¡Hola! Aquí estoy con mi segunda historia en este increíble fandom. Bueno como ya habrán leído en la descripción estas serán las aventuras de las hijas de las chicas, y a que no adivinaran quienes son sus padres… Bueno primero que nada les explicare por qué elegí la letra y para nombrar a las chicas: Las originales habían sido creadas por la sustancia x, la versión anime por la z y ¿qué queda en medio? ¡La y! En fin este es solo un prólogo y si les gusta la idea y comentan ya empezaremos con la verdadera historia. Empecemos.
Prólogo
Ciudad de Nueva Saltadilla. Han pasado 25 años desde la derrota de Él la cual fue seguida por el desinterés de los villanos por continuar sus fechorías que trajo consigo el final de Las chicas súper poderosas z nuestras heroínas favoritas. Pero al parecer después de tantos años sin ser utilizados los rayos z, tanto blancos como negros, se han cansado de estar sin uso y han decidido cambiar de dueño.
-¡Les dije que no era buena idea venir al cementerio de noche!
Un cuarteto de adolescentes temerarios tuvieron la mala suerte de pasearse por el cementerio más popular de Nueva Saltadilla en esta noche en la cual algunos rayos z negros salieron de ciertas tumbas. Pero claro que no todos nuestros antiguos villanos están muertos, también vemos salir un rayo del bosque, otros de las alcantarillas y unos más de lo que parecen viviendas comunes (o no tan comunes si pensamos que una es una inmensa mansión).
Pero claro que los rayos blancos también están saliendo de sus antiguas propietarias. El primero parece salir persiguiendo a uno negro de la ventana de un pequeño departamento. El segundo, más calmado, más temeroso surge tímidamente desde la ventana de una casa mediana de un buen barrio de la ciudad mientras un rayo negro mucho más ansioso parece volverse para asegurarse de que su compañero blanco lo sigue. Finalmente un rayo blanco y otro negro parecen jugar mientras se alejan de la antigua casa de las Gōtokuji.
Todos los rayos han abandonado a sus dueños sin que estos pudieran hacer algo para detenerlos, todos excepto uno. En una grande y moderna casa un poco alejada de la ciudad los sensores de un pequeño perro robótico están como locos.
-¡Ken! ¡Ken!- el perrito toca la puerta de su dueño y mejor amigo con desesperación- Por favor Ken es importante. ¡Muy importante! Te juro qué…
La puerta se abrió de golpe mostrando a un furibundo hombre de cabello negro y ojos gris oscuro con una camisa azul claro a medio desabotonar. Atrás, sentada en una cama matrimonial de un pulcro blanco, se encontraba una mujer con el pelo castaño tan alborotado como su vestido naranja mirando al perrito con reproche.
-Poochie ¿Qué te había dicho de molestarnos esta noche?- pregunto Ken mientras rechinaba los dientes.
-Pe…pero…
-¡Pero nada!- se apresuró a interrumpirlo- Kuriko se va mañana y no voy a perder el tiempo con lo que sea que tengas que contarme. ¡Me tendrás un año para ti solo! Pero ahora déjame pasar tiempo con mi esposa ¿ok? Si quieres hablar con alguien mi madre siempre está dispuesta. ¡Buenas noches!
La puerta se cerró de golpe frente su cara. Poochie camino pesarosamente de regreso al cojín que le servía de cama. Tal vez no era nada, sus sensores ya debían estar oxidados después de tanto tiempo sin uso, eso era todo. No había porque molestar a Ken… o eso esperaba.
Pero regresemos con los rayos los cuales al parecer están teniendo algo así como una gran confusión. Y con gran razón, ya están tan unidos al ADN de sus antiguos cuerpos que necesitan que sus nuevos hogares sean compatibles con los anteriores. Tal vez en la mañana logren encontrarlos…
¿Y? ¿Me darán una oportunidad? En el caso de que la respuesta sea afirmativa vayan sabiendo que serán dos historias simultáneas. La principal de las tres niñas y la de cómo sus padres terminaron juntos. Sé que este fue muy cortito pero es que es solo una introducción.
Los quiere: yo.
