Daré las indicaciones de siempre.
Aclaraciones:
Narración.
— Diálogo —
"Pensamientos".
Advertencias:
Posible OoC en los personajes.
No apto para fans SasuSaku y NejiTen.
Género: Romance | Drama | Angst.
Clasificación: T | M.
Disclaimer: La serie y sus personajes no me pertenece a mí, sino a ®Masashi Kishimoto.
Nota de Autor:
Hello!
Bueno, como me ha sucedido con Matrimonio Equivocado, estoy reeditando también esta historia y re-subiendo los capítulos. Cada que los leo les encuentro un error y bueno... Odio mi Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Sé que no quedan perfectos, pero por lo menos un tanto más aceptables. En fin, solo quería informar por si las moscas.
Hasta la próxima.
DULCE VENGANZA.
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‹‹ La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno. ››
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Walter Scott.
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Engaño.
— ¡Mamá, mamá! ¿Me das permiso de ir a jugar con Ino?
Preguntó una niña de cabellos rosados halando la falda de su madre, con amplia frente y ojos jades brillantes esperando una respuesta positiva de su progenitora.
— Claro, nena, ve, pero que no se te haga demasiado tarde para la cena.
La respuesta de su madre la hizo soltar un grito de felicidad, se despidió mientras corría a una velocidad vertiginosa. Digna de una niña de su edad.
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Vagó por el campus de la universidad sin rumbo fijo, simplemente caminaba y no miraba nada, ni a nadie. Sencillamente deambulaba.
Como el andar de un muerto o un zombie, era igual, daba lo mismo. Después de lo que acababa de ver, era como si le hubiesen dado muerte en vida. Como si le hubieran cortado las alas.
Sin quererlo, llegó a la parte más alejada del campus y por ende, de la facultad. Muy alejada de su departamento de Literatura y de cualquier otro departamento de la universidad. Se encaminó hacia el seto que estaba ahí plantado, recostó la espalda contra el tronco y se dejó caer como si fuera una pared, raspándose los brazos en el proceso.
Encogió sus rodillas y llevó las manos hacia su cabeza, ocultando completamente su rostro.
— Esto no puede estar pasándome — se repitió a sí misma, con voz monótona.
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— Oye, Ino, ¿adivina qué? — llegó con una enorme sonrisa de felicidad.
Aquella rubia, de cuerpo escultural y ojos profundamente azules, muy parecidos a los de su mejor amigo, Naruto.
— No, ¿qué te pasa frentona? — habló burlona, aunque sabía que ese mote era cariñoso.
Sakura hizo un puchero ante el apodo y se cruzó de brazos, Ino rió de buena gana ante el inocente gesto de su mejor amiga. A la peli-rosa le pasó su fingida molestia y volvió a sonreír, aun más feliz que hace unos segundos.
— ¡Sasuke-kun me acaba de pedir que sea su novia!
Prácticamente le gritó, estaba tan feliz, que no notó como a Ino se le iba borrando la sonrisa poco a poco.
— ¿Y qué le contestaste? — preguntó su amiga, Sakura obvió el hecho de que su tono sonó celoso.
— ¿Tú que crees?
Sakura dio pequeños saltos, emocionada tomándola de las manos tratando de que se uniera a su celebración. Ino lo hizo, aplacando una mueca de disgusto y componiendo una fingida sonrisa. Celebró con su amiga.
Porque se sentía feliz por ella, porque la quería como ella. Y porque solo deseaba lo mejor para ella.
O por lo menos, eso aparentó.
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¡Qué equivocada estaba!
Pensó que Ino se había sentido feliz por ella, ¿Cómo no se dio cuenta de sus reacciones, sus celos, su envidia? ¿Cómo fue tan ciega? Estaba tan feliz por haber captado la atención del chico de sus sueños, que ignoró las actitudes de su mejor amiga.
Una lágrima rebelde salió de su ojo izquierdo y recorrió su mejilla con lentitud, su vista estaba perdida, mantenía las manos aferradas a su cabeza. Las presionaba como si pudiera exprimirse los recuerdos, las imágenes de lo que había atestiguado hace unas semanas.
¿Cómo fue capaz de ignorar que su mejor amiga también estaba enamorada de Sasuke, y que éste se acercó a ella solo para llegar a Ino? Si se lo hubiera dicho, se hubiese hecho a un lado. No hubiese interferido, porque Ino era su mejor amiga, su hermana.
Sin embargo, a ésta no le importó traicionarla. Y fue ayudada por Tenten, quien a su vez estaba teniendo un romance con Lee, engañando a Neji.
Ella era una pantalla, un medio para obtener un fin. Otra lágrima rodó, y a ésta le siguieron varias que no pudo controlar por más que quisiera.
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Sintió sus caricias rudas, trataba de subirle la falda mientras la besaba salvajemente. Le costaba seguirle el ritmo, lo apartó en cuanto sus manos se colaron entre sus muslos.
— ¿Qué sucede? — preguntó agitado, ella ignoró la frustración de su voz.
— Sa-Sasuke-kun… No creo que sea el momento… — dijo con voz baja y tímida.
Sasuke gruñó exacerbado, se apartó de Sakura de golpe y ésta comprendió que estaba enojado. Lo miró, su rostro era completamente de mármol y sus ojos comúnmente fríos; ahora lucían irritados.
Sintió un nudo en el estómago que se desplazó a su garganta, sus ojos se llenaron de lágrimas y gimoteó.
— Yo… Yo…
Quería disculparse, pero no podía, realmente se sentía mal por no poder darle lo que él quería. Deseaba que su primera vez fuera perfecta, no en el asiento trasero de un auto. Lo escuchó respirar profundamente para calmarse, y con delicadeza extraña alzó su barbilla.
Le sonrió sensualmente como sólo él podía y suavizó la mirada.
— No te preocupes, esperaré a que estés preparada — dijo en voz baja, ella sonrió aliviada y él depositó un rápido beso en sus labios.
— Gracias, Sasuke-kun.
Regresaron a los asientos delanteros, y ella ignoró la mirada fastidiada que le dio el Uchiha.
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— ¿Sakura?
Llamó una voz masculina, tersa y grave. Voz que reconoció casi al instante, alzó la mirada encontrándose con unos intensos ojos negros.
— Itachi — murmuró quedamente.
Se sintió atrapada momentáneamente por la intensidad de su mirada, a pesar que le brindaba una pequeña sonrisa. Lo observó caminar hacia ella con ese andar elegante y sentarse a su lado en el seto, dejando los libros de Ingeniería a un lado.
Itachi Uchiha, hermano mayor de Sasuke. Por boca de su novio sabía que Itachi era el prodigio de la familia, inteligente, astuto, responsable, cortés, atento. En pocas palabras, la joya de la familia Uchiha. Sin embargo, para Sasuke solo era la persona que le robaba la atención de sus padres y por el cual él no podía destacar en ningún ámbito.
De alguna forma, llegó a tenerle rencor. Pero ahora, ya no sabía si lo que le dijo era verdad. Había tratado con Itachi, sí, era todo lo que le decía y más. No obstante, también se percató de la poca exigencia de Fugaku, que solamente era opacada por dulzura de Mikoto. Hasta ese momento, llegó a la conclusión de que Sasuke solamente odiaba a su hermano por las razones equivocadas, sentía envidia porque Itachi sabía sacarle provecho a sus capacidades y brillar. Mientras que él solo desperdiciaba su talento, a menudo metiéndose en problemas.
Se limpió las lágrimas en un movimiento rápido y miró a su cuñado de reojo, no podía negarlo. Su atractivo no tenía comparación, sus eran facciones dignas de fascinación. Su piel no era pálida, sino un poco más oscura que la de Sasuke. Tenía el cuerpo sólido, por el arduo trabajo en el gimnasio y los entrenamientos de defensa personal que recibía dos veces a la semana. O cada vez que su carrera se lo permitía.
— ¿Por qué lloras? — preguntó él.
Sakura dejó de mirarlo, posó la vista al frente y colocó la barbilla sobre sus rodillas. Las mantenía juntas con sus brazos.
Suspiró.
— ¿Amas a Ino? ¿Confías en ella? — indagó de repente, evadiendo su cuestionamiento.
Porque sí, Ino era ahora la novia de Itachi. Desde hacía algunos meses, quizá dos semanas después de haberse embarcado en su relación con Sasuke. Por poco cumplían su primer año de relación al mismo tiempo. Aniversario que tendrían en tres semanas.
Itachi la miró largamente, no estaba sorprendido por la evasión, mucho menos por la pregunta.
— Claro que sí — respondió finalmente.
— ¿Y en tu hermano?
La voz salió en un hilo, agachó la mirada y espero pacientemente a que él le contestara. Itachi frunció el ceño un poco, pero luego de un momento de silenciosa duda respondió.
— Sí — dijo él — ¿Por qué me lo preguntas?
Sakura lo ignoró y miró su reloj de muñeca, faltan quince minutos para las cuatro de la tarde. Ya era hora.
— Acompáñame.
Se levantó del pasto y tomó su bolso, desde arriba miró a Itachi quien no parecía moverse hasta que contestara a su pregunta.
— Por favor, acompáñame… — susurró, suplicante.
El azabache suspiró y se levantó de su lugar tomando sus libros, Sakura le sonrió tristemente aliviada.
Sakura comenzó a caminar a paso lento y desganado, Itachi la seguía de cerca, un par de pasos atrás. La miraba atentamente, notó como a medida que avanzaban ella presionaba más el bolso contra su pecho, y sus pasos se volvían sigilosos y cuidadosos.
Dejaron aquella zona verde y se adentraron a una zona abandonada de la Facultad, un lugar donde había algunas aulas que estaban por arreglar, ya que habían sido destruidas en aquel huracán que se desató el invierno pasado, dañando varias infraestructuras del lugar. Continuaron con cautela hasta que escucharon algunos ruidos, provenían de un aula en particular. Un salón que se encontraba a un par de pasos cerca de ellos.
Pronto voces y… ¿Gemidos? Sí, gemidos y suspiros femeninos.
Sakura se detuvo, y él también lo hizo.
— ¡Ah!
Escucharon una voz femenina, fuerte y escandalosa. Él reconoció esa voz, la había escuchado antes. Precisamente mientras estaba bajo su cuerpo y la embestía repetidamente. Haciéndola exclamar su nombre.
— Asómate — incitó Sakura.
La peli-rosa tenía las mejillas encendidas y la mirada agachada, presionaba el bolso contra su pecho como si con eso pudiera ahogar su desilusión. No necesitaba husmear, Itachi sabía de quien se trataba, pero aun así, le dio gusto.
Se encontró con una escena muy particular.
Ino sentada con las piernas abiertas en la orilla de un escritorio, con la falda hasta la cintura y las bragas colgándole de su tobillo izquierdo; mientras era penetrada salvajemente por un hombre de cortos cabellos azabache. Alguien a quien él conocía perfectamente.
— ¡Ah, Sasuke!
Escucharon el grito placentero de Ino, Sakura cerró los ojos apretando su bolso y luego los abrió clavándolos en Itachi. Para su sorpresa, éste se mantenía estoico, con la mirada serena clavada en ellos. Como si la mujer que se encontrara ahí adentro no tuviera nada que ver con él.
Ella no era así, a Sakura si le dolía, porque el hombre que quería estaba ahí adentro haciéndoselo a su mejor amiga y traicionando a su hermano.
— Ven, vámonos de aquí.
Itachi la tomó del brazo y se la llevó del lugar, realmente era una tortura. Una terrible y agonizante tortura.
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— Pasa.
Su tono sonó amable y tranquilo, como siempre solía ser. No lucía enojado, ni preocupado. Simplemente actuaba normal, como si no hubiese encontrado a su novia y su hermano copulando en un aula fuera de servicio.
Había manejado media hora, y ella lo observó todo ese tiempo. Ni un ápice de molestia, irritación o sorpresa. Lucía sereno, tan fresco que le costaba creer que realmente estuviera enamorado de Ino. Debía sentirse por lo menos enojado con alguno de los dos, o con ella que le había matado la ilusión.
— Siéntate, por favor — ofreció.
Sakura lo hizo, sus piernas temblaban al igual que su alma, mientras que su corazón sangraba de dolor. Como en las últimas cinco semanas…
— ¿Desde hace cuánto lo sabes? — preguntó tomando asiento frente a ella.
Su mirada negra lucía intensa y a la vez pasiva, dulce hasta cierto punto cuando la observaba.
— Cinco semanas… — musitó desviando la mirada mientras se sonrojaba.
Desde hacía cinco semanas sabía del engaño de su novio y su mejor amiga, todo gracias a Karin, la prima hermana de Naruto. Quien los encontró por casualidad en pleno acto.
Karin Uzumaki había sido catalogada como zorra por todo el plantel, nada más fuera de la realidad. Podría ser una promiscua, pero no una zorra, y mucho menos una desleal. Le demostró cuanto odiaba la mentira y la traición abriéndole los ojos.
Se lo agradecía, aunque eso le dolía.
Desde entonces siguió a su novio cuando decía que tenía práctica de soccer, y a Ino cuando decía que tenía reunión con el club de arquería. La primera vez que lo mencionó, hasta a ella se le hizo extraño, ya que si había algo a lo que Ino Yamanaka le huía era precisamente el deporte.
Solo así pudo darse cuenta de los días y las horas a las que esos dos se solían ver, todos los viernes a las cuatro treinta de la tarde. Ese era su día y la hora pactada.
Itachi soltó una risa, una extraña y enigmática risa. Sakura parpadeó un par de veces y lo miró.
— ¿Por qué te ríes?
Su voz sonó rara y desconcertada, no entendía la razón de ser de la risa graciosa del hermano mayor de Sasuke. Sus profundos ojos negros la miraron con cierto brillo que denotaba pasión y sabiduría.
— Supe que Ino no me quería cuando empezó a frecuentar la casa contigo — respondió —. Ella solo quería estar cerca de Sasuke, pero siendo tú su novia no tenía mucha oportunidad. Así que me utilizó para poder llegar a él de una manera menos obvia.
La pelirosa abrió la boca con asombro e indignación. Frunció el ceño, disgustada.
— ¿Dejaste que te utilizara?
Itachi negó manteniendo su sonrisa.
— No, solo dejé que creyera que lo hacía.
— Entonces, ¿no la quieres?
— No de la manera que tú piensas — murmuró él.
Sakura lo miró confusa, no entendía lo que quería decirle.
— He llegado a quererla, incluso creí que ella también a mí. Pero ya veo que no es así…
La peli-rosa lo comprendía, casi a la perfección. Ella misma creyó lo mismo de Sasuke.
Cuando lo descubrió, Sakura quiso gritar y desgarrarse la garganta gritándoles, pero Karin no se lo permitió. Y le aconsejó que la mejor venganza era devolvérsela, pero… ¿Cómo lo haría y quien se ofrecería para el trabajo?
Suspiró, ella no consideraba un ser vengativo, y pensar en eso era muy malo para su salud mental. Hubo un momento de tenso silencio, alzó la mirada hacia Itachi, que la contemplaba atentamente. Como esperando algo.
— Entonces, ¿qué harás?
— Devolvérsela.
Su respuesta confiada la hizo dudar, su rostro perturbado la dejó helada. Iba en serio.
— ¿Cómo? — indagó, curiosa.
— Haciéndoles lo mismo.
Eso le llamó la atención, frunció el ceño. ¿Cómo lo haría, si ese par parecía no tener sentimientos? Engañarlos era una prueba de ello.
— ¿Quieres ayudarme?
Su pregunta la dejó pasmada, su mirada era intensa y brillante como dos faroles encendidos en la penumbra, su sonrisa galante y sensual. Su postura segura.
Sus mejillas se sonrojaron y retorció sus manos nerviosamente en su regazo, una rara ansiedad le recorrió el cuerpo y la curiosidad se hizo presente.
— ¿Có-Cómo podría ayudarte?
Su tono sonó curioso y dispuesto, e Itachi sonrió ampliamente.
— Solo dime qué quieres vengarte de las personas que acaban de traicionarte, y te conduciré por el camino para que lo hagas.
¿Qué si quería vengarse? ¡Claro que quería!
Su mejor amiga y su novio, dos personas a las que quería mucho. La traicionaron, sin pensárselo un minuto. Le clavaron un puñal por la espalda.
Una rabia inusual se desató en su interior, su ceño se frunció y su mirada se endureció. Itachi la observaba solícitamente, analizando cada una de sus reacciones y esbozó una sonrisa hábil. Estaba seguro que la respuesta sería positiva.
— Quiero vengarme — profirió firme, respondiendo desafiante a su mirada — ¿Qué quieres que haga?
Itachi no se equivocó, ella cedió.
Él la miró con tenacidad, Sakura correspondió de la misma forma con una sonrisa.
Su hermano y su mejor amiga pagarían, ambos sabrían que con ellos no se jugaba.
