-Ino, ya te he dicho que me puedo cuidar sola- Dijo con una sonrisa cierta pelirrosa.
-¡Pero Sakura! ¿Qué tal si te pasa algo?- Le decía una pelirrubia con cara de preocupación.
-¡Oh vamos! Solo son 2 calles, además no es tan tarde cerda- Contestó su amiga con una sonrisa sincera.
Eran más de las 10 de la noche y Sakura e Ino habían salido en la tarde a tomar un café ya que hacía muchísimo frio pues estaban en pleno invierno, pero el tiempo se les paso volando ya que tenían dos semanas sin verse y querían contar todo lo que habían hecho en estas semanas.
Sakura Haruno, una chica con el pelo rosa, si, rosa, y no era pintado, era un extraño color y ella lo sabía, de niña le había disgustado mucho, por las constantes burlas de sus compañeros, pero la verdad ahora no le molestaba en lo absoluto, pues aprendió a aceptarlo. Tenía sus ojos de color jade, un hermoso color, que combinaba extrañamente con su cabello.
Ino Yamanaka, una esbelta rubia ojos azules, mejor amiga de la pelirrosa desde que eran niñas, Ino siempre defendía a Sakura en el jardín de niños cuando todos la molestaban por el color de su cabellera, gracias a todas esas veces fueron haciéndose grandes amigas, hasta ahora, que Sakura tiene 17 e Ino tiene 18.
-Está bien frentona, pero si te pasa algo lo prometo no me lo perdonaré- Decía Ino con ojos de preocupación.
Sai, el novio de la pelirrubia había quedado de pasar por ellas, pero tuvo un asunto así que no podía llegar temprano, Ino esperaría a su novio, pero si Sakura demoraba más sus padres la matarían, no llevaba suficiente para un taxi y a esa hora no había autobuses.
-Si Ino, que dramática, deberías ser actriz- Decía la ojijade intentando sonar tranquila, aunque a ella le daba algo de miedo irse sola caminando a su casa.
-¡Cállate! Y ya vete que me va a dar más pendiente que te vayas más noche- Dijo su rubia amiga mientras veía lo solo y obscuro que estaban las calles.
-Está bien, prometo llegar y llamarte ¿si? Nos vemos después- Y sin decir más se despidió con un beso en la mejilla y se fue.
Estaban demasiado, demasiado silenciosas las calles y la pelirrosa lo sabía, sentía que algo malo le iba a pasar, su pasos iban cada vez más rápidos y su corazón estaba bastante acelerado, volteaba de derecha a izquierda continuamente, hacia atrás, pero no había nadie, -Debo de tranquilizarme, no hay nadie, solo mi imaginación me está dando una mala jugada- Se decía a si misma intentando fallidamente de darse apoyo. -¡Bien! ¡Solo me queda una calle!- Se dijo con algo de ilusión, podía divisar su casa a lo lejos, ¡Estaba tan cerca! Cuando sintió que le dieron un tirón en el cabello haciéndola caer al frio suelo.
-Esto debe de ser un sueño ¿verdad? ¡No me puede estar pasando esto! ¡No! ¡No! ¡No! –Se decía más que para sí misma, lo murmuraba, lágrimas amenazaban en salir de sus ojos, su corazón iba tan acelerado por el miedo que era más como un zumbido, sus manos temblaban y sentía un profundo miedo cuando miraba a la persona que le hizo eso, intentaba retroceder ayudándose de sus codos y piernas para huir de ahí cuando sintió otro tirón en su cabello rosado, solo que este era para levantarla.
Un hombre de unos cincuenta años, ebrio, se notaba en su olor a cerveza la acorralo contra la pared y le puso una navaja en su cuello.
Ella al sentir el frio metal tocar su nívea piel se puso más nerviosa de lo que ya estaba, las lágrimas salían se sus ojos sin que ella parpadeara, no pedían permiso, solo salían y se perdían en su cuello hasta caer en la fría navaja que sostenía el hombre.
-¡Dame todo lo que tengas!- Le dijo el hombre con tono amenazante pegando aún más la navaja en el cuello de la pelirrosa.
-¿P-porque ha-ace e-esto?- Apenas pudo decir, sus finos labios rosados temblaban por la cercanía, por el miedo de la cercanía del hombre, pero en el fondo se sentía un poco aliviada, solo quería sus pertenencias, o al menos esperaba que solo eso quisiera.
-¡TU CÁLLATE NIÑA ESTÚPIDA! ¡SOLO DAME LO QUE TENGAS!- Le gritó más que furioso, parecían que de sus ojos color miel salían llamas rojas del coraje.
La pelirrosa solo pudo tener fuerzas para mover sus brazos hacia donde estaba su bolso, el cual el hombre le arrebató y empezó a esculcar, encontró maquillaje, una especie de libreta, que solo tenía apuntes o dibujos, se estaba desesperando aquel hombre, si no tenía nada de valor se iba a desquitar con la pelirrosa, siguió buscando hasta que encontró algo de valor, el celular de la chica, sin esperar más la empujó hacia un lado y corrió dejando a la chica en el suelo de nuevo.
No sabía como reaccionar o que hacer, no sabía como dejar de temblar, como dejar de sentir ese nudo en la garganta, esa angustia mezclada con miedo, tragó saliva, era amarga, como el momento que acababa de pasar, sus lagrimas corrían por sus mejillas empapándolas mas de lo que ya estaban, se puso de pie y avanzó hacia su casa con la mirada gacha y el corazón en un zumbido recordando lo que acababa de pasar hace un momento.
Despertó en su recamara, la verdad no sabía como había podido dormir, decidió no llegar haciendo un escándalo, no decirles a sus padres, pues, ya no la dejarían salir con Ino, y eso le afectaría mucho, como eran vacaciones de invierno se despertó a las 9 de la mañana para desayunar, hace el viernes había salido de clases y era la mañana del domingo, su padre entraba más tarde y su madre no trabajaba ese día, eran una familia con dinero, no mucho, pero si vivían bien, una casa en un lugar seguro, bueno, ahora eso estaba en duda después de lo que había vivido la pelirrosa hace poco menos de once horas.
Bajó las escaleras y se encontró con una bella imagen, sus padres desayunando, su madre le servía café a su padre mientras este miraba a su madre con ojos de enamorado, a pesar de llevar dieciocho años de casados parece como si llevaran solo unos días.
-Hola mamá, buenos días- Saludó a su madre con un beso en la mejilla, se dirigió a su padre- Buenos días papá- Lo saludó de la misma manera que a su madre y se sentó en su lugar del comedor, era bastante amplio, para 6 personas, unas grandes sillas café madera que iban acomodadas a lo largo de la mesa.
-¿A qué hora llegaste ayer Sakura?, nos dormimos y no te escuchamos llegar- Le dijo su madre a la pelirrosa con algo de preocupación en su voz.
-Es cierto carillo, tu madre estaba algo preocupada, ¿cierto Tsunade? – Le dijo un peliblanco a su esposa.
-Si cariño, Sakura, por favor avísanos si vas a llegar más tarde de la hora que dices ¿si?- Le dijo Tsunade a Sakura.
-Está bien- Dijo la pelirrosa no dándole mucha importancia y comenzando a comerse un pan con mermelada.
Estaba a punto de levantarse del comedor cuando su madre le dijo
-Cariño, Ino te estuvo llamando toda la mañana, había olvidado decírtelo, no ha llamado pues dejó de insistir cuando le dije que estabas dormida- Dijo la madre de la ojijade.
-Está bien, gracias- Dijo con ganas de gritarle por no haberle dicho antes.
¡Mierda, mierda, mierda! Me he olvidado de Ino por completo!
Y sin esperar más salió corriendo al teléfono a llamarle
Sonó tres veces y la pelirrosa tuvo que alejar el teléfono de su oído para evitar que su tímpano estallara.
-¡Sakura, maldita frentona! ¡Me tenías con el alma en un hilo!- Dijo su rubia amiga, perdón, su histérica amiga al otro lado de la línea.
-Lo siento cerda, pero todo tiene una explicación- Decía la pelirrosa y sin esperar más le comenzó a contar todo lo sucedido, Ino escuchaba atentamente lo que Sakura decía y cuando por fin acabó de contarle Ino habló.
-¡Oh, lo siento tanto Sakura! ¡Debes de poner una denuncia! ¡Yo te dije que esperáramos a Sai!- Decía preocupada la ojiazul.
-Olvídalo Ino, lo bueno que solo fue algo material- Dijo viéndole el lado positivo Sakura.
-Pues en eso tienes razón pero… amm ¡¿cómo le haremos para hablar frentona?! ¡Me tenías gratis en ese número!- Dijo chillando al otro lado de la línea.
-Ni hablar de eso, tendré que comprar uno nuevo y ponerte gratis en ese, lo haré hoy mismo cerda- Decía resignada la pelirrosa.
-Bien, tengo que colgarte, saldré con Sai y me tengo que arreglar- Le dijo la pelirrubia a su amiga con voz de enamorada, Sakura sabía como tenía la cara en ese momento, mirando hacia el techo, con las manos agarradas entre sí a la altura de la barbilla mirando hacia el cielo con la sonrisa de enamorada.
-Está bien, adiós- Dijo para después colgar, y se preguntó ¿Cómo sería estar enamorada? ¿Qué se sentiría despertar pensando en alguien? ¿Cómo se sentiría ilusionarte y con solo un simple "Hola" de esa persona alegrarse el día? No lo sabía, a lo largo de sus 17 años muchos le habían confesado que sentían algo por ella, pero ella simplemente no podía corresponderles y no sabía porque razón.
Estuvo toda la mañana viendo tv, y a las tres se decidió por ir a comprar su celular de una buena vez, les dijo a sus padres que lo había extraviado y sin más tomó un taxi rumbo al centro comercial. Estando en la tienda de móviles escogió uno de su preferencia, no le importaba mucho que fuera bonito, o costoso, con que se pudiera hablar y escuchar música con eso bastaba para ella, solo había modelos recientes por lo que escogió uno muy bueno.
-Quiero este- Le dijo a la proveedora.
-Buena elección señorita- Hizo una pausa- ¿Lo quiere en ese color?- Le preguntó amablemente la joven de no más de treinta años.
-Si-Le dijo y se dijo a si misma ¿Por qué no? Azul turquesa es un color hermoso-
-Bien, ¿desea números gratis?-Le preguntó a la pelirrosa.
-Sí, solo dos- Le dijo el número de su madre-
-Bien y ¿Cómo es el segundo que desea poner?-Le preguntó la proveedora.
-Es 04-8154-25- Y su mente se quedó en blanco ¿El número de Ino terminaba en cuatro y siete o cinco y siete?
-¿Algún problema señorita? –Le preguntó mientras esperaba que le dijera las últimas dos cifras.
-No, no, ninguno las dos cifras restantes son cinco y siete- Dijo segura.
-Muy bien, ya están registrados, tome su móvil- Le dio el móvil- Ya puede llamar a partir de ahora a sus números gratis.
-Gracias- Le dijo Sakura a la proveedora.
-No se pueden cambiar hasta después de dos meses- Le dijo algo seria a la ojijade.
-E-está bien, no se preocupe- Dijo algo temerosa y salió de la tienda.
Fue a una heladería por una paleta, y se le ocurrió llamar a Ino de una vez para avisarle que ya la tenía gratis y tal vez podrían ir al cine como lo hacían meses atrás, supuso que no estaría con Sai todavía pues en la mañana habían quedado de verse.
Sonó tres veces…
-¡Hola!-Dijo alegremente la pelirrosa al notar que su ya amiga le había contestado.
Pero la voz que le contestó no se parecía en nada a la de su amiga…
-Hmp, ¿Hola? ¿Quién eres?- Dijo una voz al otro lado de la línea, era un hombre y eso era seguro, tenía una voz hermosa pero a la vez daba algo de escalofrio.
¡Kami! ¡Puse a un completo extraño en gratis y por dos meses!
Pero lo que ella no sabía era que ese error fue lo mejor que pudo haberle pasado…
