.:*TRADUCCION AUTORIZADA*:.
Nota de su autora: La historia comenzó como un experimento de Reid/Maeve (antes de Zugzwang). Pero entonces ocurrió Zugzwang. Así que ahora creo que va a tener que cambiar al mismo curso donde a todas mis historias les gusta terminar...
Ya veremos.
Nota de Traducción: Agradecimiento infinito a la autora, la genial: "aMUSEment345", quien me ha concedido el honor de traducir al español su historia.
Si tienes alguna sugerencia u observación para mejorar la traducción (sin alterar el propósito de la autora), estaré contenta de recibir sus Mensajes Privados y editar (en caso que sea pertinente)
Gracias.
.:*Transiciones*:.
Capítulo 1/55
JJ se va a casar. Con Will. Han estado juntos por cuatro años, supongo que era inevitable. Especialmente por Henry. De alguna manera siempre pensé "que ella podía cambiar de opinión", o que "todavía no era tan tarde". Creí que aún podía suceder algo. Y ahora esto es lo que está sucediendo. Pero no es el "algo" que yo tenía en mente.
Espero que ella no esté reaccionando. Quiero decir, ella casi lo perdió. Dos veces. Estaba tan asustada. Sentí miedo por ella. Pero, ¿cómo fue que esa situación hizo que cambiaran sus sentimientos? ¿Lo ama un poco más después de eso? ¿Eso hizo que quisiera estar con él para siempre? ¿Se despertó por la mañana sin pensar en el matrimonio y, luego, cambió de opinión tan repentinamente? ¿Podría ser algo bueno o sólo lo está premiando -de alguna manera- por haber estado en peligro? ¿Es sólo un impulso?
No parece algo que hiciera JJ. No es del tipo emocional. Ni impulsiva. Esa es mi exclusividad. JJ suele conservar el control. Durante todo este tiempo debió haber existido algo que la cohibió de establecer un compromiso permanente con Will. ¿Cómo pudo haber cambiado todo eso con tal facilidad? ¿Quizás la afectaría su temor por Henry? ¿Le asustaba casarse con Will? ¿Intenta darle a Henry una familia? ¿No eran ya una familia? Espero que no esté tomando una decisión de la que luego se arrepentirá. Por su bien, y por el de Henry. Me preocupo por ella. Siempre me ha importado, y siempre me importará, supongo. Independientemente de lo que pase.
Y aun así, el dolor está allí, aunque no es la clase de tristeza que habría esperado sentir. Siempre pensé en su boda, que si no era conmigo, seguro sería insoportable. Eso tendría que reconocerlo, lo he sabido todo el tiempo pero seguía en negación. Eso me iba a herir. Pensé que no iba a ser capaz de ir, verlo... Y en definitiva no sería un acontecimiento que iba a celebrar.
Entonces, ¿qué pasó?
Reid no había cambiado la página de su libro durante los últimos diez minutos. No es que le había tomado diez minutos reflexionar sobre la pérdida de JJ. Ese era sólo el más reciente de una serie de pensamientos. La clase de pensamientos que, por lo general, le producían dolor de cabeza. Pero no había tenido uno de esos dolores de cabeza en un mes. Su nuevo tratamiento parecía estar ayudándolo muchísimo. Él jamás habría podido anticipar que un dolor de esa gravedad podía evitarse con una cuidadosa atención a su dieta diaria. La combinación de comida saludable... Algo que nunca hizo en su vida... Junto con las vitaminas y suplementos habían hecho el truco.
O quizás no era exactamente el cambio en su alimentación lo que le había ayudado a sentirse mejor. Tal vez era la persona que se los sugirió. Maeve.
Un médico tras otro, pruebas y más prueba, nada de eso había dado resultado: "No hay nada malo con usted, Dr. Reid. Tiene que ser el estrés." O una enfermedad mental. Ninguno de ellos le había sugerido -abiertamente- que estaba loco. Era su propia mente la que había traído la idea de la esquizofrenia, y luego la apartó rotundamente. Enfáticamente. Con fuerza. Esperemos. Con una oración.
Pero él era realista. Si se trataba de la esquizofrenia, tenía que saberlo, antes de que su mente cayera en el abismo. Si se trataba de la esquizofrenia, eso afectaría su trabajo y sus relaciones. De tal modo que se adentró en la revisión detallada de la literatura científica. Agotado el recurso de la investigación, se puso en contacto con todos los colegios médicos y académicos disponibles dentro del rango de los cinco idiomas en los que era competente, buscó ponerse al día con todos los adelantos que existían en la materia. Si un gran avance no se había hecho todavía, tal vez ocurriría en sólo unas semanas. O meses. O años.
Así fue como la encontró. En su búsqueda, había hablado con todos los investigadores que aceptaron su llamada, ya sea porque trabajaban en el campo de la psiquiatría, neurología, genética, o cualquier otra especialidad relacionada con el cerebro y la química cerebral. La mayoría de ellos fueron agradables, algunos sonaba molestos, otros sólo parecían seguirle la corriente, como si se tratara de un hipocondríaco. Y entonces él había encontrado una voz que se quedó en su mente durante mucho, mucho tiempo.
"Sí, Dr. Reid, ¿en qué puedo ayudarlo?" Su voz era suave y sin pretensiones. Era algo completamente ilógico, pero la calidad de su voz fue lo que hizo que confiara en ella.
Él la había encontrado accidentalmente. O, más bien, ella fue quien lo encontró a él. Ella había elogiado un artículo que él publicó para una Revista de Psicología Conductual. A diferencia de la gran mayoría de los que comentaron su artículo... Mejor dicho, en contraste con todos los demás... Ella le había escrito una carta. Una carta de verdad. En tinta y papel. Tal como él hacía con su madre a diario. Tiempo después, se preguntó a sí mismo si él se había enamorado de ella por ese simple hecho.
Ella quería su opinión acerca de un aspecto de la investigación que él había realizado, pero para su propio beneficio. Le pidió que le respondiera a través de una carta enviada a un apartado de correos. El perfilador en Reid inmediatamente se dio cuenta de la extraña situación. No se trataba de alguien que estaba buscando permanecer en el anonimato, sino que parecía estar ocultándose, poniéndose fuera de radar. La buscó en Google, se preguntó cómo había sido posible que él no hubiese dado con ella cuando investigó en todas las instituciones de alta especialización. Encontró su nombre, pero sin una fotografía, era uno de los muchos miembros de la facultad que no tenía imagen. Descubrió que la investigación de ella había sido probada en una pequeña muestra de pacientes con dolores de cabeza persistentes, y por ese motivo le respondió la consulta. Y recibió entonces un mensaje críptico que le informaba que sólo podría comunicarse con ella a través de un localizador, y así comenzaron a utilizar los teléfonos públicos.
Él debió haber prestado atención a sus nervios despiertos, no a causa de ella, sino por lo que podía estar detrás de ella. Pero nada. El caballero blanco en él combatió con la voz interna que le gritaba que debía dar la media vuelta. Nadie ganó. Más bien, el paciente debilitado y asustado en él descubrió que no podía dar la espalda sin haberlo intentado, y una vez más optó por tratar algo que lo ayudara a regresar a su normalidad. Él había seguido sus instrucciones, y la localizaba a través de llamadas hechas en teléfonos públicos. Aunque se ponía ansioso y vacilante cada vez que se enfrentaba al hecho de hacer esas llamadas, la calidad de su voz lo tranquilizaba.
Él le explicó lo que estaba buscando. "Estoy tratando de encontrar cualquier investigación en curso que pueda ayudar a un paciente con cefaleas intratables."
Él sabía por experiencia que era mejor dejarle creer, lo que a bien quisiera, la persona al otro extremo de la línea, acerca de a qué clase de doctor, exactamente, estaba tratando de ayudar. "Cada prueba ha sido negativa, pero hay una historia de enfermedad mental en la familia, así que tiene sentido mirar a la investigación genética, así como todo lo demás."
Había leído su artículo. Ella sabía qué tipo de doctor era. Pero ella no lo antagonizó. Había entendido su profunda preocupación, aderezada con el miedo en su voz. "¿Qué tipo de enfermedad mental corre en la familia del paciente, Dr. Reid?"
No quería que ella se predispusiera a pensar en la esquizofrenia. Por lo que inmediatamente respondió "Trastornos psiquiátricos y migrañas. Podría haber algo más, pero como la familia está fragmentada, la información es escasa."
"Ya veo. Lo siento mucho."
Con eso, él sabía que ella lo sabía, pero no lo iba a decir en voz alta. Si él quería fingir que no era el paciente, ella lo iba a dejar.
"¿Usted dijo que habían pruebas realizadas? ¿Hay algún análisis, o tal vez una tomografía computarizada que pudiese enviarme? ¿Mapa cromosómico, tal vez?"
Hubo dudas. Se había practicado todos esos exámenes, e incluso tenía copias de los informes, pero, ¿debería compartirlos?
Pensando que no tenía nada que perder, Reid aceptó enviarle sus pruebas. Pero él se sintió incómodo cuando le pidió que las mandara a un apartado postal.
"¿No puedo enviárselas a su laboratorio? ¿O llevárselas a usted misma?"
Ahora ella vaciló. "Yo… Estoy en un año sabático. Y prefiero no dar mi dirección personal, Ya sabes..."
Siendo dos personas que se acababan de conocer por teléfono. No tenía ni que mencionarlo. Y bueno, tomando en cuenta su propia línea de trabajo.
Tomó una decisión. "Está bien, voy a enviárselos. Pero, por favor, necesito que me los devuelva después de haberlos evaluado."
"Por supuesto que lo haré Dr. Reid. Estoy segura que su paciente estará ansioso por tenerlos de vuelta."
Otra duda por parte de Reid. "Está bien, tienes razón. Puedo hacértelo saber. Son mis propios exámenes. El paciente soy yo."
Más tarde, llegaría a reconocer la sonrisa en su voz, el desconcierto. Ahora, sólo reconoció la bondad.
"Siento darle tantos inconvenientes Dr. Reid. Espero poder ayudarlo."
No sabía por qué lo dijo. Ni siquiera sabía que se lo iba a decir, hasta que habló.
"Es Spencer. Puedes llamarme Spencer. No soy ese tipo de doctor, de todos modos."
"¿En serio?"
"En serio"
"Bueno, la verdad es que yo ya sabía eso. Leí tu artículo, recuerdas... Spencer?" Pausa. "Y por favor llámame Maeve."
"Maeve." La que embriaga. La guerrera reina irlandesa, ¿no? "
"Así es. Mis padres tenían un montón de ambiciones."
"Bueno, es un nombre precioso. Y estoy seguro que no decepcionaste a tus padres". ¿Cómo es que estoy haciendo esto, no conozco a esta mujer y estoy coqueteando con ella? ¿Por qué estoy haciendo esto?
"Me gusta pensar que no. Somos muy unidos."
Reid escuchó un respiro en su voz en esa última frase.
Su voz interna trató de detenerlo, pero de todos modos hizo la pregunta. "¿Te pasa algo malo?"
Maeve pareció recomponerse. "No, nada en absoluto. Te tengo que dejar Spencer. Voy a revisar tus exámenes, y te enviaré un mensaje cuando termine mi análisis. Por favor, recuerda no responderme desde tu propio teléfono, usa las cabinas telefónicas."
"Sabe que no son tan fáciles de hallar, ¿no?"
"Lo sé. Lo siento. Es que... Es necesario... En estos momentos."
Sus antenas de perfilador se elevaron "Maeve, ¿estás segura que no te pasa algo? ¿Tienes problemas? ¿Está en peligro?"
Podía oír su respiración, pero ella se tomó su tiempo en responder. "Trabajas con el FBI. Lo recuerdo de tu artículo. ¿Luchas contra los chicos malos, Spencer?"
No sabía cómo tomar eso. "Sí, supongo que sí."
"Entonces tengo que ayudarte a recuperar tus fuerzas, ¿no? Iré a recoger tu paquete, Spencer. Adiós."
"Mae..." Pero ella se había ido.
Reid se quedó allí, en la cabina de teléfono, tratando de procesar la conversación. El contenido en general había sido sumamente extraño, la forma en que se presentaron las cosas era igualmente rara, pero la voz era tan… Embriagadora. Maeve, quien embriaga.
Reid se apresuró en volver a su departamento, sin saber si estaba más cerca de resolver su dolencia, pero fascinado por este nuevo hallazgo. Se encontró mirando su análisis cerebral, aunque fuese sólo para tener algo sobre lo cual hablar con ella. Ella le había intrigado.
En ese momento, era sólo eso, una conversación interesante. Más tarde, lo vería de otra manera. Más tarde, mucho más tarde, iba a reflexionar sobre los caprichos del destino. ¿Qué tan a menudo sólo reconocemos los momentos que cambian nuestra vida cuando los observamos en retrospectiva, desde la distancia. La distancia en el tiempo, la distancia en la memoria, la distancia de un amor perdido.
Se había dormido, pensando. Entonces se despertó sobresaltado, mirando el reloj. La fiesta comenzaría dentro de una hora, y dentro de poco JJ se convertiría en la esposa de William LaMontagne. Y su sueño imposible acabaría. A pesar de su nueva relación, la que lleva con una mujer a la que nunca había visto. Reid lamentó el final de la anterior, la relación que nunca había tenido, a decir verdad. Él suspiró, deseó que el día en que por fin tuviera una relación ésta fuera una de "para siempre" y no una "de nunca".
Nota de la autora 2: Otras dos cosas acerca de cómo se conocieron Reid y Maeve.
En dos puntos diferentes de los episodios que trataron el tema, Reid dice dos cosas distintas: En uno que él fue quien la buscó (por los dolores de cabeza), y en el otro, que ella lo encontró, a través de su artículo.
Los he combinado. Además, yo elegí que Reid conociera el apellido de Maeve desde el principio. No me convenció ese aspecto del episodio, ya que no creo que existiera alguna forma en la que puedan enviarse resonancias a otro sin indicar el apellido del destinatario y no creo que ella usara el correo electrónico, debido al rastro que eso dejaría.
