-((Sabes que odio que hagas esto...))
-¿Acaso estás celoso?- la muchacha que se estaba cepillando el largo pelo oscuro mirándose al espejo de la habitación, se giró para observar al chico que permanecía de pie tras ella en silencio, con los gruesos aunque delicados hilos morados uniendo sus labios.
-((Tsk, piensa lo que quieras))- la voz mental se coló en su cabeza como un susurro, a la vez que él se cruzaba de brazos poniendo mala cara.
-Vamos no seas así... ¿hay algo que querrías hacerme? ¿Qué elegirías tú, Moirail? -dejó el cepillo sobre el tocador- Es simple curiosidad.
-((No voy a contestar a eso))
-¿Qué pagarías por hacerme?
El chico alzó la cabeza con altivez y sonrió de medio lado mostrando un poco sus dientes a través de los hilos.
-((Nunca lo he pensado. Pero esa pregunta está mal formulada... Sería más como "¿Qué pagaría para que me hicieras?"))
-¿Qué pagarías para que te hiciera, Kurloz?- repitió apoyando las manos entrelazadas en su regazo.
-((¿Que me hicieses tú? Nada. Puede que otros. Sí, puede que para eso tenga un par de ideas en mente.))
-Makara, confiesa. De8es tener fantasías como todo el mundo. DÍMELO -le dirigió una mirada burlona- ¿No querrás que prue8e todo lo que se me ocurra hasta que acierte, verdad?
-((No veo ningún problema en eso. Sabiendo lo lista que eres estoy seguro de que acertarías enseguida)) -relajó los brazos dejándolos caer a ambos lados de su cuerpo.
-¡Exacto!- una sonrisa se escapó de sus labios azules- Pero podría hacerme la tonta...
-((No creo que quieras hacerte la tonta. Piénsalo.)) -se apoyó de espaldas en el tocador, a su lado, dejando las manos sobre el borde- ((Tendrías a un tío guapísimo dispuesto a dejarse hacer lo que tú quisieras...))
-¿Y 8ien? ¿Dónde está ese chico guapísimo?- le devolvió la pulla alzando una ceja- Tan sólo quiero sa8er tus más oscuros secretos, Señor Ego.
-((¿Señor Ego...? Parece que se me deben de estar pegando tus malas costumbres))
La chica dejó de mirarle para volver a la tarea de adecentar su cabello que finalmente recogió en una coleta alta.
-De8e de ha8er algo que desees hacer y que no puedas hacer con ella porque temes hacerle daño. Ya sa8es que conmigo no tienes que ser tan cuidadoso.
-((No te voy a hacer nada. Pero en el hipotético caso de que lo hiciera, no nos vendrían mal hilo y agujas...))-una sonrisa macabra se dibujó en su rostro.
Ella le miró dubitativa durante unos segundos con expresión de incredulidad. ¿Estaba diciendo eso en serio?
-Wow... hilo y aguja -articuló finalmente- Sería mi primera vez con eso, me desvirgarías "costurilmente"- pensó que esa palabra probablemente ni siquiera existía pero rió levemente ante la ocurrencia de su Moirail.
-((No te arrepentirías...))-sonrió con suficiencia- ((No hay nadie mejor con el hijo y la aguja))
-No venga...-se serenó un poco- Eres el cliente. Se supone que tienes la razón. Además hay confianza, así que seguramente te haría un 8uen precio si quisieras coserme.
El trabajo de la chica ciertamente era algo especial y complicado de explicar pero según ella lo describía era algo así como "Realizadora de Milagros". Todos los días, hombres y mujeres; trolls y humanos, llegaban hasta ella para que cumpliera sus más oscuras perversiones sexuales. Y ella no rechazaba ninguna; fuera lo que fuese, podía hacerlo, tan sólo asentía y sonreía y se afanaba por realizar su trabajo, un bien comunitario según muchos. Pero no era gratis. Para ser sinceros pasar un rato con ella era realmente caro. Cumplía las fantasías, pero a un elevado precio. Su Moirail no podía soportar aquello. Ciertamente le asqueaba sobremanera el saber que era usada por unos y por otros para sus depravadas aficiones y que ella sólo pedía más. Había tratado por todos los medios de alejarla de eso, porque no era sano ni moral, pero había llegado a cansarse de sus negativas y aprendido a vivir con ello. Ahora sólo iba a visitarla de vez en cuando y a instigarle sutilmente, aunque siempre era él quien acababa hundido en su juego sucio.
-Cóseme.-murmuró mirándole fijamente.
-((Te he dicho mil veces que no voy a hacerlo. No te haré daño))
-Kurloz, haz lo que deseas... o seré yo la que cumpla sus deseos -ante la expresión estoica de su amigo miró a su alrededor- Necesitaré unas tijeras.
-((No. Te lo digo en serio. No voy a hacerte daño. No voy a volver a hacerle daño a alguien que me importa nunca más. No me das miedo)).
-Es. Mi. Tra8ajo. Cumplir fantasías. ¡Milagros! Es a lo que me dedico.
-((Me da igual lo que hagas con los demás))- la chica chasqueó sus dedos y una servicial sombra dejó unas afiladas tijeras en su mano- ((Te quiero y te respeto y eso es más importante que lo que yo desee))
-Desearía poder 8esarte. De8e ser excitante.
El chico se apartó lentamente de ella, no dándose por enterado.
-((He dicho que no))
-¡Deja de hacerte el difícil!
-((No me estoy haciendo el difícil, solo me estoy negando))
La jovencita se levantó mirándole fijamente, y paseó a su alrededor, posando un dedo suavemente sobre sus hombros y su espalda.
-Sa8es cómo funciona mi juego, ¿verdad? Aquí vienen chicos y chicas pidiéndome todas las perversiones que te imagines. Incluso las que no eres capaz de imaginar. Y aquí estas tú, negándote a jugar.
El sonido de la saliva bajando por la garganta del chico fue perfectamente audible, cosa que la hizo sonreír.
-((Sa8es que no me van tus juegos))- se removió incómodo en su sitio.
-Sólo te lo preguntaré una vez más, Makara. ¿Cuál es tu deseo?
-((No soy uno de tus clientes))- alzó la cabeza para mirarla a los ojos. En un primer momento la chica se sorprendió, pero instantes después su sonrisa se ensanchó y alzó la ceja desafiándole con la mirada.
-Entonces, supongo que hemos terminado aquí. Puedes marcharte, tengo trabajo- el suave gesto de la mano echándole y volviendo hacia su armario fue suficiente para que él reaccionase.
-((No, espera...)) - sus manos se movían turbadas bajo su atenta mirada- ((Quizá si quiero algo...))
-¡Despierta! -el sonido de sus dedos chasqueando ante sus ojos lo hizo mirarla- Decídete. Creía que eras tú el que no quería juegos.
Al no recibir una respuesta, suspiró volviendo a la tarea de quitarse la ropa, preparándose para su siguiente trabajo.
-((Ya bueno, no estoy muy acostumbrado a que alguien se ofrezca a cumplir mis fantasías...))
-Sa8es perfectamente que te lo ofrezco cada vez que nos vemos... esto ha empezado a ser casi un ho88ie. Ver tu rostro tan morado es simplemente hilarante.
La vista del cuerpo desnudo de la muchacha hizo que, efectivamente, sus mejillas adquiriesen un fuerte ardor morado, dejándolo sin palabras.
-Tengo que ponerme este estúpido tutú porque a alguien le parece sexy hacerlo con una 8ailarina de 8allet...- renfunfuñó con mala cara metiéndose el blanquecino vestido por la cabeza.
- ... ((Dónde has dejado las tijeras...)- connsiguió articular finalmente susurrando.
-So8re la mesa -señaló con la cabeza- No me vayas a apuñalar, que te vigilo- bromeó cruelmente a pesar de que tenía un serio trauma con el hecho de que alguien le apuñalase por la espalda con cualquier objeto punzante.
-((¿Qué es una bailarina?))
-Pues... una 8ailarina es una chica. Que 8aila. -se levantó a medio vestir y trató de hacer unos cuantos pasos de ballet frente a él- 8aila así.
-((Ah... ))
-Con música clásica. De violín. Los humanos tam8ién tienen violines como tú.
El chico cogió las tijeras sin mucho entusiasmo, sin apartar la vista de ella.
-((Los humanos son raros... No creo que sean mejores violinistas que yo...))- jugueteó con las tijeras entre sus dedos- ((¿Tam8ién tra8ajas para ellos?))
-A veces. Aunque los trolls sois mejores. Los humanos son... diminutos en comparación. Algunos tan sólo 14 cms...- la risa de la chica rompió el suave silencio del camerino- Por el amor de la Larva Madre...
-(( Demasiado pequeños, ¿eh? ¿Entonces por qué trabajas para ellos?))
-Porque me pagan.
-((Habría montones de trolls que estarían dispuestos a contratar tus "servicios"))-acompañó la última palabra con un sutil movimiento con los dedos.
-Lo sé... los hay a patadas, te lo puedo asegurar. Tienes suerte de verme antes de la... "función"- le imitó riendo- Todas las salas tienen ventana invisible, así que puedes quedarte al espectáculo si te apetece...- se levantó dándose la vuelta y mostrándole el cuello y la espalda- ¿Te importaría su8irme la cremallera?
-((No gracias))- subió lentamente la cremallera del vestido, sin soltar las tijeras- ((Prefiero no saber lo que haces aquí))
-Tú te lo pierdes- soltó una suave risita sujetándose el pelo a un lado- Nunca me tocarías así que sería la única forma que tendrías de verme, ¿no?
-((No quiero verte, si pudiera incluso trataría de convencerte para que dejaras esto.)) -resopló molesto- ((Aunque creo que eso es imposible))
-De todas formas no estarías solo... hay muchos Low8loods que no pueden pagarlo y se tienen que contentar con verlo tras los espejos.
-((Eso es aún más raro si cabe...))
-Pero tienes razón, es imposi8le. No lo dejaría. Porque me encanta hacerlo, Kurloz.
-((Lo se, he dicho si pudiera. Eres realmente extraña... Una Highblood, rebajandose a esto...))
-Aprendes a disfrutarlo cuando es lo que has hecho siempre... No finjas que no esta8as en las fiestas de High8loods. ¿Cómo crees que pagué mi 8razo ro8ot?
El rostro del muchacho mostró una expresión de desagrado porque *sí* que lo recordaba. Perfectamente.
-((Las reuniones de Highbloods))-suspiró-((Jegus...))
-Aún me sigo preguntando porqué me pedían que me pusiera aquellos vestidos cuando apenas me duraban un rato puestos...- le picó enredando los largos lazos de los zapatos de bailarina alrededor de su pierna.
-((El ser violento viene en la sangre de los Highbloods, no se que esperabas. A pesar de ello, la imagen es importante.))
-Por eso me gustan los Low8loods. Cuando sólo les das el poder que quieres que tengan y creen que eres suya. Son adora8les.
La miró sin poder creer lo que decía. Ella le ignoró señalando las tijeras en sus manos con aire aburrido.
-¿Para qué las querías?
-((Uhmm... Para nada supongo, te veo demasiado ocupada con tu próximo cliente))
Trató de caminar como una bailarina, de puntillas, hasta él, y cayó en sus brazos riendo.
-Tranquilo, aún tengo un rato- pero al verlo tan cerca dejó de reír y le miró fijamente, pasando las yemas de los dedos por los hilos que cerraban su boca, absorta- ¿Por qué nunca me dejas hacerte feliz?
-((Porque no merezco ser feliz))- cerró los ojos disfrutando de la agradable sensación.
-Si lo mereces. Todos lo merecemos.
-((No, yo no))
La chica observó sus ojos cerrados, y dudó un momento antes de ponerse de puntillas y dejar un levísimo beso sobre sus labios.
-Que sí, estúpido- suspiró sobre ellos.
Un escalofrío recorrió la espalda del muchacho, se estremeció olvidándose de todo lo demás. Le devolvió el beso, agarrándola con fuerza por la espalda y la nuca, atrayéndola hacia él.
-K-Kurloz... -consiguió separarse mínimamente- El tutú... me vas a arrugar el tutú...
-((Que le den al tutú...))
Ante esa respuesta le abrazó y se abandonó al beso, lamiendo los hilos y tratando de llegar a su lengua a pesar de todo.
-Dame las tijeras...
Obedeció y le pasó las tijeras, usando sus manos ahora libres para acariciar la pequeña espalda de la chica.
-Cierra los ojos... - cuando lo vio obedecer comenzó a cortar uno a uno todos los hilos, para después retirarlos con extremo cuidado. Él la seguía viendo trabajar delicadamente, con los ojos entrecerrados, aun no muy convencido de todo aquello, aunque no se opuso. Al acabar, abrió la boca, no estando del todo seguro de qué hacer- Kurloz... por favor... Di mi nom8re. Quiero que sea lo primero que pronuncies.
-Vriska...-susurró con la voz ronca y entrecortada por el desuso.
-Aw... es preciosa...-acarició su garganta- Tu voz es maravillosa...
-Y está rota.
-Pero es tuya, y eso la hace preciosa.
-Tú eres preciosa...- sonrió volviendo a besarla, esta vez de forma húmeda y salvaje. Ella le abrazó dejando que la besara, emocionada por sentir su lengua recorriendo su boca y él parecía feliz de poder explorar y disfrutar sus labios.
-Que le den al tutú...- se lo sacó por la cabeza sin ni siquiera bajar la cremallera. Kurloz la sentó sobre él, abriendo sus piernas a la vez que besaba su cuello, lamiéndolo y dejando pequeñas marcas azules sobre él.
-Oh Jegus, Kurloz... ¿Por qué no se me ha ocurrido esto antes...?
Él subió mordisqueando por su cuello hasta el lóbulo de su oreja.
-No eres tan lista como piensas...- susurró en su oído.
Un gemido de puro placer se escapó de los labios de ella al escuchar la desconocida, pero familiar voz tan cerca, haciendo que se le erizase el vello.
-((Esta vez te toca disfrutar a ti...))- dijo paseando sus manos por sus piernas haciendo que Vriska se quedase sin aire, soltando un gemido seco.
-Como puede ser...
-((¿No es lo que querías?))- susurró juguetón, subiendo sus manos cada vez más.
-No me extraña que mantengan esa 8oca cerrada...- se lanzó a sus labios, besándolos, mordiéndolos, jugando con ellos- Yo querré lo que tú quieras...
-((No))- la apartó bruscamente.
-¿Qué? ¿Por qué?
-((Yo no soy uno de esos clientes tuyos, si vamos a hacer esto, lo vamos a hacer bien))
-Kurloz...
-((No quiero ser uno más))
-¿Qué quieres decir? No eres uno más. Eres mi Kurloz, mi Moirail, y te quiero. Mi nom8re ha sido lo primero que has dicho desde... No sé, cuando nos conocimos ya los tenías cosidos...- le miró apenada.
-((Sabes a lo que me refiero, no quiero que vuelvas a decirme eso nunca más, nada de "yo querré lo que tu quieras"))
-Pero es que no sé lo que quiero. Es más fácil dejar decidir a otros en estos temas. Si no quiero nada, nada me parece mal.
-((No, todos queremos algo, tu lo sabes mejor que nadie. Lo de los hilos es algo que tenía que hacer))- se acercó a ella hasta casi rozar sus rostros- ((¿Qué es lo que quieres *tú*?))
El silencio se hizo latente entre ambos mientras escuchaban la respiración y el latido del corazón del otro.
-... A ti.
El chico sonrió, mostrando sus colmillos y acarició los labios de ella con la lengua.
-Entonces- le dio un pequeño beso- Aquí me tienes.
-P-pero eso es... inesperado.
-((¿No es lo que querías? Pues ya está, soy todo tuyo))
-Ahora me da vergüenza- sus mejillas se tiñeron de un suave rubor azul, y se trató de tapar con las manos- No puedo tratarte como uno de ellos si me dices eso...
-Vriska...- pronunció con cuidado, apartando sus manos- No quiero que me trates como a uno de ellos, sólo sé tu misma.
-Es que ahora eres mío... por fin. Y no se me ocurre nada...
Era evidente la frustración sentimental de la chica, que estaba acostumbrada a ser como una muñeca sin sentimientos, y su inseguridad al notar la atracción de su contrario, la ponía entre nerviosa e insegura. No sabía cómo reaccionar cuando alguien demostraba que la apreciaba y la quería de verdad, por eso no sabía si reír de felicidad o llorar...
-Tranquila...- la abrazó con cariño- No tenemos porqué hacer nada si no quieres.
