Capitulo 1: Un trabajo nada agradable.

Abuela cuéntanos otra vez la historia de ese extraño amigo tuyo...

- Veréis todo paso una noche de 1911... Cuando yo trabajaba en la Opera Garnier, me habían encomendado la tarea de limpiar las communards, (Son las mazmorras que se usaron para meter a los prisioneros durante la guerra), así que tenia permiso para andar por los sótanos sin que nadie e estuviera vigilando...

Así que esta historia comienza así:

Fui llamada al despacho de los directores, los Señores Moncharmin y Richard. Una vez allí esto fue lo que me propusieron.

Tengo una tarea para usted – Dijo el señor Moncharmin, director de la opera

- Nos vemos en la necesidad de limpiar las communards, y hemos pensado que usted se puede encargar de eso – Alego el Señor Richard, director de la opera

Dude pero acepte, poniendo mis condiciones:

No habrá nadie que vigile mi trabajo, tengo libertad para moverme por los 7 sótanos y no tendré limite de tiempo.

Concedido, cuando quiera Mademoiselle puede empezar.

O disculpadme por mi negligencia no me he presentado, mi nombre es Althea, tengo 23 años, soy de estatura normal, tengo el pelo largo, liso y es negro como el carbón, casi siempre lo llevo atado en una coleta por mi trabajo.

Todo el mundo me mira como si fuese un bicho raro por la manera en la que visto. Todas las mujeres van con un vestido y el corsé apretado asta que les corta la respiración. Yo simplemente me visto con unas zapatillas cómodas, unos vaqueros y una camiseta de tirantes.

Tengo bastante paciencia con la gente menos con alguna gallina que anda suelta por la Opera.

Una noche después de acabar mi trabajo me dirigía hacía el cuarto de la limpieza, iba absorta en mis pensamientos, cuando me tropecé con la Diva del teatro, sin querer le manche el vestido de disiclin de manzana, y valla escándalo me monto.

- Eres una inútil niña, are que te despidan por esto, me as estropeado mi mejor vestido.

Su mejor vestido, ese era su mejor vestido- pensé, entonces como seria el peor… No me digne en contestarle, se que eso la enfado mas… Era insoportable se creía una Diva y cantaba peor que una gallina.

Pero si creía que con eso me iba a humillar estaba muy equivocada, seria la libertad para investigar en los sótanos, cosa que nunca se me había permitido.

A la mañana siguiente cuando llegue a la Opera como de costumbre, me recogí el pelo y me arme con sacos de basura y un plumero para bajar a los sótanos. Se que puede sonar patético, pero me mandaron quitar el polvo y recoger la basura que habían dejado los visitantes.

Estuve toda la mañana limpiando los 3 primeros sótanos, asta que algo altero mi trabajo. Encontré un pasadizo que nunca antes había visto, puede ser por que nunca había estado tanto tiempo por allí, lo seguí hasta el final y cuan grande fue mi sorpresa al encontrarme con un cristal, del otro lado estaba el camerino de la gallina.
Pero entonces recordé lo que un día me había dicho mi amiga Meg, sobre el Fantasma de la Opera, estaban todas obsesionadas, y el ballet deliraba pensado que El Fantasma de la Opera las espiaba mientras se cambiaban. Había bailarinas que decían haber visto a una persona entre las sombras y que en el instante desaparecía como un fantasma.

Me había dicho que cuando estaba con Carlotta en el camerino sentía como alguien la espiaba y como todas le echo la culpa al Fantasma.

Pero yo le dije:

- No digas tonterías Meg, es imposible que os espíe alguien, no hay esa posibilidad en ese camerino.

Pero ahora sabía que tenía razón, las espiaban desde detrás del espejo.

Volví a mi trabajo, no pensaba decirle nada de mi descubrimiento a Meg sino se pondría muy nerviosa y diría:

- Ves te dije que era el, el que nos espiaba

Seguí recogiendo papeles de, patatas fritas, pringels… etc. Asta que llegue a la orilla del lago del 5 sótano.

Conocía de sobras la historia de Gastón Leroux, sobre "El fantasma de la opera", aunque era del todo inverosímil, fruto de una imaginación sin igual. Tuve un impulso, me tire al lago y nade asta la otra orilla.