Disclaimer: Bueno...todos sabemos que si BnH me perteneciera, sería mucho peor.
Advertencias: -
Notas: He encontrado esto en mis archivos...ni siquiera recuerdo escribirlo. Es extremadamente azucarado, y lo siento por vosotros.
Atlas.
A veces, Deku parece ir a romperse.
Ochako se ha hecho tanto a ello que ya casi no le sorprende. Acepta la realidad con resignación y se enfrenta a ella con las pocas armas que tiene a su alcance, manos cariñosas sobre las mejillas del chico y palabras suaves susurradas más que dichas, porque los fantasmas de él huyen más de la voz baja de lo que lo harán nunca de los gritos.
Sólo pasa algunas noches. Sólo algunas noches, cuando él permite que su sonrisa aparentemente perenne decaiga, cuando sus hombros se vuelven incapaces de soportar el peso del mundo, cuando las rodillas de Atlas fallan y todo se vuelve demasiado.
Demasiado, demasiado, demasiado.
Ochako sabe que es una carga que Deku cree tener que llevar solo.
Es algo que ha asumido tanto que ha pasado a ser parte de su personalidad. All Might le dio un poder impresionante con la idea de que se convirtiera en el héroe que el mundo necesitaba, y Deku teme no estar a la altura de lo que se espera de él, sin saber que hace ya tiempo llegó a ese punto. Tiene miedo de tener miedo, y eso le está matando.
Le gusta pensar que al menos no tiene que pasar por ello solo. No desde que viven juntos.
Se ha acostumbrado a los pequeños gestos, cuando siente los malos pensamientos dar vueltas alrededor de la cabeza de Deku y sus ojos pierden el brillo habitual. Busca el contacto, entonces, porque es donde él parece encontrar más consuelo. Sus manos unidas o labios sobre su frente o un abrazo muy apretado, si la noche es especialmente mala.
—Lo siento. —murmura él una vez. Como si estuviera haciendo algo malo por ser un ser humano. Y rompe el corazón de Ochako, que crea algo así.
Ningún héroe es un dios, por más que All Might intentara mostrar al mundo lo contrario.
—No tienes que pedir perdón. —dice, y pasa una pierna por el regazo de él para poder sentarse encima y tomarle el rostro con las manos, obligándole a mirarla. Castaño encuentra verde.—Somos un equipo, ¿no es cierto?
Una de las manos de él se posa sobre su cadera, y la calidez que envía a través del cuerpo de Ochako es tan reconfortante como siempre, aunque sus ojos sigan apagados. Cuando Deku asiente con la cabeza, lo hace temblorosamente.
—Un equipo. —repite, muy bajito.
—Un equipo. No dejes que se te olvide.
Ella deposita un beso sobre su frente. Sobre su nariz. Sobre cada peca de su rostro, constelaciones imaginarias formándose en su piel. Sobre sus labios.
Cuando termina, se aleja para mirarle a los ojos. Y Deku parece más tranquilo, menos cansado.
Ella se permite sonreír suavemente antes de volver a enredarle los brazos al cuello y apoyar la frente sobre la de él.
Al final del día, eso es todo lo que importa. Son un equipo, y a Ochako nunca se le ha dado bien dejar caer a la gente.
