Hola! Esta es mi primera historia publicada aquí, empieza como una historia de instituto normal pero luego ya es todo diferente, espero que os guste! =)
Los personajes de Naruto no me pertenecen, lo demás es todo mío xD
Summary: No sabía cómo, pero había retrocedido unos siglos atrás, ¿qué hacía una chica del siglo XXI en plena Edad Medieval? -De ahora en adelante vas a ser mi sivienta pesonal./ -No sé como van las cosas aquí, pero así no vas a conseguir ligar conmigo./ AU SxS
Category: T por el momento xD
Pairing: Sasuke x Sakura
No sabes cuando van a cambiar las cosas,
y el tedio de la vida coticiana nos empuja a realizar
los actos más inverosímiles que jamas hemos imaginado,
al fin y al cabo, ¿qué tiene de malo cambiar?
Era una mañana más, el sol brillaba y el cielo de principios de Septiembre estaba totalmente despejado, sin una sola nube, tal y como debería ser. La única cosa interesante si es que se lo podrías considerar como tal era el hecho de que como cada año, ese día era el primer día de instituto. Otro año más miles de estudiantes histéricos se reunirían después de las largas vacaciones de verano, y empezarían a comentar los increíbles momentos y sucesos que les habían ocurridos que si salidas, que si ligues, que si viajes y sabía que cualquier otra persona estaría emocionadísima por el hecho de ver otra vez a sus amigos. Pero ella no.
Sakura seguía con la mirada perdida en algún punto de las afueras de su ventana y era imposible descifrar en lo que pensaba. Realmente no tenía intención de quedarse mucho tiempo parada en el alféizar de su ventana, divagando en sus propios pensamientos, pero no tenía otra cosa que hacer.
La alarma de su móvil sonó estridentemente y la muchacha se dirigió a apagarla con un suspiro, había despertado de su ensoñación bruscamente.
Tenía un absurdo presentimiento ese día, justo ese día, y por alguna razón intuía que el tedioso día en el que tendría que dirigir al rebaño de estudiantes una sonrisa para seguir su rollo de chica súper feliz, pero hoy no le apetecía, normalmente tenía todos los ánimos subidos al máximo y tendría una actividad fuera de lo normal, de hecho, tendría que estar tan nerviosa y emocionada por ver a sus amigas después de casi tres meses, pero no lo estaba. Su verdosa mirada se quedó en blanco, pero reaccionó a tiempo y no volvió a sus ensoñaciones.
Miró su reloj de muñeca y vio que quedaban veinte minutos para que empezaran las clases. Bufó, otra vez le tocaría correr y llegaría tarde, pero bueno, al menos eso no sería diferente a todos los años anteriores, ya que no tenía fama de ser precisamente una maniática de la puntualidad.
Con rapidez cogió el móvil y el iPod y salió disparada por la puerta de su casa.
El instituto quedaba a unos quince minutos de su casa, claro, pero eso no contaba con el tráfico y el pelotón de gente que siempre estaban ahí para hacer que no pudiese llegar a tiempo a ningún sitio.
Fatigada logró llegar a la puerta principal, pero había un problema, no tenía ni idea de cuál era su clase este año.
¿Cómo podía ser tan tonta? Se preguntaba mientras corría hacía secretaría, seguramente, ahí lo sabrían.
Cuando entró comprobó que aquel lugar no había cambiado en lo absoluto, seguía pintado de ese estridente color amarillento que no combinaba con las sillas y el escritorio pistacho. Por su puesto, tampoco parecía haberse modernizado en cuando a electrónica, ya que el viejo ordenador del 2002 seguía como un monstruo de hojalata en el mismo lugar y el viejo teléfono ya descolorido. Por supuesto, la secretaria también era la misma, aunque seguramente era lo único que se podría considerar del siglo XXI como dios mandaba; Shizune era una mujer de treinta años más o menos, bastante atractiva y siempre vestida con una ropa bonita, además era agradable y comprensiva, costaba mucho hacerla enfadar, todo lo contrario que la directora del centro. Tsunade, pese a tener cuarenta años, tenía la apariencia de ser mucho más joven, siempre vestía con trajes de colores marrones que hacían juego con el color pajizo de su cabello, pero la apariencia no era todo y es que tenía mucho carácter, y lo peor que podía hacer un profesor era sin duda enviarte a su despacho.
Con prisa avanzó hasta donde estaba Shizune con sus oscuros ojos fijos en la anticuada pantalla de ordenador, pero la fijó en ella en cuanto reparó en su presencia.
-Ya me preguntaba dónde estaba,- dijo con voz cálida la mujer antes de que la muchacha pudiese decir nada.,- tu clase es la A-215, está en el segundo piso, date prisa.
-Gracias,- le agradeció Sakura con una agradable sonrisa y se marchó enseguida.
La chica corrió escaleras arriba a toda prisa, pero no llegó a tiempo, ya que para cuando entró en la clase hiperventilando todo el mundo estaba sentado en su sitio.
-Ejem,- carraspeó el profesor, la chica lo reconoció como Asuma, decían que era un profesor un tanto vago pero exigente, cuando analizó su expresión pudo comprobar que estaba irritado,- creo señorita Haruno que tendía que ser usted un poco más puntual, ¿no cree?
Sakura se mordió el labio antes de asentir,- si, tiene razón profesor, lo siento mucho,- se disculpó, por sentado, no dijo el típico "no lo volveré a hacer" ya que sabía que no se cumpliría y no le gustaba hacer falsas promesas.
-Esta bien,- suspiró Asuma,- creo que una de tus amigas te ha guardado un sitio, ve a sentarte.
La muchacha asintió y cuando se encaró al resto de la clase vio como su rubia amiga Ino la llamaba agitando su mano. Los ojos azules claro de su amiga denotaban la alegría de verla de nuevo, y estaba convencida de que nada más sentarse la rubia empezaría a hablar sobre todo lo que había hecho y los chicos con los que se había liado ese verano, como una oveja más.
Avanzó por la clase examinando cada rostro familiar que estaba vuelto hacia ella. Los cambios que habían hecho resultaban fáciles de destacar: la tímida Hinata se había dejado crecer el pelo negro ahora adornado con unos suaves reflejos morados y se había puesto flequillo, tenía toda la apariencia de ser una chica segura de sí misma, pero en el fondo no lo era; Naruto se había puesto bastante moreno y el cabello se la había clarado, parecía que la playa le había sentado bien, ya que su sonrisa resultaba difícil de ignorar; fue entonces cuando reparó débilmente en el único extraño de la clase y su mirada verdosa se encontró con unos ojos negros ¿o eran azules oscuro? Un estremecimiento recorrió el cuerpo de la joven, el presentimiento la había vuelto a inundar.
Con paso ligero se sentó al lado de su amiga, quien, como había predicho, había empezado a parlotear a una velocidad que Sakura no estaba segura de si era posible para un humano normal.
-…Ha sido genial, y tendrías que haberle visto, era guapísimo, pero el que vino después, era irresistible…- La muchacha la escuchaba distraídamente, si no fuera su amiga, Ino le habría parecido una zorra como las del grupo de las PEC (putas en congregación), pero la rubia no era una chica fácil los restantes nueve meses del año que era cuando la veía así que no le tomaba mucha importancia.-… y bueno, ¿qué tal tu verano?
-Bueno… no ha estado mal,- le contestó con una sonrisa,- el verano en Tokio puede resultar mortal, pero con el aire acondicionado a toda máquina, el portátil, la tele y la biblioteca no ha sido del todo insoportable.
Su amiga le hizo un mohín,- no estas contándolo todo, no eres del tipo de personas que no hacen nada, así que ya puedes ir largando.
Con un suspiro y una sonrisa de derrota empezó a contarle todo.
Las vacaciones no habían dado para mucho, pero no se quejaba, había podido ir al parque de atracciones y al acuático varias veces, además sus padres habían alquilado una casa en la playa durante dos semanas, por lo que su piel no estaba tan pálida como de costumbre. En resumen, se había divertido.
-Pero no te has ligado a ningún chico,- intuyó decepcionada Ino.
-No, sabes que no salgo por las noches y no hay ningún chico que me atraiga lo suficiente como para querer ligármelo,- le contestó.
-Si, sigues así acabarás viviendo como una solterona, rodeada de gatos y leyendo Romeo y Julieta esperando que tu príncipe azul aparezca por arte de magia,- le instó su amiga.- tu también tienes que colaborar algo en la búsqueda, ¿sabes?
-Si, pero no por eso me voy a liar con el primer buenorro que se me cruce,- respondió mirándola inquisitivamente y sus mejillas se colorearon levemente de rosa.
-Haz lo que quieras,- le dijo derrotada cruzándose brazos.
El rostro de Sakura mostraba un poco de culpabilidad pero si no se ponía así, Ino no descansaría y seguiría acosándola a tener novio.
La presentación fue igual de aburrida que los otros años, gracias a Dios, sería la última, ya que empezaría la Universidad y no tendría que volver al instituto.
Cuando las clases dieron su fin, el rebaño de estudiantes hizo retumbar todas las paredes del centro con chillidos, risas, bromas, insultos.
Pese a que Sakura había sido elegido capitana de las animadoras por su impresionante agilidad, no estaba con ellas dando la lata vestida con el uniforme y tratando de seducir a los mismos chicos de siempre o a los pocos nuevos que entraban.
Con rapidez salió del instituto después de haber saludado a todos, bueno, a todos no, el chico nuevo todavía resultaba desconocido para ella, aún así, le había llamado un poco la atención con esos extraños ojos y cabello igual de raro, pero aún así no se había querido detener mucho.
Justo en el momento que iba cruzar la calle una especie de luz apareció delante de ella, pero nadie más pareció darse cuenta de su presencia y pasaban a su lado como siempre.
Con una curiosidad irresistible alargó su mano tocar la esfera luminosa que tenía enfrente y en ese momento sintió como su cabeza le daba vueltas.
Espero que os haya gustado la introducción aunque ahora las cosas van a ser MUY diferentes a partir de ahora.
Saludos! =)
