LOVE STORY Nº 1: Encuentro en la tercera "base"

Un rayo de sol incidió de lleno sobre su somnoliento rostro. Kazu, todavía enturbiado por el efecto de las embriagadoras bebidas de la noche anterior, desistió en su intento de seguir durmiendo y, derrotado, abrió los ojos. Nada más hacerlo, la creciente claridad de la habitación en la que se encontraba no hizo más que empeorar su terrible dolor de cabeza. Se había despertado tras acudir a una fiesta demasiado animada y hoy sufría las consecuencias; tenía una resaca de campeonato.

Se pasó la mano por su enmarañada melena pelirroja y trató de incorporarse. Al hacerlo, la suave sensación de las sabanas al rozarle el cuerpo le hizo darse cuenta de que estaba completamente desnudo. Sorprendido, se dispuso a salir de la cama para vestirse pero, unos sutiles cosquilleos que algo peludo acababa de hacerle en la pierna, le hicieron detenerse en seco.

Alzó las revueltas sabanas que le cubrían, y la imagen de una femenina forma acurrucada en posición fetal al lado suyo se le quedó grabada en la retina. Esa mujer que se revolvía levemente abandonada en los brazos de Morfeo era Ari, su querida y recién reencontrada hermana, que yacía placidamente también desnuda mientras movía instintivamente su cola sobre el ardiente muslo de Kazu.

-¡¿Pero qué demonios?!-Exclamó este anonadado.

Bajó de nuevo la blanca tela que les cubría y se ruborizó por completo. Se revolvió incomodo y trató con todas sus fuerzas de recordar lo que había pasado ¿Es que acaso acababan de cometer incesto, él y su querida hermana pequeña? No. Eso no podía ser posible.

Desgraciadamente, los nerviosos movimientos del shinigami en la cama consiguieron que Ari, tranquila como había permanecido hasta entonces fruto del sueño y de los efectos del alcohol, se despertara repentinamente. Esta, con el pelo revuelto y sus gatunas orejas alicaídas, dirigió su legañosa mirada hacia su compañero en el lecho.

Tras unos segundos que les sirvieron a ambos para darse cuenta de la magnitud de su error, el haberse revolcado para consumar un acto políticamente incorrecto entre personas que compartían la misma sangre, Kazu y Ari saltaron disparados de la cama y corrieron a taparse con lo que buenamente pudieron.

-T...tu..-Balbuceó Ari con una sabana enroscada alrededor de su cuerpo.

-N...no...-Trató de responderle el chico atándose presto el pantalón de su negro traje.

-¡Aaarrggg!-Gritó la fraternal pareja al unísono al tiempo que emprendían la huída uno por cada lado; Kazu desbocado por la puerta y Ari, desquiciada, por la ventana.

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A escasos metros de allí, desde la copa de un árbol cercano, Kuniko y Ray acababan de ser testigos de todo lo ocurrido.

-¿Ves Kuniko como esa idea tuya de desnudarlos mientras estaban inconscientes para que pensasen que se habían liado no funcionaría?

-¿Pero por qué?-Se quejó defraudada la muchacha.-De todas formas, estoy convencida de que es solo cuestión de tiempo que se produzca esa preciosa historia de amor prohibido entre hermanos.

-Lo dudo mucho después del trauma que les has originado.-Contestó incrédulo Ray.-Lo dudo mucho.