SALA DE LEONES

Hermione despertó esperándose encontrar de cara a un libro; sin embargo, la situación en esta ocasión fue diferente el cosquilleo fue recorriendo desde su espina dorsal hasta el latido desesperado de su corazón. Harry la acariciaba, manteniéndola abrazada en el mullido y viejo sofá de la sala común de los leones.

El sentado…

Ella también…sobre él

-¿Qué se supone que haces?- antes de decir otra cosa sintió el dedo del corazón por encima de sus labios rosados. Tomándose tiempo Harry comenzó acariciar con el pulgar su mejilla acerco sus labios rozo apenas con los sonrosados. La mano libre acaricio por encima de la ropa la columna de la castaña que estremeciéndose se acerco más. Creyendo que ella seguiría su ejemplo los ojos verdes centellaron un poco al sentir como ella le despeinaba más su rebelde cabellera.

-¡Hey!- con apremio ella acerco sus labios desviándose de nuevo de la boca llevando consigo su risa y la de él que de nuevo se mostraba decepcionado por no recibir el regalo. No dio importancia hasta sentir esos mismos labios rosados mordiendo su lóbulo, las manos entrelazándose con las propias, el rastro de besos llegando hasta su cuello.

Resultaban desiguales las manos de él más grandes sobre esas manos pequeñas evidentemente más cuidadas a diferencia de las suyas que llegaban tan molidas como él tras el entrenamiento de Quidditch que la ducha que se había dado no había conseguido repararle, aún llevaba puestas la botas; incluso, se había cambiado por otro pantalón para regresar a entrenar cuando vio a su novia dormida encima del sofá ¿Que caballero deja solo a la dama?

-Es injusto- musito Hermione bajando su mano por los pectorales y el abdomen descubiertos de él que había estado colocándose la camisa antes de verla dejando de lado su tarea para acurrucarla por encima de él.

-No es problema- una lenta caricia, la mano de Harry adentrándose por debajo de la blusa acariciando la cintura provocando un cosquilleo al sentir el ardor en las manos, ver su mirada y sentir que esta vez el beso llegaba, usando los propios labios siguieron más caricias, sonrisas y besos que ni si quiera el sonrojado Ron quiso detener al regresar a la sala común para ver a su capitán. No. Mejor sería decirle al equipo que mañana seguirían entrenando que por ahora el fuego seguía avivado en la sala de los leones.

F I N


Hola! Espero que les haya gustado este pequeñisimo drabble nacido d eun reto de LPDF que...no gano x.x! jaja pero bueno a mi me gusto y espero que les pase igual. Vale un saludo y gratzie por la leida!