¿SABE UN DETECTIVE COMPRENDER EL CORAZÓN DE UNA MUJER?
.:·Cap. 1: Lágrimas sinceras ·:.
Conan estaba jugando en el parque con sus amigos detectives.
-Conan, ¿Cómo se dribla haciendo medio giro? Es que hace unos días que lo pienso, porqué no es un doble giro normal y corriente, finges que te gires y te vuelves a girar haciendo un juego de pies. ¿Me sigues? -dijo Ayumi entusiasmada.
-...-Conan estaba intacto sentado en el banco, con la pelota entre manos.
Ayumi estaba sentada a su lado, y Ai al otro tomándose una lata de naranjada mirándolo de reojo.
-¡Conan! ¿Conan? ¡¡CONAAAAAAAAAAAAN!! –insistía la pequeña.
-Hace unos días que está así... Le pregunto una operación de Mates y no me responde, si sigue así voy a suspender... -Genta se puso a pensar mirando el cielo, veía a su madre castigándolo sin postre por suspender el examen. -¡SERÍA TERRIBLE!
-¿El qué?
-Nada, nada. –disimuló el chico.
-¿Eh? ¡AH! Chicos, no me peguéis esos sustos, ¿Cómo habéis llegado aquí? Pero si hace un momento estabais al otro lado...
Los niños se lo quedaron mirando como un extraterrestre.
-Realmente es extraño... -se dijo a sí mismo Mitsuhiko.
-Ahora vuelvo. –dijo Conan saltando del banco y dejando la pelota en manos de Ayumi.
-¿Pero a dónde va? –preguntó Ayumi.
-Al teléfono –respondió Mitsuhiko.
-Ya es la tercera vez que va... ¿Con quien hablará?
-No se... -dijeron Mitsuhiko y Ayumi a unísono.
Conan fue andando lentamente hacia el teléfono. Iba a llamar a Ran. Era la primera vez que la llamaba, las otras veces llamaba a Hattori para pedirle consejo. El chico de Osaka ya no sabía que decirle, le había dicho todo lo que sabía de mujeres, pero Conan no tenía suficiente con eso, no lograba comprender lo que le pasaba a Ran. Él no era una mujer, pero debía de haber alguna manera de entender a una mujer, no cabía duda. Si hay una explicación para un caso Ran también debe tener una solución para su tristeza de estos últimos días.
-¿Ran? –dijo Shinichi.
-¡Shinichi! Hace casi un mes que no me llamas. ¿Dónde te has metido? ¡Estaba muy preocupada!
-Lo siento, es que he estado muy ocupado con un caso y no he tenido tiempo.
-Tienes tiempo para los casos y para mí no. Hay que ver como eres, Shinichi. –dijo Ran con un tono ya no tan frío.
-Perdóname, es que no estoy en condiciones de que me veas, si me vieras empezarías a llorar por mí y te pegarías como una lapa.
-¡TU TÍA! –dijo Ran sonrojada. -¿Qué te pasa?
-Es que un asesino me pilló por espaldas y me dio una paliza. ¿Sabes? Estaba deseando que estuvieras ahí, de veras, te eché mucho de menos.
Ran se puso como un tomate desde su casa.
-E-¿En serio? –dijo Ran sonrojada.
-Sí. Porqué le harías una llave de kárate antes de que me tocara un pelo –este puso cara de niño travieso.
Desde el teléfono de la cabina se oyó un ruido de un golpe. Y un golpe bastante fuerte.
-¿Decías?
-Eh... Nada, nada...
-Ah, me tengo que ir, he quedado con Sonoko. ¡Adiós!
-¿Eh? ¡Espera Ran!
TUTUTUTU
Desde hacía unos días que Ran no estaba nunca en casa porqué quedaba con Sonoko, y cuando salía no se iba como cualquier día normal y corriente, se iba muy contenta. ¿Sería que le gustaba ver a Sonoko más que a él? No era de extrañar, tampoco podía...
Conan colgó el teléfono y se dirigió hacia dónde estaban sus pequeños amigos. Cuando se dirigía hacia ellos un joven señorita le dirigió la palabra.
-¿Ugh? ¿Conan?
-¿Eh? Ah, hola Ran. –saludó el niño. –"Qué rápida..."
-Bueno, yo me voy, tengo mucha prisa, adiós.
-Espera Ran... -dijo Conan cuando ya se había ido. –"Madre de Dios, pero si se ha pintado los labios... -Conan parecía asustado, nunca había visto a la chica pintarse con esa estúpida barra de labios, creía que Ran no era de esas- No parece que salga con Sonoko... La voy a seguir..." -este se volvió hacia los detectives juveniles, les mandó una sonrisa y les dijo: -Bueno, yo ya me voy, tengo que adelantar los deberes. ¡Adiós!
Los niños vieron el recorrido que hacia Conan e hicieron una cara de desconfianza.
-"Va hacia la cafetería que vamos siempre... Quizás si que ha quedado con Sonoko..."
-A nosotros no nos engañas. –dijo Mitsuhiko.
-¿Eh? Qu-qué hacéis vosotros aquí... Pero si... Yo estaba... -dijo Conan mirándolos uno por uno.
-Perdona que te lo recuerde, pero tu casa está por ahí. –Genta señaló en dirección contraria a la que se dirigía Conan.
-Hace unos días que estás muy raro, Conan, y si no nos lo explicas lo vamos a averiguar por nuestra cuenta. –dijo Ayumi
-Seguías a Ran, ¿verdad? –dijo Genta.
-Eh, yo...
-Se ve que sí... -dijo Mitsuhiko.
-La verdad es que últimamente no nos dedica nada de tiempo y siempre sale corriendo y muy maquillada... Porqué será... -dijo Genta.
-Eso es lo que tratabas de averiguar tú, ¿Conan? –dijo Ayumi decepcionada de que este no le hiciera caso por otra chica.
-Bueno... ¡SÍ! Es que cuando llego a casa me dice que hoy no hay cena, que compre por comida rápida... ¡y eso me preocupa mucho! –disimuló Conan, aunque los detectives se lo creyeron, menos una.
-Vaya trola... -dijo en voz baja Ai, mirando el periódico que se había comprado.
-Vale, entonces... -dijo Genta
-¡¡LA LIGA DE DETECTIVES JUNIOR YA TIENE UNA MISIÓN!! –dijeron los tres a unísono.
-Je, je. –murmuró el chico asustado y decepcionado a la vez.
-Ha entrado en el café... Quizás tenga una cita con un chico... –dijo Mitsuhiko.
-¿Eso crees? –preguntó Genta.
-No lo se, es una opción. Además, las chicas de hoy en día salen con chicos, ¿no?
-Sí –dijo Ayumi inmediatamente.
-"A primera vista ya se ve que solo son críos..." –pensó Conan siguiendo el recorrido.
-Acerquémonos más. –ordenó Conan.
-Si... -dijeron flojito.
-¿Ugh? ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! –gritó Conan. Pero después de eso se tapó la boca para disimular, aunque el grito ya estaba hecho.
Los chicos se asustaron.
-¿Qué pasa? –preguntó Ayumi.
-Está con un chico... -dijo Conan.
Cuando vio el chico con quien estaba Ran, le vino un acto reflejo, uno de muy raro, se trataba de gritar sin darte cuenta.
-Bueno, ¿y qué? Mejor por ella, ¿no? –preguntó Mitsuhiko.
-¿Y si es un tipo malo? –sugirió Genta para seguir vigilando a Ran.
-No... No es un tipo malo... -eso le fastidiaba aún más a Conan. Si era un pervertido Ran se daría cuenta y lo dejaría plantado como otras veces, pero la cuestión es que ese no era un mal tipo. Todo lo contrario, ni más ni menos que el doctor Araide. –"Cabrón... Primero de planteas besar a MI Ran en esa obra de teatro y ahora la seduces... Imbécil, ahora vas a ver lo que es bueno... Grrr..." –se quejó Conan a sí mismo.
Desde el primer momento que Conan vio a Araide no le gustó ni un pelo, y ahora menos.
-Pues si no es un tipo malo vámonos Conan, no te preocupes por Ran, si es un chico bueno la cuidará muy bien, ¿no? –Ayumi le cogió del brazo apartándolo del café.
Por un momento se intentó olvidar por ese asunto, pero no pudo. La liga de detectives Júnior iba delante, y este miró de reojo a Ran, que ahora estaba riéndose con Araide.
-¡MALDITO IDIOTA PERVERTIDO! –gritó Conan.
-Tranquilízate, Conan. –intentó calmar Agasa sin éxito. –No se porqué te preocupas, si estuviera saliendo con él te lo hubiera dicho, ¿no crees?
-Usted no se meta, que es el que sabe menos de las mujeres. –dijo Conan mientras le lanzaba una mirada furtiva a el inventor.
-Mira que es fácil... Lo que le pasa es que TÚ eres el que no le presta atención mientras intentas averiguar a través de "Conan" lo que le pasa... -dijo Ai.
-¿A sí? –dijo Conan -Hum... Voy a llamar a Hattori.
-¿Otra vez? Chico, parece que sea tu conciencia...
-Bueno, y qué.
Conan marcó los números por el pequeño teléfono, primero comunicaba, como todas las veces, pero luego saltó una voz típica de acento de Osaka.
-¿Otra vez tú? Lo siento, pero ya te he explicado todo lo que sé de las mujeres. –el chico se dirigía a colgar, cuando una voz lo reclamó.
-Oye tú, me dijiste que arreglarías el problema de Ran, y ahora se muestra más distante de mí.
-Escucha Kudo, yo ya te he dicho que no se si funcionaria, pero también de dije que esto no tenía efectos inmediatos hasta que no entiendas perfectamente lo que le pasa a Ran y se lo digas. Solo tiene efecto si haces y descubres lo que te he dicho, solamente y únicamente así ocurrirá lo que te dije.
-¿Y que me has dicho?
-Agh, eres pesado, ¿sabes? Yo solo te digo esto, ya he hablado con ella por teléfono y le he dicho algunas cosas, pero ahora el único que lo puede solucionar eres tú diciéndolo lo que le pasa y preocupándote por ella.
-Vale, vale, adiós.
-Esp-
TUTUTUTUTU
-Era... -Heiji colgó el teléfono y se tumbó en el sofá.
-¿Era ese tal Kudo? –preguntó Kazuha.
-Si...
-Últimamente te llama mucho, ¿sabes que le pasa?
-Si que lo se... Quizás es un buen detective, pero en ocasiones especiales no sabe averiguar ni el corazón de una mujer...
-¿Eh?
-Y bien, ¿Qué te ha dicho? –dijo el profesor revisando uno de sus cacharros.
-Nada en especial, me dice que lo he de averiguar por mi cuenta sin ninguna pista. Si al menos me dijera lo que le ha dicho a Ran...
-¿Y no tienes ni una pequeña idea de lo que le pasa a Ran?
-Ni una pequeña partícula. –respondió el detective.
-Estas deducciones no se te dan bien, ¿eh, Kudo? –dijo Ai.
-Es verdad, no tienes ni idea comparado con tu nivel de deducción. –dijo Agasa contento de haberle devuelto la ofensa a Shinichi.
-No es asunto vuestro. –dijo Shinichi ofendido.
-Pues hacía un momento nos pedías todo tipo de consejo. –dijo fríamente Ai.
-¡Esto tampoco es de tu incumbencia! –dijo un poco rojo Conan.
Conan se había ido a casa del doctor para encontrar un pequeño apoyo de esos dos científicos, pero ahora solo se sentía más confuso.
-Escucha, ¿Cuándo hacía que no llamabas a Ran? –preguntó Ai.
-Pues... Unos dos meses, más o menos. –dijo Conan mirando hacia arriba para pensar.
-Puffffff... Ya entiendo porqué se siente así Ran, dos meses sin llamar y cuando la llamas no se te ocurre decirle más que tiene mucha fuerza física... Pobrecita, si yo estuviera en su lugar ya me habría buscado otro novio para olvidarte a ti, detective del este.
-Ja, ja, ja. Qué ánimos me dais, de verdad... -dijo mirándolos a todos con una expresión dejada.
Este se fue a dar un paseo mientras estaba en un mundo paralelo en que podía hacer respecto a su amiga karateka. Cuando...
-¡Conaaan! –gritó una voz.
-Mira lo que hemos hecho por ti. –dijo otra voz.
-¿Eh? –dijo Conan mirando en frente para ver quién lo llamaba. –Ah... Sois vosotros...
-Te hemos hecho una ficha para que sepas como es el chico que sale con Ran, ¡incluso sabemos como se llama y dónde trabaja! –dijo Mitsuhiko entusiasmado.
-Ah, que bien... -intentó disimular.
-Observa, se llama Tomoaki Araide, es un doctor y no tiene padres, se han murieron los dos, uno después de otro, y su madre adoptiva está en la cárcel, trabaja a la enfermería de la escuela Teitan, dónde estudia Ran. –dijo Genta entusiasmado de lo que había hecho.
-Tiene 25 años, su difunto padre se llamaba Yoshiteru Araide. Se fue a vivir solo hace unos meses y es muy popular en la escuela, se dice que hay chicas que fingen estar malas para poder ir con él. –siguió Ayumi con interés. –Es muy ordenado y un amante de la medicina.
-¿Y se puede saber de dónde habéis sacado esa información? –dijo Conan, aunque no le prestaron mucha atención, seguían con lo suyo.
-Se quiere dedicar profundamente a la carrera de medicina. Por lo que hemos podido comprobar le gusta mucho el deporte, por lo que también le deben gustar las chicas que hacen deporte, y Ran hace kárate, ¿no es cierto? –continuó Mitsuhiko.
-S-Sí... -dijo Conan.
Ahora estaba prestando atención para saber como era el doctor Araide por dentro, que tipo de hobbies tiene, etc.
-Le gusta tomarse el café con dos cucharadas de azúcar, le gusta bañarse con mucha espuma, al tiempo libre o juega a baloncesto o se va a la enfermería de Teitan a arreglar algunas cosas. –dijo Mitsuhiko.
-"Esto está hiendo demasiado lejos..." –se dijo Conan.
-Pero hay una cosa que nos intriga... Le preguntamos que qué hacia cuando no había faena por la enfermería y la pista de deportes que estaba más cerca estaban haciendo obras o simplemente no tenia ganas de hacer deporte, que qué hacia y nos ha dicho que ya había suficiente.
-C-como que... os ha dicho ... No me digáis que...
-Exacto, se lo hemos preguntado directamente. –dijo Ayumi entusiasmada.
Se oyó un fuerte ruido de alguna cosa que se caía al suelo.
-¿Conan? –dijeron todos.
-Je, jeje... -dijo él.
-Y hemos visto una cosa muy rara... Parecía que se tenían mucha confianza y salían muy juntos... Quizás es verdad que sale con él...
-No, seguro que solo hablaban de los deberes... -disimuló Conan.
-Conan, Araide tiene 25 años, Ran ya casi tiene 18, ¿cómo quieres que hablen de deberes siendo de tanta diferente edad?
-"Como me amargan la vida, estos..." –dijo él. –Me voy a casa, adiós.
-Espera. ¿No nos dices nada? –preguntó Genta.
-¿Qu-qué queréis que os diga? –dijo Conan.
-¿¡Es que no valoras todo el esfuerzo que hemos hecho en sacar esta información para ti?! –dijo Mitsuhiko un tanto enfadado.
-Ah, era eso... Es que... Se me había olvidado, bueno, gracias.
-¿Gracias...? –dijo Genta decepcionado y enfadado.
-Quiero decir... ¡...Muchas gracias, chicos...! –disimuló Conan.
Los tres hicieron una sonrisa.
-¿Me puedo ir ya? –preguntó Conan.
-Sí.
Cuando Conan ya estaba en una distancia favorable se dijeron entre ellos.
-Nos estará eternamente agradecidos, ya veréis. –dijo Genta con una sonrisa.
Conan se fue a ver si Ran ya había vuelto para preguntarle en forma de Conan que es lo que le pasaba últimamente. Y efectivamente estaba, y más contenta de lo habitual. Pero lo que no le entraba en la pequeña cabeza de Conan ni en la gran mente de Shinichi era que, ¿cómo podía ir con los labios pintados?
-Ran... ¿Porqué te has maquillado? –dijo Conan.
-¿Eh? ¿Maquillada? Si solo son cuatro rayas, mira, eres el primero que se ha dado cuenta. –disimuló la chica.
-¿En serio? Tú nunca te maquillas, y a mi me has dicho que habías salido con Sonoko y te he visto con otra persona.
-¿EH? ¿En serio te he dicho que salía con Sonoko? –dijo Ran.
-"¡¡AAGH!! ¡¡SE LO HA DICHO A SHINICHI!!" –se gritó a si mismo. –Nooooo, me refiero a que siempre estás saliendo con Sonoko y me he imaginado que estabas con ella, pero, te he visto con un chico. –dijo Conan intentando sacar una respuesta a sus preguntas. Pero en vez de sacar respuestas hizo que un instinto de su tío Kogoro se despertara de su mesa, el cual este estaba dormido.
-¿¡CÓMO?! ¿¡HE OÍDO CHICO?! ¡¡ESTO ES INTOLERABLE!! ¡¿CÓMO OSAS SALIR CON UN CHICO A ESTA EDAD?! ¡¡SOLO TIENES 18 AÑOS!!
-Papá, no se si te has enterado, pero soy mayor de edad, puedo hacer lo que me plazca, y una de estas cosas es estar saliendo con un chico, tengo derechos, además, hay algunas chicas que a los 12 años ya tienen novio, así que no te quejes de que a esta edad salga con un chico.
-¿S-sales con un chico? –preguntó Conan asustado.
-Sí... Pero este asunto seguro que no te importa, verdad, ¿Conan? –dijo mirándolo con una sonrisa.
-N-no... -mintió este.
DINNNNNNG DONNNNGGG
-Hija, si es un cliente dile que hoy me he tomado la libertad de darme un día de fiesta.
-Vale. –Ran se fue hacia la escalera para comprobar si era un cliente. Efectivamente, lo era. Pero no era un cliente normal y corriente, era una chica super-atractiva, por lo que otro instinto de Kogoro se despertó y fue a mirar si de verdad era una chica atractiva. –Lo siento mucho, pero hoy mi padre se ha tomado la libertad de tener un día de fiesta, por favor, vuelva mañana. –dijo Ran en tono amable.
-¡PERO QUE DICES, RAN! Un cliente es un cliente, déjala pasar, ¿no ves que la estás molestando? –dijo Kogoro.
Otro día para variar aceptaba a las clientes atractivas. Kogoro se fue rápidamente a su mesa antes de que entrara la mujer y cogió todos los papeles y cervezas que habían escampados y tirados por ahí y los tiró a la papelera.
-Siéntese, por favor. –le dijo Kogoro mientras señalaba el asiento más cómodo que había en la casa. –Bueno, vamos al grano, ¿qué le ha traído aquí? –preguntó el detective aún un poco borracho.
-Bueno es que... Creo que mi marido me es infiel... -dijo la mujer.
-Hm.,.. De estos casos hemos tenido muchos, no se preocupe, lo averiguaré. ¿Tiene alguna idea con quién está saliendo su marido?
-Si, creo que es mi mejor amiga... -dijo mientras sacaba una foto de ella.
-Hum... de acuerdo, iremos ahora mismo a su casa para investigar los hechos... -dijo Kogoro.
-Ran, yo tengo que hacer los deberes, ¿te quedas aquí conmigo? –dijo Conan.
-No, yo tengo que ir, y no te puedes quedar solo en casa, vendrás con nosotros. ¿verdad? –dijo Ran.
-Ah... Eh... S-sí... "Qué rara está Ran... Esto me recuerda mucho a otro caso...." –pensó Conan. –"Igual al caso en que Ran me dijo que yo era Shinichi..." –un pensamiento de que Ran volviera a sospechar de él se apoderó de su mente, pero después cambió de opinión. –"Na." –se dijo.
-Miren, mi casa está por aquí.
Se fueron a la casa de aquella atractiva señorita. Cuando llegaron se encontraron a su marido muerto. Otro caso de asesinato, el asesino era la amante de aquél hombre, o sea, la mejor amiga de la señorita Kamayagi, que así se llamaba. El móvil era que el hombre la había estado chantajeando porqué le robó una obra de teatro a una amiga, y esta se hundió, ahora no se sabe si está aquí o en el otro barrio. Esta decidió acabar con las amenazas con un asesinato. Cuando volvieron Ran no cogía a Conan de la mano como hacia habitualmente, y cuando su padre le dijo que quedaba muy poco agua en la ducha y que se habían de bañar ella y Conan juntos se puso hecha una fiera:
-¡Por el amor de Dios! Papá, ¡Conan ya es grande, no me puedo bañar con él! ¿verdad, Conan? –dijo con una mirada muy peculiar a Conan.
-Ah... yo... sí. –dijo finalmente.
-¿ves? –aseguró la chica.
-Vale, vale, pero después no te quejes de que el niño va sucio... -dijo Kogoro cogiendo un periódico a la vez que se ponía cómodo.
-¡Hum! –hizo Ran, y después de eso se fue hacia la bañera.
-"Qué extraño comportamiento..." –pensó el inocente de Shinichi. –"Es igual... Que cuando volví a ser Shinichi... antes de la obra... No, esto no puede estar pasando... No, seguro que es una casualidad, además, Ran tiene razón, ya soy mayor y Ran ya es mayor, no se trata de ducharte con el primer niño que pasa por delante"
A la mañana siguiente Conan se fue a la cabina más cercana para llamar a Ran en forma de Shinichi.
-¿Ran? –preguntó Shinichi con voz perezosa.
-¡Shinichi! Agh, siempre me llamas de una cabina. Qué pasa, ¿pretendes que me apunte todas las cabinas de teléfono de Tokyo? Cada día me llamas por un sitio diferente. No se que hacer contigo, chico. –dijo Ran fríamente.
-Escucha Ran, últimamente te muestras muy fría conmigo, y además un pajarito me ha contado que te ves con otro chico.
-Así que un pajarito, ¿eh? –dijo Ran sin creérselo. –No cuela Shinichi. Seguro que estás en la ciudad vigilándome a la primera de cambio, como si fuera tu alma, siempre me espías y aún me dices que estás en otro caso o no estás en condiciones de que te vea.
-Bueno, pero al menos dime lo que te pasa, o por que sales con ese chico.
-Para empezar, si me lo dices a suelta y vuelta no tiene sentido, si me lo preguntas es que no te intereso ni te fijas en mi tono de voz, si estoy triste o alegre, contenta o enfadada... Y tú vas y me preguntas que qué me pasa. ¿Pues sabes lo que me pasa? Estoy saliendo con un chico por que quiero olvidar lo que te está pasando, y estoy saliendo con ese chico para ver si TÚ te fijabas más en mi. –soltó Ran. –Mira, ya te lo he dicho. Pero tú noooooooooo, que va, ¿tú, fijarte en mi? ¡Sería un milagro! ¿Y tú vas y me preguntas que qué me pasa? Estoy harta, harta de ti y de que no vuelvas. Te lo voy a repetir. Salí con ese chico para ver si cogías envidia te lo repetiré: ENVIDIA, y lo único que se te ocurre es preguntarme que me pasa. Solo voy a tolerar que vuelvas y me pidas perdón. Ni por teléfonos ni mandingas, y la próxima vez que me llames invéntate una buena excusa, por que no dudes en que te voy a estar soltando un sinfín de palabras. ¡Adiós don detective! –se despidió Ran gritando a golpes al pobre auricular.
-Chica, hoy te has quedado a gusto, ¿eh? –dijo Kogoro apartando el diario.
-Pues sí, la verdad es que sí. –afirmó ella.
Mientras tanto, el pobre de Shinichi aún se miraba el auricular como un fantasma.
-Madre mía... Qué chica... -Conan cambió de actitud. –Pero ahora el que sufrirá será un detective que yo se me. –dijo Conan con chispas en los ojos.
-¿¡PERO QUE TE HE HECHO YO AHORA!? –se excusó el detective.
-¿¡QUE QUÉ HAS HECHO?! ¡¡LA HAS CAGADO TÍO!! ¡¡LE HE PREGUNTADO QUE QUÉ LE PASABA EN TONO PREOCUPANTE Y ME HA MANDADO A FREíR ESPÁRRAGOS!! ¿¡TÚ CREES QUE ESO ES NORMAL?!
-Tú eres idiota porqué te entrenas majo. ¿Cómo quieres que no te haya mandado a "freír espárragos" si se lo has preguntado? ¡Lo tienes que averiguar, cabeza loca! –dijo Heiji muy gracioso.
Silencio.
-¡E-eso se dice! –dijo Conan avergonzado. –Agh, si es que no se puede hablar contigo, ¿eh? –se volvió Conan. –¡Adiós don-buen-detective! –se despidió.
-¡¡NO CUEL...
TUTUTUTU
-Pero... si no me ha dejado acabar... Bah, ya se lo hará él. –dijo Heiji.
-¿Quién era? –preguntó Kazuha.
-Un detective sin ninguna idea del amor. –respondió.
-¿Otra vez Kudo?
Mientras tanto Conan se iba hacia la casa de su amiga Ran para ver si conseguía encontrar pistas de lo que le pasaba a Ran, pero de veras que no lo entendía, ¿Qué estaba saliendo con otro chico para que cogiera envidia? ¿Pero para qué? ¿Cuál era la razón?
-"Agh, no lo entiendo... ¿Porqué quería que cogiera envidia? Quizás porqué... Na, imposible, Pero ahora lo que si se es que está cabreada, y bien cabreada... Y ahora lo que he de lograr es comprender DE VERAS lo que le pasa y pedirle disculpas...
-Hola Conan. –dijo una voz.
-¿Ran? –respondió Conan al acto. -¿Qu-qué haces tú aquí? –preguntó el chico.
-¿Es que ahora no puedo salir a dar un paseo? –dijo Ran.
-S-si qua vas mudada, ¿no? –dijo Conan mirando el vestido que llevaba la chica mientras esta retrocedía por la vergüenza.
-Las chicas tenemos que ir maquilladas, bueno, adiós.
-No, espera Ran...
-¿Qué quieres? –dijo cuando se daba la vuelta.
-Pu... ¿Puedo hablar contigo? –dijo el chico avergonzado.
-¿Hum?
Se sentaron en un banco y empezaron a hablar, Conan tomó la palabra.
-Es que... Shinichi me ha llamado... Y me ha dicho que estabas triste... -dijo el chico mirando al suelo.
-¿Triste? Ah, son cosas mías, no debería importarte.
-Pero es que si estás triste... Yo también estoy triste...
A Ran se le pasó una idea que desde hacía días le rondaba por la cabeza.
-M-me refiero que eres como una mamá para mi, porqué me has cuidado mucho, y como mi madre no me va a ver nunca... -disimuló.
-Ah... Era eso... Es que últimamente Shinichi está muy raro, ¿sabes? Y lo encuentro muy sospechoso, y también por lo que me ha dicho Heiji...
-¿Eh?
-Ah, lo siento, otra vez con mis cuentos –la chica miró el reloj, y se levantó alterada. -¡Agh! ¡Llego tarde, tengo que irme, adiós! –se despidió Ran mientras Conan la seguía con la mirada hasta perderla de vista.
-Hum...
Ran iba corriendo hacia un restaurante café, dónde allí le esperaba un hombre hecho y derecho con traje formal, iba derechita a una cita.
-Agh, lo-lo siento, siempre llego tarde, es que me he encontrado con Conan y... -dijo la chica jadeando.
-No pasa nada, lo que importa es que has llegado, ¿no? –dijo con mucha amabilidad.
-Ah, gracias, tu siempre tan amable... -dijo bajando la cabeza.
-Ya ves, hago lo que puedo, en cuanto lo de... Sabes que me dijiste que esto era para lo de Shinichi... -Tomoaki si puso una mano detrás del cuello. –Qué era para hacerle envidia, ¿ya, ya lo ha visto? –preguntó finalmente.
-Ah, pues sí, y no ha entendido de que iba, ni tan solo se ha preocupado... Cada día está más ciego... -dijo Ran mirando otra vez al suelo.
-Vale, pues entonces... Ya no tiene sentido, ¿verdad? –se puso rojo.
-Pues creo que no... AH, una cosa, como has accedido amablemente a ayudarme y te has portado tan bien conmigo... Pues yo... He comprado esto para ti... -Ran sacó una cosa de la bolsa. Era una bufanda, ideal para un invierno tan frío.
-¡Vaya! ¡Qué bonito! ¡Te debe de haber costado mucho! –dijo Araide admirado por el presente.
-Qué bien que te haya gustado... -dijo Ran sonrojada.
-Muchas gracias, Ran, pero no calía, además, me lo he pasado muy bien contigo.
-"¿¡UNA BUFANDA?!" –Conan estaba allí y les había seguido. –"Una bufanda es lo que me hizo ella a mi... No significará que..."
-Yo también. –dijo Ran con una sonrisa.
Este se la devolvió.
-Vamos, sentémonos. –dijo mientras señalaba una mesa vacía.
-Si... -dijo Ran un poco sonrojada.
-¿Sabes? El otro día se estrenó el nuevo parque de atracciones, representaba que era para el hermano de un amigo mío, ya que me lo había pedido, pero no se acordaba que su madre le iba a comprar para ir... Bueno, creo que me enrollo demasiado... Como pensaba que esta... "operación" iba a durar un poco más, me pregunté si querrías acompañarme... Es que compré 2... -dijo Tomoaki sacando las entradas.
-¿En... En serio? –dijo entusiasmada.
-Es que como no tengo nada que hacer... Aunque si no quieres o has quedado con Shinichi pues...
-...¡Me encantaría!
-¿En serio? ¡Pues vaya! ¿Te paso a recoger el lunes?
-De acuerdo.
-"¡¡¿¿EL PARQUE DE ATRACCIONES??!! ¡¡¡¡RAN SOLO VA AL PARQUE DE ATRACCIONES CONMIGO!!!! ¡¡¡¿¿¿QUÉ SE HA CREÍDO ESE ENANO???!!! ¡¡SE VA A ENTERAR!!" –dijo el pequeño detective con chispas en los ojos.
-¡Camarero! –llamó Araide.
-¿Si, que querrían? –preguntó amablemente.
-Pues... -Tomoaki miró a Ran.
-Un zumo de naranja.
-Que sean dos. –dijo Araide dirigiéndose al camarero.
Estuvieron allí durante un buen rato, hasta que se hubo quedando vacío. Ran y Tomoaki salieron juntos del café. Anduvieron unos diez minutos, hasta que una bifurcación hizo que el trayecto se acabara, se despidieron con una sonrisa y Tomoaki le recordó que el Lunes a las 10'30 la iría a buscar. Esas vacaciones estaban resultando ser un poco molestas para Conan.
-Cooooooonaaaaaaaaaaan...-dijo cariñosamente la chica en encontrarse con este.
-¿Ugh? Ah, hola, Ran, no te había visto... -dijo el pequeño girándose hacia Ran.
-¿Qué haces por aquí? ¿No estabas con tus amigos?
-Ah, yo, bueno, es que.... ¡Ai estaba enferma...! Estaba enferma y...
-¿Ai? Esa niña nueva que siempre está en el ordenador, ¿verdad?
-¡Si! Pues resulta que está enferma... -intentó disimular el pequeño Conan.
-¿Pero entonces porqué no la ibais a ver? –dijo aún más confusa Ran.
-Pues porqué... "Buena pregunta..." ¡Porque es infecciosa! Y claro, ella no quería que cogiésemos un resfriado.
-Ah... -murmuró la chica.
-¿Porqué estas tan contenta, Ran? –preguntó Conan.
-...Es que... Pues... Es que... Tengo novio...
-"¿¿¡¡QUÉEEEEEEEEEEE??!!" –Conan quería en aquel instante que la tierra se lo tragara. –Ah... ¿Y ese no es Shinichi, verdad?
-Pues no. –dijo la chica un tanto enfadada.
-¿Y con quién sales?
-Tú lo conoces, es Tomoaki, el de la obra de teatro, ese doctor que su padre murió en un asesinato en que tu estabas, junto con papá y yo. –dijo Ran al instante.
-Pero... ¿Y qué hay de Shinichi? –intentó averiguar Conan.
-Ah, ese insensible, pues ya casi no me acordaba... Es que no tiene y no QUIERE tener tiempo para mi... Siempre está ocupado con los casos, y ¿Sabes? El doctor Araide solo era una atracción para que Shinichi tuviese envidia, pero en vez de eso me pregunta que qué me pasa... Es un incomprensible... Pero eso ya se ha acabado, tengo 18 años y tengo la edad para decidir con quien salir y a quien ignorar, además, estos últimos 2 años he sido una idiota, dime de alguna chica de mi edad que se pase media vida esperando a un detective que le importan más los casos que una chica.
-¡¡ESO NO ES VERDAD!!
Silencio....
Ran se quedó mirando a Conan sin decir nada. Pararon de andar. Conan estaba exhausto, lo que acababa de decir había sido un acto reflejo que hubiese tenido el verdadero Shinichi.
-¿...? -a Ran no le cabían las preguntas ni las respuestas.
-Er... Solo digo lo que hubiera dicho Shinichi. Estoy seguro que a Shinichi le importas mucho, ya verás que cuando vuelva lo primero que hará es pedir disculpas e invitarte en un parque de atracciones.
-Tu no lo entiendes, se que Shinichi está aquí. Vigilándome y viendo como... Como...
Ran se paró en seco. Y una humilde lágrima ablandó el corazón del pequeño gran detective.
-Viendo como lloro por él...
-Ra... Ran...
Fin del capítulo 1 de "¿Sabe un detective comprender el corazón de una
mujer?"
.:·Cap. 1: Lágrimas sinceras ·:.
Conan estaba jugando en el parque con sus amigos detectives.
-Conan, ¿Cómo se dribla haciendo medio giro? Es que hace unos días que lo pienso, porqué no es un doble giro normal y corriente, finges que te gires y te vuelves a girar haciendo un juego de pies. ¿Me sigues? -dijo Ayumi entusiasmada.
-...-Conan estaba intacto sentado en el banco, con la pelota entre manos.
Ayumi estaba sentada a su lado, y Ai al otro tomándose una lata de naranjada mirándolo de reojo.
-¡Conan! ¿Conan? ¡¡CONAAAAAAAAAAAAN!! –insistía la pequeña.
-Hace unos días que está así... Le pregunto una operación de Mates y no me responde, si sigue así voy a suspender... -Genta se puso a pensar mirando el cielo, veía a su madre castigándolo sin postre por suspender el examen. -¡SERÍA TERRIBLE!
-¿El qué?
-Nada, nada. –disimuló el chico.
-¿Eh? ¡AH! Chicos, no me peguéis esos sustos, ¿Cómo habéis llegado aquí? Pero si hace un momento estabais al otro lado...
Los niños se lo quedaron mirando como un extraterrestre.
-Realmente es extraño... -se dijo a sí mismo Mitsuhiko.
-Ahora vuelvo. –dijo Conan saltando del banco y dejando la pelota en manos de Ayumi.
-¿Pero a dónde va? –preguntó Ayumi.
-Al teléfono –respondió Mitsuhiko.
-Ya es la tercera vez que va... ¿Con quien hablará?
-No se... -dijeron Mitsuhiko y Ayumi a unísono.
Conan fue andando lentamente hacia el teléfono. Iba a llamar a Ran. Era la primera vez que la llamaba, las otras veces llamaba a Hattori para pedirle consejo. El chico de Osaka ya no sabía que decirle, le había dicho todo lo que sabía de mujeres, pero Conan no tenía suficiente con eso, no lograba comprender lo que le pasaba a Ran. Él no era una mujer, pero debía de haber alguna manera de entender a una mujer, no cabía duda. Si hay una explicación para un caso Ran también debe tener una solución para su tristeza de estos últimos días.
-¿Ran? –dijo Shinichi.
-¡Shinichi! Hace casi un mes que no me llamas. ¿Dónde te has metido? ¡Estaba muy preocupada!
-Lo siento, es que he estado muy ocupado con un caso y no he tenido tiempo.
-Tienes tiempo para los casos y para mí no. Hay que ver como eres, Shinichi. –dijo Ran con un tono ya no tan frío.
-Perdóname, es que no estoy en condiciones de que me veas, si me vieras empezarías a llorar por mí y te pegarías como una lapa.
-¡TU TÍA! –dijo Ran sonrojada. -¿Qué te pasa?
-Es que un asesino me pilló por espaldas y me dio una paliza. ¿Sabes? Estaba deseando que estuvieras ahí, de veras, te eché mucho de menos.
Ran se puso como un tomate desde su casa.
-E-¿En serio? –dijo Ran sonrojada.
-Sí. Porqué le harías una llave de kárate antes de que me tocara un pelo –este puso cara de niño travieso.
Desde el teléfono de la cabina se oyó un ruido de un golpe. Y un golpe bastante fuerte.
-¿Decías?
-Eh... Nada, nada...
-Ah, me tengo que ir, he quedado con Sonoko. ¡Adiós!
-¿Eh? ¡Espera Ran!
TUTUTUTU
Desde hacía unos días que Ran no estaba nunca en casa porqué quedaba con Sonoko, y cuando salía no se iba como cualquier día normal y corriente, se iba muy contenta. ¿Sería que le gustaba ver a Sonoko más que a él? No era de extrañar, tampoco podía...
Conan colgó el teléfono y se dirigió hacia dónde estaban sus pequeños amigos. Cuando se dirigía hacia ellos un joven señorita le dirigió la palabra.
-¿Ugh? ¿Conan?
-¿Eh? Ah, hola Ran. –saludó el niño. –"Qué rápida..."
-Bueno, yo me voy, tengo mucha prisa, adiós.
-Espera Ran... -dijo Conan cuando ya se había ido. –"Madre de Dios, pero si se ha pintado los labios... -Conan parecía asustado, nunca había visto a la chica pintarse con esa estúpida barra de labios, creía que Ran no era de esas- No parece que salga con Sonoko... La voy a seguir..." -este se volvió hacia los detectives juveniles, les mandó una sonrisa y les dijo: -Bueno, yo ya me voy, tengo que adelantar los deberes. ¡Adiós!
Los niños vieron el recorrido que hacia Conan e hicieron una cara de desconfianza.
-"Va hacia la cafetería que vamos siempre... Quizás si que ha quedado con Sonoko..."
-A nosotros no nos engañas. –dijo Mitsuhiko.
-¿Eh? Qu-qué hacéis vosotros aquí... Pero si... Yo estaba... -dijo Conan mirándolos uno por uno.
-Perdona que te lo recuerde, pero tu casa está por ahí. –Genta señaló en dirección contraria a la que se dirigía Conan.
-Hace unos días que estás muy raro, Conan, y si no nos lo explicas lo vamos a averiguar por nuestra cuenta. –dijo Ayumi
-Seguías a Ran, ¿verdad? –dijo Genta.
-Eh, yo...
-Se ve que sí... -dijo Mitsuhiko.
-La verdad es que últimamente no nos dedica nada de tiempo y siempre sale corriendo y muy maquillada... Porqué será... -dijo Genta.
-Eso es lo que tratabas de averiguar tú, ¿Conan? –dijo Ayumi decepcionada de que este no le hiciera caso por otra chica.
-Bueno... ¡SÍ! Es que cuando llego a casa me dice que hoy no hay cena, que compre por comida rápida... ¡y eso me preocupa mucho! –disimuló Conan, aunque los detectives se lo creyeron, menos una.
-Vaya trola... -dijo en voz baja Ai, mirando el periódico que se había comprado.
-Vale, entonces... -dijo Genta
-¡¡LA LIGA DE DETECTIVES JUNIOR YA TIENE UNA MISIÓN!! –dijeron los tres a unísono.
-Je, je. –murmuró el chico asustado y decepcionado a la vez.
-Ha entrado en el café... Quizás tenga una cita con un chico... –dijo Mitsuhiko.
-¿Eso crees? –preguntó Genta.
-No lo se, es una opción. Además, las chicas de hoy en día salen con chicos, ¿no?
-Sí –dijo Ayumi inmediatamente.
-"A primera vista ya se ve que solo son críos..." –pensó Conan siguiendo el recorrido.
-Acerquémonos más. –ordenó Conan.
-Si... -dijeron flojito.
-¿Ugh? ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! –gritó Conan. Pero después de eso se tapó la boca para disimular, aunque el grito ya estaba hecho.
Los chicos se asustaron.
-¿Qué pasa? –preguntó Ayumi.
-Está con un chico... -dijo Conan.
Cuando vio el chico con quien estaba Ran, le vino un acto reflejo, uno de muy raro, se trataba de gritar sin darte cuenta.
-Bueno, ¿y qué? Mejor por ella, ¿no? –preguntó Mitsuhiko.
-¿Y si es un tipo malo? –sugirió Genta para seguir vigilando a Ran.
-No... No es un tipo malo... -eso le fastidiaba aún más a Conan. Si era un pervertido Ran se daría cuenta y lo dejaría plantado como otras veces, pero la cuestión es que ese no era un mal tipo. Todo lo contrario, ni más ni menos que el doctor Araide. –"Cabrón... Primero de planteas besar a MI Ran en esa obra de teatro y ahora la seduces... Imbécil, ahora vas a ver lo que es bueno... Grrr..." –se quejó Conan a sí mismo.
Desde el primer momento que Conan vio a Araide no le gustó ni un pelo, y ahora menos.
-Pues si no es un tipo malo vámonos Conan, no te preocupes por Ran, si es un chico bueno la cuidará muy bien, ¿no? –Ayumi le cogió del brazo apartándolo del café.
Por un momento se intentó olvidar por ese asunto, pero no pudo. La liga de detectives Júnior iba delante, y este miró de reojo a Ran, que ahora estaba riéndose con Araide.
-¡MALDITO IDIOTA PERVERTIDO! –gritó Conan.
-Tranquilízate, Conan. –intentó calmar Agasa sin éxito. –No se porqué te preocupas, si estuviera saliendo con él te lo hubiera dicho, ¿no crees?
-Usted no se meta, que es el que sabe menos de las mujeres. –dijo Conan mientras le lanzaba una mirada furtiva a el inventor.
-Mira que es fácil... Lo que le pasa es que TÚ eres el que no le presta atención mientras intentas averiguar a través de "Conan" lo que le pasa... -dijo Ai.
-¿A sí? –dijo Conan -Hum... Voy a llamar a Hattori.
-¿Otra vez? Chico, parece que sea tu conciencia...
-Bueno, y qué.
Conan marcó los números por el pequeño teléfono, primero comunicaba, como todas las veces, pero luego saltó una voz típica de acento de Osaka.
-¿Otra vez tú? Lo siento, pero ya te he explicado todo lo que sé de las mujeres. –el chico se dirigía a colgar, cuando una voz lo reclamó.
-Oye tú, me dijiste que arreglarías el problema de Ran, y ahora se muestra más distante de mí.
-Escucha Kudo, yo ya te he dicho que no se si funcionaria, pero también de dije que esto no tenía efectos inmediatos hasta que no entiendas perfectamente lo que le pasa a Ran y se lo digas. Solo tiene efecto si haces y descubres lo que te he dicho, solamente y únicamente así ocurrirá lo que te dije.
-¿Y que me has dicho?
-Agh, eres pesado, ¿sabes? Yo solo te digo esto, ya he hablado con ella por teléfono y le he dicho algunas cosas, pero ahora el único que lo puede solucionar eres tú diciéndolo lo que le pasa y preocupándote por ella.
-Vale, vale, adiós.
-Esp-
TUTUTUTUTU
-Era... -Heiji colgó el teléfono y se tumbó en el sofá.
-¿Era ese tal Kudo? –preguntó Kazuha.
-Si...
-Últimamente te llama mucho, ¿sabes que le pasa?
-Si que lo se... Quizás es un buen detective, pero en ocasiones especiales no sabe averiguar ni el corazón de una mujer...
-¿Eh?
-Y bien, ¿Qué te ha dicho? –dijo el profesor revisando uno de sus cacharros.
-Nada en especial, me dice que lo he de averiguar por mi cuenta sin ninguna pista. Si al menos me dijera lo que le ha dicho a Ran...
-¿Y no tienes ni una pequeña idea de lo que le pasa a Ran?
-Ni una pequeña partícula. –respondió el detective.
-Estas deducciones no se te dan bien, ¿eh, Kudo? –dijo Ai.
-Es verdad, no tienes ni idea comparado con tu nivel de deducción. –dijo Agasa contento de haberle devuelto la ofensa a Shinichi.
-No es asunto vuestro. –dijo Shinichi ofendido.
-Pues hacía un momento nos pedías todo tipo de consejo. –dijo fríamente Ai.
-¡Esto tampoco es de tu incumbencia! –dijo un poco rojo Conan.
Conan se había ido a casa del doctor para encontrar un pequeño apoyo de esos dos científicos, pero ahora solo se sentía más confuso.
-Escucha, ¿Cuándo hacía que no llamabas a Ran? –preguntó Ai.
-Pues... Unos dos meses, más o menos. –dijo Conan mirando hacia arriba para pensar.
-Puffffff... Ya entiendo porqué se siente así Ran, dos meses sin llamar y cuando la llamas no se te ocurre decirle más que tiene mucha fuerza física... Pobrecita, si yo estuviera en su lugar ya me habría buscado otro novio para olvidarte a ti, detective del este.
-Ja, ja, ja. Qué ánimos me dais, de verdad... -dijo mirándolos a todos con una expresión dejada.
Este se fue a dar un paseo mientras estaba en un mundo paralelo en que podía hacer respecto a su amiga karateka. Cuando...
-¡Conaaan! –gritó una voz.
-Mira lo que hemos hecho por ti. –dijo otra voz.
-¿Eh? –dijo Conan mirando en frente para ver quién lo llamaba. –Ah... Sois vosotros...
-Te hemos hecho una ficha para que sepas como es el chico que sale con Ran, ¡incluso sabemos como se llama y dónde trabaja! –dijo Mitsuhiko entusiasmado.
-Ah, que bien... -intentó disimular.
-Observa, se llama Tomoaki Araide, es un doctor y no tiene padres, se han murieron los dos, uno después de otro, y su madre adoptiva está en la cárcel, trabaja a la enfermería de la escuela Teitan, dónde estudia Ran. –dijo Genta entusiasmado de lo que había hecho.
-Tiene 25 años, su difunto padre se llamaba Yoshiteru Araide. Se fue a vivir solo hace unos meses y es muy popular en la escuela, se dice que hay chicas que fingen estar malas para poder ir con él. –siguió Ayumi con interés. –Es muy ordenado y un amante de la medicina.
-¿Y se puede saber de dónde habéis sacado esa información? –dijo Conan, aunque no le prestaron mucha atención, seguían con lo suyo.
-Se quiere dedicar profundamente a la carrera de medicina. Por lo que hemos podido comprobar le gusta mucho el deporte, por lo que también le deben gustar las chicas que hacen deporte, y Ran hace kárate, ¿no es cierto? –continuó Mitsuhiko.
-S-Sí... -dijo Conan.
Ahora estaba prestando atención para saber como era el doctor Araide por dentro, que tipo de hobbies tiene, etc.
-Le gusta tomarse el café con dos cucharadas de azúcar, le gusta bañarse con mucha espuma, al tiempo libre o juega a baloncesto o se va a la enfermería de Teitan a arreglar algunas cosas. –dijo Mitsuhiko.
-"Esto está hiendo demasiado lejos..." –se dijo Conan.
-Pero hay una cosa que nos intriga... Le preguntamos que qué hacia cuando no había faena por la enfermería y la pista de deportes que estaba más cerca estaban haciendo obras o simplemente no tenia ganas de hacer deporte, que qué hacia y nos ha dicho que ya había suficiente.
-C-como que... os ha dicho ... No me digáis que...
-Exacto, se lo hemos preguntado directamente. –dijo Ayumi entusiasmada.
Se oyó un fuerte ruido de alguna cosa que se caía al suelo.
-¿Conan? –dijeron todos.
-Je, jeje... -dijo él.
-Y hemos visto una cosa muy rara... Parecía que se tenían mucha confianza y salían muy juntos... Quizás es verdad que sale con él...
-No, seguro que solo hablaban de los deberes... -disimuló Conan.
-Conan, Araide tiene 25 años, Ran ya casi tiene 18, ¿cómo quieres que hablen de deberes siendo de tanta diferente edad?
-"Como me amargan la vida, estos..." –dijo él. –Me voy a casa, adiós.
-Espera. ¿No nos dices nada? –preguntó Genta.
-¿Qu-qué queréis que os diga? –dijo Conan.
-¿¡Es que no valoras todo el esfuerzo que hemos hecho en sacar esta información para ti?! –dijo Mitsuhiko un tanto enfadado.
-Ah, era eso... Es que... Se me había olvidado, bueno, gracias.
-¿Gracias...? –dijo Genta decepcionado y enfadado.
-Quiero decir... ¡...Muchas gracias, chicos...! –disimuló Conan.
Los tres hicieron una sonrisa.
-¿Me puedo ir ya? –preguntó Conan.
-Sí.
Cuando Conan ya estaba en una distancia favorable se dijeron entre ellos.
-Nos estará eternamente agradecidos, ya veréis. –dijo Genta con una sonrisa.
Conan se fue a ver si Ran ya había vuelto para preguntarle en forma de Conan que es lo que le pasaba últimamente. Y efectivamente estaba, y más contenta de lo habitual. Pero lo que no le entraba en la pequeña cabeza de Conan ni en la gran mente de Shinichi era que, ¿cómo podía ir con los labios pintados?
-Ran... ¿Porqué te has maquillado? –dijo Conan.
-¿Eh? ¿Maquillada? Si solo son cuatro rayas, mira, eres el primero que se ha dado cuenta. –disimuló la chica.
-¿En serio? Tú nunca te maquillas, y a mi me has dicho que habías salido con Sonoko y te he visto con otra persona.
-¿EH? ¿En serio te he dicho que salía con Sonoko? –dijo Ran.
-"¡¡AAGH!! ¡¡SE LO HA DICHO A SHINICHI!!" –se gritó a si mismo. –Nooooo, me refiero a que siempre estás saliendo con Sonoko y me he imaginado que estabas con ella, pero, te he visto con un chico. –dijo Conan intentando sacar una respuesta a sus preguntas. Pero en vez de sacar respuestas hizo que un instinto de su tío Kogoro se despertara de su mesa, el cual este estaba dormido.
-¿¡CÓMO?! ¿¡HE OÍDO CHICO?! ¡¡ESTO ES INTOLERABLE!! ¡¿CÓMO OSAS SALIR CON UN CHICO A ESTA EDAD?! ¡¡SOLO TIENES 18 AÑOS!!
-Papá, no se si te has enterado, pero soy mayor de edad, puedo hacer lo que me plazca, y una de estas cosas es estar saliendo con un chico, tengo derechos, además, hay algunas chicas que a los 12 años ya tienen novio, así que no te quejes de que a esta edad salga con un chico.
-¿S-sales con un chico? –preguntó Conan asustado.
-Sí... Pero este asunto seguro que no te importa, verdad, ¿Conan? –dijo mirándolo con una sonrisa.
-N-no... -mintió este.
DINNNNNNG DONNNNGGG
-Hija, si es un cliente dile que hoy me he tomado la libertad de darme un día de fiesta.
-Vale. –Ran se fue hacia la escalera para comprobar si era un cliente. Efectivamente, lo era. Pero no era un cliente normal y corriente, era una chica super-atractiva, por lo que otro instinto de Kogoro se despertó y fue a mirar si de verdad era una chica atractiva. –Lo siento mucho, pero hoy mi padre se ha tomado la libertad de tener un día de fiesta, por favor, vuelva mañana. –dijo Ran en tono amable.
-¡PERO QUE DICES, RAN! Un cliente es un cliente, déjala pasar, ¿no ves que la estás molestando? –dijo Kogoro.
Otro día para variar aceptaba a las clientes atractivas. Kogoro se fue rápidamente a su mesa antes de que entrara la mujer y cogió todos los papeles y cervezas que habían escampados y tirados por ahí y los tiró a la papelera.
-Siéntese, por favor. –le dijo Kogoro mientras señalaba el asiento más cómodo que había en la casa. –Bueno, vamos al grano, ¿qué le ha traído aquí? –preguntó el detective aún un poco borracho.
-Bueno es que... Creo que mi marido me es infiel... -dijo la mujer.
-Hm.,.. De estos casos hemos tenido muchos, no se preocupe, lo averiguaré. ¿Tiene alguna idea con quién está saliendo su marido?
-Si, creo que es mi mejor amiga... -dijo mientras sacaba una foto de ella.
-Hum... de acuerdo, iremos ahora mismo a su casa para investigar los hechos... -dijo Kogoro.
-Ran, yo tengo que hacer los deberes, ¿te quedas aquí conmigo? –dijo Conan.
-No, yo tengo que ir, y no te puedes quedar solo en casa, vendrás con nosotros. ¿verdad? –dijo Ran.
-Ah... Eh... S-sí... "Qué rara está Ran... Esto me recuerda mucho a otro caso...." –pensó Conan. –"Igual al caso en que Ran me dijo que yo era Shinichi..." –un pensamiento de que Ran volviera a sospechar de él se apoderó de su mente, pero después cambió de opinión. –"Na." –se dijo.
-Miren, mi casa está por aquí.
Se fueron a la casa de aquella atractiva señorita. Cuando llegaron se encontraron a su marido muerto. Otro caso de asesinato, el asesino era la amante de aquél hombre, o sea, la mejor amiga de la señorita Kamayagi, que así se llamaba. El móvil era que el hombre la había estado chantajeando porqué le robó una obra de teatro a una amiga, y esta se hundió, ahora no se sabe si está aquí o en el otro barrio. Esta decidió acabar con las amenazas con un asesinato. Cuando volvieron Ran no cogía a Conan de la mano como hacia habitualmente, y cuando su padre le dijo que quedaba muy poco agua en la ducha y que se habían de bañar ella y Conan juntos se puso hecha una fiera:
-¡Por el amor de Dios! Papá, ¡Conan ya es grande, no me puedo bañar con él! ¿verdad, Conan? –dijo con una mirada muy peculiar a Conan.
-Ah... yo... sí. –dijo finalmente.
-¿ves? –aseguró la chica.
-Vale, vale, pero después no te quejes de que el niño va sucio... -dijo Kogoro cogiendo un periódico a la vez que se ponía cómodo.
-¡Hum! –hizo Ran, y después de eso se fue hacia la bañera.
-"Qué extraño comportamiento..." –pensó el inocente de Shinichi. –"Es igual... Que cuando volví a ser Shinichi... antes de la obra... No, esto no puede estar pasando... No, seguro que es una casualidad, además, Ran tiene razón, ya soy mayor y Ran ya es mayor, no se trata de ducharte con el primer niño que pasa por delante"
A la mañana siguiente Conan se fue a la cabina más cercana para llamar a Ran en forma de Shinichi.
-¿Ran? –preguntó Shinichi con voz perezosa.
-¡Shinichi! Agh, siempre me llamas de una cabina. Qué pasa, ¿pretendes que me apunte todas las cabinas de teléfono de Tokyo? Cada día me llamas por un sitio diferente. No se que hacer contigo, chico. –dijo Ran fríamente.
-Escucha Ran, últimamente te muestras muy fría conmigo, y además un pajarito me ha contado que te ves con otro chico.
-Así que un pajarito, ¿eh? –dijo Ran sin creérselo. –No cuela Shinichi. Seguro que estás en la ciudad vigilándome a la primera de cambio, como si fuera tu alma, siempre me espías y aún me dices que estás en otro caso o no estás en condiciones de que te vea.
-Bueno, pero al menos dime lo que te pasa, o por que sales con ese chico.
-Para empezar, si me lo dices a suelta y vuelta no tiene sentido, si me lo preguntas es que no te intereso ni te fijas en mi tono de voz, si estoy triste o alegre, contenta o enfadada... Y tú vas y me preguntas que qué me pasa. ¿Pues sabes lo que me pasa? Estoy saliendo con un chico por que quiero olvidar lo que te está pasando, y estoy saliendo con ese chico para ver si TÚ te fijabas más en mi. –soltó Ran. –Mira, ya te lo he dicho. Pero tú noooooooooo, que va, ¿tú, fijarte en mi? ¡Sería un milagro! ¿Y tú vas y me preguntas que qué me pasa? Estoy harta, harta de ti y de que no vuelvas. Te lo voy a repetir. Salí con ese chico para ver si cogías envidia te lo repetiré: ENVIDIA, y lo único que se te ocurre es preguntarme que me pasa. Solo voy a tolerar que vuelvas y me pidas perdón. Ni por teléfonos ni mandingas, y la próxima vez que me llames invéntate una buena excusa, por que no dudes en que te voy a estar soltando un sinfín de palabras. ¡Adiós don detective! –se despidió Ran gritando a golpes al pobre auricular.
-Chica, hoy te has quedado a gusto, ¿eh? –dijo Kogoro apartando el diario.
-Pues sí, la verdad es que sí. –afirmó ella.
Mientras tanto, el pobre de Shinichi aún se miraba el auricular como un fantasma.
-Madre mía... Qué chica... -Conan cambió de actitud. –Pero ahora el que sufrirá será un detective que yo se me. –dijo Conan con chispas en los ojos.
-¿¡PERO QUE TE HE HECHO YO AHORA!? –se excusó el detective.
-¿¡QUE QUÉ HAS HECHO?! ¡¡LA HAS CAGADO TÍO!! ¡¡LE HE PREGUNTADO QUE QUÉ LE PASABA EN TONO PREOCUPANTE Y ME HA MANDADO A FREíR ESPÁRRAGOS!! ¿¡TÚ CREES QUE ESO ES NORMAL?!
-Tú eres idiota porqué te entrenas majo. ¿Cómo quieres que no te haya mandado a "freír espárragos" si se lo has preguntado? ¡Lo tienes que averiguar, cabeza loca! –dijo Heiji muy gracioso.
Silencio.
-¡E-eso se dice! –dijo Conan avergonzado. –Agh, si es que no se puede hablar contigo, ¿eh? –se volvió Conan. –¡Adiós don-buen-detective! –se despidió.
-¡¡NO CUEL...
TUTUTUTU
-Pero... si no me ha dejado acabar... Bah, ya se lo hará él. –dijo Heiji.
-¿Quién era? –preguntó Kazuha.
-Un detective sin ninguna idea del amor. –respondió.
-¿Otra vez Kudo?
Mientras tanto Conan se iba hacia la casa de su amiga Ran para ver si conseguía encontrar pistas de lo que le pasaba a Ran, pero de veras que no lo entendía, ¿Qué estaba saliendo con otro chico para que cogiera envidia? ¿Pero para qué? ¿Cuál era la razón?
-"Agh, no lo entiendo... ¿Porqué quería que cogiera envidia? Quizás porqué... Na, imposible, Pero ahora lo que si se es que está cabreada, y bien cabreada... Y ahora lo que he de lograr es comprender DE VERAS lo que le pasa y pedirle disculpas...
-Hola Conan. –dijo una voz.
-¿Ran? –respondió Conan al acto. -¿Qu-qué haces tú aquí? –preguntó el chico.
-¿Es que ahora no puedo salir a dar un paseo? –dijo Ran.
-S-si qua vas mudada, ¿no? –dijo Conan mirando el vestido que llevaba la chica mientras esta retrocedía por la vergüenza.
-Las chicas tenemos que ir maquilladas, bueno, adiós.
-No, espera Ran...
-¿Qué quieres? –dijo cuando se daba la vuelta.
-Pu... ¿Puedo hablar contigo? –dijo el chico avergonzado.
-¿Hum?
Se sentaron en un banco y empezaron a hablar, Conan tomó la palabra.
-Es que... Shinichi me ha llamado... Y me ha dicho que estabas triste... -dijo el chico mirando al suelo.
-¿Triste? Ah, son cosas mías, no debería importarte.
-Pero es que si estás triste... Yo también estoy triste...
A Ran se le pasó una idea que desde hacía días le rondaba por la cabeza.
-M-me refiero que eres como una mamá para mi, porqué me has cuidado mucho, y como mi madre no me va a ver nunca... -disimuló.
-Ah... Era eso... Es que últimamente Shinichi está muy raro, ¿sabes? Y lo encuentro muy sospechoso, y también por lo que me ha dicho Heiji...
-¿Eh?
-Ah, lo siento, otra vez con mis cuentos –la chica miró el reloj, y se levantó alterada. -¡Agh! ¡Llego tarde, tengo que irme, adiós! –se despidió Ran mientras Conan la seguía con la mirada hasta perderla de vista.
-Hum...
Ran iba corriendo hacia un restaurante café, dónde allí le esperaba un hombre hecho y derecho con traje formal, iba derechita a una cita.
-Agh, lo-lo siento, siempre llego tarde, es que me he encontrado con Conan y... -dijo la chica jadeando.
-No pasa nada, lo que importa es que has llegado, ¿no? –dijo con mucha amabilidad.
-Ah, gracias, tu siempre tan amable... -dijo bajando la cabeza.
-Ya ves, hago lo que puedo, en cuanto lo de... Sabes que me dijiste que esto era para lo de Shinichi... -Tomoaki si puso una mano detrás del cuello. –Qué era para hacerle envidia, ¿ya, ya lo ha visto? –preguntó finalmente.
-Ah, pues sí, y no ha entendido de que iba, ni tan solo se ha preocupado... Cada día está más ciego... -dijo Ran mirando otra vez al suelo.
-Vale, pues entonces... Ya no tiene sentido, ¿verdad? –se puso rojo.
-Pues creo que no... AH, una cosa, como has accedido amablemente a ayudarme y te has portado tan bien conmigo... Pues yo... He comprado esto para ti... -Ran sacó una cosa de la bolsa. Era una bufanda, ideal para un invierno tan frío.
-¡Vaya! ¡Qué bonito! ¡Te debe de haber costado mucho! –dijo Araide admirado por el presente.
-Qué bien que te haya gustado... -dijo Ran sonrojada.
-Muchas gracias, Ran, pero no calía, además, me lo he pasado muy bien contigo.
-"¿¡UNA BUFANDA?!" –Conan estaba allí y les había seguido. –"Una bufanda es lo que me hizo ella a mi... No significará que..."
-Yo también. –dijo Ran con una sonrisa.
Este se la devolvió.
-Vamos, sentémonos. –dijo mientras señalaba una mesa vacía.
-Si... -dijo Ran un poco sonrojada.
-¿Sabes? El otro día se estrenó el nuevo parque de atracciones, representaba que era para el hermano de un amigo mío, ya que me lo había pedido, pero no se acordaba que su madre le iba a comprar para ir... Bueno, creo que me enrollo demasiado... Como pensaba que esta... "operación" iba a durar un poco más, me pregunté si querrías acompañarme... Es que compré 2... -dijo Tomoaki sacando las entradas.
-¿En... En serio? –dijo entusiasmada.
-Es que como no tengo nada que hacer... Aunque si no quieres o has quedado con Shinichi pues...
-...¡Me encantaría!
-¿En serio? ¡Pues vaya! ¿Te paso a recoger el lunes?
-De acuerdo.
-"¡¡¿¿EL PARQUE DE ATRACCIONES??!! ¡¡¡¡RAN SOLO VA AL PARQUE DE ATRACCIONES CONMIGO!!!! ¡¡¡¿¿¿QUÉ SE HA CREÍDO ESE ENANO???!!! ¡¡SE VA A ENTERAR!!" –dijo el pequeño detective con chispas en los ojos.
-¡Camarero! –llamó Araide.
-¿Si, que querrían? –preguntó amablemente.
-Pues... -Tomoaki miró a Ran.
-Un zumo de naranja.
-Que sean dos. –dijo Araide dirigiéndose al camarero.
Estuvieron allí durante un buen rato, hasta que se hubo quedando vacío. Ran y Tomoaki salieron juntos del café. Anduvieron unos diez minutos, hasta que una bifurcación hizo que el trayecto se acabara, se despidieron con una sonrisa y Tomoaki le recordó que el Lunes a las 10'30 la iría a buscar. Esas vacaciones estaban resultando ser un poco molestas para Conan.
-Cooooooonaaaaaaaaaaan...-dijo cariñosamente la chica en encontrarse con este.
-¿Ugh? Ah, hola, Ran, no te había visto... -dijo el pequeño girándose hacia Ran.
-¿Qué haces por aquí? ¿No estabas con tus amigos?
-Ah, yo, bueno, es que.... ¡Ai estaba enferma...! Estaba enferma y...
-¿Ai? Esa niña nueva que siempre está en el ordenador, ¿verdad?
-¡Si! Pues resulta que está enferma... -intentó disimular el pequeño Conan.
-¿Pero entonces porqué no la ibais a ver? –dijo aún más confusa Ran.
-Pues porqué... "Buena pregunta..." ¡Porque es infecciosa! Y claro, ella no quería que cogiésemos un resfriado.
-Ah... -murmuró la chica.
-¿Porqué estas tan contenta, Ran? –preguntó Conan.
-...Es que... Pues... Es que... Tengo novio...
-"¿¿¡¡QUÉEEEEEEEEEEE??!!" –Conan quería en aquel instante que la tierra se lo tragara. –Ah... ¿Y ese no es Shinichi, verdad?
-Pues no. –dijo la chica un tanto enfadada.
-¿Y con quién sales?
-Tú lo conoces, es Tomoaki, el de la obra de teatro, ese doctor que su padre murió en un asesinato en que tu estabas, junto con papá y yo. –dijo Ran al instante.
-Pero... ¿Y qué hay de Shinichi? –intentó averiguar Conan.
-Ah, ese insensible, pues ya casi no me acordaba... Es que no tiene y no QUIERE tener tiempo para mi... Siempre está ocupado con los casos, y ¿Sabes? El doctor Araide solo era una atracción para que Shinichi tuviese envidia, pero en vez de eso me pregunta que qué me pasa... Es un incomprensible... Pero eso ya se ha acabado, tengo 18 años y tengo la edad para decidir con quien salir y a quien ignorar, además, estos últimos 2 años he sido una idiota, dime de alguna chica de mi edad que se pase media vida esperando a un detective que le importan más los casos que una chica.
-¡¡ESO NO ES VERDAD!!
Silencio....
Ran se quedó mirando a Conan sin decir nada. Pararon de andar. Conan estaba exhausto, lo que acababa de decir había sido un acto reflejo que hubiese tenido el verdadero Shinichi.
-¿...? -a Ran no le cabían las preguntas ni las respuestas.
-Er... Solo digo lo que hubiera dicho Shinichi. Estoy seguro que a Shinichi le importas mucho, ya verás que cuando vuelva lo primero que hará es pedir disculpas e invitarte en un parque de atracciones.
-Tu no lo entiendes, se que Shinichi está aquí. Vigilándome y viendo como... Como...
Ran se paró en seco. Y una humilde lágrima ablandó el corazón del pequeño gran detective.
-Viendo como lloro por él...
-Ra... Ran...
Fin del capítulo 1 de "¿Sabe un detective comprender el corazón de una
mujer?"
