¡Hola!

Aquí les dejo mi primer fanfic. Que lo disfruten :)

Slash. H/R Dr/Hr Tendrán que esperar al segundo capítulo para el Lemmon


En el Bosque. Capítulo Uno

Último curso en Hogwarts. El colegio ha organizado una salida para las fiestas de Semana Santa, para aquellos que no han podido ir a sus casas.

- ¡Hei¿Lo habéis oído¡Nos vamos de acampada!- dijo Ron entrando bruscamente en la sala común de Gryffindor y dirigiéndose a sus amigos.

El pelirrojo derrochaba entusiasmo. ¡Nunca había ido de acampada! Sus padres siempre le decían que aquello eran cosas de muggles, que pudiendo dormir en una cómoda y calentita cama¿para qué dormir en una tienda de campaña, en el suelo, y con un frío que te mueres?. Harry y Hermione estaban jugando a las cartas cuando éste llegó.

- Si, ya lo sabemos. Hace justo cinco minutos que Neville entró igual que tú, gritando lo mismo- rió Hermione, ante la cara de Ron, que le fastidiaba que se le hubieran adelantado.

- ¿A qué estáis jugando?- pregunto Ron con curiosidad.

Se sentó al lado de sus amigos, y observó con detenimiento lo que estaban haciendo. Jugaban a un juego con varios trozos de papel rectangulares con números y figuritas impresos en ellos. Seguramente será un juego muggle, por que él no lo conocía.

- A las cartas – contestó Harry con voz malhumorada. Ron no se había dado cuenta de su estado de ánimo hasta que éste habló.

- ¿Y a ti que te pasa?

- Lo que pasa es que ha perdido todas las veces y no le ha sentado muy bien – estalló en risas la castaña, lo que ponía de peor humor al ojiverde.

- Bueno hombre¡sólo es un juego! No hace falta que te pongas así amigo- dijo Ron con su dulce sonrisa, mientas ponía una mano en el hombro de Harry transmitiéndole su ánimo.

Harry se lo quedó mirando abobado, la perfecta sonrisa y el contacto con su amigo le acababa de producir un escalofrío por todo su cuerpo. Reaccionó cuando Hermione le dio una patada por debajo de la mesa.

- No es por que haya perdido. ¡Es por las consecuencias de haber perdido! – le dijo al pelirrojo.

- No entiendo- Ron levantaba su ceja cada vez sin entender menos.

- En este juego, cada vez que pierdes tienes que confesarle a tu rival algo que no hayas dicho a nadie- risitas.- Por eso Harry está así, por que ya me ha tenido que contar más de un secretillo.

- Ahh!- comprendió Ron rápidamente. Observó entonces en la situación que estaban cuando él acababa de entrar. Hermione con cara de sorpresa pero con mirada divertida, y Harry malhumorado y con la cara roja como un tomate. - ¿Y se puede saber alguno de esos secretillos?

- ¡NOO! – gritó el moreno lo más alto que pudo, haciendo que sus amigos dieran una saltito sobre sus asientos, por el susto.

- Vale, vale… solo preguntaba.- Dijo Ron mirando a su amigo con la ceja levemente levantada.- Entonces¿puedo unirme a vosotros¡Me gustaría aprender a jugar!

Harry pareció nervioso cuando el pelirrojo cogió un taco de cartas, y las miraba con interés, aunque no sabia que las tenía al revés. No tenia ni idea de cómo jugar a aquello.

- Bueno, si queréis, jugar vosotros. Yo tengo que irme a… a entrenar. Hace mucho que no entreno por culpa de los exámenes, y no puedo descuidarme, tengo que estar en forma.- Dicho esto se levantó y se dirigió hacia su habitación, en busca de su escoba. Cuando ya había vuelto a bajar con ella y con su ropa de entrenamiento, se despidió y salió de la Sala Común.

Mientras que salía, Ron no pudo evitar mirarle. ¿Qué no podía descuidarse? Por Dios¡si ese cuerpo no necesitaba mejoras! Era tan perfecto…

La risita de Hermione le sacó de sus pensamientos. Le miraba con una sonrisa burlona, y Ron enrojeció. Su amiga sí que sabia lo que sentía por el moreno, lo que sentía cada vez que lo miraba, cuando escuchaba su voz… que estaba totalmente enamorado de él.

- ¿Cuándo piensas atacar Ron?- su sonrisa pícara se clavó en los ojos de su amigo.

- A veces pienso que no te lo tendría que haber contado Mione…- dijo mientras que sus ojos se clavaban en las cartas, ahora bien colocadas, y decidió cambiar de tema antes que ella empezara a hablar.- Entonces¿me enseñas a jugar?

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Llegó el día de la salida. Iban a estar fuera durante una semana entera, en mitad de un bosque, donde los muggles no tenían acceso. Seria una experiencia realmente excitante para todos. La verdad es que no eran muchos los que acudieron. La mayoría había aprovechado para regresar a sus casas y descansar un poco tras las últimas semanas de exámenes que habían tenido. El grupo se formaba por 20 alumnos y 2 profesores, la Profesora McGonagall, y el Profesor Snape. Ninguno se habría imaginado a la profesora yendo de excursión, y también era mala suerte que Snape les acompañara¿no se iban a librar nunca de él?

La profesora empezó ha hablar y a explicarles como se iban a organizar. Se formarían cinco grupos, cada uno de cuatro alumnos que tendrían para ellos una tienda de campaña. Cada grupo se establecería en un punto distinto del bosque, lo bastante lejos unos de otros, para que la experiencia fuera más bien una tarea de sobrevivencia, ya que a cada grupo se le entregaría una cantidad determinada de alimentos que tendrían que dosificar para que les duraran toda la semana. "Genial, nos moriremos de hambre"- pensó el pelirrojo.

Los grupos se formarían por sorteo. En un saco estaban 20 papelitos cada uno con el nombre de un alumno. Snape sería el encargado de sacarlos y de leerlos.

A sí pues, empezó con su tarea, y cuando ya se habían formado los dos primeros grupos, empezó a decir los del tercero.

- Señorita Granger… Señor Weasley… Señor Potter – los tres sonreían hasta que continuó con el último nombre.- Y el Señor Malfoy.

Snape no pudo evitar una sonrisa siniestra que provocó escalofríos a los tres amigos. ¿Malfoy¿Draco Malfoy¡No puede ser! Pensaron los tres cuando se quedaron con la boca abierta, girando la cabeza hacia donde se encontraba su "nuevo compañero" mirándoles con esa sonrisilla suya tan peculiar. Seguramente ya estaría pensando en algunas maldades que llevaría a cabo en esa semana.

Decididamente, esta salida no iba a ser tan buena como esperaban.

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Llegaron a un claro del bosque que les pareció perfecto para acampar. Dejaron sus mochilas y procedieron a intentar armar la tienda de campaña. Hermione no tuvo mucha posibilidad de ayudar, ya que los tres chicos se habían metido en la cabeza que cada uno lo podía hacer mejor que los otros y se peleaban entre ellos, queriendo demostrar lo manitas que eran.

- Hombres… - había dicho la castaña antes de alejarse y sentarse sobre la tala de un árbol que encontró.

Se quedó allí mirando como los tres hacían el ridículo, intentando averiguar quién era el más tonto de los chicos que tenia delante de sus narices. ¿Tan difícil es montar una tienda de campaña? Por Dios¡si eran magos! Habían hecho cosas más difíciles y peligrosas que montar ese trasto.

Harry intentaba meter unos hierros dentro de la tela sin mucho éxito, Ron miraba unos tornillos y se rascaba la cabeza intentando averiguar cual de todos ellos era el que tenía que utilizar, y Malfoy observada con el cejo fruncido el manual de instrucciones que venía con la tienda.

Hermione se quedó más tiempo mirando a este último, que se encontraba apoyado contra un árbol, que le daba una pose, como decirlo… ¿sexy¡No Hermione¡Pero qué cosas piensas!.

La verdad es que a Draco no se le podía tachar de feo, sino más bien todo lo contrario. Era atlético, hermoso, sensual (muy sensual), con unos fríos ojos grises pero penetrantes, y una sonrisa capaz de derretir a cualquiera… "Pero no a ella" – pensó Hermione.

Mientras lo analizaba de arriba a abajo, el rubio desvió la mirada de los papeles que sostenía en la mano, y sus ojos se encontraron. Hermione quedó muy sorprendida al ver que Malfoy la guiñaba un ojo¿o lo habría imaginado? Si si, seguramente fue eso.

Con el rubor en sus mejillas giró la cara (con más esfuerzo del que ella hubiera imaginado) y se puso a mirar a sus amigos, que ya casi habían conseguido montar la tienda…

¡¡Zasss!!

Un golpe de viento mandó la "tienda" a hacer gárgaras. Hermione cansada ya de esperar, se levantó y se encaminó hasta los chicos que ahora discutían y se echaban la culpa mutuamente por el fracaso de su trabajo.

- ¡Pero qué torpes que sois! – la castaña se puso manos a la obra, y en menos de 15 minutos ya había terminado de montar la tienda.

Los chicos la miraban asombrados, y se sintieron avergonzados de lo inútiles que habían sido.

- Bueno- empezó Ron cuando se recuperó de su sorpresa- ¿y ahora que hacemos?

- Supongo que tendremos que investigar un poco y adentrarnos en el bosque¿no les parece?- sugirió Harry.

- ¡Claro! Y de paso podemos recoger la madera para luego hacer el fuego- añadió Hermione.

Se empezaron a dirigir hacia el bosque cuando la voz de Malfoy sonó detrás de ellos.

- Y teniendo tantas zonas que visitar¿por qué no vamos cada uno investigando una de ellas?

La verdad es que el rubio tenía razón, así tardarían menos y podrían regresar antes al campamento.

- Vaya, vaya. ¡Si Malfoy piensa! Quien lo iba a decir…

- Guárdate tus comentarios para a quién le interesen, Weasley – Draco con mirada asesina.

- Pero no podemos separarnos e ir cada uno por su lado¿qué pasaría si ocurre algo? No podríamos oírlo ni ir a ayudarlo.- explicó el moreno.

- ¿Y para qué quieres tu varita Potter? Supongo que para algo más que hacer adorno ¿no crees?- Harry le fulminaba con la mirada. – Pero si estáis más tranquilos, podemos ir en parejas.

Los amigos se miraron por instinto. ¿Podrían fiarse de Draco? No tenían más remedio.

- Está bien. Vosotros dos podéis ir juntos, y ya me encargo yo de vigilar a "este".- Hermione señaló al rubio.

- ¿Crees que vamos a dejarte sola con Malfoy? De ninguna manera.

- ¿Acaso crees que la pueda hacer daño, Weasley?.- Definitivamente Malfoy tenía ganas de bronca. Ron se enfadó más cuando oyó su pregunta y la sonrisilla que lanzaba a la vez.

- Tranquilo Ron. No me va a pasar nada. En todo caso, el que tendría que tener cuidado sería Malfoy. – Esto sentó muy mal al rubio, y por lo tanto, muy bien a su amigo.

- En tal caso¿no hay más por lo que esperar, no?. Vamos Ron. Mione, si tienes algún problema avísanos y vendremos a ayudarte - Harry miró a Draco amenazadoramente antes de introducirse en el bosque.

Hermione les despidió con la mano, y cuando se giró hacia Draco vio como este la estaba mirando fijamente, con aquellos ojos grises tan perfectos… ¡Ja! Pues ella no se iba a quedar atrás. Le sostuvo la mirada intentando averiguar que narices había detrás de aquellos ojos, hasta que al cabo de unos minutos, que a ella le parecieron horas, Malfoy rompió el silencio.

- ¿Qué estas mirando sangre sucia¿Acaso te gusta lo que ves? – mirada picante.

- Más quisieras tú, Malfoy.

Con esto, se dio por concluida la "conversación", y partieron hacia el bosque, por el lado contrario que sus compañeros.

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Llevaban ya un rato andando en silencio. La castaña, que no se fiaba nada del rubio, siempre detrás de él. No pudo evitar fijarse en su trasero, que aunque no se podía distinguir bien con la capa que llevaba, se podía intuir la perfección que emanaba de este. Parece ser que los rumores que oía en los baños de las chicas iban a ser ciertos.

Malfoy se movía con envidiable elegancia, aunque estuvieran andando entre los árboles. Las brisas de viento, acariciaban en ocasiones su precioso pelo rubio platino haciéndolo ondular y que se desprendiera un suave aroma a melocotón. ¿De verdad Draco sabía a melocotón? Eso sería algo que nunca tendría intención de averiguar. O eso pensaba.

La voz del chico la sacó de sus pensamientos.

- Esto es una mierda. No hacemos más que dar vueltas y vueltas. – dijo girándose y clavando sus ojos en ella.

- Es lo que tenemos que hacer… - la verdad es que a ella le pasaba lo mismo, se aburría como una ostra.

- Pero ellos no pueden vernos. No saben lo que estamos haciendo. Además, estamos de vacaciones ¿no?

- Malfoy, si estuviéramos de vacaciones ten por seguro que tu no estarías incluido en ellas. – el rubio frunció el ceño.

- Por su puesto. Tengo mejores cosas que hacer que estar como una sangre sucia como tú Granger.

Hermione suspiró, cansada ya de que siempre la insultara así, pero ya casi se había acostumbrado.

- Esta bien. ¿Qué quieres que hagamos?

La sonrisa que se dibujó en la cara del rubio, hizo que la castaña se arrepintiera de inmediato de pronunciar esas palabras.

- No sé. ¿Tú que quieres hacer Granger?- Draco se fue acercando hasta que estuvo peligrosamente cerca de la chica, que contenía la respiración.

- A.. Aléjate de mí Malfoy.- pudo decir por fin la castaña. – Será mejor que continuemos.

Hermione no pudo ver si el chico se molestó, por que rápidamente se dio la vuelta y empezó a andar con la misma elegancia que siempre, pero más rápido que antes, por lo que la chica tuvo que darse prisa para no perderlo de vista.

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Mientras tanto, en el otro lado del bosque, dos amigos recogían leña para la hoguera que más tarde intentarían hacer. Se les había prohibido realizar magia, a no ser que fuera totalmente necesario. Y por supuesto, ninguno de ellos había hecho anteriormente un fuego. Pero ya pensarían en eso más tarde. Ahora sólo tenían que recoger los trozos de madera, intentando no pensar en el otro cuerpo que se movía alrededor del suyo.

- ¡Auuu!

Harry dejó en el suelo todo lo que tenía en las manos y corrió hacia su amigo, que acabada de pegar un grito. Cuando llegó, vio que el dedo de Ron estaba sangrando, por culpa de una gran astilla que se le había clavado.

- ¡Mierda!. ¿Y ahora que hago? No puedo utilizar la magia para curármelo.

El moreno se quedó mirando un rato la herida de su amigo, y entonces tuvo el impulso de hacer algo, pero también sabía que luego se arrepentiría de ello.

Lentamente cogió la mano del pelirrojo mientras que este lo miraba intentando averiguar que es lo que iba a hacer Harry, y cuando lo supo, se quedó totalmente sorprendido.

El ojiverde estaba acercando el dedo de Ron hacia su boca, y respirando entrecortadamente, aferró la astilla con sus dientes y tiró de ella, hasta tirarla al suelo, y volver a concentrarse en el dedo de su amigo. Cerró la boca alrededor de este, y empezó a limpiar la sangre con su lengua, intentando que así su pelirrojo se sintiera un poco mejor.

¡Y tanto que se sintió mejor! Después de que Harry abriera la boca que aprisionaba gustosamente a su dedo, y le hubo puesto un pañuelo alrededor de este, Ron no pudo evitar que los colores se le subieran a las mejillas.

- Gra... Gracias Harry.- no pudo decir más.

Harry asintió con una leve inclinación de cabeza, y regresó a donde había dejado sus cosas antes del "accidente".

El pelirrojo no pudo ver como su amigo, de espaldas a él, se relamía en su boca por el placer que le había provocado el sabor de este.

-FIN DEL PRIMER CAPÍTULO-


Es el primer fanfic que hago, pero espero que les este gustando aunque sea un poquito :)

Cuando pueda subiré el siguiente capítulo

Besos a todos!

20/03/07