POV KAGOME. RECUERDOS
Pronto harán tres años desde que viajo al Sengoku para recuperar los fragmentos, el primero, estuvo lleno de viajes, aventuras y peligros.
Pero cerca de mi segundo año aquí Naraku desapareció por un tiempo, lo que me permitió volver a casa más a menudo y entrenar con mi abuelo, el houshi Miroku y la anciana Kaede en el control de mis poderes, cosa que en los viajes con Inuyasha no podía. Fue entonces que me di cuenta de que aunque empezaba a tener el control de estos, usarlos me dejaba agotada, que simples roces me dejaban marcas oscuras en la piel y que me cansaba cada vez más. Algo que traté de ocultar de todos tanto como pude, por ejemplo dejé de usar mi uniforme por unos pantalones largos verdes con muchos bolsillos, camisetas de manga larga y botas de montañismo resistentes. Una ropa mucho más adecuada para caminar y pelear aunque según todos seguía siendo extraña.
Por esa época Sesshomaru dejó a Rin en la aldea para que se acostumbrara a estar con humanos y poder elegir qué tipo de vida quería llevar. Ella y Shippo, estaban encantados con eso, pasando el día juntos, jugando y ayudándome en lo que sea, no puedo evitar vernos, a veces, como una pequeña y extraña familia, y a nuestro modo creo que lo somos.
Ellos son como mis hijos, y Sesshomaru el padre de Rin, aunque casi no nos conozcamos, Sango y Miroku son como mis hermanos mayores, especialmente ella, Inuyasha no sabría decir si es un hermano pequeño muy revoltoso, ya que es casi un niño. A veces creo que Shippo, Rin y Ah-Un son mucho más maduros, tal vez los yokai maduren antes, o es porque Inuyasha se crio casi solo. Aunque con Rin es más agradable, la trata como si fuera familia, aunque al principio le costaba aceptar que la protegida de su hermano se quedara con nosotros, nada que un par de cráteres no pudieran solucionar.
En ese tiempo conocí su triste historia y como murió dos veces y Sesshomaru la rescató. Debo decir que me tomó por sorpresa que hubiera hecho tanto por una niña humana cuando siempre nos mostró desprecio, pero con el tiempo creo que aprendí a ver un lado diferente de él, aunque seguía siendo frío, mostraba un gran cariño y una preocupación sinceras por la pequeña.
Por otro lado en este tiempo puedo decir que mis sentimientos por Inuyasha cada vez eran más claros y menos románticos, me di cuenta mientras meditaba, que cuando miraba mi futuro él era una parte de este, no podía imaginar mi vida sin él en ella de algún modo, pero también que no lo veía como alguien con quien compartirla. Entonces empecé a replantearme lo que sentía por él, y si de verdad le amaba como creía, pues lo celaba y lo sentía como algo mío, quería su felicidad y me molestaba verlo con Kikyo.
Por lo que cuando volvimos a iniciar al viaje puedo decir que aunque me molestaba que fueran a encontrarse, me di cuenta de que había más preocupación y molestia que dolor, que nunca estaría con él y que realmente no quería estarlo, una noche cuando Sango me preguntó en unas aguas termales.
- Kagome ¿estás bien? Últimamente te noto algo extraña.
- ¿En serio?
- Sí, no lo digo sólo porque me hayas pedido que te enseñe a pelear, sino porque no dijiste nada cuando Inuyasha se fue a "pasear", ni siquiera pestañeaste o cambiaste la expresión.
Pasear era la excusa que ponía cuando se iba a encontrar con Kikyo, o recoger leña, o comprobar la zona,… Seguramente piensa que soy lo bastante tonta para creerle, pero prefiero dejarlo pasar, no es asunto mío y prefiero ahorrarme una discusión tonta.
- No niego que en el fondo me molesta que se vaya mintiéndonos con escusas estúpidas, no me fío de ella, pero si lo dices por mi… Debo confesar que ya no siento lo mismo por él.
- No me digas. Acaso hay otra persona. – Sango parecía realmente confundida.
- No, no lo digo por eso, la verdad, con el tiempo he dejado ir esos sentimientos, sigo queriéndolo, pero no como hombre, sino como un hermano revoltoso. –Sonreí ante su mirada asombrada y miré las estrellas- Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que me aferraba a él, creo que porque a pesar de su mal carácter me hacía sentir segura. Fue la primera persona a parte de la anciana Kaede a la que realmente conocí en esta época, y la cercanía hizo que me confundiera, junto a mi juventud e inexperiencia, en el fondo temía que se fuera y me dejara sola. Pero hoy puedo decir sinceramente que no lo amo.
- Por eso no te molesta que se vaya,… Y también explica que ya no llores a escondidas, lo que sigo sin entender es la actitud que has tenido con él últimamente.
- La verdad es que al verle sin la venda que tenía, me he dado cuenta de lo insolente e inmaduro que es, conseguí un par de libros para adiestrar cachorros y perros agresivos, y estoy intentando ponerlos en práctica con él.
Ambas nos reímos ante eso, a Sango parecía que le faltara el aire
- Déjame mirarlos, mis conocimientos de yokais y hanyous podrían ayudar- y así se convirtió en mi cómplice de fechorías. Nos estuvimos riendo juntas, pero sin decirle a los chicos por qué, si Miroku se enteraba se lo diría a Inuyasha, y a Shippo podría escapársele y se iría todo al traste.
- Me alegra verte así, tan feliz, cuando te conocí podía sentir tu alma llena de pureza y alegría, pero vi cómo se apagaba poco a poco.
- Mis sentimientos por Inuyasha me causaron grandes dolores, pero creo que he madurado bastante a diferencia de él. Por lo menos el adiestramiento es efectivo, y con lo despistado que es creo que aún no se ha dado cuenta, la verdad es que cada vez uso menos el collar, aunque el punto más sensible es Koga, cada vez que le ve, se pone agresivo y el entrenamiento se va al carajo.
- Los caninos son muy posesivos, siempre le has consentido esa actitud celosa, deberías pensar en unos límites y hacérselos saber, tal vez a base de golpes contra el suelo, no solo es medio perro, también es medio niño, si le dejas te pasará por encima.
Tras una de sus siguientes visitas tuve una charla profunda y sincera con Inuyasha para que dejara de portarse como un novio celoso cuando no lo era, le dije que era mi decisión y solo MI decisión con quien "emparejarme" y que aunque se preocupara por mí tenía que dejar de comportarse así, si quería seguir peleándose con él era cosa suya, mientras no se dañaran de gravedad y no me metieran a mí como razón, ya que aunque fuéramos amigos él no era mi padre para tener nada que decir.
Creo que lo entendió, por si acaso le avisé de que si volvía a tener esa actitud respecto a Koga o cualquier otro que se acercara a mí de esa forma, si no corría un peligro real y sin mi consentimiento, lo mandaría a hacer un pozo, y me conocía lo suficiente para saber que yo siempre cumplo mis promesas, especialmente las referentes a sentarle.
Por lo que aunque seguía refunfuñando aprendió a comportarse, y desde que rechacé a Koga y le dije que no me interesaba como pareja, ha dejado de molestarle, aunque se siguen peleando, en eso no creo que vaya nunca a cambiar y creo que es su forma de relacionarse, no sé si es algo demoniaco, canino, masculino o alguna mezcla, pero mientras les venga bien no puedo quejarme demasiado.
