Disclaimer: Prince of Tennis no me pertenece, sino a Takeshi Konomi. Si hay algo que me pertenece, sería el Oc.
Si hay algo que me gusta de Ryoma-kun es el hecho de que sea callado
No es que sea silencioso como un espíritu sereno, pero sólo habla cuando es necesario. Para él, lo único necesario es demostrar que es el mejor.
En los días normales de clase él suele entrar al salón casi sin hacer ruido. Tan sólo se oye sus pasos tranquilos. Tan sólo siento un aura extraña que lo acompaña siempre y que me temo solamente yo puedo sentir. El mundo sigue con su bulla, pero en ese breve momento Ryoma-kun lo es todo.
Pasa a mi lado y, debido a que sólo soy una carpeta más para él, no me ve. Mas bien, apenas se sienta sin decir nada, casi sin saludar a los demás. Allá viene Horio con sus palabras molestas y su extraña soberbia sin sentido. Y si no es él, es Tomoka: muchísimo más ruidosa que el anterior, siempre pegada a su amiga Sakuno. Ryoma-kun no suele hacerles caso, a veces son invisibles para él. Son parte del medio ambiente. Por momentos suele responderles con un sonido que podría significar "sí, no, tal vez…"
El mejor momento para verlo es durante la clase de inglés. Él es muy talentoso para ese idioma, pronunciándolo como nadie. Pero no siente emoción alguna al hablarlo o al leerlo, ya es algo prácticamente innato en él. Los menos afortunados seguramente le parecemos un montón de niños anonadados al oírle leer un párrafo ininteligible. Mada mada dane, parece decir con su mirada.
Al terminar, cuando todos debemos irnos, lo busco con la mirada y apenas logro ver su sombra antes de poder seguirlo.Es una mala manía esto de espiarlo en todas las prácticas del club de tenis.
Es una costumbre extraña esto de estar detrás de un árbol sólo para ver a alguien. Pero es divertido porque puedo oír lo que habla, lo poco que puede expresar su voz.
o su silencio
Su silencio es más interesante.
Sus movimientos rápidos, sus servicios imperceptibles para el enemigo, el vaivén de su raqueta; me temo que esos detalles tan insignificantes son lo que más observo detrás de ese árbol, el más frondoso, ése que usa para dormir.
También es divertido, aunque algo extraño y sorprendente, verlo en su verdadera dimensión.
En el salón, con su fría calma, sus leves gruñidos de respuesta y su aura de grandeza, me parece una aparición inalcanzable de la mañana. Ese niño que tiene mi edad, que está en mi salón y al cual alcanzaría con un simple saludo, era algo inaccesible debido a que yo era parte del ruido molesto del mundo que rompía su burbuja de silencio.
Pero en la práctica de tenis, al lado de sus compañeros, veía a un Ryoma más humano, en sus formas y colores definitivos. Ya no veía mi mágica visión de príncipe, sino a un simple niño con una gorra que luchaba para que uno de sus más traviesos sempais no lo abrazara tan fuerte. Todo cansado, sudado e incluso me atrevo a decir, feliz. Ese Ryoma que yo veía me resultaba a la luz de la tarde lo más adorable que podría haber visto.
Como todos los días termina la práctica y mientras él se alista para ir a su casa, yo desaparezco rápidamente y me mezclo con las demás personas sin rostro de la calle. En ocasiones, con mucha suerte, logro verlo más de cerca y hasta camino a su lado mas no consigo ver su rostro ni oír siquiera un "Ah, creo que estas en mi salón ¿no?". Sería mucho para mí oír algo así y para él no es necesario decir algo así.
Pero no importa porque tanto en su versión real o idealizada, algo que amo de Ryoma-kun es que es callado.
Debo agradecer (mucho) a Maru-san, que tan amablemente me ayudo a betear este drabble (¡al fin supe que era un drabble!). Bueno, espero hacer más como este . ¡Cuídense mucho!
