Kingdom Hearts Las Crónicas del Corazón

El Camino de los Elegidos

Capítulo 1:

"Nubes oscuras"

El corazón, parte vital de la existencia de todo ser vivo. No sólo las personas tienen corazón, sino también los mundos y las estrellas. Todo tiene un corazón cuyo cometido es desconocido. Muchas investigaciones se han llevado a cabo para tratar de desentrañar el misterio, sobre todo por el famoso científico Ansem el Sabio y sus aprendices. Sin embargo, se sabe que el corazón se compone sobre todo de Luz y Oscuridad, esto último se forma debido a la avaricia, rencor y odio de la gente. Las únicas excepciones son las princesas del corazón, doncellas cuyos corazones están libres de oscuridad.

El corazón parece ser responsable de la compostura de la memoria, voluntad, metas y ambiciones. También es responsable de las emociones. Los seres que carecen de uno, son los incorpóreos.

Cuando una persona sucumbe ante la oscuridad de su corazón, lo pierde y se convierte en "Sincorazón", criaturas que nacen de lo más profundo del corazón de la gente cuando sucumben a la oscuridad. Detectan los corazones y se lo arrebatan a sus dueños para multiplicarse. Dependiendo de la fuerza de voluntad que tuviera la persona antes de sucumbir a la oscuridad, a veces se crea una cáscara vacía, sin corazón, pero con alma, llamado "Incorpóreo".

Desde hace siglos, estas dos especies de seres sin corazones sucumbieron a los mundos a la oscuridad, sembrando el caos en civilizaciones y destruyéndolas. Pero los mundos de luz consiguieron combatir a esta oscuridad, otorgándole un poder especial a cada persona con un corazón excepcionalmente fuerte, un arma capaz de eliminar la oscuridad, la "Llave Espada".

Aquellos que obtenían las Llaves Espadas eran llamados Portadores de la Llave Espada y en sus manos tenían el poder de salvar los mundos o sembrar el caos.

Mucho tiempo atrás, se produjo una guerra entre los Portadores de la Llave Espada, desapareciendo la mayoría de ellos, llegando casi a la extinción. Hace 16 años, un grupo reducido de Portadores de la Llave Espada, se enzarzaron en una lucha contra la oscuridad, acabando casi con la existencia de los Sincorazones y los Incorpóreos. Desde entonces reinaba la paz en los mundos y el hombre empezó a movilizarse en el espacio y empezó a conquistar planetas por sí mismo.

Pocos son los elegidos de la llave espada que quedan, algunos convertidos en héroes y otros en sembradores del caos.

En cierto planeta azul, donde la vida era posible gracias a la distancia de un enorme sol, vivía un chico un tanto peculiar ya que hace dos años, en el año 2007 con tan sólo 14 años ayudó a uno de los más prestigiosos Maestros de la Llave Espada a salvar los mundos de un destino oscuro. Tras lo ocurrido volvió a su planeta de origen, La Tierra, acompañado de su mejor amigo Sebas, un guardián.

Durante esos dos años se dedicaron a entrenar el arte de la esgrima, aunque llevaban el mismo tiempo de entrenamiento, Sebas era mucho más hábil que Fran: aunque este tuviera el poder de la Llave Espada no tenía buenas habilidades con la esgrima.

Una fría mañana, en un cuarto tan pequeño como un trastero aunque todo lleno de pósters de piratas y personajes de sus series favoritas, entre ellas destacaba la de un Wanted encima del cabecero de la cama con un chico con un sombrero de paja y una cicatriz de tres puntos bajo el ojo izquierdo. Sobre la cama, totalmente destapado de tres mantas gordas de lana, el chaval se podría describir como una persona bajita con el pelo corto y de un negro tan oscuro como la propia oscuridad de la noche. Unos exagerados rayos de luz entraron por la ventana por culpa de la persiana rota y la falta de unas cortinas, haciendo que apretara los ojos para poder seguir durmiendo, pero su sueño pronto iba a ser perturbado.

-¡Francis!, ¡levántate ya que son las 7, que no se te olvide ir por el pan para tus hermanos! - gritó una voz femenina desde el piso bajo.

- Joder… qué sueño tengo… no debería de haberme quedado hasta tarde viendo la tele… aunque eso lo pienso todos los días y siempre lo vuelvo a hacer… - dijo el chico intentando coger de nuevo el sueño dándose la vuelta, sonando el despertador del móvil a los pocos minutos y dando un tremendo sobresalto que golpeó con la mano el cabecero e hizo caer de la estantería una figura sobre su cabeza.- ¡Ay, joder cómo duele!, ¡maldito Yangus y encima me despiertan antes de que sonara el despertador!

- ¡FRANCIS!- gritó de nuevo la voz femenina otra vez.

-¡Que ya voy!, ¡me estoy vistiendo!- gritó mientras intentaba incorporarse de la cama.- voy a tener que levantarme porque con mi mare gritando cualquiera coge el sueño otra vez… me da pereza, si de todas formas cuando llegue a casa de Sebas voy a estar un buen rato esperando… qué coñazo…

[Nombre: Francisco José.

Alias: Fran.

Edad: 16.

Le gusta: Salir de aventuras.

No le gusta: Que le griten por las mañanas.

Comida favorita: Pasta.

Color de ojos: Marrón claro.

Estatura: 1,67 m.

Ocupación: Portador de la Llave Espada, Modelo León Durmiente.]

El chaval se levantó soñoliento intentando abrir los ojos, pero sólo conseguía abrir uno de ellos, mientras que el otro seguía en un profundo sueño. Despeinado como siempre se vistió rápidamente y bajó las escaleras muy despacio, exactamente los 18 escalones de su casa, cuando llegó a la barandilla, dio un resbalón y cayó de rodillas al suelo, al parecer la barandilla no estaba muy estable, como si los tornillos se hubiesen erosionado tras varios años de movimientos indebidos.

Llegó a la cocina y le esperaba un tazón de Cola Cao con una cuchara pequeña en el vaso, se sentó tranquilamente y empezó a tomar el desayuno, mientras que la mujer que le esperaba le empezó a decir cosas.

- ¿Qué te ha pasado en la frente?, por cierto ¿acabaste toda la tarea?- le preguntó la mujer.

- No se puede decir que se llame "tarea", estoy en 4º de la ESO y ya no mandan "deberes" como los niños chicos- le dijo él intentando mirar hacia otro lado para que no le cogiera la mentira, ya que aún no había acabado el comentario de texto de Lengua y Literatura - y esto es que se ha caído un muñeco sobre mi cabeza

- ¿Te han dado alguna nota de algún examen?- le volvió a preguntar la mujer, mientras que con un trapo le quitaba la sangre de la cabeza.

-Eh… sí un 4.5 en Matemáticas… no aprobó casi nadie…- le contestó agachando la cabeza.- deja que sangre, ya no me duele…

-¡Los demás no me importan!, ¡eres tú el que tienes que estudiar y aprobar las asignaturas!, ¡como sigas así te veo repitiendo!- le gritó de nuevo la mujer.

-¡Sí mamá, eso me dices ahora, pero luego me preguntas qué nota ha sacado Fulanito!, ¿si los exámenes son muy difíciles qué quieres que haga? - le gritó a la mujer mirándole a los ojos que resultó ser su madre, una mujer de estatura más bien baja, incluso más que la de su hijo, algo regordeta con los pelos muy rizados y dos verrugas en cada mejilla - ¡Y me llamo Fran, prefiero que me llamen Fran!

- Anda toma el dinero y ve por el pan antes de que se haga tarde - le dijo su madre con tono burlón dándole el dinero en la mano, un par de monedas bicolor, dorada con un círculo plateado alrededor- compra 4 vienas y un paquete de zumo de melocotón.

-Que hartura de ir todos los días a la misma hora, haciendo siempre lo mismo- dijo Fran cogiendo el dinero y largándose a la calle en dirección a la panadería mientras se quejaba por lo bajo - vaya cómo trata a un elegido de la llave espada, si es que es desagradecida… debería de darme prisa…

Fran, el Portador de la Llave Espada, se apresuró a la panadería entre las calles de su pequeño pueblo costero de tan sólo 140 kilómetros cuadrados y con muy poca población. El nombre del pueblo era Baessipo, un sitio tranquilo y apacible donde miles de turistas vienen en épocas de fiesta, aunque no todo era muy bonito porque hace dos años, lo invadieron los Sincorazones y gracias a la ayuda de los elegidos de la llave espada, consiguieron reducirlos y eliminar la raíz del problema. Desde entonces Fran y Sebas decidieron quedarse en su pueblo para eliminar cualquier amenaza y llegaría el día en el que saldrían de nuevo al espacio a por nuevas aventuras…

Volvió rápidamente, con un frío curioso ya que se le olvidó llevarse la sudadera. Casi siempre iba vestido igual, su típica camiseta de manga corta que siempre las llevaba siendo verano, otoño, invierno o primavera. El pantalón americano largo, una sudadera con gorro y siempre unas deportivas para estar más cómodo. Preparó su mochila negra de marca Nike y cuando estaba preparado decidió acostarse en el sofá porque aún le quedaba más de media hora para ir a clase.

- ¡Venga que el Sebas te tiene que estar esperando!- le grita su madre mientras le daba su bocadillo envuelto en papel de aluminio y un par de zumos de melocotón con uvas de marca Supersol como desayuno - ¡Y llévate el paraguas que ha dado lluvia!

-Jo… ya voy- le dijo Fran poniéndose la maleta a la espalda, cogiendo un paraguas rojo y largo con punta de madera y saliendo rápidamente por la puerta de su casa, girando a la izquierda para dirigirse a casa de Sebas.

Ya que el pueblo era tan pequeño, en tan sólo 5 minutos llegó a la casa tras subir una leve cuesta, aunque aún quedaba camino para llegar al instituto. De repente el tiempo empezó a cambiar, comenzó a soplar el viento a ráfagas bastante fuertes y aparecían poco a poco unas nubes oscuras por el sur. Llamó a la puerta metálica hueca y la abrió de un empujoncito.

-¿Sebas?- preguntó Fran entrando en la casa, siendo recibido por su madre, una mujer más bien alta, morena con el pelo rizado, con los ojos muy pintados con maquillaje.

-Mira Francis, el Sebi casi está listo, ahora mismo está empezando a desayunar, ¡ahí que ver este niño que me tiene loca!- dijo la madre abochornándose de su hijo - todos los días hace lo mismo, yo ya no sé que hacer con él. Por muy buenas notas que saque y lo inteligente que sea es un desastre para levantarse temprano y preparar las cosas para el instituto, mira que se lo tengo dicho…

-Ya es suficiente, mamá, todos los días igual vaya aburrimiento- dijo Sebas, un chico alto con unas enormes cejas, de pelo tan negro como el de Fran a diferencia de que iba peinado y corto, con un flequillo en forma de ola y con una frente muy amplia. Sebas cogió el tazón de Nesquik y se zampó la tostada con mantequilla de un par de bocados.- ¿Hiciste el Comentario de Texto de Lengua?

[Nombre: Sebastián.

Alias: Sebas.

Edad: 16.

Le gusta: Tocar la guitarra.

No le gusta: Las altas temperaturas.

Comida favorita: Tortilla.

Color de ojos: Verdes.

Estatura: 1,78 m.

Ocupación: Guardián.]

- Pues no tenía ni idea de qué poner, con tan sólo leer dos frases me mareo, no se entiende nada de lo que pone, no me gusta esa asignatura…- le dijo Fran intentándole explicar que le fue imposible hacer la tarea que le mandaron - ¡Venga que llegamos tarde, quedan 5 minutos para que comiencen las clases, no me gusta ir corriendo todos los días!

-Ya voy, ya voy, todo esto es muy problemático…- dijo Sebas cogiendo el camino al cuarto de baño para lavarse los dientes.

-¡No tenemos tiempo de pararnos a lavarnos los dientes!- le regañó Fran indicándole en el reloj la hora que era.

-¡La limpieza de los dientes es muy importante, si no los cuidas puede ser mucho peor!- le dijo Sebas mientras se lavaba los dientes.

-Sebi, el Francis lleva paraguas, te meto uno dentro de la maleta- le volvió a decir la madre dirigiéndose al cuarto de su hijo con un paraguas pequeño y negro en la mano.

Cuando Sebas acabó, ambos se apresuraron por la enorme cuesta que había detrás de su casa, para llegar más rápido al instituto, que estaba pasando por una barriada cuesta arriba. En la puerta del instituto se amontonó una gran cantidad de gente que llegaba tarde al igual que Fran y Sebas, logrando pasar entre la multitud lograron llegar a su clase tras subir dos pisos del edificio y llegar comenzada la clase. Se dividieron hacia sus asientos, Fran debía de sentarse en la primera mesa de la fila de en medio, junto a una chica rubia con unos ojos enormes y azules y una larga coleta rubia, mientras Sebas se tenía que sentar en una de las mesas del fondo de la parte izquierda de la clase. El profesor, un hombre alto y medio calvo, con una barba plateada muy pronunciada, volvió a la explicación sobre los movimientos de traslación y rotación que La Tierra ejercía alrededor del sol.

Ese temario le fascinaba a Fran, ya que había viajado por el espacio hace dos años, junto a su maestro Sora. Había visitado muchos mundos fuera en una nave espacial creada a partir de material gumi. Durante sus viajes espaciales, hizo nuevos amigos como Álvaro, Xamo, Peralta o Jesús que tras la separación volvieron a sus planetas de origen y siguieron con su vida. Sebas y Fran tenían que quedarse en el suyo para protegerlo de la amenaza de los Sincorazones, porque podrían aparecer de nuevo y sumir al mundo en la oscuridad.

A las 11:30 tocó el timbre del recreo, todo el mundo comenzó a bajar a la cantina rápidamente, sin dejar pasar a nadie para conseguir los limitados y deliciosos bocadillos de lomo adobado o tortilla de patatas. Fran se quedó esperando a Sebas que recogiera su mochila, con lo lento que era le obligaba a esperarle hasta que todo la clase se hubiera ido.

- La clase de Física me ha hecho pensar, ¿cuándo vamos a volver al espacio?- le preguntó Fran con voz baja para que nadie de fuera se enterara.

- Nos quedamos aquí para proteger al pueblo de la amenaza de los Sincorazones, no podemos dejarlo- le explicó Sebas acabando de recoger.

-Ya pero, ¿te acuerdas de la última vez que tuvimos que eliminar Sincorazones?- le preguntó Fran mosqueado saliendo por fin de la clase junto a su amigo - hace casi 8 meses que no vienen ninguno, el pueblo está tranquilo y no hay incidentes en ninguna parte que nos indique actividad oscura.

-Lo sé perfectamente pero eso no indica que vuelvan a aparecer, además no tenemos medios de salir de aquí ni tampoco contactar con los demás- le volvió a decir Sebas mientras bajaban las escaleras y hablaban muy bajo.

- Ése fue nuestro gran fallo, pero al menos Álvaro podría venir a visitarnos con alguna Nave Gumi, sabe dónde vivimos y no lo vemos desde que nos separamos- comentó Fran saliendo al patio.

-¿Los echas de menos?- preguntó Sebas cogiendo el camino a la pista de baloncesto.

- Sí, ya sabes que no me gusta estar siempre en el mismo sitio, necesito salir allí fuera y vivir aventuras, ambos pensábamos que este pueblo es una cárcel pequeña para nosotros, éste no es nuestro sitio- contestó Fran mientras llegaba a la cancha de baloncesto para reunirse con los demás.

- Vamos a hacer una cosa, vayamos a entrenar esta tarde al campo, a las 5 nos vemos allí, así te distraes un poco- acabó Sebas de charlar mientras cogía el balón y comenzaba a charlar con los demás compañeros para comenzar el partido.

- Espero… que llegue el día en que nos vayamos de este lugar… y seamos libres… estando aquí parado no conseguiré convertirme en Maestro de la Llave Espada…- dijo Fran mientras miraba al cielo oscurecido.

A las 2:45 acabaron todas las clases, tras la entrega del trabajo de Lengua, de la cual Fran se escaqueó. Salieron en dirección a sus casas. El pelotón de alumnos bajando las escaleras era tan grande que se tardaba más en bajar de los pisos superiores, aunque el pueblo era muy pequeño, los colegios estaban muy llenos de niños.

- Vi que no entregaste el Comentario de Texto - le comentó Sebas - ¿Cuándo piensas aprender a hacerlos?

- No me gusta la asignatura de literatura, soy más pensar en problemas de matemáticas- le contestó Fran.

-Ya pero tampoco es que seas tan bueno en eso- le recriminó Sebas.

-¡Una cosa no quita a la otra!- le dijo Fran abochornado - sabes que no soy muy bueno estudiando, desde que entré a la ESO mis notas apenas llegan al 7, por más que estudie los días anteriores no saco mejores notas.

-¿Y aún no te das cuenta del fallo?- pregunta Sebas.

-¿Qué?- preguntó Fran distraído mirando al cielo.

- Nada déjalo, eres un caso…- dijo Sebas torciendo la calle para ir a su casa.- bueno, ¿nos vemos a las 5 en el pinar no?

- ¿Eh?, ah sí vale a las 5 estaré allí, ¡conseguiré derrotarte con la esgrima! – dice Fran desafiante marchándose calle abajo tras despedirse de su amigo.

- Nunca cambiará…- pensó Sebas cogiendo el camino para su casa.

Un poco más animado, bajó con paso firme y rápido cuesta abajo para llegar a su casa, llegando así a la zona peatonal de la calle Agustín Varo, siguió caminando hasta que divisó en la esquina de su calle tres personas que parecían que le estaban esperando.

-Mira quién viene ahí- dijo el más alto de los tres, un tío rubio con los ojos marrones muy oscuros, con la nariz alargada y con aspecto de musculitos, aunque con unos dientes amarillos y desfigurados.

- Pero si es nuestro amigo el pequeñajo - señaló el más gordo de los tres y a la vez el más bajito. Un tío moreno con las cejas rojas bastante anchas, con una cara de chulito y un piercing en la oreja izquierda de una estrella.

-¿Quién ha dicho que sea vuestro amigo?- preguntó Fran por lo bajo, pasando olímpicamente de ellos mientras torcía la calle para ir a su casa que estaba a escasos metros.

- Para el carro mocoso, ¿quién te ha dicho que puedes pasar?- le dijo el último de los tíos, el mediano de los tres, con piel morena y bastante sucia. Con unos ojos tan oscuros como su pelo corto y a la vez rizado, con unos labios gruesos y muy claros.- ¿Acaso no somos amigos?

- Os he conocido durante cuatro largos años, desde que entré en el instituto no habéis parado de meteros conmigo y siempre me he callado la boca, ¿acaso os merecéis que me acuerde de vuestros nombres?- les preguntó Fran parándose enfrente de ellos.- ¿Acaso queréis jugar un ratito?

- Sí, parece divertido, juguemos a pasar la pelota- dijo el tío acercándose a Fran con los brazos abiertos, pero éste no se dejó coger, retrocedió dos pasos hacia atrás y clavó el pico del paraguas fuertemente en el suelo quebrándolo.

- Me parece bien- dijo Fran levantando el paraguas hacia arriba, golpeando en la barbilla del tío gordo. Luego lo inclinó hacia delante y golpeó varias veces en el estómago del gordo. Los otros dos impresionados, rodearon a Fran por los lados, pero éste se percató de sus intenciones, agarró fuertemente el paraguas y dio un giro golpeando a ambos con la punta del paraguas, cayendo ambos al suelo.- ¿Esto es lo único que sabéis hacer?

-¡Ya me has cabreado enano!- gritó el gordo muy cabreado, intentó placar contra Fran con una tremenda fuerza.

- A ver si aprendéis… ¡a meteros con gente de vuestro tamaño!- gritó Fran impulsándose hacia arriba con el paraguas, dando una voltereta sobre sí mismo en el aire y atizando al gordo en la nuca con el paraguas.

El gordo cayó al suelo inconsciente, mientras que los otros dos se volvieron a levantar, tras haber visto el golpe certero con un simple paraguas del chino.

- Si no queréis seguir con la misma suerte de vuestro amigo, largaos de aquí – les dijo Fran señalándoles con la mano izquierda, haciendo aparecer la Llave Espada, León Durmiente. Una espada plateada con la punta en forma de cabeza de león y un pico plateado que sobresalía por los dos extremos. Del mango cuadrado en forma de gatillo sobresalía una cadena con un colgante plateado de cabeza de león.

La aparición de la Llave Espada estremeció a los dos que quedaban en pie, retrocedieron poco a poco hacia atrás, cayendo accidentalmente al suelo por culpa del cuerpo del tío gordo.

-Pero, ¿qué demonios eres tú?- preguntó el alto con voz temblorosa.

-¿Yo?... yo soy Fran- dijo con una mirada desafiante, asustando más a los dos.

-Esto no quedará así… ¡volveremos, tú espera!- le gritó el mediano, mientras cogía al gordo con la ayuda de su compañero y se lo llevaban.

- Vaya panda de tontos, con esto me dejarán por una temporada buena, o eso espero- dijo Fran volviéndose hacia su casa.

Los tres matones giraron la calle, saliendo con el rabo entre las piernas, creían que se iban a salir con la suya pero les salió el tiro por la culata. El gordo aún inconsciente, era arrastrado por sus amigos, giraron otra calle e inmediatamente cayeron hacia atrás. Dirigieron sus vistas hacia arriba, pudiendo observar una persona envuelta de pies y cabeza por una gabardina negra, impidiendo ver su rostro por culpa de la capucha, aunque sí se podía observar la silueta de una enorme nariz.

-¿Quién eres tú?- preguntó molesto el joven moreno.- ¡ya hemos tenido suficiente por hoy!

La persona encapuchada alzó su brazo izquierdo al cielo, invocando una enorme katana de unos 3 metros de largo. Una oscuridad comenzó a cubrir sus cuerpos, hundiéndose en ella desde el suelo, sin poder despegarse, el tío gordo fue absorbido rápidamente por estar tirado en el suelo, mientras que los otros dos intentaban escapar de esa extraña sensación.

-Decidme… ¿tenéis miedo?- dijo el hombre encapuchado mirando los dos chavales hundiéndose en la oscuridad mientras sus lágrimas derramaban de sus rostros.

Después de comerse un platazo de espaguetis hirviendo, con trozos de huevo cocido y queso fundido en polvo (lástima que no quedara más) se dirigió a su salón de juegos, donde tenía colocado su consola PS3, la PS2 y la Wii, donde su hermano pequeño estaba jugando.

- ¿A qué juegas David?- le preguntó Fran a su hermano pequeño, un niño moreno con un parecido bastante razonable al de su hermano mayor, aunque con unas cejas mucho más grande y el pelo mucho más corto, tenía 11 años y ya era demasiado espabilado para los videojuegos.

-Al Ratchet & Clank: Armados hasta los Dientes- le contestó su hermano sin apartar la mirada de la televisión.

-¿Y Pablo donde está?- le preguntó Fran de nuevo por su hermano aún más pequeño, de tan sólo 8 años, resultando ser Fran el mayor de los tres.

-No lo sé- le contestó su hermano.

-Tú nunca sabes nada…- dijo Fran con sarcasmo cogiendo puerta para su cuarto.

Cuando se fue acercando la hora del entrenamiento, preparó su mochila con botellas de agua y un bocadillo de chorizo, encaminándose para el pinar, un frondoso campo al norte del pueblo, donde la gente va en época primaveral a pasar la tarde haciendo barbacoas y turismo, un lugar para pasar en familia. Habían quedado en un sitio donde nadie les molestaría, porque si los descubrían podrían causar más de un problema gordo.

A las 4:30 partió con ropa cómoda aunque abrigada, ya que el tiempo no parecía que fuera a mejor. Allí le esperaba Sebas en un cortafuego, un lugar arenoso que servía de protección en caso de que hubiera algún incendio, era perfecto para entrenar ya que costaba correr sobre el terreno.

-¿Qué tal?- preguntó Sebas viendo cómo llegaba Fran.

- Con ganas de moverme un poco, te voy a dar de ostias que no te va a reconocer ni el Espíritu Santo, ¡León Durmiente!- gritó Fran invocando su llave espada en la mano derecha.

- Eres bastante molesto gritando, a ver si nos descubren- le dijo Sebas mientras sacaba su sable de la funda que llevaba a la espalda.

-¡Eh, espera un momento!, un verdadero guerrero dice el nombre de sus ataques y el nombre de sus armas cuando va a usarlas- le regaña Fran mientras le señala el sable.

-¡Bah, qué problemático eres!, está bien… ¡Eklipse!- gritó Sebas nombrando a su arma, un sable que le llegaba la hoja hasta los hombros, más o menos 1,70 metros de largo más el mango. Con dos tonalidades, negro en el reverso y plateado en el filo. El pico no acababa en punta sino en una hoja ancha. Atacó a Fran por la derecha, bloqueando el ataque con la llave espada de manera vertical.

-¡Cuidado!- gritó Fran bloqueando el ataque, siendo empujado y arrastrado por la arena.

-¿No querías entrenar?, ¡defiéndete bien!- gritó Sebas empujando hasta lanzarlo por los aires, cayendo sobre la arena. Se levantó con suma rapidez y empezó a lanzar ataques contra Sebas por todos lados, pero este los esquivaba con facilidad moviéndose a los lados, sin tener que usar su arma.- ¿Ya has pensado que vas a hacer el año que viene?

-¿Qué quieres decir?- preguntó Fran.

- Escoger la modalidad de Bachillerato, está ciencias tecnológicas, humanidades y artes- le contestó Sebas tranquilamente.- yo escogeré tecnológicas, porque hay Dibujo Técnico.

-Supongo que yo también escogeré esa, pero primero tendré que aprobar 4º ESO – comentó Fran golpeando por fin el sable de Sebas tras un tajo vertical, aguantando ambos la fuerza del otro.- aunque todavía queda para que acabemos el curso, aún estamos en Abril además habría que mirar haber si nos dan becas de estudios.

-Escuché que cuando vas a una universidad fuera de tu pueblo, te dan una beca muy grande, el doble de lo que puedas necesitar- respondió Sebas empujando con el sable, ganando poco a poco.- De todas formas a saber si nos darán becas.

-¿Por qué?, si seremos de primer año…- preguntó de nuevo Fran.

- Hay que ver que nunca miras las noticias, se dice en todos lados. A ver, el actual presidente del gobierno va a subir las tasas universitarias sobremanera, además de restringir aún más las becas lo que dificultaría el estudio a la gente que no tiene apenas dinero, una mierda vamos- le contestó Sebas cuando creía que le había ganado a Fran, pero éste deslizó la llave espada hacia el pico del sable y lo empujó hacia un lado, desequilibrando a Sebas. Se colocó de forma fugaz detrás suya y se dispuso a apuntarle con la llave espada.

-Entonces la solución es simple, ¡salgamos de este mundo!- le dijo Fran apuntándolo con la llave espada en símbolo de victoria.

-No cantes victoria tan rápido, Técnica de la Sombra Imitadora- dijo Sebas sin mover ningún dedo.

-Mierda, caí en la trampa… otra vez- dijo Fran sin poder moverse, estando atado su sombra con la de Sebas, por lo que cualquier movimiento que hacía Sebas, el cuerpo de Fran lo realizaba exactamente igual como si de un espejo se tratase.- es bastante molesto no poder moverse por culpa de la atadura de sombras.

- Ya te lo dije, pasamos aventuras hace dos años y ahora tenemos la obligación de quedarnos a proteger nuestro pueblo de la amenaza Sincorazón. – le regañó Sebas.

-¿No quieres ser el mejor guardián?, ¡pues aquí encerrado no lo vas a conseguir, tenemos que salir allí fuera!- le gritó Fran enfadado cuando Sebas desató la atadura de sombras, pudiéndose mover por fin libremente.

-¿Empezamos el segundo asalto?- le preguntó Sebas.

-Te estoy esperando, ¡León de Fuego!- gritó Fran brotando de su llave espada flamas de fuego rojo.

- Por fin te has decidido utilizar magia - observó cómo las flamas rodeaban el filo de la llave espada plateada que subían al extremo y se concentraban en forma de bola pero muy amorfa, parecía más un huevo que una perfecta esfera de fuego.

- ¡Sí, sabes que he estado intentando aprender a lanzar mi magia, a esta la he llamado Bola de Fuego!- gritó Fran lanzando la "bola" de fuego, pero no consiguió dirigirla hacia Sebas sino que ascendió verticalmente hacia el cielo, desconcertando tanto a él mismo, como al guardián. Fran se quedó en la misma posición de lanzamiento, sin saber que había pasado hasta que la "bola" volvió a caer e impactó sobre su coronilla, desprendiendo una enana explosión chamuscándole la cabeza.

- ¡Parece que esa técnica tuya no ha tenido mucho éxito!- gritó Sebas riéndose descontroladamente mirando cómo le había quedado el pelo de Fran, más despeinado, quemado y soltando humo.

-¡No te rías!, ¡aún no la he perfeccionado, cuando salga bien será la ostia y te daré una enorme paliza!- le gritó Fran enfadado, lanzando su llave espada sobre la arena y cargando sobre Sebas sólo con sus puños.

-¡Espera un segundo!- le gritó Sebas parando de reír, cambiándole radicalmente la cara a serio. Cogió su sable y golpeó en la cabeza a Fran con el canto, tirándolo contra el suelo con un gran chichón en la frente.

-¡Joder, me cago en todo lo que se menea!, ¡eso duele!- gritó Fran de dolor tirado en el suelo.- ¡¿Por qué has hecho eso?!

- Desde esta mañana el cielo se ha estado nublando, pero es que ahora está totalmente negro y fíjate ahora…- le dijo Sebas señalándole cómo las nubes negras sólo estaban rodeando el pueblo. Unas luces de tormenta iluminaban las nubes, cayendo de repente un par de rayos.- Deberíamos irnos ya.

-Que chasco, cómo se ha puesto el tiempo- comentó Fran levantándose con el enorme chichón en la frente, haciendo desaparecer su llave espada.- no hemos echado ni una hora, ¿mañana otra vez no?

-Si el tiempo acompaña quedaremos a la misma hora, volvamos ya- dijo Sebas envainando el sable y colgándola sobre su espalda.

- Tengo un mal presentimiento… - dijo Fran seriamente mirando el cielo.

- Fran, ten mucho cuidado, yo también tengo un mal presentimiento- comentó Sebas saliendo del cortafuegos y dirigiéndose hacia el pueblo.

-¡Ey, espérame!- gritó Fran corriendo.

El viento empezó a soplar muy fuerte, los árboles se tambaleaban y la arena volaba en todas las direcciones. Fran y Sebas consiguieron llegar al pueblo, todo el mundo estaba nerviosa por ese cambio climático tan inoportuno, los niños chicos se metieron en sus casas al escuchar los rayos, las tiendas empezaron a cerrar por culpa del viento al igual que los bares tuvieron que recoger todas las cosas porque las sillas comenzaban a deslizarse por culpa del viento.

- Nos veremos mañana, te recojo a la hora de siempre- le dijo Fran seriamente mientras andaban por el pueblo.

-Estate atento esta noche, no te extrañe que aparezcan los Sincorazones- comentó Sebas cogiendo su calle en dirección a su casa - hasta mañana.

-Adiós- se despidió Fran de su amigo y se dispuso a llegar a su casa.

En su casa las cosas no estaban muy diferentes, su madre le preguntó dónde había estado, porqué venía lleno de arena y con quién había estado. Rápidamente, sin dejar que contestara, le ordenó darse una ducha. Tras haber despejado las preocupaciones tras la ducha, se colocó el pijama de invierno aunque todavía no era hora de dormir, las oscuras nubes hacía que pareciera que era de noche. Subió al piso superior, observó que su hermano pequeño aún estaba jugando a la consola, en la misma posición con la que lo dejó y consecuentemente se dirigió a su cuarto.

- Nunca había pasado esto… será mejor que no encienda el ordenador, como caiga un rayo y se produzca un corte de luz se me estropeará- dijo Fran acostándose en la cama, observando desde ahí la ventana.- espero que los demás estén bien… se les echa de menos…

En un lugar lejano, fuera del Planeta Tierra había un pequeño mundo azulado. Dentro de él tenía 7 islas separadas unas de otras y en una de ellas había un pequeño pueblo muy parecido a Baessipo. En lo alto del pueblo había dos edificios con tres tiras de colores, verde, blanco y verde rodeados de una gran muralla verde. En el interior del edificio de la derecha vacío totalmente por dentro, sólo se veía la silueta de una enorme nave, agarrado con unas cuerdas metálicas contra el techo que lo sostenía en el aire.

Todo estaba en completo silencio excepto por el sonido de un martillo golpeando madera, con escasa luz, se podía ver un pequeño andamio colgando de la nave donde estaba un chico rubio con una gorra puesta hacia atrás y un pendiente brillante en la oreja izquierda.

El sonido de un teléfono móvil fue lo único que hizo parar el martilleo, el chico bajó del andamio pegando un salto y a la vez sacando una cuerda de debajo de la manga, atándola contra el andamio para caer al suelo de una manera suave. Pero la cuerda era demasiado larga y se pegó un porrazo contra el suelo.

-He usado demasiada cuerda… qué dolor… - dijo el chico levantándose del suelo y dirigiéndose hacia el teléfono móvil.- ¿Sí, dígame?

Al otro lado del teléfono se escuchó una voz familiar.

-¡Hola, cuánto tiempo sin escucharte!, ¿cómo estáis por ahí?- preguntó el chico alegremente mientras el de la otra línea hablaba, escuchándolo atentamente- comprendo… sí… entonces habrá que actuar rápido… si fueron allí hace una semana ya tienen que estar en ese lugar… claro que sí, de todas formas tenía muchas ganas de verle… sí, es un asunto serio pero me alegra que nos vayamos a ver dentro de poco… de acuerdo, sí… me dirigiré hacia allí en cuanto la avise… venga hasta luego…

Consecuentemente colgó soltando una ligera risa de felicidad, volvió a marcar unos números y esperó hasta que contestaran.

-¡Muy buenas!- dijo el chico cuando una voz femenina contestó- prepara tus cosas rápido, tenemos una misión importante que te va a gustar… ¡pero no te enfades, te lo contaré por el camino!... sí, ven aquí en cuanto estés lista, que zarparemos de inmediato hacia El Planeta Tierra…

La noche en Baessipo se pasó muy ruidosa por los continuos rayos que caían de las oscuras nubes. Estuvo toda la noche tronando y soplando un viento tan fuerte que hacía temblar las ventanas, aunque normalmente Fran se quedaba dormido aunque hubiera una banda de música fuera, aquella noche no pudo dormir por culpa de aquel mal presentimiento que tenía, no podía pegar ojo y no paraba de dar vueltas en la cama. Sospechaba que algo iba a pasar, para bien o para mal, pero no podía parar de pensar en qué iba a ser de él encerrado en ese pequeño pueblo.

Al día siguiente parecía que el tiempo no había cambiado nada, antes de que sonara el despertador y que su madre le pegara dos gritos para que se despertara, apagó lo primero y se dirigió al piso de abajo presuroso para tomar el desayuno. Su madre impresionada de sus energías de aquella mañana, ni siquiera se acordó de preguntarle si la tarea la había hecho y sin mediar palabras subió a su cuarto para vestirse rápidamente. Cogió su pantalón americano negro, su cinturón blanco alrededor de la cintura, revolvió el armario buscando alguna camiseta que le gustara para ese día oscuro y se colocó los botines azules de marca Kalenji. Cuando por fin escogió la camiseta, una negra con el símbolo de peligro nuclear y unas letras con plastiquitos brillantes que ponía "Urban Zone", se colocó la sudadera blanca con rayas negras por encima y se dispuso a bajar con la mochila ya preparada. Cogió el dinero y salió a comprar el pan en unos minutos.

-Ah saber qué le pasa hoy… ¿será el levante?- se preguntó su madre algo preocupada por la conducta de su hijo.

Fran volvió a los pocos minutos, aún con la cara seria y pensativa, como si estuviera en las nubes.

-Francis, ¿te pasa algo?- le preguntó su madre.

-¿Eh?, nada, no me pasa nada, sólo estoy algo pensativo… no sé cómo se planteará hoy el día, simplemente eso- le contestó su hijo con voz suave.- ahora que me acuerdo, ¿dónde está papá?

- Aún sigue de descanso en Bordeaux, lleva unos días allí- le contestó su madre- ayer estuve hablando con él, me preguntó cómo estábamos todos.

-Que poco me gusta el trabajo de camionero… bueno mamá, me voy largando ya al instituto, hoy me compro el bocadillo y la coca-cola allí- le dijo Fran dándole dos besos en la mejilla y dirigiéndose hacia la puerta.- Por cierto, si hoy no vuelvo… no te preocupes, estaré bien… ya te llamaré y despídeme de mis hermanos y papá.

-¡Buena suerte hoy!, ¡ten cuidado!- se despidió su madre en la puerta preocupándose cada vez más de su hijo… otra vez.

- Seguro que Sebas no ha podido pegar ojo al igual que yo, el tiempo no ha cambiado absolutamente nada, ¿pasará algo dentro de poco?- se preguntó Fran aligerando la marcha en dirección a casa de Sebas.

Cuando llegó a la avenida para pasar al "casco nuevo" del pueblo, notó que no había ningún coche aparcado en los alrededores, no veía ningún alma alrededor y ni siquiera pasaban coches por la carretera, cuando todos los días por la mañana siempre había un poco de tráfico congestionado de los padres llevando a sus hijos al colegio. Cruzó la avenida con pasos de hormiga, muy despacio hasta parar en seco en la mitad de la calle.

- Siento una presencia cerca…- dijo Fran tras pararse y cerrando los ojos, aguantando su mochila sobre su hombro derecho y dejando la otra mano libre. En ese instante, tres sombras le rodearon y empezaron a emerger del suelo, tomando una forma de humanoide totalmente oscura, con unas largas antenas en la cabeza de la que únicamente se apreciaba dos ojos blancos en la cara, éste emergió a la izquierda de Fran y otro a la derecha. Mientras que el del frente tomó forma de una gran bola oscura y arrugada suspendida en el aire- ah no… que era otra… de todas formas dos "Neosombras" y una "Bola Oscura"… ¿esto es lo mejor que sabes hacer?

Un encapuchado apareció en lo alto de una casa que había a escasos metros, con un gesto de mano ordenó a los Sincorazones atacar, los cuales se abalanzaron contra Fran sin chistar.

- ¡León Durmiente, Cola de Dragón! – gritó Fran haciendo aparecer la llave espada en su mano izquierda, colocándola en su espalda. Dio un giro de 360º que cortó a los tres Sincorazones.- ya te he dicho que tres bichos simples no son suficiente para mí y ahora dime quién eres…

- ¡Já!- gritó el encapuchado saltando a la avenida y colocándose cerca de Fran, tenía casi la misma estatura que él aunque un poco más alto.

El encapuchado empezó a correr en dirección oeste a través de toda la avenida vacía, en efecto no había ningún alma en el lugar.

-¡Espera!, ¡aún no he acabado contigo!- le gritó Fran corriendo tras él.

Corrió y corrió por la larga avenida de su pueblo percatándose inmediatamente de nuevo que no había ningún alma en la calle pero no apartó la vista y siguió al encapuchado hasta las afueras del pueblo, a un extenso descampado arenoso. El cielo se había vuelto totalmente oscuro, las nubes negras habían rodeado ya mucho más que el pueblo, también gran parte del mar y del bosque y los rayos comenzaban a caer y el viento hacía azotar los árboles separándolos poco a poco del suelo.

-¡¿Pero qué coño pasa?!- gritó Fran sin pararse cuando llegó al descampado y observó el temporal tan grande que hacía. Giró levemente la cabeza apartando la mirada del encapuchado cuando de repente algo asestó de golpe en toda su cara y lo lanzó lejos contra el suelo pedroso.

-Ése golpe debería de haberlo dejado inconsciente si fuera una persona normal, recógelo y vámonos- dijo una voz grave proveniente de un nuevo encapuchado de una altura considerablemente enorme, señalándole al otro encapuchado, el que estaba siendo perseguido.

Se aproximó al cuerpo tumbado boca abajo de Fran cuando pudo observar que aún se movía levemente del suelo, presionando fuertemente con los puños.

-No es alguien normal- dijo el encapuchado de menor estatura- puede ser un tipo muy peligroso, será mejor matarlo.

-¡Para, lo necesitamos vivo!- le gritó el encapuchado alto cuando su compañero sacó una espada en forma de navaja pero éste no le escuchó, asestando el corte contra el cuerpo de Fran. Pero un choque de espadas lo detuvo ya que un enorme sable paró la espada-navaja.

-Parece que el Hechizo Morfeo no os ha salido del todo bien- le dijo Sebas al encapuchado atacante sin producir ningún movimiento.

-¿Cómo has podido evadir el conjuro?- le preguntó el encapuchado.

- Pura suerte, he estado toda la noche haciendo el cartapacio de Lengua y cuando he visto que mi familia seguía durmiendo y que Fran no llegaba ya te puedes imaginar qué pasó después- le explicó Sebas aún sin mover un músculo mientras que su compañero se levantaba del suelo de forma natural- ¿a qué habéis venido?

- Oye, oye, oye, no se aceptan más preguntas, sólo hemos venido a por el chaval… si hace falta cortarle las piernas para que no se escape lo haré yo mismo- dijo el encapuchado alto, haciendo aparecer en una sombra en su mano una katana enorme, la misma que apareció con los tres chavales que desaparecieron en la oscuridad el día anterior- aparta si no quieres salir herido…

- Espera, ¿¡qué hechizo Morfeo!? , si yo he dormido de lo lindo y me he podido despertar perfectamente- se cuestionó Fran, moviéndose poco a poco a la derecha de su amigo y empuñando su llave espada.

- Esta es la última que contesto… ¿aún no te has dado cuenta?, llevas mucho tiempo viviendo esa casa… ¿y todavía no sabes que un hechizo protege tu hogar?, dudábamos que tuvieras conocimientos para realizarlo tú mismo, pero por culpa de esa protección hemos tenido que planear todo esto para sacarte de tu casa y evitar que nos vea alguien… pero parece que no todo sale según los planes.- le explicó el encapuchado detalladamente, dejando una cara de extraño sobre las caras de Fran y Sebas.- Sincorazones, a él…

Cuatro Neosombras aparecieron desde el suelo, otra vez los seres humanoides oscuros con los ojos amarillos y unas largas antenas oscuras, con unas garras oscuras muy afiladas. Estos sincorazones saltaron sobre Fran, el cual cortó horizontalmente al que llevaba delante, dando una voltereta en el suelo para esquivar las otras tres. Corrió rápidamente hacia el encapuchado de la katana y chocaron las espadas más de una vez, de derecha a izquierda, con tajos verticales y horizontales pero lo único que hacía el encapuchado era protegerse de los golpes, se notaba que era muy buen espadachín. Las tres Neosombras no se quedaron quietas y atacaron por la espalda a Fran.

- ¡No te puedo dejar solo con nadie, mira las que me lías!- gritó Sebas apareciendo detrás de Fran y cortando a los tres sincorazones sin ningún problema. El encapuchado de la espada-navaja se acercó a el, rodeando junto a su compañero a los dos amigos. Con un chasquido en los dedos hizo aparecer de nuevo más sincorazones, pero esta vez un número incontable de Neosombras, Bolas Oscuras y Soldados, una versión de las Neosombras pero con cascos y armaduras, y de la misma altura.

-Son demasiados para nosotros dos, si al menos no estuvieran los sincorazones tal vez tendríamos una oportunidad- le dijo Sebas a espaldas de su amigo, el cual no mostraba cara de preocupación ante la desesperante situación.

-¿Sabes lo que nos hace falta?, un golpe de suerte- le dijo Fran cuando los sincorazones empezaron a abalanzarse uno tras otro sobre los dos amigos, mientras los encapuchados sólo se limitaban a mirar.

Ambos se protegieron con agilidad y fuerza, apoyándose uno a otro cuando hacía falta para derrotar poco a poco a los sincorazones. Aunque llevaban ya bastantes parecía que no se acababan nunca, cada vez estaban más agrupados y era más difícil atacar, ni siquiera con las técnicas de sombras serviría en aquella situación. El cansancio ya llegaba a sus cuerpos y las pequeñas heridas hechas por culpa de los bichos oscuros empezaban a empeorarse.

Cuando parecía que la pesadilla iba a acabar tras los continuos ataques, el encapuchado de la katana apareció entre las sombras, agarró la cabeza de Fran y lo estampó fuertemente contra el suelo.

-¡Fran!- gritó Sebas queriendo rescatar a su compañero, pero un filo dañó su estómago. El otro encapuchado, que había dirigido el ataque contra Sebas, intentó rematar la faena acuchillando fuertemente contra el cuello de su rival, pero éste velozmente rodó por el suelo, consiguiendo evitar el ataque guillotina. Pero por desgracia las Neosombras que quedaban aprovecharon el momento de distracción y empezaron a arañar con sus garras sus brazos y su cara. Por último una Bola Oscura arremetió fuertemente por la espalda a Sebas, lanzándolo contra los árboles lejanos del bosque.

-Mierda… cogh… no he podido hacer nada- dijo Fran siendo levantado del cuello por el encapuchado de la katana, dejándolo en suspensión en el aire apretándole fuertemente.

- Ahora vas a venir con nosotros, tenemos planes especiales con tus habilidades, pero para que te estés quietecito te dejaré inconsciente, ¿de acuerdo?- dijo el encapuchado soltando una leve risa malvada.

-Se… seba… s… mierda…mal… di… to cabrón- intentaba decir Fran sufriendo de dolor sin poder respirar y sin posibilidad de hacer nada en ese estado.

- ¿Puedo ya matar al espadachín del sable?- le preguntó el otro encapuchado.

- Sí, si por casualidad sigue con vida no parará de buscarle… y puede ser peligro… ugh…- se quejó el encapuchado cuando las dos manos de Fran agarraron el brazo que lo tenía inmovilizado, apretando con una fuerza brutal que hizo que flaqueara la mano de su rival.- ¡¿Qué demonios le pasa?!, ¡¿de dónde saca tal poder?!.

- N…NO… QUIERO… QUE LE HAGAS DAÑO… ¡A MI AMIGO!- gritó Fran fuertemente con las últimas fuerzas que tenía y el poco aire que tenía disponible.

- No te dejaré que te libres de esta fácilmente- le dijo el encapuchado volviendo en sí tras haber comprobado el poder del portador de la llave espada y apretando el cuello sin parar.

La vista cada vez la tenía más nublada, no le quedaba aire en los pulmones y le dolía mucho el cuello, aunque estuviera preocupado por su compañero, aquella situación se le escapaba de las manos. Con los ojos mirando hacia el cielo fijamente. Parecía que todo estaba perdido, su compañero derrotado, dos rivales que le superaban de poder y una horda de sincorazones dispuestos a atacar en cualquier momento, pero en el cielo una tenue luz salía entre las oscuras nubes como si de un foco de un automóvil se tratase.

Del cielo cayeron unas esferas plateadas que al tocar el suelo empezaban a explotar, los sincorazones salían volando y desapareciendo en la oscuridad en el acto. Con aleaciones de material gumi, la nave espacial Kingdom bajó desde los cielos disparando sus láseres, cubriendo así todo el campo de batalla en una gran cortina de humo. Los encapuchados mostraron gestos de sorpresa, el de estatura mediana comenzó a correr hacia la nave, sobrepasando la cortina de humo de un salto y haciendo un intento de cortar la nave voladora, pero la maniobra evasiva del piloto esquivó al encapuchado con suma facilidad.

- ¡Javi, es una emboscada!- gritó el encapuchado de la espada-navaja aterrizando en el suelo arenoso.

- ¡Cállate, nos retiraremos de momento!- gritó el encapuchado alto tirando a Fran medio inconsciente al suelo.

-¡Cof… cof…! , mierda… Sebas… no pude protegerle… - decía Fran intentando coger aire tirado en el suelo.

- ¿Medio muerto y aún sigues pensando en tu compañero?... te diré una cosa… si quieres proteger a los que te importa… vuélvete más fuerte… porque volveré – le susurró el encapuchado en el oído y desapareciendo entre las sombras…

A partir de este día, nada volvería a ser normal. El deseo de salir al espacio volvió a cumplirse una vez más, pero no sabían los peligros que les esperaban a partir de ahora, los encapuchados algún día volverían, prometiendo que se llevarían consigo al portador de la llave espada sin saber qué planean hacer con él. La salida al espacio fue costosa, ya que las nubes negras tardaron en desaparecer pero finalmente llegaron al exterior de la atmósfera terrestre. Millones de estrellas se podían visualizar por la ventanilla de la nave, un paisaje absolutamente magnífico, no había palabra que pudiera describir aquella escena tan majestuosa.

La nave viajaba a gran velocidad, la nueva tecnología gumi permitía que los viajes estelares fueran muchos más cortos, pero el espacio seguía siendo inmenso. La nave era muy pequeña debido a que era sólo para tres pasajeros, con una única cabina con sus respectivos asientos aunque el hueco de atrás servía para cuidar a los heridos tras una dura batalla. Y ahí estaban Fran y Sebas, tumbados en el suelo completamente vendados de arriba abajo, como si de unas momias se tratasen. De repente Fran comenzó a despertarse, abrió los ojos y lo primero que vio fue la cara de una mujer, de piel pálida, ojos marrones aunque el izquierdo lo tenía tapado con un rizo, con el pelo totalmente rizado y largo.

-¿Estás ya bien?, mira qué susto nos habéis dado- le preguntó la chica medio preocupada.

- Sí, estamos bien Xamo… pero… esto no ha sido nada, no hace falta que nos vendan y que nos curen Xamo, has exagerado un huevo- le replicó Fran con normalidad, recibiendo un coscorrón inmediatamente de la chica.

- ¡Hace mucho tiempo que no nos vemos y lo único que se te ocurre decir es que he exagerado en vendarte!- le gritó Xamo muy enfadada.

[Nombre:Mª Carmen Chamorro.

Alias: Xamo.
Edad: 16.
Le gusta: El dinero, los casinos y los chicos de buen ver.
No le gusta: Los potajes, los mentirosos y el estrés.
Comida favorita: Las patatas fritas y el marisco.

Color de ojos: Marrones.
Ocupación: Navegante.]

- A eso iba, a saludaros pero no me has dado tiempo para reaccionar, ay que dolor de cabeza…- susurró Fran agarrándose la cabeza del coscorrón.

- Me alegro que estéis bien- dijo una voz de chaval en el asiento del piloto.

- ¡Hey, Álvaro me alegro mucho de verte!- le gritó Fran muy entusiasmado, dando un salto del suelo y abalanzándose a abrazar a su amigo.

- Yo también me alegro de verte, siento mucho no haber venido antes, pero es que he estado con un proyecto muy importante y he estado demasiado ocupado, cuando lleguemos al instituto te espera una sorpresa- le dijo el chaval, una persona de la misma estatura que Fran, con el pelo corto de color rubio y un flequillo en punta y los ojos marrones claros.

[Nombre: Álvaro Malia.
Alias: Álvaro.
Edad: 16.
Le gusta: La consola y todas las cosas relacionadas con la electrónica.
No le gusta: Los insectos ni las plantas.
Comida favorita: Ensalada de pasta.
Color de ojos: Marrones.
Ocupación: Piloto.]

- No te preocupes mujer, si no paras de golpearle cuando te vuelva a ver después de tanto tiempo no le hará tanta ilusión verte- le dijo Sebas, que estaba igualmente vendado y viendo cómo Xamo comenzaba a fruncir el ceño.

- Menos mal que estás bien Sebas, me tenías muy preocupado- le dijo Fran volviéndose atrás.

- Unos arañazos no son lo suficiente como para derrotarme, pero a ti estuvieron apunto de llevarte- le dijo Sebas quitándose las vendas.

- ¡No te las quites!, ¡mientras no tengamos un médico a bordo no puedo curaros perfectamente, a saber si tenéis algún hueso roto o algo!, será mejor que reposéis con esas vendas- les dijo Xamo, pero no les hicieron nada de caso.

-¡Chavales vamos llegando!- les avisó rápidamente Álvaro cuando se podía ver delante de sus narices un enorme planeta azul, bastante más pequeño que el planeta de Fran y Sebas.- ¡Bienvenidos de nuevo a Vicent Alexis!

La nave cayó en picado en la atmósfera terrestre de Vicent Alexis, empezaba a calentarse la nave y comenzó a aparentarse ser un meteorito. Las discusiones dentro de la nave no acabaron, Xamo les gritaba constantemente a los dos pirados que se estaban quitando las vendas. La nave dio un movimiento brusco, haciendo que Fran se cayera encima de uno de los asientos.

-¡Xamo, siéntate de una vez que nos vamos a matar!- le gritó fuertemente a Xamo.

-¡A MI NO ME GRITES MOCOSO!- peleó Xamo con Fran, dándole por mala suerte al botón de eyección del asiento, saliendo volando por los aires y cayendo peligrosamente al vacío. Hasta que llegó al mar, dándose un chapuzón bastante doloroso…

Continuará…

Autor: Fran López – Captain Soraking

Corrector: Joaquín Garci - Jojogape