Fraternidad

Cuando su hermana Ginny nació, él se sintió el chico más desgraciado del planeta. Muy pronto, quizá demasiado, había dejado de ser el benjamín de la familia, y para colmo esta vez era una niña la que había nacido, lo que siempre habían querido sus padres. Una hermosa niña de bucles rojos y ojos almendrados.

A sus cinco años dejó de sentir rivalidad con su hermana y se convirtió en su peluche para jugar. Ginny era su hermana preferida y, aunque era llorona y un poco dormilona, era la más divertida de sus hermanos.

Le gustaba más su compañía que la de los gemelos porque así no era el conejillo de indias de aquellos dos vándalos, más que Percy porque no se tenía que tragar sus discursos sobre qué haría él para perfeccionar las escobas para menores, y más que la de sus hermanos Bill y Charlie porque era demasiada la diferencia de edad.

Así que, sin quererlo, ella se convirtió en la compañía perfecta.

Pero todo cambió cuando entró a Hogwarts y conoció al gran Harry Potter y a Hermione Granger, sin duda la chica más inteligente de su curso, afianzando así una amistad que duraría toda la vida. Pasaron multitud de peligros juntos, se enfrentaron a troles, ajedreces gigantes, perros de tres cabezas...

Ginny dejó de ser interesante para él.

Al volver a su casa ella se convirtió en una pesada carga que sólo hacía hablar de Harry y comentar sus grandes hazañas hasta el punto de exasperar a toda su familia. Y cuando Harry por fin llegó a su casa no pudo evitar reírse de la cara de su hermana y de su torpeza y timidez durante el resto de vacaciones.

Su segundo curso comenzó mal, pero sus amigos lo apoyaron en todo, y él siguió apartando a su hermana de su camino, sin darse cuenta de que ésta ya no era la misma. Y cuando se enteró de que había sido raptada por el heredero de Slytherin, sólo pudo lamentarse en silencio.

Y ahora, cuando ya han pasado dos años desde que logró salir viva de aquella experiencia rescatada por Harry y él mismo, aún se mete en su cama, acurrucándose en su pecho y secando las lágrimas en la colcha polvorienta.

No le dice qué sueña, pero no hace falta, porque cuando tiene pesadillas sólo oye un nombre...Tom. Al dormirse, él la abrazará con fuerza y besará su melena roja. Dicen que esa casa tiene algo extraño, pero a él le encanta, porque en ella ha recuperado algo que perdió hace mucho tiempo.

El amor de su hermana.

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¡¡Hola!! Lo sé, está fatal pero lo tenía en el ordenador desde hace no se cuánto tiempo y estaba deseando publicarlo. Espero que dejéis algún review.

No os preocupeis que pronto publicaré en "Hermanas Black" y en "¿Qué hice mal?", dónde os dejaré un poco de una historia nueva que estoy ahciendo. A ver qué os parece.

¡Un beso muy fuerte a tods!