No siento dolor
POV Matt.
¿Recuerdas cuando éramos niños? Esas veces en las que nos escapábamos del orfanato hacia la dulcería que quedaba en la calle de enfrente, cuando nos descubrían nos obligaban a limpiar la sala del laboratorio hasta que cada baldosa reflejara nuestros rostros. Pese a que odiaba ese castigo y prefería mil veces que ocuparme del jardín a quitar malezas, yo era feliz ¿sabes? Nos salíamos con la nuestra y al final siempre terminabas compartiendo tu chocolate conmigo, el causante de todos nuestros problemas normales, el mismo que comprabas ahorrando moneda por moneda con esfuerzo…. En realidad, nunca me gustaron demasiado los dulces, pero el que tú los compartieras conmigo me hacía experimentar una gran felicidad. También recuerdo aquella pelea, por ese entonces sólo teníamos 15 y ese día nos golpeamos hasta derribar al otro (vaya castigo que nos dieron), discutíamos porque no querías que fuera en una cita con Linda, querías que me escape contigo a la ciudad, pero ella me había invitado y yo estaba pensando en aceptar. Entonces, para cuando te burlaste de mí, luego de ella y al final de ambos, no supe en qué momento me lancé contra ti y me diste un golpe tan fuerte que hoy en día aún me castañean los dientes.
Entonces, ese mismo año te marchaste, nunca experimenté en mi vida un dolor semejante. Durante toda esa semana me quedé esperándote en la puerta con la esperanza de ver tu melena rubia aparecer por el portón principal, pero jamás regresaste a Wammy's House.
Recibí tu llamada dos meses después de abandonar el orfanato, ya había pasado un año sin saber de ti, en ese tiempo había tratado de hacerme a la idea de que no volvería a verte, mierda Mello, no te haces una idea de lo mucho que te eché de menos. Viajé a Japón como me pediste, el corazón quería salir de mi pecho por los nervios de encontrarme contigo una vez más, toda mi vida había vivido en Inglaterra; así que lo que me esperaría al llegar, de eso no tenía la más pálida idea, sólo sabía que te podría ver y para mí eso era suficiente. Entonces no te dejaría ir bajo ninguna circunstancia.
No pude cumplir mi promesa, lo siento.
Ahora yo te estoy dejando a ti…
Te prometí estar a tu lado y ahora sí que no volveré a verte jamás. Morir es extraño, pensé que lo normal luego de un disparo sería sufrir un agonizante dolor, pero no siento nada y hombre, no podría contar todos los disparos que escuché.
Lo que daría por verte una última vez, mirarte a los ojos, tocar tu cabello y por sobre todo besarte, a tus labios perfumados de chocolate y con sabor dulzón. Pero sé que, la última calada que pueda darle a mi cigarro será también mi último aliento, ya puedo sentir como mis piernas flaquean por no poder sostenerme en pie y mi pecho está cálidamente empapado de sangre.
Pero estoy pensando en ti, quiero irme con la imagen de tu rostro en mente, ojalá pueda encontrarte de nuevo una vez me muera, ¿puedes creer que estoy creyendo en el más allá sólo por la esperanza de aferrarme a ti?
La cosa es… Mello, espérame, donde sea que estés te encontraré y maldito seas, porque te juro que en ese momento, te querré para toda la eternidad.
Adiós…
