-¿Qué fue lo primero que pensaste cuando me viste?
El cobrizo sonrió, y acarició la cabeza de su novia con serenidad.
-Lo primero que pensé fue: 'Esta debe ser la chica más torpe que conocí en mi vida'.
La castaña hizo un mohín.
-Eres malo.
-Y luego pensé que debía conocerte. Que necesitaba conocerte. Decidí que a partir de ese día, quería ser yo quien te llevara de la mano, quien te tomara en brazos cuando el camino estaba inestable, quien te atrapara cada vez que cayeras. Decidí que serías mía.
-¿De veras?
-Sí.-Edward se colocó de costado, fundiendo sus ojos esmeraldas con los castaños de Isabella.-En el momento en que te resbalaste y caíste sobre mí, y luego, mientras te disculpabas como por veinte minutos seguidos. En ese momento estuve seguro de que seríamos increíblemente felices. ¿Recuerdas ese día?
Bella sonrió, nostálgica.
Por supuesto que lo recordaba.
Recordaba el café desparramado sobre el piso, recordaba el duro pecho de Edward sobre su mejilla derecha cuando cayó sobre él. Recordaba su mirada asombrada, y la sonrisa que le dedicó luego.
Recordaba haber pensado que era un ángel.
-Lo recuerdo. Fue el día más vergonzoso de mi vida. ¿Te digo que pienso?
-Dímelo.
-En cuánto te miré a los ojos, me enamoré de ti. Y tú sonreíste porque lo sabías.
Edward la observó pensativo, retirando un mechón de cabello caoba de su cara, y pasándolo entre su índice y pulgar.
-Quizás. ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando me viste?
La castaña siguió la suave línea de la mandíbula de su novio, para luego tocar sus labios con la punta de los dedos, sonriendo cuando Edward se los besó.
-Pensé: 'Este chico tiene los ojos más bonitos del universo entero. De ahora en más, cada vez que caiga, quiero que sea en sus brazos'.
Edward acercó su rostro al de su novia para besar su coronilla con un dulce contacto de sus labios.
-Creo que sí lo sabía. Sabía que me amaste desde un principio.
-¿Y por eso me invitaste ese café?
-Lo hice porque yo también te amé desde un principio.
-Recuerdo haber pensado que debía estar soñando.
El cobrizo enterró el rostro en la espesa cabellera de Bella.
-Lo noté. Y también noté lo triste que estabas.
-Por eso los chistes malos.
-Te hice reír de todas formas.
-Me reía de ti.
-Sí, claro.
-Está bien. El del puerco era chistoso. Los otros daban pena.
-Soy un excelente comediante.
-Gracias a Dios que preferiste dedicarte a la medicina. De otra forma, te hubieras muerto de hambre.
Edward gruñó, mientras la castaña soltaba una hermosa carcajada, para luego acariciar sus cabellos con suavidad.
-Te amo, Cullen.
-Te amo, Swan.
-¿Hasta el infinito?
-Y más allá.-Respondió, haciendo que su castaña soltara una carcajada.
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No tengo idea de que es esto, pero es lo que salió. Y bueno, ¿Se merece un que otro review? Si lo leyeron, gracias por hacerlo, aunque la verdad no tengo la esperanza de que nadie lo haga.
¡Saludos y besos para todas! Emma.
