El sonido del cierre de una cremallera fue lo único que se escuchó en el solitario vestuario. No era normal que se quedara hasta tan tarde entrenando, pero estaba molesta consigo misma al tener un partido importante tan cerca y ser incapaz de concentrarse en darle a la pelota más de dos veces seguidas. Aquel día se había quedado más tiempo de la cuenta para compensar sus distracciones y ahora, por fin, había terminado de cambiarse y guardar todo.
No quedaba demasiada vida en el instituto, pero casi que lo prefería. Últimamente no le gustaba ir por los pasillos llenos de gente montando jaleo o cuchicheando a la mínima que cualquiera pasaba. Especialmente conseguían ponerla de mal humor cuando el foco de todo aquello era cierto rubio. Quizás por eso, por el silencio que no la advirtió de su presencia, tuvo que frenar en seco para no estrellarse con un Yamato que salía casi tan distraído como ella del aula que les habían dejado para los ensayos.
Frenó también en seco, no habiéndola escuchado acercarse, girándose un poco para alejar el bajo en su funda que iba colgando en su hombro. Tardó unos segundos en reaccionar y en darse cuenta de que no era ninguna de las pesadas que parecían haberse convertido en su sombra en los últimos tiempos y relajó el gesto automáticamente.
- Lo siento – se disculpó rápidamente ella-, iba distraída y no te escuché salir.
- No pasa nada… - aunque se hubiera llegado a chochar seguiría siendo mucha mejor opción que cualquier otra que se le pudiera pasar por la cabeza-. ¿No es un poco tarde ya? – señaló con un gesto de la cabeza la bolsa de deporte de ella.
Se me ha hecho más tarde de la cuenta – se encogió de hombros-. Pero ya me iba a casa.
- ¿Ahora?
- Sí, ¿Por qué?
Miró hacia el aula y se despidió con un gesto de los demás que se habían quedado terminando de recoger.
- Es un poco tarde para que vuelvas sola desde el colegio – desvió ligeramente la mirada, puedo acompañarte si quieres.
Pudo notar como según decía aquello una sensación extraña apareció en su estómago, como si se hubiera encogido de repente. ¿Qué tenía aquello de extraño? ¿Cuántas veces le había salido con lo mismo cualquiera de sus amigos? ¿Cuántas veces había ido y venido con Taichi? ¿Por qué tenía que reaccionar de esa forma? ¿No era exactamente lo mismo?
- No hace falta… Además, ¿no tienes que desviarte mucho?
- Ya bueno… - continuó desviando la mirada hacia cualquier otro punto del pasillo sin querer hacer contacto visual en ella-, pero ya sabes que mi padre siempre llega tarde y tengo tiempo.
Acabó por asentir ligeramente, aceptando el ofrecimiento. ¿Por qué? ¿Por qué había que ponerse tan nerviosa? ¿No lo conocía desde hacía años ya? Parecía que no… Tragó saliva antes de dar un par de pasos, como dudosa de que fueran a salirle en línea recta.
Parecía mentira que para dos personas que se conocían desde hacía tanto tiempo fuera tan complicado encontrar palabras para ir hablando tranquilamente en lo que no era más que un corto paseo de vuelta a casa de uno de ellos. Finalmente, fue ella quién decidió dejar de discutir con su cabeza llena de pensamientos estúpidos y volver a hablar.
- ¿Qué tal vais con los ensayos? – la mirada no la levantó del suelo de todas formas.
- Bien - ¿eso había sonado demasiado cortante? Hasta él mismo en aquella situación fue capaz de darse cuenta. Carraspeó antes de volver a hablar-. Ya casi está todo listo, supongo que nos apuntaremos al concurso que habrá en Diciembre a ver si hay suerte.
- ¿Concurso?
- Saldrá hasta por la televisión… - si la pelirroja hubiera mirado hacia él podría haber notado perfectamente el rubor que se había apoderado de él.
- Seguro que os sale muy bien, ya lo verás – sonrió ligeramente haciendo el primer comentario no forzado de todo aquel rato.
Sonrió a su vez y también por primera vez en todo el trayecto levantó la vista hacia ella, observándola por primera vez -. Gracias.
La respuesta de ella tras ver el gesto de reojo fue la misma, establecer contacto visual por primera vez y ampliar la sonrisa de antes-. De nada.
Apenas pasaron unos segundos antes de que los dos volvieran a desviar la mirada en direcciones diferentes. ¿Qué les pasaba? ¿Por qué las cosas se habían vuelto de repente tan complicadas entre ellos dos? ¿No podían volver a ser como siempre? Con el paso del tiempo las cosas deberían de haber ido a mejor, ahora todos se conocían mucho más y había muchísima más confianza que años atrás. ¿Por qué para ellos dos parecía haber pasado exactamente lo contrario?
Lo que ninguno de los dos sospechaba era que todo aquello estaba pasando por la cabeza de ambos. No eran solo ideas de él, tampoco eran solo ideas de ella. Y ninguno de los dos era capaz de exteriorizar nada de todo aquello de manera alguna. Un nuevo silencio se apoderó de ellos dos hasta que llegaron a la entrada del edificio de ella.
- Muchas gracias por acompañarme, espero que no se te haga demasiado tarde ahora – inclinó ligeramente la cabeza en un gesto de agradecimiento.
- No tienes que dármelas – intentó sonreír de nuevo como había hecho por el camino-. Supongo que… mañana te veré en la escuela.
- Claro… - ¿eso era lo único que eran capaces de hablar después de años de amistad? ¿De verdad? Molesta ante la idea hizo un pequeño gesto de despedida-. Hasta mañana – sin demasiado tiempo de reacción para él giró entrando rápidamente en el edificio.
- Hasta mañana, Sora…
Relajó el gesto en cuento ella desapareció tras la puerta. Ese tipo de reacciones y comportamiento eran normales en él con aquellos que no conocía pero no con los que realmente le conocían y que le importaban. Cada vez que se cruzaba con ella parecía que se le costaba entablar conversación como una persona normal y por más que lo intentaba no lograba darle ningún sentido.
No había ningún motivo por el que tuviera que comportarse de forma tan extraña cada vez que se la cruzaba, hubiera o no gente. Y estaba seguro de que se había dado cuenta porque en ocasiones el parecía ver el mismo tipo de comportamiento por parte de ella. Con la cabeza llena de dudas inició el camino de vuelta a casa antes de que su padre acabara llamándolo para gritarle que era hora de que volviera a casa.
