahora, en las puertas de la muerte, que lo amaba.
— ¿Algún último deseo, Vongola? Sería de muy mala educación no permitirte unas últimas palabras.
Cuando Tsuna iba a hablar la puerta se abrió y apareció un hombre vestido completamente de negro con una pistola que apuntaba al aire, podía verse que tenía dibujado en su rostro una sonrisa divertida y sus ojos no se podían ver debido a que estaban tapados por una fedora.
—No sé si mi Dame-alumno tendrá un último deseo pero si diré yo uno, ciao Ambizio di Possta, secondo capo di Possta famiglia—Después de decir eso y dibujar una sonrisa al ver como el jefe desencajaba su rostro al reconocerlo, disparó una sola vez, resonando por toda la habitación.
Espero que os haya gustado, nos vemos.
