Era una noche bastante fría en Londres, como de costumbre el querido doctor permanecía sentado leyendo un libro y el detective no estaba en casa, sabe Dios que estaría haciendo hasta que por fin apareció.

-Buenas noches querido Watson –Entro feliz y con su sarcástica sonrisa de siempre, el doctor solo permaneció en silencio leyendo su libro.

-¿Qué espera? Vístase, vamos a salir –El detective salió de la habitación esperando paciente. El doctor tomo su abrigo y sombrero tan solo por la curiosidad de saber que planeaba esta vez. Pensó que probablemente se tratara de un caso que irían a investigar.

Caminaban juntos por las calles de Londres, Watson no paraba de mirar al detective esperando que le dijera a donde se dirigían, rompió el silencio.

-¿A dónde vamos, Sherlock? –Pregunto mirando al detective.

-A cenar –Respondió dejando al doctor aun dudoso. Llegaron a un café y tomaron asiento. Watson ordeno uno de sus platos favoritos mientras que Sherlock se limito a pedir una copa de vino, no sentía apetito.

-¿Por qué vinimos hasta aquí si no vas a comer? –Preguntaba Watson mientras comía.

-Quería hacer algo diferente, tal vez algo…especial –Respondió Sherlock sin mirarlo, jugando con el borde de la copa inexpresivo. El doctor lo miro curioso.

-¿Algo especial? …no sueles hacer eso, no es un día especial para celebrar nada si a eso te refieres.

-Sí lo es, hoy es San Valentín…-Respondió Sherlock mirando a la nada. Hubo un corto silencio.

-…Feliz San Valentín, John –Dijo el detective dedicándole una sonrisa llena de cariño. Se noto un leve sonrojo en las mejillas del doctor, quien en vez de responder solo bebió de su copa intentando permanecer en silencio, pero el detective no pretendía quedarse así, quería decirle algo y aprovecharía el momento.

-Watson yo…tu siempre has estado a mi lado a pesar de todo y…de echo eres el único. Incluso tienes novia pero…sigues a mi lado y te preocupas por mi…tal vez yo no sea muy expresivo pero…Watson…creo que yo t-….-El doctor lo interrumpió metiendo su tenedor con algo de comida a la boca del detective.

-Cállate Sherlock, hablas mucho –Dijo Watson ya bastante sonrojado y retiro el tenedor- Disfruta del silencio –Dijo para luego seguir comiendo sin verlo.

Sherlock se sorprendió un poco pero luego mastico la comida que el doctor había puesto en su boca al hacerlo callar. Lo miro con una gran sonrisa.

-Hizo usted una buena elección respecto a su cena querido Watson pero….¿podría yo ser su postre esta noche? –Dijo burlón el detective mirando a Watson completamente embelesado, Sherlock sabía que le daba vergüenza que ambos sintieran tal cosa el uno por el otro, por eso le gustaba provocarlo y ver sus rabietas al hablar de eso.

-¡Que hagas silencio! –Le regaño Watson avergonzado, no podía estar más rojo.

El detective rio divertido ante la reacción de su compañero y decidió permanecer en silencio el resto de la noche, al menos hasta llegar a casa…