Capítulo 1

Hacía un buen tiempo en Ponyville. Lo único que había en el cielo fueron pegasos, cirros y una luz muy brillante del sol que acentuaban el característico bienestar del pueblo. Todos los ponis estaban muy bien alimentados gracias a todos los alimentos ligados a la manzana, que era la fruta que se permite cultivar en Sweet Apple, la granja que pertenece a la familia Apple. De aquí salió una pequeña poni con una mochila a pasear por el prado. Esa poni era Apple Bloom. Gracias a lo que aprendió de sus amigas Scootaloo y Sweetie Belle, aprovecha todas sus habilidades para conseguir una Cutie Mark. Aunque todavía no lo tiene, decide experimentar cada vez más. Durante el trayecto, se muestra bastante entusiasta y optimista. No paraba de sonreír a los pájaros y a las ardillas pese a no haber visto ningún poni por el bosque donde estaba paseando. Cuando cada vez quedaban menos árboles hasta sin haber ninguno, se encontró con un barranco muy alto.

Apple Bloom no tenía intención de atravesarlo puesto que su cara no era de sorpresa, como si conociera ese lugar de antes. Sacó de la mochila unos prismáticos y los usó para ver más allá del barranco porque había cien metros entre su terreno y el otro. Los ajustó para ver más allá de los cien metros y vio un bosque nunca visto. La pequeña poni quedó fascinada por lo que vio, porque no había ningún acceso a ese lugar. Después sacó de su mochila un papel y un lápiz para dibujar algo que tenía pensado hacer desde hace unos días. Sin duda la vista era admirable.

Apple Bloom miró hacia arriba y vio a una poni con un parapente naranja. Repentinamente, ésta iba descenciendo hasta la garganta del barranco. No lo reconoció de lejos Apple Bloom, así que se asustó por no saber quién es. Seguidamente salió del cielo un centelleante arcoíris dirigiéndose al mismo barranco. Momentos después, al ascender, Apple Bloom se fijó que se trataba de Rainbow Dash con Scootaloo agarrada hacia ella.

-¡Rainbow Dash, Scootaloo! ¡No os reconocí a primera vista!- Alzó la voz con entusiasmo. La pegaso azul y su mayor admiradora aterrizaron con éxito.
-Hola, Apple Bloom. Me parece que tu amiguita sigue insistiendo en poder volar.
-¡Pero si un bebé en Ponyville podía volar! ¡Si él puede, yo puedo!- Dijo Scootaloo. Rainbow le despeinó un poco y se acerca a Apple Bloom al ojear su actividad.
-¿Qué estás haciendo?
-Estoy dibujando un puente que conecte entre esta zona y aquella.
-Ajá. Muy guay. ¿Ahora quieres experimentar siendo constructora?
-Bueno, no estoy construyendo nada, Rainbow. Sólo estoy dibujando.

Rainbow, además de no entender muy bien ese comentario, no estuvo interesada con las principales intenciones de Apple Bloom.

-Bien, pequeña, yo me voy a Cloudsdale, voy a practicar unas acrobacias para los Wonderbolts.
-¡Eh, Rainbow, ¿no quieres llevarme allí?!- Dijo Scootaloo.
-¿En serio? Primero llega volando a una nube y ya te llevaré.

Al haberse marchado la pegaso azul, Scootaloo se acercó a su amiga.

-Eh, Apple Bloom, ¿por qué dibujas un puente que conecte estas zonas?
-Porque allí hay un bosque que parece que nadie lo visitó y quiero pasar por allí. Para eso habría que poner un puente, pero sería demasiado trabajo.
-¿No puedes acceder desde abajo, escalando?
-No, hay muchas rosas puntiagudas y por ahí pasa el mar. Además, a mis hermanos no les gusta verme escalar.
-Nosotras lo hicimos una vez.- Scootaloo bromeó.
-Ya, una montaña de metro y medio.
-Por cierto, ¿por qué no pides a algún pegaso que te ayude a alcanzar ese terreno?
-Los pegasos suelen estar ocupados con el clima, y no suelen ser muy fuertes. Así que lo primero que se me ocurrió fue un puente.
-Je, ¿y tú vas a construirlo, Apple Bloom?

El pequeño poni quedó pensativo, como si esa idea quisiera guardarlo como un as bajo la manga. Luego empezaban a gastarse bromas y a jugar. Finalmente, Apple Bloom empezó a guardar sus cosas porque se dio cuenta de que estaba atardeciendo.
-Eh, Scootaloo, voy a mi casa. ¿Quieres merendar?
-¡Oh, claro! Avisaré a Sweetie Belle a ver si se apunta. Cogeré mi scooter.

El pegaso naranja empezó a ojear por los lados hasta llegar a esta conclusión.

-¡Cachis, estaba en mi parapente!
-Bueno, puedes volver corriendo, ¿verdad? Que yo sepa no está lejos la casa de Sweetie Belle.
-Buff, sólo espero no toparme con su hermana. ¡Qué poni más cargante, por Celestia!

Apple Bloom soltó una leve risa, pero suficiente para volver a casa. Se despidió de su amiga pegaso y pensó bastante sobre aquel puente. Quería merendar con sus amigas, las Cutie Mark Crusaders. Siempre y cuando están juntas, se les ocurren ideas descabelladas, imaginativas y poco funcionales. ¿Y si ese puente pudiera funcionar? Quién sabe. Sólo quería pasarlo bien como les enseñó sus recientes amigas.

En Sweet Apple Acres, estaban desayunando las Cutie Mark Crusaders reunidas. Con bizcocho de manzana entre sus dientes, formularon planes para conseguir sus Cutie Marks.

-¿Y si montamos una tirolina desde lo más alto de un árbol? Spike me dijo que lo probó y cuenta que es genial.- Dijo Scootaloo.
-¿No sería peligroso?- Preguntó Sweetie Belle.
-¿Peligroso? ¡Ja! ¡Esa palabra no figura ni en mi vocabulario ni en la de Rainbow Dash!
-De todas formas- habló Apple Bloom–, creo que deberíamos montar una agenda para estas misiones. ¿No tenemos un club todavía?

Las Cutie Mark Crusaders se quedaron patidifusas puesto que no daban con ese detalle. Un club es indispensable para organizar planes o quedadas. Sweetie Belle tendría que contestar.

-Errr, no, pero puedo convencer a Rarity para que haga uno.
-¡Ah, no! ¡Ni hablar! ¡Paso de pijadas y cursilerías!–Alzó la voz Scootaloo. Bajo ningún concepto se metería en un cuarto donde posiblemente haya joyas, vestidos y todos esos objetos que ella consideraría "inútiles".

Las Cutie Mark Crusaders se quedaron calladas repentinamente porque escucharon un portazo. Ese brusco sonido provendría de Applejack y Big Macintosh, que acabaron de llegar. Apple Bloom sabía que venían de las ganancias que les ofrecería Filthy Rich, el jefe ejecutivo del mercado de manzanas y padre de una de sus compañeras de clase, Diamond Tiara. A juzgar por las vacías expresiones del dúo Apple, no hubo buenas noticias.

-¡Ah, hola, hermanitos! ¿Qué tal va todo?- Saludó con una sonrisa sin haber percibido sus rostros.
-Ah, hola, Apple Bloom.- Applejack no parecía nada contenta. -¿Te importa que hagamos una reunión familiar, por favor?

Cuando la poni naranja con sombrero dijo "reunión familiar", jamás contaba con la presencia de su hermana pequeña por una sencilla razón: Es muy joven para tratar malas noticias.

-Emm, bueno, vale, iré a mi cuarto.- Quedó bastante extrañada Apple Bloom. Hace ya mucho tiempo que su hermana no le dijo exactamente esas palabras.

Mientras iba arriba con sus amigas, notó bastante preocupación por Applejack. Así que nada más encerrarse en su cuarto con las Cutie Mark Crusaders, les dijo:

-Chicas, dadme un segundo, voy a espiarles.-susurró.
-¿Y cómo vas a hacerlo?- Le devolvió Sweetie Belle el tono de voz. Le extrañaba la manera en que espiaba.
-Muy sencillo: Hay una pequeña trampilla en una pared de mi cuarto que tiene un cubo y una cuerda. Me subiré al cubo y me sostendréis con la cuerda gracias a una polea.

A las pequeñas ponis les sorprendió el mecanismo, así que preguntaron cuándo lo ideó.

-Fue hace varios días, cuando nos hicimos amigas.- Respondió Apple Bloom.

Sweetie Belle y Scootaloo bajaron con suavidad a su amiga y ésta empezó a escuchar la conversación a través de una pared.

-Granny Smith, tenemos un problema.- Dijo Applejack.
-No, no te preocupes, ya sé bajarme de mi cama yo solita.- Se rió el anciano poni verde. Su sordera es inconfundible.
-Hablo de Negocios, Granny. Verás, las ganancias semanales se están reduciendo cada vez más. Es debido a que, a pesar de obtener muchas ventas, cada vez surgen menos manzanas de nuestros cultivos.
-Ssssssssip.- Añadió el monosilábico Big Macintosh.
-No sé si podremos permitirnos más lugares para cultivar más manzanas, eso cuesta mucho dinero. De ser así, tendríamos que prescindir de ciertos caprichos, limitándonos hasta los hábitos primarios como comer o dormir, incluso llevaríamos cada vez más horas de trabajo para ese dinero.
-¿Infarto? ¡Pero si me siento bien, no cuestiones mi salud!- Se puso a la defensiva Granny Smith.
-En fin, lo que quiero decir es esto, que debemos apretarnos el cinturón por si acaso, ¿entendido? Espero que todos colaboremos. Ya hablaré con Apple Bloom en un momento tranquilo.

La pequeña poni amarilla tiró de la cuerda, le subieron sus amigas y les comentó todo.

-No sé qué será de mi familia. Me gustaría ayudar en algo, pero siempre me dejan fuera de lugar.- Dijo Apple Bloom con unos labios marcando tristeza.

Scootaloo se sentía muy incómoda con este tipo de situación, así que no pudo decir nada. Sweetie Belle, sin embargo, quedó pensativa y se acordó de algo.

-Hey, Apple Bloom, Scootaloo me dijo que en el borde de un barranco te pusiste a dibujar un puente que conectaba al otro lado. ¿Por qué no sugieres eso? Al fin y al cabo, me dijo que había unos árboles allí y mucho terreno para cultivar manzanas.
-¡Anda, tienes razón, Sweetie Belle!- Su tristeza paso a ser una sonrisa de oreja a oreja.- ¡Se lo diré a Applejack! ¡Muchísimas gracias!

Cayó la noche. La única luz que se emitía en Sweet Apple Acres era una vela en la habitación de Apple Bloom que agarraba el poni naranja. Applejack le llevó a su hermana a la cama. Ella podía prepararse sola para irse a dormir, pero su hermana mayor piensa que todavía es demasiado joven.

-Venga, buenas noches, Apple Bloom.- Applejack fingió una sonrisa, todavía preocupada para su incierto futuro. Iba a dirigirse a la puerta hasta que su hermana pequeña la llamó.
-Espera, Applejack, quiero enseñarte una cosa, algo que hice esta tarde.- Su hermana mayor cambió su grisácea expresión a intriga. Lo notaba en su esperanzador tono de voz.
-¿Qué pasa?

Apple Bloom sacó de su mochila el dibujo y se lo enseñó. La luz que la vela emitía lo alumbró con suficiente claridad para que Applejack lo viera.

-¿Qué es esto?
-Más allá del bosque que está aquí al lado hay unas tierras que parece que nadie lo exploró. Pero un poni no puede llegar a no ser que sea un pegaso. Lo dibujé con un puente. ¿Qué te parece?

La cara de intriga de Applejack desapareció y volvió su característica sonrisa. Eso le alegró mucho, ya que, cuando se iba a dormir, sabía qué tenía que hacer al día siguiente. Sabía que era la única manera de volver a obtener buenos beneficios con su granja y olvidar del problema al que se enfrentaría su familia.

Mañana pediría hacer el puente que dibujó Apple Bloom.