Mi Corazón No Sangrará Más

Mi nombre es Kenshin Himura, seguramente muchos de ustedes me recordarán por haber ocupado las primeras páginas de todas las revistas de economía del mundo entero durante dos años y también las del corazón, prácticamente por el mismo espacio de tiempo, pero hoy no venimos a hablar de ello, sino que voy a contarles una historia, tan real como la vida misma, de hecho… es mi vida. No pienso adornarla con colibríes en flores ni nada parecido, les contaré todo tal y como sucedió, para que ustedes puedan juzgar como crean conveniente.

Yo siempre viví bien, sin muchas preocupaciones económicas, pero tampoco es que mi familia fuera millonaria. Pasaron los años y mientras mi feliz infancia transcurría, crecía aún más mi pasión por los números. A pesar de que siempre aprobara todas las asignaturas con notas bastante buenas, una calificación sobresalía entre todas las demás: mi permanente sobresaliente en Matemáticas. Amaba todo lo referente a las matemáticas como a nada en el mundo y esa pasión marcó el resto de mi vida, pues fue la que me empujó a estudiar Contabilidad y Empresariales al mismo tiempo y conocer a la que sería mi musa e inspiración: Tomoe Yukishiro.

Ella era bellísima y estudiaba Arte Dramático en la Universidad de Tokio, al igual que yo, así que era sólo cuestión de tiempo que coincidiéramos en alguna fiesta de la Universidad, oportunidad que el destino me brindó cuando estaba en segundo año de carrera, mientras que ella tan sólo estaba a un año de concluir sus estudios.

Yo había acudido sólo para acompañar a mi hermano mayor, Sanosuke, que ese año se despedía de la Universidad tras acabar la carrera de Medicina, cursando la especialidad de Nefrología y habiendo hecho un Master en Enfermedades Infecciosas, aparte de ello, planeaba casarse con su prometida Megumi Takani en breve. Ella, dos años mayor que él, era ya pediatra en el Hospital General de Tokio y muy reconocida en el mundo de la Medicina, pero volviendo a mi historia, yo en aquellos tiempos no era más que un retaquillo pelirrojo con buenas notas, pero sin ningún tipo de experiencia con el sexo opuesto, así que estaba solo, con la misma cerveza y la misma cara de aburrimiento que una hora antes, cuando empezó la fiesta y en ese momento, una chica, de unos 21 años, se sentó en el taburete contiguo al mío y pidió un "JB con un chorrito de Cola", yo extrañado, ya que lo normal era que fuera al revés, le pregunté por ello, respondiéndome ella que "Cuanto más alcohol, más rápido se olvida".

Era la primera vez que me ocurría algo como aquello, primero estaba charlando con una desconocida sin nombre acerca de lo malo que era el alcohol y una hora después, me encontraba perdiendo mi virginidad con una desconocida llamada Tomoe Yukishiro, por lo menos había conseguido un avance, no?

Un mes después, esa misma Tomoe y yo éramos la pareja más envidiada del Colegio Mayor Rampo Edogawa, ya que, exceptuando las horas de clase, siempre estábamos juntos, nunca discutíamos… éramos una pareja modelo y además éramos los primeros de nuestras respectivas clases. Una pareja 10, resumiendo, pero esa felicidad no sólo duró mientras estábamos en la Uni, ya que cuando yo finalicé mis estudios y ella comenzaba a realizar sus primeros pinitos en la gran pantalla, nos casamos y comenzamos a vivir una vida plena en todos los sentidos, ya que yo había obtenido un puesto en la sección de Dirección de la prestigiosa empresa Mitsurugi International Airlines, mientras que Tomoe estaba a punto de participar, como protagonista en la adaptación a la gran pantalla del famoso Anime "Kõkaku Kidõtai" (Ghost In The Shell), interpretando el papel de Motoko Kusanagi, papel que la lanzaría al estrellato, así que mientras ella aparecía en las portadas de todas las revistas de cine del mundo, yo lo hacía en todas las revistas de economía y bolsa del mundo, ya que había conseguido aumentar la productividad de la empresa en un 200 por ciento y la había colocado en lo más alto del Índice Nikkei, aparte de expandirla lo suficiente como para convertirla en la 2º empresa de aviación pública del mundo.

Y quizás fuéramos famosos, pero ello nos perjudicó más que nos benefició, porque ella siempre estaba fuera de rodaje en rodaje y luego de promoción y yo vivía enlatado en mi oficina y en las pocas ocasiones que coincidíamos, estábamos demasiado cansados como para hablar o cualquier otra cosa y por ello apenas hacíamos nada, salvo salir de vez en cuando al cine o algo así y entonces nos perseguían los periodistas, así que… nuestro romanticismo había desaparecido prácticamente y nuestros planes de criar a una preciosa parejita, formada por Kenji y Ritsuko, cada vez se tornaba más en una fantasía, que en un auténtico plan de futuro, pero ninguno de los dos decía nada, ya que estábamos demasiado concentrados en nuestros trabajos, deseando finalizarlos, para poder retomar nuestra vida de nuevo, pero ello no ocurrió inmediatamente.

Cuando Tomoe estrenó su película, fue tal su éxito que obtuvo tres Oscar de la Academia: Mejor Película de Habla No Inglesa, Mejores Efectos Especiales y Mejor Actriz, lo que llevó a Tomoe a sumirse en la grabación de la secuela de la película, realizar miles de spots publicitarios y ser controlada las 24 horas del día por la prensa rosa, lo que, sumado a mi gran éxito como nuevo subdirector de la compañía, imposibilitó que nuestro tercer aniversario se celebrara en un buen restaurante o algo así y quedase reducido a una simple cena en casa con velas y vino, pero por lo menos nos permitió renovar nuestro amor y… algo es algo.

Poco después de eso, todo comenzó a ir mal, para luego ponerse bien y después ponerse aún peor, pues la empresa no dejaba de modernizarse y yo tenía que soportar una grandísima presión, que me tenía con un estrés acumulado increíble, pero entonces, 2 meses después, llegó uno de los momentos más felices de mi vida.

Llegaba después de cerrar en Ámsterdam la adquisición del 60 por ciento de una compañía de automóviles que estaba desarrollando motores de propulsión híbrida de gran potencia, que podrían ser utilizados en nuestros aviones, reduciendo así increíblemente nuestros gastos en carburantes a 0. Cansado, aparqué el Mercedes en la puerta y entré lentamente en casa, con la chaqueta sobre el hombro, pensando en si esa noche cenaría lasaña o canelones, congelados, claro, cuando me encontré con Tomoe esperándome con una gran sonrisa en el rostro, mientras sostenía un sobre en su regazo.

-Cómo…? No se suponía que tenías grabaciones en Sapporo esta semana?

-Sí, pero el director me ha dicho que no había problema, que había una chica que podría ocupar mi lugar un tiempo.

-Ah… y, a qué se debe este cambio de planes?- pregunté, intrigado.

-Pues… lee esto.

Ella me tendió el sobre, que tenía el sello de una famosa clínica, gestionada por el Dr. Gensai, un buen amigo de mi padre y que poseía el Laboratorio de Oncología más desarrollado del país y uno de los tres mejores del mundo, lo que me hizo temer lo peor. Una vez había leído que los enfermos de cáncer Terminal solían intentar alegrar lo más posible sus últimos días junto a sus allegados.

Tembloroso, extraje el documento y lo primero que vi fue que no tenía nada que ver con el Departamento de Oncología, sino que ponía Ginecología… mis nervios comenzaron a cambiar su motivo y no pude contenerme al leer: "Tras realizar las pruebas pertinentes, podemos confirmar que la paciente Tomoe Yukishiro presenta un embarazo de 8 semanas. En breve contactaremos con usted para que comience a asistir a las clases de pre-parto y a realizarse las primeras ecografías. Enhorabuena."

Cuando finalicé la lectura, estaba llorando de emoción, iba a ser padre… muchas veces me habían nombrado "Dios" de los Negocios y ahora por fin, me iba a parecer a Dios en algo, había creado vida, no del mismo modo que él, ya que yo tendría que esperar siete meses, pero lo había hecho a mi imagen y semejanza, pero no sólo eso, lo había hecho junto a la persona que más amaba en el mundo y ello les convertía en mi mayor tesoro y preocupación.

-Estás bien, Ken?- me preguntó al notar que mi llanto no desaparecía.

-Sí…- conseguí responder yo, para inmediatamente girarme y abrazarla como no lo había hecho en mucho tiempo.

Durante el mes siguiente, comencé a salir un poco antes del trabajo, para poder pasar más tiempo con Tomoe, a parte de aprender a cocinar platos medianamente decentes, barrer, ir a las clases de pre-parto y esas cosas, que resultaban entretenidas, pues nos pasábamos esos ratos entre bromas y anécdotas, como si fuéramos un matrimonio normal y corriente… pero es que acaso no lo éramos? Teníamos todo, amor, una casa pagada entre los dos, gastos compartidos, riñas por tonterías de vez en cuando y tan sólo había algo que nos hiciera ser un matrimonio especial y era que no teníamos problemas con los suegros, yo fui dos veces en el barco del Sr. Yukishiro y Tomoe hablaba todos los días con mi madre e intercambiaban experiencias sobre aquellos meses, mientras se preguntaban cuál sería el aspecto del pequeño o la pequeña y el color del que pintarían el cuarto. Mi madre sostenía que tenía que ser de un azul claro, para que sirviera para ambos sexos, pero Tomoe dijo que lo que debíamos hacer era comprar pintura roja y esperar a que nos dijeran algo los médicos y entonces, si era chico, se pintaba de rojo (ya que ambos, Tomoe y yo, éramos fervientes seguidores del Urawa Reds) y si no, se compraba un bote blanco, se juntaban y se pintaba de rosa, idea que finalmente mi madre acabó aceptando de buen grado.

En el transcurso de aquel mes, todo fue perfectamente bien, pero entonces, como indiqué antes, todo comenzó a ir peor, ya que al director de mi empresa, no se le pudo ocurrir nada mejor que pactar un acuerdo de colaboración con dos prestigiosos grupos de aerolíneas europeos y yo tuve que encerrarme como una rata de laboratorio en mi despacho para evaluar todas las implicaciones económicas que ello supondría y apenas pasaba por mi casa para dormir y lo hacía con mala cara y desgana, lo que transmitía esa sensación a Tomoe, por lo que siempre la veía sería y cuando tenía fuerzas como para preguntarle el motivo antes de dormir, ella siempre negaba con la cabeza, me besaba en los labios y se giraba para dormir, haciendo crecer aún más mi malestar, que se unió al estrés del trabajo y me impulsó a beber una cervecita de vez en cuando después del trabajo en el Bar que estaba justo enfrente de mi casa y al poco comencé a llegar ligeramente borracho, motivo por el cual Tomoe comenzó a preocuparse, aún más si cabe, y me preguntaba todos los días por mi jornada laboral y yo tan sólo la ignoraba y me dedicaba a dormir la mona, para despertar al día siguiente con una resaca increíble, darme una ducha con agua bien fría, tomarme una aspirina y volver al trabajo, del que regresaría inmediatamente al Bar y de allí a mi casa con un pedo que acabaría destrozando todo lo que me importaba en mi vida.

Así fue como, después de una borrachera igual que las demás, llegué a casa y Tomoe comenzó de nuevo, como siempre a preguntarme y aquella vez, perdí los papeles y le propiné un fuerte bofetón en la cara. Era la primera vez que le levantaba una mano a ella y en aquel momento me fui a dormir tranquilamente, ignorando su llanto nocturno y siendo la mañana siguiente, después de mi desayuno, cuando me percaté de ello, al ver su mejilla amoratada:

-Qué te ha ocurrido, cariño?- le pregunté, preocupado.

-Nada, tranquilo- me respondió ella.

Yo sospechaba que algo no iba bien, pero como llegaba tarde al trabajo, no me molesté en presionarla para que me dijera la verdad y ahora lo lamento. Quizás, si me hubiera dicho la verdad, yo me habría esforzado por dejar la bebida, pero no fue así, sino que la escena se repitió varias veces más, llegando, en una de esas ocasiones a partirle la nariz, motivo por el cual, tomó la decisión que creyó más conveniente.

De nuevo yo volvía borracho a casa y cual fue mi sorpresa al encontrarme a Tomoe acompañada del famoso Akira Kiyosato, un buen amigo de ella, que acababa de ganar una medalla en los JJ.OO. de Judo, además de ser cinturón negro de Kárate y Taekwondo, mientras que yo tan sólo era un buen Kenjutsuka y estaba borracho, así que la batalla estaba perdida desde antes de comenzar.

-Tomoe…quién es… éste?- conseguí preguntar.

-Verá, Sr. Himura, la verdad es que Tomoe se negaba a acudir a la policía, así que por eso me encuentro hoy aquí- se irguió y se acercó hacia mí- como vuelvas a ponerle una mano encima a Tomoe, a propasarte una sola vez… la demanda por malos tratos será la menor de tus preocupaciones.

-Me estás vacilando… capullo…?

Y me parece que el insulto no le gustó demasiado, porque rápidamente me inmovilizó, retorciéndome la muñeca derecha y colocándomela en la espalda, apareciendo en mi rostro una pequeña mueca de dolor, que desapareció segundos después, cuando Tomoe se levantó de su sillón y salió por la puerta llorando, mientras murmuraba:

-Eres lo peor que me ha pasado en esta vida…

Aquellas palabras, dichas precisamente por aquella persona, me hirieron en lo más profundo, así que, aprovechando un segundo de indecisión de Akira, me dejé caer, haciendo que él me acompañara en mi caída e inmediatamente después de que yo tocara el suelo, le propiné una patada en sus genitales y en cuanto aflojó la presión un codazo con el otro brazo en plena cara, que le dejó fuera de combate y es que aquello de "sólo un buen Kenjutsuka" era un pequeño momento de humildad, ya que había sido campeón del mundo Júnior por tres años. Dejarle fuera de combate me permitió salir de allí rápidamente y comencé a buscar a Tomoe por todos lados, pero al ver que su coche ya no estaba en el aparcamiento, marqué inútilmente su móvil, aún a sabiendas de que no me contestaría. Cuando volví a la casa, diez minutos después, la encontré vacía y tan sólo habían cosas mías… al parecer Tomoe ya había planeado irse de mi lado…

Después de aquello caí en una profunda depresión, por lo que al cabo de una semana, ya tenía una abundante barba y un más abundante número de botellas a mi alrededor todas ellas vacías, sin contar a un jefe que estaba bastante enfadado, pues no había sabido nada de mí en toda la semana, mientras que yo sólo bebía y pensaba:

"Por qué he acabado así? Por qué cambié mi vida por el trabajo? Cómo pude tocar a Tomoe… Pero qué me puede haber ocurrido…? Yo que un día juré respetarla por y para siempre, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separara… lo primero que se me ocurre es golpearla aún sabiendo que dentro de ella lleva la semilla de mi vida y nuestro amor…"

Así estuve los primeros días, pero el domingo por la noche de aquella semana, cuando mi flaqueza comenzaba a ser notoria y preocupante, mis pensamientos pasaron a ocuparse de otro asunto: por qué vivir?

"Pero, para qué quiero vivir? No soy más que un infeliz que ha perdido todo lo que apreciaba y amaba y que no es capaz de nada solo… qué motivo me queda para desear vivir? Nada, ya nada, si algo me mantenía aquí era Tomoe y ahora he visto que no soy capaz de hacer ningún tipo de sacrificio por ella, mientras que mi amor lo ha dado todo por mí y se ha arriesgado a perder toda su carrera por mí… De verdad soy indigno de vivir siquiera, le robo el aire a gente que se esfuerza por los demás, gente que de verdad es capaz de sacrificarse por el bien de otros más que por el suyo propio… supongo que cualquier otro lugar es mejor para mí que esto…"

En ese momento, con la cabeza aún nublada y pasos indecisos a causa del alcohol, alcancé a entrar en el cuarto de baño y mientras cogía mi antigua cuchilla de afeitar, cerraba los ojos para poder aguantar lo mejor posible el pulso mientras me cortaba las venas, si me hubiera comprado una maldita pistola, todo esto sería mucho más sencillo, como en las películas americanas.

Tras unos segundos de concentración, me apoyé en el borde de la bañera, extendí el brazo izquierdo y con el derecho, realicé varios cortes lo mejor que pude y dejé caer la cuchilla. Unos segundos después, pude sentir como me mareaba y perdía el conocimiento a causa de la pérdida de sangre, teniendo como último recuerdo el tintineo del timbre de mi casa.

Una vez, un científico dijo que: la luz blanca o las "películas" que ven los moribundos, no es más que la última señal eléctrica que emite el cerebro mientras se apaga. Eso me consuela más que pensar que esto no es sólo una prueba y si lo que acabo de narrar es dicha película, significa que a la luz blanca le falta poco para aparecer y desconectar mi cerebro. No les pido que se compadezcan de mí, ni que lloren mi muerte, ni siquiera que asistan a un funeral para soltar falsas palabras de pésame y fingir que mi vida les importaba lo más mínimo, sólo que no hagan como yo y aprovechen este tiempo que se nos presenta, pues esta oportunidad sólo se da una vez… Ahí viene la luz… Adiós.

Notas del Autor: Muy buenas, queridas amigas (sip, en esta web no tengo amigos, qué se le va a hacer). En vísperas del primer aniversario de mi "pequeño" y de mi segundo años como miembro de esta comunidad, aquí me presento con otro song-fic de dos partes con dos canciones diferentes, aunque éste no se parece en nada al anterior... el otro era una historia de amor desde dos puntos de vista diferentes mientras que éste... éste es más estilo "Mi Heroína" ya que, además del toque trágico, está basada en una canción del mismo grupo, Silverstein, del que ya os hablaré en más extensión en el siguiente cap y que os continúo recomendando si os gusta el punk, el Emo o el más reciente Screamo.

Más de una se preguntará porqué no hago más que escribir cosas tristes últimamente y no es por nada en especial, es simple y sencillamente que yo saco mi inspiración de lo que me ocurre día a día y si lo único que veo son chavales con sus porritos... pues qué queréis que yo le haga, conozco de buena mano a donde llevan esos caminos y uno de ellos es el que trato aquí: la desesperación. Por suspuesto, aquí lo he tratado como si ocurriera en una familia de nivel alto tirando a muy alto, para tocar así otra piedra que parece que a mucha gente se le olvida a diario y es que todos somos humanos e iguales y sin embargo la gente no cesa de diferenciar: altos y bajos, gordos y flacos, blancos y negros, pijos y payos... y yo no lo veo así, yo lo veo más bien como humano y no humano. Punto. Ahí acaba la cuestión y no hay más que discutir, que tú estás resentido por que tienes menos dinero, vale, pero no empieces a llamar "Negrata asqueroso" al primero que pase por delante tuya, ni tampoco hagas eso cuando lo que quieras sea fardar, porque tarde o temprano, la vida te devolverá la jugarreta, te lo aseguro.

Ahora, cambiemos de tema, que ya iba a empezar con mi discursito de 4 folios... Muchas os preguntaréis, que leches es eso de Nefrolgía? Pues es la rama de la medicina que se especializa en el estudio del riñón y sus enfermedades, mientras que la oncología se especializa en el estudio de tumores benignos o malignos. Aclarado el tema médico, supongo que ya sabréis a quien he tomado como modelo para este Sanosuke tan inteligente y para el científico que sabe muy bien de luces blancas. Pues sí, es el "Dr. Gregory House, o sea, Greg", tal y como él mismo se presenta. La primera vez que vi la serie me dije: "Vaya asco de tío, es un chulo prepotente egocéntrico...", pero a la semana siguiente estaba puntualmente frente al televisor para ver que le ocurría en ese capítulo. Y os lo recomiendo fervientemente, si es que aún no lo estáis viendo, porque hace poco finalizó la segunda temporada, con un House a punto de morirse y ahora empieza la tercera, cuya emisión en España, si no me equivoco es 14 días después que en EE.UU., el 19 de Septiembre y que seguiré por otros 20 tantos capítulos.

Aquí está la letra de la canción: Bleeds No More

My heart bleeds no more
now, it's been turned to stone.
Your stomach feels sick for someone else.
I've broken both my legs falling for you.
Drag me on the ground.

Powerless I stand,
tarnished blade,
cutting through,
pushed into my vein.
Blood still stains my hands.
Sharpening my sense of pain outside.

my heart bleeds no more.
now, it's been turned to stone.
You're stomach feels sick for someone else.
I've broken both my legs falling for you.
Drag me on the ground.
Killing everything off inside.
Make sense of everything you tried to hide,
hide from me.

My heart bleeds no more;
now, it's been turned to stone.
My stomach feels sore from cutting up.
I ruined all my sanctity for you.
Smash me on the ground.

I wanted to, convince myself there's nothing else to do.
I wanted to, provide you with proof of what you put me through.
I wanted to, pretend that it was you.
(you're the worst thing that ever happened to me.)

NO

Killing everything off inside.
Make sense of everything you tried to hide, hide from me.
My heart bleeds no more;
now, it's been turned to stone.
You're stomach feels sick for someone else.
I've broken both my legs falling for you.
Smash me on the ground.

Para finalizar, me gustaría comentar que estoy pensando en no hacer sólo dos capítulos, sino incluir un tercero, que irá en medio, como una especie de Interludio, en el que Sano y su grupo de doctores mantienen estable a Ken, si ustedes quieren que lo ponga, díganmelo.

Se despide

michel 8 8 8