Por Siempre
tuyo


Son las 11 de la noche.

Los faroles se destacan en la negrura, la neblina de una noche en la costa las transforma en fuegos fatuos para el observador, distantes y estáticos...

Pero yo solo te veo a ti.

Y no es que estés en frente, sobre los tejados de los edificios o caminando sobre las aguas como un Mesías renacido, no... es solo tu reflejo, ese eterno reflejo que vive dentro de cada una de las imágenes que conforman mis recuerdos...

Porque jamás me abandonaste

Sí es verdad, me negué por años y años... pero la verdad, que esperabas? Que saltara a tus brazos apenas descubriera que aquello que aceleraba mi pulso cada vez que te veía era amor? El más fantástico, puro y autodestructivo sentimiento que jamás hubiera pensado podría sentir?

Sabes que jamás hubiera podido.

Sabes que hice todo lo contrario. Que te alejé, avergonzado de mi propio corazón, que te desprecié, creyendo en vano que mataría mi sentimiento si lograba matar ese fuego azul de tus ojos. O Takao, me equivoqué tanto...

Pero siempre tuviste fe en mí.

Y la verdad es que jamás dejaste de sorprenderme, pues, no importaba que pasara, hiciera o dijera, tu siempre volvías a levantarte con una nueva y espléndida sonrisa, listo para intentar acercarte a mi una vez más. Siempre me apoyaste, creíste en mí. Me diste espacio, y me buscaste cuando creías que ya me había desviado demasiado.

Nunca dejaste de preocuparte.

Sí, nunca dejaste de hacerlo, y eso hacía que mi amor creciera día a día, y me carcomiera por dentro a la vez, llenando cada espacio de mi ser con un dolor impensado, pues... temía tanto expresarlo!! Temía tu rechazo, temía perder la esencia que me traspasabas día a día...

Temía tanto perderte.

Y fue así que sin sentir, como siempre, me fui para no volver. Los demás me transmitieron tu dolor, todos me informaron tu sufrimiento, deseando suplicantes que regresara por ti, rogándome en tu lugar que volviera... porque tu simplemente no te atrevías a pedirme que hiciera algo que no fuera mi propio deseo! Te negabas a exigirme, a pedirme retribución, a darme cualquier clase de atadura! Tú... tú siempre me dejaste ser, siempre trataste de comprenderme y dejarme libre...

Y solo logré destruirte.

Takao amor mío lo siento!! Perdóname te lo ruego! Debí haber sido más fuerte y aceptar este amor! Por favor permíteme enmendarme, permíteme tratar de ganarme tu perdón. Porque no me importa lo que Dios y cualquiera de esos bastardos piense, entregue o quite, si tú me perdonas... si tú me amas.

Por favor ámame otra vez.

Y prometo que no haré que te arrepientas. Te daré todo lo que tengo y lo que no, mi ser entero. Te juro no dejarte de nuevo...

Porque esta vez seré yo quien te ame por siempre.

Kai


Nada más recalco...

Viva el Kai/Takao!

Y el Takao/Kai también!

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