Disclaimer: Los personajes corresponden en derecho de propiedad a sus respectivos autores, esta historia es sin fines de lucro. Sólo con el único fin de entretener a un público lector; de una fan para fans.
Esta historia ha sido publicada únicamente en fanfiction . net, si la encuentras en otra página se trata de plagio.
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Aclaración: Esto se trata de una re-edición, en donde la base de la historia no difiere en gran medida del original publicado en 2011. Sólo correcciones.
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Un deseo llevado por el mar
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— Mph. ¿Dónde estoy? … ¿Es ese el mar?
Abrió los ojos con dificultad y mientras intentaba enfocar su mirada pudo notar como hermoso atardecer comenzaba a desvanecerse en el horizonte.
— ¿Qué diablos hago aquí? — Se preguntaba el chico muy confundido, mientras se reincorporaba sobre la fría arena que lo rodeaba. Llevó su mano derecha hasta su cabeza, e intentó buscar entre sus recuerdos.
"¿Sabes? Estoy muy triste. Mi mamá hace varios años que murió… pero de algún modo sigue afectándome mucho…"
-"¿Por qué… me duele? –subió su mano hasta su pecho cerrándolo en un puño, no comprendía que pasaba, ese dolor no era algo común… -"me siento solo y triste…"- subió su mirada y observó el natural espectáculo de cielo y mar haciéndose uno solo por instantes gracias al sinuoso ocaso. La noche caería pronto.
"… Papá siempre dice que mamá nos cuida desde el cielo. Quiero a mi padre y hermanas pero… a pesar de eso, me siento sola…"
El pelinegro chico suspiró fuertemente ante la escena.
Hacía tiempo que no se permitía ver la caída del sol con serenidad, sin embargo, su confusión seguía presente y un creciente dolor de cabeza comenzaba a molestarlo.
Realmente aun no sabía cómo había llegado a aquel lugar, mucho menos el por qué había estado inconsciente en una playa, en la cual, al parecer jamás había estado antes. Cansado, giró su mirada hacia el cielo y notó como gran parte de este ya se consumía en un tono oscuro, y mientras rebuscaba de manera inconsciente, lo encontró; un lejano destello que persistía en una creciente negrura.
La primera estrella de la noche.
— Un hogar —. Esa pequeña frase se escapó de sus labios sin que él pudiera hacer algo al respecto, y sintió una ligera punzada en su pecho. Comenzaba a ponerse melancólico. Con cansancio dio un nuevo suspiro y regresó su mirada a lo último que se podía observar de aquel astro llamado sol, mientras se ponía de pie.
"Mi mamá me dijo alguna vez, que si escribías tu deseo y permitías que el inmenso mar se lo llevase, este se volvería realidad…"
Esta vez fijó su mirada en el mar, mientras estiraba sus extremidades y sacudía la arena de sus ropas. Fue cuando, al comenzar a caminar por la orilla notó un pequeño y constante brillo que sobresalía de entre las olas que arremetían contra la playa. Más allá de donde él se encontraba.
— ¿Qué es eso? — Se preguntó a sí mismo. Y trotando los pasos que le restaban para llegar hasta el lugar, encontró un pequeño frasco de vidrio estancado entre la arena y el vaivén de las olas que se ensañaban con el, como si quisieran deshacerse del objeto.
La curiosidad pudo más que el chico, así que terminó por desenterrar el objeto llevándolo hasta la altura de su rostro para observarlo a detalle. — Hay algo adentro —, susurró mientras observaba cada rincón de aquella botella.
Se dio cuenta que estaba muy bien sellado.
"…aunque fuese así, mi mamá no regresaría. Entonces mi deseo es que este dolor que siento desaparezca."
— Pensé que nadie haría cosas tan cursis como esta —. Se burló mientras lanzaba el objeto al aire y volvía a atraparlo. — Supongo que debería leerlo.
Sin pensarlo más, el chico se las arregló para deshacer el sello que mantenía se mantenía alrededor de la boquilla. Sacó el mediano papel y lo observó por un segundo. — Veo que no tenía un papel limpio a mano para escribir —. Rió ante la acción de usar el pedazo de una hoja publicitaria para escribir su mensaje.
Lo giró y comenzó a leer.
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— Ranma — Comenzó a escuchar una tenue voz llamándole.
— ¿Quién está ahí? — Buscó repetidamente de dónde podría proceder aquel llamado.
— ¡Ranma! — Cada vez era más intenso
— ¿Pero qué…? — Su cabeza comenzó a punzarle… — Esa voz…— sostuvo su cabeza y con ambos ojos cerrados, sus pensamientos desaparecieron dejándolo en la oscuridad.
— Maldita sea, ¡Ranma! — Ahora la voz ahora era clara y furiosa
— ¿Akane?
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— ¡Rayos Ranma, despierta de una vez! —. Gritaba incesante la chica
— ¿A… Akane? — La voz cortante y confundida del chico, hizo que ella guardara silencio.
Sin decir una palabra más, la chica se levantó y se dirigió a la puerta para salir de la habitación. — Apúrate o no tendrás tiempo de desayunar, no quiero llegar tarde a la escuela por tu culpa —. Sentenció, esperando alguna respuesta, que nunca llegó.
— Fue… ¿Un sueño?... parecía tan real —. Susurró para sí, mientras observaba sus manos vacías.
— Ranma, ¿Estás bien? — Akane volteó a verlo, y su preocupación se hizo presente. Sin dudarlos, se acercó rápidamente hasta él buscándole alguna anormalidad o rastro de enfermedad.
— Yo... — Su desconcierto aún era grande, pero su mente comenzó a aclararse, así que dio un gran suspiro y restándole importancia comenzó a buscar a su prometida con la mirada. — A…Akane… — Pero su desconcierto regresó. ¿En qué instante ella se había aproximado de esa manera? Un leve tono carmín coloreo sus mejillas. — ¿Qué haces encima de mí? Quítate —. Dijo rápidamente alejándose evitando que los nervios lo dominaran.
— ¡Uy, eres un tonto! Eso me pasa por venir a despertarte y preocuparme por ti —. Molesta, la peliazul comenzó a reclamarle mientras aventaba una almohada a la cara de Ranma.
— ¡Nadie te pidió que te preocuparas por mí! — Respondió siguiendo el tono de voz que su prometida había comenzado a utilizar. — Oh, ya veo —, esta vez Saotome calmó su estado de ánimo y cambió su tono a uno autosuficiente, — es solo un pretexto… ¡Intentabas aprovecharte de mí! — La acusó señalándola —Claro, ¿Cómo podrías resistirte ante alguien tan guapo y con buen cuerpo como el mío? — comenzó a carcajearse triunfante ante la mirada gélida de su compañera, realmente su ego y vanidad eran grandes.
— ¡Vete al diablo! Maldito travestí pervertido — Gritó por última vez llena de furia. Sin darle oportunidad de más, sacó su mazo de algún lugar al que solo ella tenía acceso y golpeó fuertemente en la cabeza del chico, estampándolo en el suelo. — Idiota.
— ¡Bah! No aguanta ni una broma — Ranma se recuperó rápidamente del fuerte golpe cuando escuchó la puerta cerrarse violentamente; nada fuera de lo común. — Que sueño tan raro… — Recordó mientras se ponía de pie y comenzaba a alistarse para salir de su habitación y tomar el desayuno con la familia.
La primera reunión familiar del día, había pasado como de costumbre. Entre discusiones y bromas. Ambos chicos terminaron saliendo de la casa Tendo a prisa, debido a que el tiempo se les había ido y ahora corrían para poder llegar a tiempo a sus clases. Al pasar de las clases el enojo que Akane podría tener hacia su novio fue desapareciendo, dejando paso a su humor habitual. Sin embargo, lo había estado observando varias veces a lo largo del día y había concluido que ciertamente, Ranma se encontraba algo extraño.
No era algo tan controversial pero si podía sospechar que había algo fuera de lugar.
— Siempre se duerme en clase de Historia —, mencionó mientras lo veía desde su asiento. El chico en cambio, no prestaba atención a nada a su alrededor solo se encontraba ahí, mirando hacia el pizarrón, sin verlo en realidad. Para cualquiera podría parecer que ponía atención al profesor que no paraba de hablar, pero ella sabía que eso podría ser poco probable. ¿No? — Es mi imaginación —. Se estaba preocupando de más.
Al fin ya había pasado la exhausta e inútil jornada escolar, esto a opinión de un ojiazul que no paro de pensar en todo el día en ese sueño que había tenido la noche anterior. Era cierto que solo era eso… un sueño, sin embargo el hecho de que fuera tan claro y preciso en detalles, hacía que no lo pudiera sacar de su mente.
— Más que un sueño parecía un… ¿Recuerdo? — Se preguntó a sí mismo, deteniendo su andar de pronto. — ¡Nah! Será mejor olvidarlo de una vez —. Concluyó por fin. Fuera lo que fuera, ya había ocupado bastante tiempo su pensamiento.
— Vamos a casa Ranma —. El chico giró la cabeza y encontró a su prometida sonriéndole lista para irse. Él solo asintió tomando sus cosas.
El camino de regreso fue mucho mejor, comenzaron a hablar de trivialidades, así como bromas y anécdotas de sus amigos. Por fin, entre risas llegaron a casa.
El hecho de que Shampoo y Ukyo no estuvieran en Nerima les relajaba bastante. La primera por deberes en su aldea debió regresar unos cuantos días a China. Al contrario de Ukyo que había decidido dar un tour por Japón para hacer más ganancias con su puesto de okonomiyaki.
Eran días bastante tranquilos.
El anochecer hizo su aparición y en la casa Tendo todo estaba siendo tan aburrido y rutinario que el sonido de los grillos por el inicio del verano, eran la única novedad.
Los patriarcas se encontraban realizando sus interminables partidas de Sho-Gi, con Genma intentando hacer trampa mientras lograba que Soun se distrajera y perdiera de vista el tablero.
Mal perdedor.
Nabiki había decidido pasar la noche fuera, argumentando que estaba aburrida de la tranquilidad que yacía en la casa. Mientras Kasumi terminaba de preparar la cena ayudada por Nodoka en lo que hiciera falta. A ambas mujeres les encantaba hacerse cargo de las necesidades de su familia y compartiendo los quehaceres domésticos ellas se sonreían complacidas.
La menor de las hermanas había estado entrenando en el dojo y justo ahora decidió subir y tomarse un largo baño relajante de agua caliente.
Y por último, estaba Ranma, quien se encontraba en la sala recostado sobre el tatami verde, leyendo un manga y riendo de vez en vez en alguna página.
— Que gracioso —. Cerró el pequeño libro mientras levantaba su mirada y observaba lo que restaba del sol. El cielo se tornaba oscuro rápidamente — La primera estrella —. Dijo notando un punto blanco en el cielo, era pequeño, pero aun así su brillo resaltaba, le recordaba a él hace algunos años. Pronto su mente trajo de nuevo el recuerdo de aquel sueño. — Maldita sea, ¿Que no me lo puedo sacar de la mente? — Refunfuñó mientras agitaba su cabeza.
— Ranma, ¿Puedes decirle a Akane que baje a cenar? — El aludido posó su mirada en la mayor de los Tendo, la dulce voz de esa chica realmente lo hacía sentir bien. Asintió energéticamente, y levantándose rápidamente se dirigió a la habitación de su prometida.
— ¿Akane? — Tocó levemente la puerta, pero no recibió respuesta — Oye, dice Kasumi…— Giró la perilla cuidadosamente, para entrar a la habitación sin molestar a la chica, pensando en que tal vez estaría dormida. — No está aquí…— Susurró sorprendido.
La noche finalmente había caído, lo cual provocaba que la habitación estuviera totalmente oscura, exceptuando por la pequeña lámpara de escritorio que se encontraba encendida dirigida a una hoja medianamente grande, rasgada mayormente por una de sus esquinas. Intentó entrar a la habitación pero…
— ¿Pasa algo Ranma? — El chico volteó su cabeza, y vio a la peliazul acercarse, secando su cabello con una toalla.
— La cena esta lista —. Dijo mientras intentaba ver un poco más aquella hoja en el escritorio de la chica, que parecía ser nada más que un anuncio publicitario, y aunque sin éxito, el chico decidió dar media vuelta, dispuesto a regresar al comedor, olvidándose de aquella hoja que había llamado su atención. — Date prisa.
No tardó mucho para que Akane bajara a cenar.
Y como cada día, después de que la familia había satisfecho su estómago, cada uno se esparció por toda la casa, intentando realizar alguna actividad antes de ir a dormir. Ranma se dirigió a su habitación decidiendo recostarse en su futón pero no paso mucho tiempo cuando la puerta se abrió fuertemente.
— ¿Qué te pasa? — Preguntó viendo como su padre entraba con gran seriedad, cerrando tras él la puerta corrediza — ¡Ey! Te estoy hablando viejo.
— No te interesa muchacho.
Genma se dirigió al armario ignorando totalmente a su hijo, buscó con la mirada, hasta que encontró el par de mochilas que usaban cuando realizaban algún viaje de entrenamiento, rápidamente las alcanzo y comenzó a rebuscar dentro de ellas. Ranma en cambio, con un poco de fastidio decidió no prestarle más atención a su padre, así que se volteo, dándole la espalda. Sabía por experiencia que su padre estaba lo bastante loco y ya suponía que eso que buscaba seria alguna tontería.
Pero el hombre mayor se mantenía en silencio, y Ranma ya comenzaba a dormitar en su lugar…
— ¡Pero qué rayos te pasa! — Gritó el chico de pronto, justo después de ser golpeado con el primero de diversos objetos que después cayeron en su cabeza. — ¡Deja de hacer eso! — Se puso de pie, esquivando hábilmente cada uno de los objetos.
— Yo no te eduqué para que fueras un quejica —. Contestó solemnemente el mayor ante los reclamos que recibía de parte de su hijo, sin dejar de aventar cosas mientras intentaba encontrar algo en particular.
— ¿A quién le dijiste quejica? — Volvió a reclamar el pelinegro enojado — Maldita sea, ¡No me ignores! — Esta vez, se acercó hasta su padre e intentó golpearlo en la cabeza, pero de los objetos que salían volando uno volvió a acertar su objetivo — ¿Qué demonios es esto? — Preguntó sobando su mejilla.
Ranma entonces recogió el pequeño frasco que había caído a sus pies después del golpe que este le había proporcionado en la cara. Lo observó extrañado abriendo desmesuradamente sus ojos, al darse cuenta de lo que había dentro.
— Este es…
— ¿Qué es eso? — interrumpió Genma observando la botella con curiosidad, mientras desenvolvía un caramelo y se lo llevaba a la boca.
— ¡Así que lo que buscabas desesperadamente era ese dulce! — Enfurecido, el menor golpeó en la cabeza a su padre, par después salir rápidamente de la habitación. Se dirigió al tejado.
Ahí nadie lo molestaría.
— Entonces si fue un recuerdo —. Dijo por fin sentándose pesadamente sobre las tejas, seguía observando la botella. — Veamos que dice esta hoja —, y sin más quitó el corcho que tapaba la pequeña boquilla.
Aquel pedazo de papel se encontraba enrollado.
Era tal como lo había visto en su sueño.
Se dio cuenta entonces de la hoja publicitaria, era claro que estaba rota. Solo era un pedazo, en ella estaba plasmado el atardecer en lo que parecía ser una playa, un barco partido a la mitad al fondo y lo que parecía haber sido el dibujo de una palmera, y algunas letras y frases que por sí solas carecían de sentido.
Giró la hoja y pudo ver un pequeño texto, a pesar del tiempo aún era legible.
— Ahora lo recuerdo. Cuando lo encontré. — Susurró, mientras se acostaba observando hacia el cielo, con ambos objetos en sus manos.
…
No había pasado demasiado cuando por fin lograron llegar a las playas de China, después de nadar todo el camino desde Japón, incluso él aun no podía creer como no habían muerto en pleno océano. El problema ahora era que estaba anocheciendo y su "inteligente" padre sabrá dios dónde se había metido, dejándolo solo en la playa.
— Y con el hambre que tengo — se quejó mientras sostenía su estómago, tratando así de que este dejara de gruñir — Maldición —. Suspiró resignado.
Pesadamente se dejó caer en la arena, había estado buscando algo de comer pero era imposible, solo conseguía que su apetito incrementara. A causa de eso ahora también estaba cansado.
El atardecer se acercaba y pronto estaría oscuro, no sabía si por lo menos probaría bocado ese día. Ni siquiera sabía dónde dormiría.
Suspiró nuevamente.
— Me gustaría saber que se siente tener un lugar llamado hogar —. Susurró para sí mismo y pudo ver a una pequeña familia china pasear por la orilla de la playa, volvió a suspirar intentado así que el pequeño dolor en su pecho se fuera.
— No es que este solo — Comenzó a decirse mentalmente —, el viejo siempre está conmigo… bueno… — intentaba convencerse, pero eran esos pequeños instantes cuando le gustaría estar en un lugar estable. — Me ha cuidado…a su manera. Pero aun así todavía extraño a mamá. Y ya ni siquiera la recuerdo —. Una pequeña brisa se hizo presente.
El clima comenzaba a refrescarse.
El cielo resplandecía con los matices rojizos y anaranjados que quedaban, mientras el sol terminaba de desaparecer en el horizonte. El chico dirigió la vista al cielo fue cuando vio una solitaria estrella.
— La primera de la noche —. Dijo. — Me siento igual que ella, solo. Sin que nadie se percate, en un inmenso cielo. — Decidió cerrar sus ojos por un instante. — Tonterías— se dijo después de un par de segundos, para luego posar la vista en el mar — ¿Qué es eso? — Preguntó en un murmullo, mientras un pequeño destello ahora producido por la luz lunar parecía provenir del agua. Lo observó y se dio cuenta como las pequeñas olas lo llevaban a la orilla.
— ¿Será mi imaginación? — La curiosidad pudo más que él, y poniéndose de pie se acercó aún más a la orilla — Es una botella…
…
— Ahora ya no siento nada, como en aquel entonces —. Susurró aun observando el cielo nocturno. — Han pasado ya dos años desde que vivo aquí — Esbozó una pequeña sonrisa —, me pregunto… ¿Quién habrá mandado esta botella? — Y sentándose de nuevo, observó la botella y el papel. — Espero que el mar le haya concedido su deseo y que el dolor en su corazón haya desaparecido — Sonrió, y sin más decidió guardar aquella hoja dentro de la botella sellándola de nuevo con el corcho. — Me ayudaste demasiado aquel día, hiciste que hubiera una esperanza en mi corazón, aun no entiendo de qué tipo, pero me motivaba a seguir las ocurrencias de mi padre. —Calló por unos segundos. — Aunque a veces sus locuras valen la pena —. Pensó mientras su sonrisa se hacía más grande, al notar que gracias a esas locuras había conocido a muchas personas. Y la había conocido a ella. — Akane — Suspiró cerrando los ojos.
— Ranma te vas a enfermar — El chico se sobre salto un poco mientras sentía como se sentaban a su lado. Y reconociendo la voz volvió a sonreír sin que ella se percatase.
— Vamos Akane no digas tonterías no soy tan… — Intentó fanfarronear, pero una pequeña serie de estornudos no se lo permitió.
— Te lo dije —. Dijo triunfante la chica mientras sonreía complacida, observó como el chico desviaba su mirada molesto.
— Bajemos ya — Refunfuñó poniéndose de pie con un leve sonrojo en sus mejillas, Ranma se dirigió a las escaleras por las cuales su prometida había subido. Ella lo vio alejarse y suspirando suavemente, susurró para que él no pudiese escucharla.
— A pesar de todo, fuiste tú quien llenó el vacío en mi corazón e hizo que el dolor ya no fuese tan intenso — Esta vez, fue la menor de los Tendo quién observó hacia el cielo y sonrió.
— Akane bajas o ¿Qué?
— Ya voy — Fue lo último que dijo dirigiéndose a las escaleras.
"Mantengo la esperanza de que así será."
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¡Ey! ¿Qué tal?
Espero se encuentren bien, y si han llegado hasta aquí, me alegraría saber si este pequeño oneshot les agrado.
Hace mucho que no me pasaba por el fandom de Ranma 1/2, ya son muchos ayeres cuando estaba por aquí, pero aun así quiero arreglar lo que, por aquel tiempo, compartí.
Para quienes lo leyeron en su momento, una disculpa por lo feamente redactado que estaba, y las faltas de ortografía y puntuación. Puede que aún en este momento no sea perfecto pero aun así se les agradece por leer; al igual que las nuevas personas que tal vez entre los montones de páginas y fanfics que hay antes que este, encuentren la historia y hayan decidido darle una oportunidad.
Como sea, si quieren compartir algún comentario o critica, pueden dejarme un review.
Por lo demás también pueden encontrarme en facebook como LadyKya0
Gracias por leer.
